sábado, diciembre 25, 2021

WEST SIDE STORY

 

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Hacer un remake de un clásico de Hollywood no es precisamente sinónimo de originalidad pero si que resulta en todos los sentidos todo un riesgo, como en el que se ha embarcado un veterano de aureola cuasi legendaria como es Steven Spielberg al llevar a cabo una nueva adaptación de West Side Story, la célebre obra musical de Leonard Bernstein (música), Stephen Sondheim (letras), Arthur Laurents (libreto) y Jerome Robbins (coreografía). Aquella historia de amor imposible inspirada en Romeo y Julieta  enmarcada en los conflictivos barrios marginales de la Nueva York de finales de los 50 con las luchas de bandas juveniles de fondo la verdad es que ha envejecido muy bien con su por entonces innovador trasfondo social (más allá de la edulcorada historia de amor) y aunque sus canciones -la mayoría se han convertidos en auténticos standards atemporales en el mundo de la música-  puede que hoy en día suenen algo pastelosas: Spielberg, sin en realidad ofrecer innovaciones de calado, ha conseguido una nueva versión de la obra de 1957 que conecta perfectamente con la sensibilidad actual y que consigue superar el concepto de remake ya que toma lo menos posible como referencia a la mítica versión cinematográfica de 1961 dirigida por Robert Wise y el propio Jerome Robbins y consigue dotar a la cinta de su impronta de gran cineasta con un vistoso y cuidado espectáculo en donde se consigue un perfecto equilibrio entre la historia, la música, las canciones, los bailes, la puesta en escena y las interpretaciones. ¿Es superior a la versión clásica? Puede que no, pero eso no resta los méritos de un filme con bastantes excelencias. Spielberg por cierto ha hecho su debut en el musical en medio siglo de carrera.  

El reparto como puede deducirse está lleno de caras jóvenes y casi desconocidas pero llenas de talento en un filme donde se precisa en casi todos los intérpretes actuar, cantar y hasta bailar. Por supuesto, se han corregido errores pretéritos: se ha contado en esta ocasión con actores de origen hispano auténticos en lugar de maquillar de oscuro a caucásicos tal y como se hizo en el filme de 1961 y sus dos actores principales Ansel Egort (Tony) y la debutante Rachel Zegler (María) cantan con sus voces al contrario que hicieron Richard Beymer y Natalie Wood, los cuales fueron doblados en sus canciones. Y la historia de rivalidad entre la banda de los jets blancos por un lado y los sharks puertorriqueños por otro con los dos miembros de sus comunidades Tony (cofundador de los jets tratando de reformarse)  y María (hermana de Bernardo, jefe de los sharks) locamente enamorados sin resultar en absoluto manida ni viejuna florece gracias a un estilo narrativo que trata de alejarse esta vez de los convencionalismos teatrales (incluso los del cine musical) para ofrecer una historia más bien escorada al drama social (la eterna lucha interétnica y las dificultades por salir de la marginalidad) y por que no al thriller. En ese sentido, la adaptación del libreto original por parte de Tony Kushner es excelente.

Además de las estupendas intervenciones de Egort y Zegler, cabe destacar dentro del extenso reparto a Ariana DeBose como Anita en una interpretación llena de fuerza latinoamericana en diferentes registros y a David Álvarez como un Bernardo más perfilado que en otras versiones; por el contrario Mike Faist, el nuevo Riff, sólo llega a convencer parcialmente. Que no se nos olvide que aquí se encuentra también la incombustible Rita Moreno, la Anita de la película de Wise, que a sus increíbles 90 años da vida a un personaje nuevo, Valentina, una anciana que simboliza la voz de la sensatez para todos los personajes en sus situaciones y que además entona la emblemática Somewhere. Tampoco debe pasarse por alto un cuidado y logrado doblaje al castellano con actores caribeños doblando a los shraks y demás hispanos. Puede que algunas revisiones resulten un tanto forzadas -sobre todo en lo concerniente a determinados personajes- y que la sucesión de números musicales no sea del gusto de todo el público, pero este nuevo West Side Story es de lo mejor estrenado en los últimos meses. De nuevo, medallita para el gran Steven Spielberg.

lunes, diciembre 20, 2021

LA VIDA ERA ESO

 

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Un debut prometedor y con mérito por lo arriesgado de su propuesta. Resulta gratificante que nuevos cineastas españoles como David Martín de los Santos opten por dramas de carácter intimista tan peculiarmente construidos y presentados para darse a conocer y que además dicho trabajo sea una buena película. La Vida era Eso, una reflexión sobre los estragos del paso del tiempo y la búsqueda de una finalidad en la vida  en cualquier época de la existencia (con el mensaje de que para eso nunca es demasiado tarde), es una obra emotiva y con vocación de llevar a la reflexión que  se vale de muy interesantes recursos cinematográficos y narrativos. Empleando significativas elipsis que dividen la historia en dos actos y una deliberada parquedad estilística y en los diálogos, el filme cuenta  la casi iniciática (aunque tardía, por supuesto) vivencia de su protagonista, María (Petra Martínez), una septuagenaria que decide por su cuenta y riesgo emprender un largo viaje como ofrenda a su nueva amiga recién fallecida, la veinteañera Verónica (Anna Castillo): un encuentro entre dos mujeres completamente diferentes que antes y después de la muerte de Verónica marcará la percepción de la vida de María de manera drástica.

