Fue una decisión de alto riesgo, pero finalmente la cosa no pudo salir mejor. A muy pocos músicos de éxito se les ocurriría sacar un álbum acústico de voz, guitarra, teclados y armónica mayormente más otros instrumentos episódicos, garbado con una grabadora de cuatro pistas en la cocina de un domicilio particular con un presupuesto de cuatro perras pero Bruce Springsteen lo hizo en un momento dulce de su carrera - tras el éxito de The River (1980)- y lo que parecía todo un salto al vacío musical en términos comerciales se saldó con un enorme éxito de ventas (Springsteen ya era todo un músico de referencia en el mundo del rock) y lo que es más importante, en un precioso, exuberante, oscuro y entrañable álbum que pese a lo crudo de su producción y lo desnudo de sus temas de folk rock acústico con raíces ha terminado por cotizarse como uno de los mejores LPs de Bruce Springsteen de cuantos ha hecho. Un receso en su ascendente trayectoria como rockero visceral, callejero y con poso poético-romántico, hecho a base de una improvisada mutación en cantautor acústico al más puro estilo americano y con claras influencias en la obra de Woody Guthrie, Leadbelly, Pete Seeger, Phil Ochs y otros legendarios folksters contestatarios estadounidenses. No obstante, en lugar de la canción puramente protesta de sus maestros, en Nebraska el Boss prefirió desviarse por la vertiente de la crónica social- también cultivada por estos- amarga, costumbrista e hiperrealista. En realidad, nada nuevo en la temática anterior y posterior de Springsteen, solo que esta vez todo aparecía sublimado y por lo tanto más trágico, oscuro y dramático con el plus de que muchas de las historias contadas en los diez temas del álbum eran reales: crónicas de asesinos, policías despechados, relaciones familiares difíciles, convictos de la justicia…o simplemente chico de clase baja encuentra a chica ídem en medio de una América decadente y empobrecida. La crónica de la otra América a principios de los años 80, que en cierto modo no difería demasiado de lo que los bardos estadounidenses de los 50 o 60 narraban.
Bruce en realidad concibió las canciones de este álbum para un nuevo disco con la E Street Band de temática social y naturalista y escorado a la canción de autor, pero las maquetas que él solito iba grabando en la cocina de su casa junto al ingeniero de sonido Mike Batlin resultaban unas grabaciones con un sonido acústico y desnudo (la base instrumental de este álbum es la guitarra acústica) enormemente adecuado a la naturaleza del proyecto, que quedaba ideal como un LP folk rock y así fue como nació Nebraska. Aunque el tono de balada o medio tiempo es el que predomina en el álbum también hay temas de inspiración en el rock and roll clásico ejecutados de manera acústica y sin rítmica (en todo el disco no hay ni batería, ni bajo, ni instrumentos eléctricos); así mismo el tono dramático y oscuro de los temas más lentos se combina con la temática algo más optimista de piezas como Open All Night aunque también hay amarga ironía en temas como Johnny 99, en el que una suerte de rockabilly acústico da cobertura a la estrafalaria historia de un convicto por homicidio que prefiere ser ejecutado a pasar los 99 años de la condena a la que había sido sentenciado. Los fuera de la ley vistos desde una perspectiva de introspección abundan en todo el disco, como en el tema que le da título, sobra la historia real de una pareja de asesinos adolescentes de los años 50 o Atlantic City, el tema más célebre del álbum. Mientras que la estremecedora canción Nebraska muestra cierta influencia del folk histórico americano onda Guthrie con algún ramalazo Dylaniano (al fin de cuentas es un trema de guitarra y armónica), Atlantic City, no menos vibrante, evidencia una génesis eléctrica (no en vano Sprinsteen la ha interpretado con toda la E Street en varias giras posteriores) con su ritmo marcado, su estribillo poderoso y afectado y esos robustos juegos de guitarra acústica y mandolina cubriendo el solo de armónica; uno de los mejores temas del Boss de siempre.
Highway Patrolman es otro de los temas más emotivos del álbum, la historia de dos hermanos cada uno en diferentes lados de la ley que llevan el amor fraternal a sus últimas consecuencias, con un tono melódico y emocionante. Como también es emocionante Mansion on the Hill, otro de los temas del álbum mas interpretados en directo por Bruce, un canto nostálgico de delicada fuerza folkster. State Trooper es otro de los temas con cadencia más rockista (entre sureña y blues rock) con crescendos melodramáticos y Reason to Believe, la canción que cierra el disco, sube el ritmo en un tema de amarga ironía. Bruce Springsteen jamás fue tan cantautor, directo y pesimista como en Nebraska pero que duda cabe que este álbum contribuyó decisivamente a la maduración musical, temática y personal del de New Jersey. Los temas de Nebraska, pese a no ser tan populares como los de otros de sus álbumes, continuaron figurando en bastantes de sus conciertos, ya bien en su formato original acústico como en revisiones eléctricas (el caso de Atlantic City, el más notable). La revalorización del disco desde la década de los 90 propició el autorredescubrimeinto del propio Springsteen en su faceta de cantautor americano y así vieron la luz trabajos más que interesantes en una onda similar de “trovador acústico del otro lado del sueño americano” como The Ghost of Tom Joad (1995) o de un tono más discreto como Diamonds & Dust (2005). No obstante, inmediatamente después de Nebraska, Bruce volvió por sus fueros rockistas más visceral que nunca y tocó el cielo con Born in The USA (1984), pero ya contaremos próximamente esa historia.
FICHA TÉCNICA
Géneros: Cantautor, Folk Rock
Publicación: septiembre 1982
Sello original: Columbia
Producción: Bruce Springsteen (no acreditado)
Duración: 40:50
Músicos:
Bruce Springsteen: voz, guitarra, harmónica, mandolina, xilófono, órgano, percusión
Track listing
1- Nebraska
2- Atlantic City
3- Mansion on the Hill
4- Johnny 99
5- Highway Patrolman
6- State Trooper
7- Used Cars
8- Open All Night
9- My Father´s House
10- Reason to Believe