sábado, enero 28, 2023

LA BALLENA (THE WHALE)

 


*****  

Está en boca de todo el mundo: Brendan Fraser merece un Oscar a mejor actor por su interpretación en este magnífico drama psicológico intimista basado en una obra teatral de Samuel D. Hunter: un papel difícil y que lleva e todo el peso de la película (nunca mejor dicho, ya que se trata de un obeso mórbido) y con el que Frase, actor relegado y olvidado en los últimos años, se reivindica como un gran intérprete. Además, esta es la mejor película hasta el momento del  su director Darren Aronofsky, un realizador a veces pretencioso y sobrecargado tanto en lo visual como en lo conceptual que sin embargo con este filme, un trabajo escueto y contenido por su evidente origen teatral aunque también provisto de (inteligentes) metáforas y un poso simbólico, demuestra su verdadera habilidad como cineasta. Y es que The Whale es una gran película, de a veces desagradable visión por algunas de sus imágenes -generalmente las relativas al personaje de Charlie-  y por lo áspero de muchas de sus realistas situaciones, pero un sensacional drama puro y duro que a través de la historia de la decadencia de un hombre desesperado y en declive físico y mental que tan sólo espera la muerte nos muestra la volatilidad de la condición humana y de sus carencias y como lo peor y lo mejor de cada uno sale a la luz ante situaciones límite en medio de una lucha encarnizada donde no se sabe si puede ganar o la sombra o la luz. Las relaciones familiares difíciles, la mala influencia del fanatismo, la autorrealización y sus trabas y la búsqueda de objetivos vitales son los otros temas de la película, abordados de una forma mucho más que correcta

La película no pretende que el espectador empatice plenamente (o al menos desde el principio) con Charlie, un profesor universitario de unos 50 años cuya obesidad- en aumento desde que se divorció ocho años atrás- le ha convertido en un enfermo terminal que ya no espera nada de una vida que cree fracasada y en donde el solo ha percibido decisiones equivocadas, más bien desea que su situación lleve a la reflexión sobre todo a lo el filme que se acerca temáticamente y que ha condicionado la existencia del protagonista: sólo así se logra entenderlo y se logra comprender el alcance de la finalidad de la película. Las escasas relaciones personales de Charlie, todas ellas complicadas por su causa,  son el motor que va moviendo el transcurso del relato y estas incluyen a su único apoyo, su amiga la enfermera Liz (Hong Chau, un descubrimiento), una mujer que apenas puede seguir aguantando la falta de cuidado personal de Charlie y su dejadez; su hija adolescente Ellie (Sadie Sink, otro descubrimiento) que vuelve a él tras ocho años que le reprocha el haberse aparentemente desentendido de ella; Thomas (Ty Simpkins, otra sorpresa más y van) un joven misionero cristiano que llega a la casa de Charlie y se involucra inesperadamente en vida y su ex mujer Mary (Samantha Morton), además de un repartidor de comida rápida que nunca le ve y los alumnos de sus clases de literatura on line a los que también oculta su apariencia desconectando su Webcam. El drama familiar y sobre todo el pasado amoroso de Charlie con la relación con un ex alumno (que rompió su matrimonio) cuyo recuerdo se revive de forma inesperada son las piedras de toque que añaden la hondura dramática catárquica de la historia y configuran el complejo panorama interno del protagonista, un ser al que el infortunio y los errores le han convertido en un monstruo, físicamente pero tal vez no tanto moralmente.