Las dos actrices llevan totalmente el peso de la historia (Anna Castillo sólo en la primera parte) y las dos están espléndidas como dos seres al principio desubicados en un país que no es el natal (el principio de la historia se desarrolla en Bélgica), la madura con una vida familiar aparentemente feliz pero sin alicientes en su condición de emigrante y la muchacha huyendo de una serie de situaciones desesperantes con cierto afán impulsivo juvenil. Su encuentro casual y la posterior muerte de Verónica establecerán un inesperado vínculo en el que María tomará la decisión de hacerse cargo del destino de la joven viajando a Almería, lugar donde ella residía, sin apenas información sobre ella o su familia y viviendo allí un inesperado encuentro con ella misma. Es la parte desarrollada en Andalucía la más sorprendente de todo el filme y en donde la luz y la atmósfera del lugar impregnan en la imagen y en el desarrollo de la historia un curioso toque entre el drama europeo, Wim Wenders y el spaghetti western. A todo ello ayuda el estupendo trabajo de la veterana pero no muy conocida Petra Martínez, que echa el resto en su complejo papel. Es posible que esta película tenga altibajos y deficiencias en su transcurrir, pero resulta un trabajo dentro de su modestia  francamente sugerente.

viernes, diciembre 10, 2021

CAZAFANTASMAS. MAS ALLÁ (GHOSTBUSTERS. AFTERLIFE)

 

* y 1/2

La nostalgia fácil y la mercadotecnia excesiva ha malogrado un esforzado (y comercial, claro) intento por retomar la franquicia Cazafantasmas para la gran pantalla convirtiendo a esta tardía tercera entrega de la saga que se inició en 1984 y continuó en 1989 en un producto totalmente predecible y sin relieve. Aquel bombazo de taquilla a mediados de los 80 cautivó a una generación de jóvenes espectadores con su efectiva aunque maquiavélica mezcla de comedia disparatada y fantasía sobrenatural y su recuperación casi cuarenta años después del primer Ghostbusters dirigido por Ivan Reitman visto el resultado se antoja un ejercicio más bien orientado a los fans históricos de la saga ofreciendo todo lo que se espera aunque eso si con un planteamiento que trata de conectar con una nueva generación de espectadores habituados a la épica fantástica grandilocuente que impera en gran parte del entretenimiento de ficción actual, incluyendo nuevos protagonistas en edad preadolescente y adolescente algo que en teoría debería suponer un giro de cierto calado en cuanto al target habitual de público de estas cintas (aunque es cierto que los productos de la franquicia  Cazafantasmas en los 80 y 90 iban dirigidos a ese público), pero en realidad Ghostbusters Afterlife termina siendo un mero pastiche del universo Cazafantasmas con calcos argumentales del filme de 1984 que lo acercan a una especie de remake inconfeso. Jason Reitman, hijo de Ivan Reitman y hasta el momento con una interesante filmografía concomitante con el cine independiente, parecía el director natural para una película que debía acercar aquel totem del entretenimiento de finales del siglo XX (no olvidemos que dio lugar a series de animación y varios videojuegos) a un nuevo público, pero lejos de mostrar su capacidad como realizador se limita a firmar una cinta comercial del montón.

Con un guión irregular y con muchos agujeros la película pese a todo resulta en algunos momentos entretenida y en sus compases finales hay momentos de acción y adrenalina muy bien resueltos, pero la película no termina de encontrar su tono. No resulta coherente que con un planteamiento (aún más) infantil que las anteriores entregas aquí haya momentos incluso más terroríficos que en aquellas que no resultan aptos para los espectadores más jóvenes, como tampoco tiene justificación el que en su resolución sea un total deja vu del filme de 1984 y que un insólito elemento melodramático en esta serie se desarrolle tan torpe y previsiblemente. Reitman Jr. Eso si muestra también habilidades como director de películas de acción pero a penas hay rastro del socialmente irónico director que es. La jovencísima Mckenna Grace, que encara un rol protagonista, es la verdadera sorpresa de este filme como Phoebe, una cría de 12 años que junto con su madre Callie (Carrie Coon) y su hermano de 15 años Trevor (Finn Wolfhard) encaran en su nueva vida en una granja de Oklahoma elreto de continuar el legado de su padre y abuelo Egon Splegler, uno de los cazafantasmas originales, fallecido en extrañas circunstancias y que parecía tener para la pequeña una importante misión en el nuevo pueblo. Unos nuevos cazafantasmas teen- que además de los hermanos Sengler incluyen a un niño friki apodado Podcast (Logan Kim) y a Lucky (Celeste  O  Connor) una guapa quiceañera interés amoroso de Trevor-   entraran en acción ante una cruenta amenaza sobrenatural con los míticos bártulos de los Ghostbusters rescatados para la ocasión y en ese momento volvemos a la primera película pero con un sentido del amor más ramplón aunque con espectaculares efectos especiales. Estando Ivan Reitman involucrado como productor era esperable que los supervivientes del cast original hiciesen acto de presencia y así ha sido y podemos disfrutar del retorno de Bill Murray, Dan Ayckroyd y Ernie Hudson como los disparatados parapsicólogos en uno de los momentos cumbre de un filme lastrado por su propio afán de contentar al fandom.  

domingo, diciembre 05, 2021

EL AMOR EN SU LUGAR (LOVE GETS A ROOM)

 


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El cine español puede salirse de sus fronteras si lo que se pretende es llevar a cabo una historia universalista -ambientada o no en un lugar diferente a la península ibérica- una práctica que otras filmografías europeas han efectuado (por no hablar de las norteamericanas) y que puade dar lugar a grandes películas. Y por fortuna este ha sido el caso la nueva película de Rodrigo Cortés, aquel director que sorprendió con Buried (2007) y que desde entonces con un pie en Hollywood solo había ofrecido productos más bien rutinarios que no hacían justicia a lo prometido en Buried. Cortés ha hecho bien en esta ocasión en volver a reivindicarse como un director atrevido y semiexperimental y en salirse del género fantaterrorífico en esta curiosa producción española rodada en inglés y que inspirada en una historia real que mira al inagotable filón de la II Guerra Mundial y los horrores del nazismo navega entre el drama histórico, la historia de amor y el musical partiendo de una insólita premisa. El resultado ha sido excelente y ya podemos decir que Rodrigo Cortés ha despegado por fin y puede ser un director al tener en cuenta dentro del panorama internacional.   

