martes, junio 15, 2021

UNO DE NOSOTROS (LET HIM GO)

 

 

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Ha sido una agradable sorpresa la que ha producido este drama familiar con inequívocos elementos de western basado en una novela de Larry Watson a la que Thomas Bezucha adapta siguiendo clasicistas patrones de John Ford o de William A. Wellman sin obviar hallazgos más contemporáneos y eclécticos de David Fincher o Ang Lee. Aunque se trata principalmente de una historia de lucha sin cuartel por el amor a un ser querido (un nieto) es también una crónica de odios, injusticias y de actitudes humanas ruines y mezquinas en su estadío más estremecedoramente siniestro. El drama basado en sentimientos de angustia da paso a una violencia típica de western manera casi inesperada pero en ningún momento la enorme solidez y coherencia de la historia sufre desgarro alguno. El buen hacer de su pareja protagonista, el ya veterano Kevin Costner y la injustamente infravalorada Diane Lane, eleva la película a cotas altas con excelentes momentos por parte de ambos intérpretes otorgando una total credibilidad a la madura pareja de granjeros que encarnan, unos abuelos coraje dispuestos a cualquier cosa con tal de recuperar a su pequeño nieto que ha sudo casi literalmente robado.

Ambientada en los años 60 del siglo XX, los Blackledge ven como Lorna, la viuda de su hijo y madre de su nieto de tres años Jimmy, se casa por segunda vez con un joven que no tardará en maltratar física y verbalmente a ambos. Las cosas se complican cuando el nuevo matrimonio con el niño abandonan sin avisar Montana y se trasladan a Dakota Norte con la familia del marido. La decidida Margaret (Diane Lane) aterrada ante la posibilidad de que el niño este sufriendo daño y que no puedan verle jamás convence a su a su marido el bondadoso sheriff jubilado George (Costner) de ir en busca de Lorna y Jimmy. Una vez en Dakota y en cuanto encuentran a la conflictiva e inquietante familia Weboy comprenderán que las cosas no solo son difíciles sino que pueden ser muy peligrosas.  

La puesta en escena de un variopinto muestrario de sentimientos (angustia, tristeza, ira, envidida, miedo, desprecio, desesperación) debe mucho a la más alta escuela del drama (y es que además existe cierto enfoque shakespeariano en la historia)  pero resulta evidente que todo ello está mediatizado por las conceptualizaciones propias del western dando como resultado un filme que hará las delicias de los espectadores más cinefilamente exigentes. El proceso mediante el cual un apacible matrimonio jubilado se convierte en una pareja de luchadores dispuestos a todo es verdaderamente convincente y espectacular, dejando más espacio al intimismo y a la efectividad narrativa que a la épica más predecible.  Y es que gracias a este  oportuno tipo de mutaciones y transposiciones temáticas y estilísticas, el western sigue vivo y puede seguir pariendo excelentes filmes como este