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El mundo de los sordos vuelve a aparecer en el celuloide con la seriedad y dignidad debidas cuando se pretende hacer una buena película que además refleje la realidad de las personas sordas. Hay muchos ejemplos, pero no demasiados en el cine español, en este sentido esta Sorda constituye una oportunidad muy bien aprovechada para recordarnos a los espectadores ibéricos- casi siempre oyentes- la situación de estas personas y las (muchísimas) dificultades de su vida, poniendo en este caso énfasis en la vivencia sorda desde la perspectiva femenina y desde la maternidad. Si, esta es una película sobre el hecho vitalmente cambiante de tener descendencia por primera vez (tanto para el padre como para la madre) además de versar en la temática antes reseñada, lo cual le obliga a ser un testimonio más o menos complejo y matizado, algo que este filme cumple con creces aunque sin estridencias. La realizadora murciana Eva Libertad debuta en el largometraje con este filme, versión aumentada de un corto que rodó en 2021 haciendo un interesante trabajo. Como actriz protagonista, su hermana Miriam Garlo, sorda desde la infancia – no en el grado de su papel- quien realiza un trabajo de quilates en un film muy honesto, realista y agradable en su costumbrismo dramático con mensaje.
Ángela, una mujer sorda de cerca de 40 años casada con un oyente, Héctor (Álvaro Cervantes) vive feliz su matrimonio, sus amigos (en su mayoría sordos también) y su trabajo equilibrando su condición de no oyente en un mundo de personas oyentes principalmente con la ayuda de Héctor, quien entre otras cosas comprende y esta integrado en el mundo de silencio de Ángela y domina la lengua de signos. El inesperado embarazo de la pareja, que dará fruto a la pequeña Ona, empieza a cambiarlo todo: a la incertidumbre de cualquier mujer ante la maternidad se una la preocupación de la joven por su propio futuro, el de la niña- que resulta ser oyente- y el de su relación, ya que al ser ahora dos personas que oyen en la familia se abre una grieta que Ángela jamás pensó que se abriría y a partir del momento empezará a tomar especial consciencia de su condición. Con diálogos hablados, lenguaje de signos, subtítulos en toda la película y unos minutos finales bajo el punto de vista auditivo de su protagonista, esta película se esfuerza y logra en ser especial y consigue una historia cercana pero con todas las peculiaridades de estar centrada en un colectivo determinado y por desgracia con poca atención por parte de la sociedad, cumple su función y lo hace con un atractivo y sensible trabajo que no debería pasar desapercibido en cartelera..