Love Gets a Room (título internacional de la cinta) nos lleva a la Varsovia ocupada por los alemanes de 1942 en pleno gueto judío, en donde tiene lugar una representación teatral hecha por una pequeña troupe de actores del mismo gueto para sus conciudadanos. Más allá de servir como vía de escape y entretenimiento ante la desoladora situación de los judíos, el representar la obra parece también una especie de catarsis personal para los miembros de la compañía: la relación sentimental entre Stefcia (Clara Rugaard) y Patryck (Mark Ryder), dos de los actores de la obra, parece tambalearse cuando este último en secreto a su novia que después de la función tiene planteado huir con ella del gueto. Esto afectará al devenir de la representación hasta tal punto de que casi determina el desarrollo de la trama de la misma, en la cual también interviene Jozeck (Jack Roth) el antiguo amor de Clara. Dos peculiaridades condicionan la narración: el hecho de estar contada literalmente a tiempo real situada casi exclusivamente en el marco espacial de la sala de teatro y el la circunstancia de que nos muestra casi íntegra una obra musical teatral real que el polaco Jerzy Jurandot escribío en el gueto de Varsovia cuya música se ha perdido y ha recreado Víctor Reyes haciendo un excelente trabajo. Pero este filme es algo más que un musical y una película sobre el teatro,     

El gran triunfo de El Amor en su Lugar consiste en lograr narrar una historia de sentimientos de todo tipo (amor, desamor odio, miedo, alegría, desesperación, esperanza) en un entorno al límite con unos personajes que no están dispuestos a caer en la desesperación y que utilizan la música y la interpretación como catarsis y arma. Ayuda mucho un excelente reparto internacional que se encuentra a la altura de las circunstancias y pese a alguna irregularidad regala interpretaciones de relieve. Esta es una película que sin utilizar efectismos logra conmover al espectador aunque su ritmo narrativo debido a las singulares circunstancias y recursos  espacio-temporales de la película no sea perfecto ni amable. Rodrigo cortés ya ha hecho su mejor filme, esperemos que nos siga dando muchas más sorpresas.         

viernes, diciembre 03, 2021

LA CASA GUCCI (HOUSE OF GUCCI)

 


 

 ** y ½

Con un ritmo de películas que ni Woody Allen, Ridley Scott a sus 84 años sigue estrenando casi anualmente y por desgracia sigue haciendo añorar el buen director que fue. Cuando su anterior El Último Duelo sigue aún en algunas salas nos encontramos ahora y casi en estreno simultáneo este filme basado en acontecimientos reales que trata de demostrar con poco éxito el supuesto estilizamiento de Scott a la hora de sumergirse en temas netamente europeos. Con un enfoque entre el thriller, el biopic y la soap opera televisiva, House of Gucci no deja de ser un filme irregular pese a contar con una dirección de producción esforzada y un eficaz reparto multinacional de rostros conocidos. La historia del asesinato de Maurizio Gucci -presidente durante un tiempo de la próspera empresa familiar italiana de artículos de lujo Gucci, en 1995 instigado por su mujer- es evidente que cuenta con interés dramático así como los tejemanejes del singular clan de millonarios trasalpino, pero un guión mejorable y con un discurrir temporal bastante poco claro y unos diálogos que no llevan a ninguna parte terminan por hacer de esta película un producto meramente pasable y escaso de emoción.

No cabe reproche alguno al excelente reparto encabezado por Lady Gaga como Patrizia Reggiani, la esposa de Maurizio y Adam Driver como el interfecto ya que se ve de lejos que la preparación en sus papeles ha sido encomiable en especial el de Lady Gaga dando vida a una mujer de clase media-baja desquiciada por la ambición en el momento que pasó a formar parte de una familia próspera (la cantante puede tener una enorme carrera como actriz como ya ha demostrado en otras ocasiones) pero la manera tan vaga con la que se nos presenta todo narrativamente hablando termina sumiendo en el sopor. El resto de personajes, que incluyen al patriarca Aldo Gucci (Al Pacino), el inestable improbable heredero e hijo de Aldo Paolo (Jared Leto), el apdre de Maurizio Rodolfo (Jeremy Irons) y la cómplice de Patrizia Pina Auriemma (Salma Hayek) pese a lo convincente del trabajo actoral parecen navegar entre la caricatura y el sensacionalismo y con ello la película pierde credibilidad. No obstante tampoco habría que obviar buenas escenas y secuencias y algún excelente momento de tensión dramática, pero los intentos de Ridley Scott por hacer un calco del cine europeo continental para el consumo del público de las superproducciones hollywoodienses no resulta nada acertado a la hora de mantener una credibilidad que el realizador ha ido perdiendo con el paso de los años.       

domingo, noviembre 21, 2021

SPENCER

 

*** y 1/2

Esta claro que un biopic al uso sobre la princesa Diana de Gales no hubiese sido una idea muy original y ni tan siquiera interesante, pero hete aquí que Pablo Larrain ha conseguido gracias a una aproximación novedosa y arriesgada a dicha figura un filme que sin aspirar a ser la biografía cinematográfica definitiva de Lady Di resulta un retrato digno, sugerente y emotivo que muestra con certeza y maestría muchas claves vitales de la célebre princesa de Gales, aquella mujer que enamoró al mundo a finales del siglo XX y cuya trágica historia, con mayor o menor fortuna, ha sido mil veces contada. El cineasta chileno sigue consolidándose en Hollywood con una nueva  semblanza histórica femenina, tan o más lograda que la que consiguió con Jacqueline Kennedy en Jackie (2016), fijando la trama en un momento temporal muy concreto y recurriendo al drama psicológico no ya solo más intimista sino más psicoanalítico y sin renunciar a elementos de difícil digestión para el gran público asemejándose a una especie de monólogo-soliloquio interior de la princesa de Gales en un momento crucial de su vida y dispuesta a tomar una decisión con la que pretendía cambiar su desdichada existencia junto a su marido el príncipe y junto a los Windsor. En ese sentido, la interpretación de Kristen Stewart es magistral en un papel muy difícil y lleno de matices: suena a Oscar.

