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Destinada
a ser comercialmente la película del verano, Ted ya es la comedia más taquillera del año en EEUU y parece que va
a repetir éxito por estos lares gracias a una fórmula últimamente infalible
como es la de preparar un coctel de humor gamberro y grueso e incorrección
política y ya de paso añadir algún guiño comercial como es en este caso el
recurso a una premisa fantástica. Este filme parece seguir la estela de Algo pasa con Mary (lenguaje soez, escenas
un tanto esperpénticas, slapstick alocado, tono un poco pasado de vueltas) con
un humor, eso sí algo, más inteligente además de un descacharrante y
deslenguado oso de peluche parlante y viviente como personaje principal que
resulta lo más divertido dentro de un filme entretenido y refrescantemente
gamberro pero demasiado de sal gruesa y con un humor a veces populachero y
tontaina que ensombrece algunas logradas bromas cinéfilas y momentos
ingeniosos. Seth MacFarlane, creador de célebres series televisivas de
animación para el público adulto como las transgresoras y divertidas Family Guy (Padre de Familia) o American
Dad debuta en un largometraje de imagen real siendo en este momento el
director y productor mejor pagado de la televisión. McFarlane, provocador
vocacional y último apóstol de lo políticamente incorrecto para todos los
públicos no ha hecho más que aplicar las premisas de sus cartoons a actores de carne y hueso con todas las señas de identidad vistas en sus divertidas series,
pero el cambio de medio no ha sido demasiado agradecido.
La
película es la (increíble) historia de amistada entre John Bennet (un Mark
Wahlberg
Forzadísimo)
un hombre de 35 años holgazán, inmaduro, fumeta y con pocas aspiraciones
profesionales y Ted, el osito de peluche que le regalaron cuando tenía 8 años
(con la voz de el propio Seth MacFarlane en la versión original y la de Santi
Millán en el doblaje al castellano) y que cobró vida gracias a un deseo
pronunciado ante una estrella fugaz. Ted, que llega a ser toda una celebridad
gracias a su inusual condición, madura conforme su amigo Johnlo hace también y
en su “edad adulta” convierte en un peluche obsceno, desordenado, malablado,
embustero y aficionado a las putas y a la marihuana al tiempo que continua
siendo el mejor amigo de John, en cuya amistad solo parece interponerse Lori
(Mila Kunis), la sufrida novia de este. Gags con estructura casi de sketch
independiente, golpes escatológicos y momentos de un humor más bien basto
conviven con algún momento de lucidez humorística y de elaborado ingenio, pero
una historia facilona, previsible y con una estructura casi infantil que
evidencia sus intenciones comerciales (los momentos más ternuristas no se sabe
como tomarlos) no consigue hacer una buena comedia, más allá de su (supuesto)
atrevimiento al escorarse a lo políticamente incorrecto dentro del cine
comercial americano (especialmente en lo tocante al sexo). Y es que además, el
oso Ted de marras recuerda horrores a otro animal antropomorfo del séptimo arte
de similares características, Fritz el gato (Fritz the Cat, 1972 de Ralph Bakshi)
El
doblaje al castellano no es muy afortunado al introducir elementos de la
cultura española por aquello de provocar la risotada entre el público mediante
guiños reconocibles: al final el efecto es totalmente estrambótico. Por otra
parte, resultan curiosos ciertos guiños como la inclusión de actores y
cantantes famosos interpretándose a ellos mismos o el divertido homenaje a la
película Flash Gordon (1980) de Mike
Hodges con cameo incluido de su protagonista, Sam T.Jones. Ted no es ninguna maravilla pero posiblemente hará unas taquillas
una vez el boca a boca se ponga en marcha, sin duda el método más efectivo para
que un film mediocre se convierta en un superéxito.