jueves, abril 15, 2021

OTRA RONDA (DRUK)

 


**** y 1/2

Un planteamiento enormemente inteligente y perfectamente matizado, algo que se suele echar en falta en muchos filmes, es lo que convierte a esta película en una obra sublime. Galardonada en diversos premios y festivales (incluyendo nominaciones a los Oscar 2020 a mejor película en lengua extranjera y mejor dirección), esta cinta danesa dirigida por el hábil Thomas Vinterberg que ya sorprendió internacionalmente con La Caza (2012) es un maquiavélico pero gratificante ejercicio de disfrazar de comedia a un drama cruel y descarnado que termina conmoviendo e incomodando al espectador gracias al manejo magistral de la emocionalidad llevada al extremo más amargo pero antes pasando por una montaña rusa de sensaciones que refleja excelentemente los efectos (en todos sus matices) del tema central de la historia: el consumo de alcohol, con todas sus consecuencias sociales y personales. Desde un planteamiento tanto sociológico como sobre todo psicológico Drunk evoluciona como historia hasta llegar a una catarsis que de algún modo trata de espejar todo el proceso del rito del beber en el individuo y su influencia en las relaciones sociales y la percepción de la realidad. Es por ello que el filme termina teniendo un poso antropológico e incluso filosófico que no hace otra cosa que poner de manifiesto que el ser humano no tiene remedio.    

Vinterberg consigue llevar a buen puerto una película más ambiciosa de lo que parece en un principio gracias sobre todo al excelente trabajo de su reparto, encabezado por ese grandísimo y camaleónico actor que es Mads Mikkelsen quien realiza una sobrecogedora interpretación interpretando a Martin, un profesor de instituto en una situación personal no muy óptima que tratando de huir del malestar familiar y profesional y alcanzar una felicidad que le es esquiva termina cayendo a los infiernos a causa de un experimento fallido: ese experimento es compartido por otros tres colegas de la enseñanza secundaria, cada uno con situaciones personales diferentes, y no es otro que el de beber alcohol todos los días a niveles altos de tasa de alcoholemia convencidos de que esto les hará ser más dichosos y eficaces. Lo que en unos primeros compases del filme se nos muestra como comedia (incluyendo unos personajes que pueden resultar hasta simpáticos) pronto tornará en otra cosa. Martin, un profesor de Historia mediocre puesto en cuestión por sus propios alumnos y con una vida conyugal que hace aguas cree haber encontrado en el alcohol la solución pero su propia persona, entre el descreimiento, las ganas de mandar todo a la porra, la euforia y el miedo, termina siendo una doble víctima de ese juego y de su propia contradictoria personalidad, que parece que no logra huir de una especie de odio a si mismo. Los otros tres docentes no tendrán mucha mejor suerte en cuanto que vidas idílicas como al de Nikolaj (Magnus Milang) se quebrarán tan abrupta como absurdamente.

Con un manejo de los tiempos eficaz y sublime y un estilo narrativo sin florituras pero imponente y fluido, a Druk le ha faltado poco para llegar a la obra maestra; tal vez se echa en falta el desarrollo de algunos de los personajes a parte del de Martin de los que podríamos saber mucho más. Con todo, estamos ante una gran película que ayuda a pensar en ciertos aspectos de la condición humana y que sobre todo colma convence y mucho a los amantes al buen cine.          

domingo, abril 11, 2021

EL HORIZONTE (LE MILIEU DE L'HORIZON)

 


 

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Interesante muestra del cine suizo en nuestras pantallas con esta pequeña producción que partiendo del drama familiar y de la crónica de maduración nos presenta una película a ratos sugestiva pero enormemente irregular. Vista a través de los ojos de un adolescente, el filme consigue llevar a buen puerto la expresión de los sentimientos de un quinceañero literalmente al borde del colapso en un entorno casi pesadillesco para él que le hace replantearse su visión de la vida y la del mundo de los adultos al tiempo que la relación con su familia, especialmente con su madre, comienza a resquebrajarse; no obstante y pese al esfuerzo del guión por mantener diferentes tonos narrativos y equilibrar diferentes historias entrecruzadas, la película carece de emocionalidad y de un tono convincente con muchas situaciones bien planteadas pero prácticamente no resueltas o concluidas de una manera deficiente.

Situada en un verano de 1976 en una comunidad rural suiza, el joven Gus (Luc Bruchez) trata de pasar lo mejor que puede un verano de sequía mientras ayuda en la granja avícola de sus padres, pero el intenso calor amenaza con matar a los pollos criados y poner en la ruina a la familia. Por si fuera poco, la unidad familiar del chaval parece resquebrajarse por la actitud de la madre, Nicole (Laetitia Casta) quien acogotada por los problemas y por un marido posesivo y poco dialogante está dispuesta a liberalizarse y mantener una relación sentimental con una amiga ante el estupor de Gus. Aunque los mimbres de la historia resultan atractivos y con potencialidad, ciertamente no se consigue gran cosa salvo momentos puntuales, en los que destaca el buen hacer del jovencísimo Bruchez,, todo un descubrimiento, y una Laetitia Casta voluntariosa y que sabe sacar jugo a su contradictorio personaje