Spencer muestra desde el principio sus cartas y nos anuncia que es más que un drama y pronto aparecen momentos simbólicos, bizarros y surrealistas que sin caer en la caricatura en ningún momento cumplen con creces su función que no es otra de la de mostrar el caos mental de Diana en el momento de la cena de nochebuena de la familia real británica en 1991. Consciente del fracaso de su matrimonio, ansiosa, bipolar y con problemas de bulimia nos encontramos con una Diana al borde del colapso mental y casi rozando la locura en un entorno palaciego que para ella casi es pesadillesco. La maestría del guión firmado por Steven Knight, la dirección cuidada de Larrain y la actuación de Stewart consiguen en una historia casi de puro gótico británico (incluidas “apariciones” de Ana Bolena) que los confusos pensamientos, sentimientos y sensaciones de la protagonista, dominados por el miedo y el temor al fracaso y que nos muestran a una Lady Di capaz de los actos más extravagantes, aparezcan nítidos y totalmente transmitidos al espectador. Junto con la actriz protagonista los únicos personajes destacables son el príncipe Charles (Jack Farthing) sus dos hijos (Jack Nielen y Freddie Sprie) y dos personajes ficticios, el mayordomo Alistair Gregory (Timothy Spall) y la modista Maggie (Sally Hawkins); estos dos últimos cumplirán un papel especial en el devenir de Diana durante esos dos días.  Curiosa, excéntrica y cautivadora aunque a algunos su extraño ritmo les parecerá soporífero, Spencer es una película que como drama resulta completa ya que deja claramente abierta una puerta a al esperanza y un mensaje positivo en medio de tanto caos, algo a lo que la propia Diana Spencer se aferró y consiguió en sus últimos años.  

domingo, noviembre 07, 2021

JOSEFINA

 


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Más que interesante el debut de Javier Marco con este drama basado en insinuaciones y silencias tomando como base una historia de relaciones imposibles y de engaño. Con escaso diálogo y una historia más bien rocambolesca, Josefina pese a cierto trasfondo de melodrama amoroso e incluso de thriller es más bien una crónica sobre la soledad, la que viven sus dos personajes protagonistas: dos seres cada uno con una situación de partida de origen diferente y en realidad más dramática una que la otra pero compartiendo ambos una sensación de infelicidad existencial que tratan de mitigar con un inesperado (y claramente impostado) nuevo enfoque a sus vidas. Roberto Álamo y Emma Suárez, dos actores españoles de postín, están impecables en sus respectivos roles llevando prácticamente ellos solos el peso de una película que puede resultar esquiva y enigmática- sobre todo por un final sorprendente e inexplicado- pero que resulta una pequeña delicia por su muy bien llevada hondura dramática.   

Juan (Roberto Álamo) un reservado funcionario de prisiones en funciones de seguridad soltero que vive una existencia solitaria anodina se enamora de Berta (Emma Suárez) la madre de un joven recluso (Miguel Bernardeu) a la que observa en las pantallas de seguridad y con la que termina coincidiendo en un autobús a la prisión. Juan finge ser el padre de una  inexistente chica presa, Josefina, y con esa mentira pretende ganarse la confianza y el corazón de Berta gracias a una relación lo más equitativa posible. La falta de habilidades sociales de Juan y la realmente precaria situación personal de Berta en todos los sentidos no facilitan una historia de amor muy convencional pero Juan, afinando aún más la sutilidad del engaño adornándola con aspectos que pueden afectar emocionalmente a Berta basados en la situación de su hijo, sigue empeñado en seguir adelante aún poniendo en peligro su reputación profesional. Sin trampas melodramáticas y con un desarrollo narrativo muy escueto mostrando las vivencias de ambos personajes de una manera fríamente realista aún cuando son de enorme carga dramática y cargada de enigmas e interrogantes no resueltos, Josefina resulta pese a sus modestas pretensiones formales una película muy interesante de ver y que deja un buen sabor de boca a los espectadores más exigentes. Hacen falat muchas más películas así en el cine español.  

jueves, noviembre 04, 2021

ÉRASE UNA VEZ EN EUSKADI

 

 

** y 1/2

El fin de ETA ha propiciado la irrupción en el mundo de la ficción de multitud de obras que se aproximan a aquel doloroso pasado vivido en Euskadi y en España y el cine, como hemos visto últimamente con varios ejemplos, obviamente no se ha quedado al margen. Esta nueva incursión en las vivencias de la Euskadi que convivió con el terror de ETA a priori resulta atractiva en cuanto presenta la visión infantil sobre los años más convulsos de la actividad de la banda (mediados de los 80) y por su enfoque costumbrista despojado de intencionalidad meramente política y sin tremendismos. Y como añadidura dotadora de aún mayor interés está el centrarse en el fenómeno de la inmigración a tierras vascas de trabajadores de otros puntos de España que llegaron con sus familias, los conocidos despectiva y xenófobamente como “maketos”. El director guipuzcoano Manu Gómez -que debuta en el largo- sabe de que habla, es hijo de inmigrantes y nacido en 1973 tuvo 12 años en 1985 como los chavales protagonistas de este filme, un peli honesta y esforzada pero que se queda corta por la no demasiada hondura con la que muestra diferentes temas característicos del espacio-tiempo tratado y por demasiados clichés recurrentes del cine-nostalgia que a veces convierten a Érase una vez en Euskadi  una especie de Cuéntame como pasó vasco cuando su intencionalidad en realidad es muy otra. Eso si, no se puede reprochar el esfuerzo en llevar a buen puerto una película que sabe jugar muy bien sus cartas sustentada en un buen trabajo actoral.