Es de mencionar el extraordinario trabajo con la caracterización y el maquillaje protésicos que luce Brendan Fraser, quien se maneja además con notable desparpajo en su aparatoso disfraz dando siempre la impresión de que se trata en realidad de un hombre gordo. También muy de recibo sus citas e inspiración literarias (provenientes de la condición de profesor de literatura de Charle) que abracan a Herman Melville (la ballena Moby Dick, efectivamente, funciona  como un símbolo) o Walt Whitman. Todo funciona como un mecanismo de relojería en  una película que es de lo mejor del año 2023.  

domingo, enero 22, 2023

HOLY SPIDER

 

****  y 1/2

Es espectacularmente sorprendente lo bien que ha funcionado la mezcla entre el noir policial, la crónica social de actualidad y el slasher en una película basada en un hecho real cuyo escenario, el Irán de 2001, tiene sus peculiares e individuales características que hacen que cualquier historia allí desarrollada sea a la fuerza algo diferente a lo que se acostumbra a ver en cualquier filme más o menos realista ambientado en otras latitudes occidentales. Holy Spider, producción danesa con participación de otros países europeos dirigida por el realizador iraní afincado en Dinamarca Ali Abassi es principalmente una película que trata de reflejar una visión que jamás se habría podido dar en el cine del país persa por sus restricciones y la censura provenientes de sus condición de república islámica y aunque casi todo su reparto además de su director sean iraníes, por ello es una curiosa rara avis que nos acerca a una crítica a la situación del país del oriente medio - aunque este no sea un filme político- con su cierto trasfondo social por parte de un director natural de allí que no duda en utilizar la intriga, el thriller y la crónica de serial killers para llevar a cabo su fin de denuncia, en el que también se percibe un cierto pesimismo antropológico de carácter más global. Por supuesto, el filme, rodado en Jordania, ha sido prohibido en Irán pero sigue su carrera de premios tras haber recibido su protagonista, la actriz iraní nacionalizada francesa Zar Amir Ebrahimi el premio en Cannes a mejor actriz aspirando ahora a la nominación a mejor película internacional en los Oscar representando a Dinamarca. Opciones tiene y muchas, y es que Holy Spider es una película atrayente y sólida pese a la crudeza de su tema y a lo impactante de muchas de sus escenas

La historia nos narra una oscura crónica de sucesos acaecida en la ciudad de Mashhad en donde un misterioso asesino ejecuta durante varias noches a varias prostitutas de la ciudad y es llamado por la prensa “la araña”. Desde el principio del filme conocemos la identidad del aparente psicópata Saeed Hanaei (Mehdi Bajestani), un constructor veterano ex combatiente de mediana edad y padre de familia que quiere librar la localidad de “mujeres impuras” en una especie de Yihad moral particular. Una joven periodista, Arezoo Rahimi (Ebrahimi), pretende llegar hasta el fondo de la cuestión en un entorno de policía corrupta y escasa colaboración de una ciudadanía atenazada por el miedo a diferentes niveles (moral, social, político y religioso). La investigación requerirá enormes sacrificios por parte de la periodista que además ve como la condición de mujer en aquel país es otro gran impedimento para poder lograr algo y sobre todo para actuar con libertad. Si bien es cierto que la película recurre a tropos del thriller convencional y utiliza algún efectismo occidental sobre todo en los aspectos más truculentos de los crímenes, el manejo de la narración y la evolución de los dos personajes principales y su forzada interrelación son sencillamente magistrales y propios de cineastas con gran talento. Aquí lógicamente no es saber quién es el asesino sino las causas y las consecuencias (psicológicas, sociopolíticas) de todo lo que ha llevado a esta historia llegando a conclusiones que revelan el verdadero propósito de esta película.

Holy Spider  no logra ocultar que es en realidad de una producción europea no solo por el hecho de cómo trata el cine negro (es más bien thriller nórdico, claro) sino por la sinceridad y el alcance de su denuncia, que llega a terrenos como el de la idolatría social a ciertos delincuentes y la fascinación por el mal (todo lo relacionado con la familia del asesino resulta inquietante, especialmente en los compases finales). Su fotografía realista e intencionalmente sórdida en las escenas nocturnas otorga un punto de desasosiego muy adecuado para historias de este tipo, al tiempo que su violencia muchas veces gráfica y lo desagradable de muchas escenas no necesariamente sanguinolentas pueden hacer que este no sea un filme plato para todos los gustos (también hay escenas de sexo sorprendentemente muy gráficas).  Pero merece la pena y mucho esta película, una de las sorpresas del pasado 2022.