Hay que poner en un lugar prominente a sus cuatro pequeños grandes protagonistas los cuales dotan al relato de espontaneidad y credibilidad y regalan los mejores momentos del filme en una historia que está sustentada en la camaradería infantil debiendo mucho a clásicos como Cuenta conmigo (1986): a los amigos Paquito (Miguel Rivera), José Antonio (Hugo García), Marcos (Asier Flores) y Toni (Aitor Calderón) les une ser hijos de “gente de fuera” (procedente de Andalucía en su mayoría) que reside en un pueblo guipuzcoano y vivir su amistad y su preadolescencia con la mayor naturalidad posible pese al enrarecido entorno circundante con manifestaciones a favor de ETA, yonkis pinchándose en la calle, precariedad económica y laboral de sus familias y cierta falta de integración de sus sufridos mayores en una Euskadi de los 80 kafkiana y politizada. Los cuatro presentan además diferentes problemas que van de la frustración de Marcos por no conseguir ser un buen ciclista, el enamoramiento de Paquito de una peluquera cubana, la influencia del hermano militante abertzale (y algo más) de José Antonio y los problemas del hermano punki y drogata de Toni, un chaval en un hogar monoparental. Los actores adultos (Luis Callejo, Vicente Romero, Marian Álvarez, María Isasi, Yon González, Ruth Díaz, Pilar Gómez, Vicente Vergara) están también más correctos pese a que da al sensación de que varios personajes no están todo lo trabajados que debieran en el guión y a veces caigan en tópicos. Resulta meritoria la fusión por una parte de temas como la violencia de ETA y su impacto social en el País Vasco, el consumo de droga, el SIDA  o los problemas económicos familiares con otros como la pérdida de la inocencia infantil, los primeros amores (platónicos), el descubrimiento de la sexualidad o en definitiva las vivencias infantiles en una época en la que los críos pasaban la mayor parte del verano en la calle, y en ese sentido el logro de esta película es bastante notable. Con altibajos y deficiencias Érase una vez en Euskadi  resulta sin embargo una película agradable y amable pese a lo a veces tremebundo del tema y sobre todo con su valor sociológico

sábado, octubre 30, 2021

LA CRÓNICA FRANCESA (DEL LIBERTY, KANSAS EVENING SUN) (THE FRENCH DISTPACH (OF THE LIBERTY KANSAS EVENING SUN))

 

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Ya se puede decir definitivamente que Wes Anderson es uno de los mejores directores del mundo hoy en día. Es muy posible además que con The Frech Dispatch haya realizado su obra maestra en todos los sentidos ya que esta comedia satírica (la comedia es prácticamente el único género que ha tocado este director) sin rehuir de todos los elementos de la marca de la casa Anderson (estética colorista y manierista y visualmente deslumbrante inspirada en la fotografía, el diseño y el cómic, estilo narrativo sinuoso y peculiar, diálogos y situaciones que combinan lo sesudo con la ironía, fotografía pulcra y manierista) demuestra una total solidez y madurez como producto de un cineasta superdotado y más que hábil que en definitiva ha conseguido un película más que deliciosa. De nuevo con un reparto coral- y de hecho más coral que nunca- plagado de actores habituales en la filmografía del cineasta, en esta ocasión el formato de “filme de antología” cobra una nueva dimensión en cuanto las convenciones narrativas de este tipo de películas con recursos del mundo de la literatura y el cómic muy bien transplantados a las imágenes en movimiento; como resultado tenemos ante nosotros un espectáculo cinematográfico de primer orden.

El mundo de Wes Anderson es como siempre un mundo alternativo e irreal, que aunque si bien quiere aproximarse a una época concreta- en este caso la década de los 60 del siglo XX- en realidad resulta una realidad atemporal provista de todo tipo de detalles visuales -en decoración, atrezzo o vestuario- que despistan sanamente al espectador pero que no le distraen en un ningún momento de lo que se cuenta. Ambientada en una Francia manierista y de tarjeta postal entre el folleto turístico antiguo, la comedia de Jacques Tatí y la Bande Desinée francobelga (esta última fuente de inspiración más que evidente) la película es de hecho un homenaje al humor francés y europeo y en general a la historia e idiosincrasia del viejo continente a finales del siglo XX pero con una deconstrucción desde la cultura pop americana: el suplemento editado en Francia de una revista americana (el ficticio Kansas Evening Sun) es el marco desde el que se narran cuatro descacharrantes historias diferentes  que dicho suplemento ha recogido y cuyos cronistas nos narran visualmente en una especie de crónicas periodísticas visuales: la curiosa historia del pueblo de Ennui, donde se encuentra la sede del suplemento La Crónica Francesa,  la trayectoria como exitoso artista plástico de un convicto por asesinato y su peculiar arte, el desarrollo de una peculiar y nonsense revolución estudantil en Ennui con reminiscencias bufas del mayo del 68, y la crónica negra de un secuestro en donde cumple un papel principal un chef-policía. La redacción del French Dispatch es un quinto segmento que une las diferentes historias. Como cabe esperarse, la sucesión de personajes estrambóticos es de órdago y no lo menos el de las situaciones surrealistas y de cartoon trufadas de un humor sardónico inteligente y trabajado que bebe del comic humorístico (al loro con la secuencia de animación homenaje al estilo de la Línea Clara y a Tintín), Monty Python, Chaplin, Peter Sellers-Blake Edwards y el ya comentado Tati. Bill Murray, Léa Seydoux, Owen Wilson, Timothé Chalamet, Frances McDormand, Benicio del Toro, Tilda Swinton; Mathieu Almaric, Jason Schwartzman, Adrien Brody, Lyna Khoudri, Willem Dafoe, Jeffrey Wright, Liev Schreiber o Bill Murray son algunos de los más que competentes intérpretes que desfilan en esta delicatessen de fino humor y locura visual. Wes Anderson es sencillamente un director magistral.           

miércoles, octubre 27, 2021

EL BUEN PATRÓN

 


 

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El regreso de Fernando León de Aranoa no ha defraudado. Si, tal vez El Buen Patrón se trate de su mejor película (incluso por encima de  Los Lunes al Sol) y además no cabe ninguna duda que el realizador madrileño ha alcanzado su madurez como director demostrando enormes recursos en esta comedia con tintes dramáticos que utiliza la sátira de un modo muy comedido y convincente para hacer una acertada crítica social, algo esto último habitual en la filmografía de León de Aranoa. Se puede decir que el realizador se ha recuperado de sus traspiés en sus últimos filmes (Amador, Un Día Perfecto, Loving Pablo) y vuelve por sus fueros en un filme que es de lo mejor del cine español en 2021.

De nuevo nos encontramos con Javier Bardem como protagonista en una cinta de León de Aranoa; además de ponerse de manifiesto la total compenetración entre el actor y el director Bardem nos regala una interpretación antológica como el patrón al que hace referencia el título: Blanco, un empresario de mediana edad propietario de una exitosa empresa de básculas que ante el reto de optar a un premio a la excelencia empresarial quiere sublimar su carácter de patrón aparentemente bondadoso y paternalista ante sus empleados en una semana previa a la visita de los evaluadores que resulta inesperadamente accidentada. La actuación del actor español más internacional con permiso de Banderas es de las mejores de su carrera, entre la seriedad y el esperpento para dar vida a un personaje contradictorio, hipócrita y engañoso fiel reflejo de muchos pequeños y medianos empresarios españoles. Sobra decir que mediante el personaje de Blanco el mundo de la convivencia y relaciones en el entorno laboral (con sus extensiones inevitables fuera de ese mundo) aparece aquí retratado en toda su fiereza, entre el costumbrismo, el apunte naturalista y la chanza. Aunque muchas cosas que aquí se nos cuentan pueden parecer cómicamente exageradas, en realidad no resultan muy diferentes de muchas experiencias vividas en infinidad de trabajos y empresas.   

El guión firmado por el director apuesta por una temporalidad más o menos limitada (una semana) y por el recurso de las historias entrecruzadas con los esfuerzos del empresario por hacer recuperar la “normalidad” a su compañía ante un acontecimiento clave: por ello la coralidad en los personajes se impone brindando un estupendo espectáculo narrativo del que debe mucho las excelentes interpretaciones de un reparto eficaz ante una galería de personajes muy trabajada. Está el jefe de producción y amigo íntimo del jefe con problemas personales que afectan a su rendimiento (Manolo Solo), el despedido que se manifiesta todos los días a la puerta de la planta poniendo en un aprieto al patrón (Óscar de la Fuente), el transportista quemado con su trabajo (Tarik Rmili), el veterano empleado entregado al jefe en sus últimas consecuencias (Celso Bugallo) o la joven becaria cuya contratación esa misma semana terminará afectando decisivamente en los acontecimientos (Almudena Amor). La historia, en donde las “viñetas” y el desarrollo de situaciones determinadas marcan el paso, termina convergiendo en una catarsis en donde las enseñanzas que se sacan son más bien devastadoras. A la espera de conocer si entrará finalmente en la terna de las cinco películas nominadas al Oscar de mejor filme en lengua no inglesa, lo cierto es que El Buen Patrón es ya uno de los mejores filmes hispanos del año.

domingo, octubre 17, 2021

TITANE

 


**** y 1/2

Extraña y sorprendente, la película triunfadora en el último festival de Cannes se está convirtiendo en el trending topic cinéfilo de las últimas semanas por lo inusual y perturbador de su propuesta. Reducir su finalidad a la simple provocación es simplista e inexacto, más bien se puede decir que estamos ante un experimento tanto conceptual como visual que pone a prueba al espectador con una historia bizarra narrada utilizando diferentes recursos que van desde lo onírico a lo gore pasando por el drama realista o el thriller terrorífico. Julia Docornau, realizadora francesa que con Crudo (2016) ofreció otra historia extrema y extravagante, consigue con Titane un extraño viaje que ha resultado ser uno de los mejores títulos del cine fantástico de los últimos años y un certificado de reafirmación de una directora con mucho que decir en los próximos años.

Hay que tener claro que este es un filme no apto para todo tipo de espectador: su violencia descarnada, lo desagradable de muchas de sus imágenes y su turbador tono no serán del agrado de todo el mundo precisamente. Es más que evidente la influencia del David Cronemberg de Videodrome o Crash y todo aquel asunto por él cultivado de la Nueva Carne: aquí Docornau lleva este concepto como McGuffin del filme estableciendo la simbiosis-atracción entre una mujer y las máquinas, concretamente los automóviles. Alexia (una fascinante e inquietante Agathe Rouselle), la protagonista, es una joven de la que poco sabemos salvo que de pequeña sufrió un accidente de coche que le dejó secuelas físicas (¿y psíquicas?), que trabaja como gogó en un mugriento local de automóviles tuneados…y que es una sanguinaria asesina en serie buscada por la justicia. Pronto conoceremos también sus extrañas parafilias de corte sexual y fetichista con el metal y los coches Sus crímenes la llevan a una huida a la desesperada hasta que se encuentra con Vincent (Vincent Lindon) un bombero que vive una desconcertante y extraña existencia y que busca de manera desesperada a su hijo desaparecido hace años. Alexia, en su nueva vida con Vincent y para ocultar su identidad de fugitiva se transformará conscientemente en otro ser aún más extraño que su anterior yo al tiempo que un alucinante hecho hace dinamitarlo todo, para ella y para el espectador.

Con una estética nocturna que resulta un regurgitación contemporánea del neo noir y el Cinéma du look galo de los 80 pasado por la subcultura del culto al motor y otros recursos estilísticos como la violencia tarantiniana y con referencias (además de las ya citadas de Cronemberg) a la obra plástica de H.R Giger o los filmes de Luc Besson, John Carpenter, Paul Verhoeven, Leos Carax o David Lynch, Titane sabe llevar el relato supuestamente fantástico a una nueva dimensión tocando de manera desasosegante temas como la sexualidad, la maternidad o la identidad de género sin evitar adentrarse en terrenos más convencionales y dramáticos (servidos principalmente por el personaje de Lindon) tratados eso si de la forma más inusual posible. Alexia como ser mutante y esquivo, parece un producto humano de los males de nuestro tiempo, una mujer amoral que parece llegar apostar por la inhumanidad (en todos sus aspectos) frente a lo genuinamente humano, aunque sus continuos bandazos entre ambas posiciones no dejen nada clara la postura final del personaje que por cierto es de lo más fascinante que hemos visto en un filme fantástico en los últimos años. Una filme diferente y extraño, Titane ya se postula como obra de culto.

jueves, octubre 14, 2021

MADRES PARALELAS

 

** y 1/2

Las expectativas, una vez más, no se cumplen con Almodóvar. El director manchego tal vez haya dado todo de sí y siempre le estaremos muy agradecidos, pero es evidente y desde hace tiempo que ya no factura películas excelentes. En esta su última Madres Paralelas Almodóvar no parece atinar con un guión que trata de conjugar muy toscamente dos historias perfectamente independientes entre si y en donde además la que es en realidad la historia principal ocupando más del ochenta por ciento del argumento lógicamente se come a la otra que queda como un extraño añadido-apéndice pese a lo sugerente de su tema. No obstante, no habría que ser injusto con las virtudes de este drama en donde Almodóvar vuelve a mostrar una vez más su poderío narrativo (aunque aquí con fallo clamoroso), su innata habilidad para la dirección de actores y su maestría para mantener el interés del espectador, pero todo con la sensación de que cada vez el director se ha convertido en un esclavo de lo que la crítica y el público esperan de él

La contraposición entre dos personajes en situaciones casi idénticas y que de manera casual terminan en contacto entre sí compartiendo la repercusión de un inesperado hecho es en lo que se sustenta Madres Paralelas, en donde Almodóvar pretende, como refleja el título de la cinta, trazar un juego de paralelismos entre sus protagonistas femeninas unidas por el hecho de una reciente maternidad. Por una parte Janis (Penélope Cruz) una cuarentañera no en su mejor momento profesional pero con enormes ganas de luchar que se queda embarazada de un colaborador profesional y amante efímero Arturo (Israel Elejalde) y que tiene enormes deseos de criar a su tardía hija y por otro Ana (Milena Smit), una postadolescente preñada de padre desconocido que pese a la presión de una madre esquiva pero posesiva (Aitana Sanchez-Gijón) decide tener a su retoña. Entre ambas surge una amistad que se verá retada por un inesperado acontecimiento que las pondrá en jaque a ambas y a su visión de la vida y la felicidad. Aunque este planteamiento funciona correctamente en un primer momento pronto la cosa comienza a hacer aguas por inexplicables vericuetos de guión y una sensación de no culminar diferentes elementos relatados. Y por otra parte, el inserto en la historia de la búsqueda de fosas de la Guerra Civil -que daría para otra interesante película- se antoja como forzada pese a lo sugerente de como está tratada, algo que se hace evidente en los compases finales del filme. Las interpretaciones de Cruz y Smit eso si son excelentes y atesoran los mejores momentos de un filme que puede que decepcione incluso a los mayores almodovarianos del planeta. 


miércoles, octubre 13, 2021

MEDITERRANEO

 


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Una pequeña gran sorpresa es la que ha deparado este filme español una vez más basado en hechos recientes reales y con una vocación internacional aleccionadora y honesta que ha rehuido de maniqueos artificios y de grandilocuencia sensiblera impostada para postularse en un filme honesto y conmovedor. El origen de Open Arms, ONG de origen catalán dedicada al rescate marítimo de migrantes náufragos en las costas mediterráneas es lo que cuenta Mediterráneo, rodada en Grecia con amplia participación técnica y artística helena  y dirigida con clase y recursos por Marcel Barrera (Cien Metros) quien no duda en aplicar elementos de puesta en escena del cine espectáculo para dotar de mayor verosimilitud al relato de una tragedia humanitaria del calibre del rescate en la isla de Lesbos en 2015 y por supuesto sin olvidar el dramatismo y el heroísmo humanista que envuelve a la crónica. Porque la película es eso, una historia de héroes y un homenaje a personas que lo entregan todo, además de una crítica a la política migratoria occidental y los tejemanejes de las mafias que operan con migrantes. Pero más allá de cualquier tentación malamente panfletaria, Mediterráneo  triunfa por su sencillez narrativa y por su excelente manejo del didactismo y las emociones.      

El más que eficaz reparto encabezado por ese gran actor que es Eduard Fernández ayuda enormemente a la identificación y empatía por unos personajes que van evolucionando y a trancas y barrancas y con muchas dudas y reparos por medio consiguen estar convencidos con su labor. Dani Rovira, Anna Castillo, Sergi López y Alex Monner dan vida a algunos de los protagonistas reales de la fundación y primeras acciones de Open Arms, unos socorristas catalanes que decidieron hacer algo para evitar los trágicos naufragios y ahogamientos en las costas de diferentes países mediterráneos de los ocupantes de pateras de inmigrantes procedentes de África. Escenas desgarradoras muy bien rodadas (el operativo de rescate en el momento culminante del filme es de una puesta en escena simplemente magistral) y diálogos dramática y psicológicamente realistas que refuerzan la veracidad del film son puntos álgidos de una película  que es de lo mejorcito del cine español estrenado en 2021. 

viernes, octubre 01, 2021

MAIXABEL

 

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Iciar Bollain está demostrando ser una de los mejores cineastas españolas en activo, una directora que sabe  hacer y plasmar excelentes guiones de indudable interés y enorme amplitud temática. Solamente un año exacto después de su último filme La Boda de Rosa Bollain vuelve a sorprender esta vez con una historia real adentrándose en el espinoso tema del pasado del terror de ETA en Euskadi. Es además una buena noticia que cada vez vayan proliferando más filmes sobre el problema que supuso la actividad de la banda pero lo es además que como en el caso de Maixabel se apueste por un tono pedagógico, sosegado y sin aspavientos. La verdad es que las muchas historias que ha dejado la triste trayectoria de ETA dan para mucho en cuanto a material dramátizable pero se ha acertado y de pleno reflejando un capítulo significativo y singular como es la historia personal de Maixabel Lasa, mujer tolosarra a la que la banda asesinó a su marido Juan Mari Jauregu, ex gobernador civil de Gupuzkoa,  en 2000 y que años más tarde convertida en directora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Gobierno Vasco y con ETA recién disuelta participó en una serie de encuentros restaurativos con terroristas presos arrepentidos reuniéndose con los asesinos de su marido. Este gesto, cargado de entereza y de convicción humanista, resulto enormemente significativo en su momento y es precisamente toda la carga emocional que atesoró y que sigue suscitando este hecho lo que Iciar Bollain ha plasmado excelentemente en este filme intenso, emotivo y con un claro mensaje de reconciliación y superación del pasado

Con el asesoramiento de la propia Maixabel y un minucioso trabajo de documentación y de reproducción no ya solo de situaciones sino de emociones y sensaciones- las vividas por Lasa y su familia y amigos, así como las de los etarras intervinientes en el asesinato- el filme logra ser una creíble crónica real basada en materia tan sensible como los sentimientos y el retrato psicológico ante una situación totalmente al límite: el guión firmado por la directora junto con Isa Campo es prodigioso e inmejorable. Esa excelente actriz que es Blanca Portillo ha conseguido mimetizarse en una persona real viva en todos sus aspectos siendo precisamente el interno en el que más fascina y emociona: posible premio Goya. Las palabras, los gestos y las decisiones de su personaje son plasmados a la perfección con el fin de que el espectador se imbuya en esa un tanto insólita situación de una mujer que ha sido capaz de perdonar a los asesinos de su marido compartiendo todas sus dudas y reflexiones. Como contrapunto de Maixabel está el personaje de Ibon Etxezarreta, uno de los tres activistas que se ocuparon del asesinato de Jáuregui y que tras manifestar su total arrepentimiento en prisión solicitó reunirse en un permiso penitenciario con Lasa: el retrato de un ser consciente de su fracaso que decidió despojarse de esa máscara de crueldad que su entorno le forzó a llevar. Luis Tosar, otro grandioso actor, convence y conmueve con su retrato expresando los múltiples y contradictorios matices de su personaje. 

Los momentos de emocionalidad en alto grado son abundantes en este filme, que mediante el costumbrismo y el verismo muestra también con tino y exactitud el panorama sociopolítico vasco en los últimos y difíciles años de ETA, algo loable en una directora que no ha vivido en Euskadi (aunque sea oriunda) reflejado en reconocibles escenarios urbanos y paisajísticos. Un buen puñado de actores en su mayoría vascos secundan a la pareja protagonista en papeles secundarios destacando Urko Olazabal como Luis Carrasco, el hombre que disparo a Juan Mari y María Cerezuela como María, al hija de Maixabel, el reflejo de una nueva generación destinada a vivir con esperanza. Y de eso es precisamente de lo que habla Maixabel, de esperanza y de superación del pasado. La escena final pone los pelos en punta y esa es la culminación de un enorme filme que hasta el momento es la obra maestra de Iciar Bollain.    

viernes, septiembre 24, 2021

ADIOS IDIOTAS (ADIEU LES CONS)

 

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La insólita triunfadora en los premios Cesar 2020 ha sido esta comedia negra dirigida e interpretada por Albert Dupontel (Nos vemos allá arriba, 2017) cineasta dispuesto a dar una nueva dimensión a la comedia francesa acercándose a los cánones de la comedia surrealista con tintes más globales sin renunciar a aspectos más tradicionales del humor galo vía Jacques Tati. Con Adieu les cons ha construido un filme imprevisible y a ratos sorprendente echando mano a veces del costumbrismo, otras de la fantasiosidad (en algunos momentos llega a recordar a Brazil de Terry Gillian que incluso hace un pequeño Cameo), otras del humor del cómic francobelga pero siempre manteniendo cierto tono de crítica social y humanista que termina casando convincentemente con todo ese tono pelín loco sin renunciar tampoco a elementos dramáticos.

La película nos presenta a dos personajes centrales cada uno en situación límite; Suze Trappet (Virginie Effra) una peluquera de 45 años se entera que padece una grave enfermedad que pone en peligro su vida y decide que es entonces el momento de exorcizar uno de los demonios de su pasado: descubir que ha sido del hijo que entregó en adopción cuando se quedó embarazada siendo adolescente; y por otro lado Jean Baptiste Cuchas (Albert Dupontel) un técnico de seguridad en crisis laboral y vital que desesperado intenta suicidarse en su oficina fallando en su propósito pero provocando destrozos y un caos en el edificio que le hará ser perseguido por la justicia. El encuentro entre ambos, motivado por el deseo de Suze de hallar a su ya treintañero retoño y el hecho de que Cuchas se ofrece a ayudarla dará origen a una sucesión de situaciones y embrollos lindantes con la aventura y el thriller pero siempre con un bizarro aunque estilizado tono de comedia. La aparición de un tercer personaje, Blin (Nicolas Marie) un maduro archivero ciego con profundos e irracionales miedos aumentará más el coctel llevando a la historia a un disfrutable y divertido cómic trufado por momentos más serios y satíricos que ponen en tela de juicio asuntos como la burocracia o el sistema judicial o algunos más psicológicos como el leiv motiv del filme: el fracaso y su posible (o imposible) redención. Los protagonistas, seres precisamente fracasados, intentan cumplir objetivos en un mundo en donde todo parece ponerse en contra suya, ya bien sea por su `propia culpa o por factores externos.        

Los buenos momentos contenidos en este filme son bastantes y a ello ayuda su estupendo guión, en donde tampoco se pierde ocasión en realizar cierta parodia del cine de acción o de los filmes de amor, el excelente manejo de diferentes tipos de comedia (negra, slapstick, sátira) y el buen hacer de sus intérpretes que saben llevar a sus más bien patéticos personajes a momentos de drama y hondura emocional muy bien conseguidos. incomprensible que este filme haya tardado relativamente en llegar a nuestras pantallas..