viernes, agosto 25, 2023

CAMPEONEX

 


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El que fuera uno de los más curiosos e inesperados éxitos de la taquilla española en los últimos años, Campeones (2018) no ha tenido una secuela a la altura de las circunstancias. Campeonex, de nuevo dirigida por Javier Fesser. Director del que siempre se ha esperado más, resulta un filme demasiado deslavazado como comedia y en donde cualquier atisbo melodramático o emotivo- que los había en la primera entrega- queda sepultado por una apuesta por elemento caricaturesco y esperpéntico que si bien también aparecía en la primera parte aquí lo hace de forma más evidente, además de por el empeño de hacer una película que guste a varios tipos de público insertando elementos de cine de acción y de comedia aún más gamberra. No obstante, aún queda intacto el espíritu del proyecto anterior, el del homenaje a unas personas que con sus limitaciones hace frente a adversidades, colaboran entre ellos, se esfuerzan y en definitiva nos enseñan a todos una lección. Repite todo el elenco de actores discapacitados del filme anterior, los miembros del club de baloncesto “Los Amigos”, mejorando aún más sus habilidades actorales aunque por desgracia en un vehículo que esta vez no está tan atinado. Jesús Vidal (actor que en realidad no tiene discapacidad intelectual sino visual), Sergio Olmos, Gloria Ramos, Alberto Nieto, Fran Fuentes, Jesús Lago, Roberto Chinchilla, José de Luna y Stefan López  vuelven a la carga junto con la nueva incorporación de Ángel Molina y un miembro no oficial del equipo que tendrá preso en la trama, Brian Albacete “Brianeitor”, en el que es el debut de este streamer especializado en videojuegos que padece distofia muscular y que ha resultado toda una sorpresa.  

Uno de los aspectos más significativos de esta secuela es que su anterior protagonista, Javier Gutiérrez que incorporaba a Marco, el entrenador del equipo, no interviene dando el testigo a la joven Elisa Hipólito como Cecilia, la nueva preparadora del equipo. Aunque la prometedora actriz se esfuerza enormemente y tiene excelentes momentos -se postula como bastante dotada para la comedia-  su personaje tiene demasiado componente surrealista y cartoon (su bizarro gafe) para resultar un papel creíble. Cecilia, nueva entrenadora de unos Amigos que fueron sancionados dos años sin poder competir por un incidente con el robo de las medallas que ganaron en el campeonato de España posterior a los acontecimientos de la primera película, tendrá que hacerse con al confianza de los chicos y del presidente de la asociación, Julio (Juan Margallo, con oficio y encantador) y en definitiva capear con el marrón de tener que competir en un campeonato de atletismo al que se han inscrito por error enseñando al equipo el nuevo deporte, al tiempo que la ausencia de Sergio (Sergio Olmos) por desagradables motivos se convertirá en un problema. La presencia de Brian Albacete como un joven que termina siendo decisivo para la obtención de un nuevo triunfo en el equipo a parte de protagonizar la línea argumental con más fuste dentro de un conjunto muy irregular se antoja como fundamental para salvar los muebles de un filme  en donde poco o nada resulta creíble. En los últimos compases de la película el novedoso  mundo de las competiciones de deportes virtuales con un climax tan emocionante como algo impostado en donde, eso si, se recalca el valor de la deportividad y la amistad además de resultar muy logrados como cine de deporte, de acción o incluso de ciencia ficción, remitiendo a películas como Tron o Rollerball.  Completan el reparto Jelen García (también encantadora), Carolina Rubio, Carla Fesser y Juan Pino y se pueden oir las voces de Carlos Latre y Juan Carlos Ortega doblando a varios personajes algunos más o  menos largos como la madre de Sergio (Carmen Mayordomo) por parte de Ortega, reforzando así - un componente tebístico y paródico que muchas veces parece sobrar. Una pequeña decepción este nuevo Campeones que sin embargo puede seguir teniendo su público.

martes, agosto 22, 2023

PEQUEÑAS CASUALIDADES (LE TOURBILON DE LA VIE)

 


*** y 1/2

 No, no es la primera vez que una película presenta diferentes líneas narrativas alternativas dentro de una misma historia, fruto de las diferentes opciones que puede tomar un personaje y también es cierto que el concepto en sí no es nada nuevo (y ahora con el auge en la ficción de los multiversos, aunque no vaya de ese tema el filme que nos ocupa, tampoco le resulta ajeno narrativamente) pero el esfuerzo a todos los niveles que el director y guionista Olivier Treiner y la actriz protagonista Lou de Laäge) se marcan en este curioso melodrama que abarca sesenta años- incluso adentrándose en el futuro- es de más que de elogio. Las temáticas, el lo que pudo haber sido y no fue y la importancia del azar y de la casualidad como elementos que pueden hacer cambiar la vida de una persona, sin ser tampoco ningún dechado de originalidad aparecen aquí con una finalidad más bien dramática para potenciar diferentes aspectos como el psicológico de la protagonista, Julia, el mostrar lo rematadamente intrincado de los avatares del ciclo vital, y en definitiva como se puede llegar a un final feliz sin que aparentemente se haya seguido el mejor camino. Este es un filme que se sigue con interés y aunque muchas veces cuesta encuadrar las diferentes divergencias en las cuatro posibles vidas de Julia que se nos presentan (aunque solo una es la auténtica) todo esta tan bien contado- y ya es difícil la empresa en un filme de estas características- que resulta coherente y lógico de principio a fin.

 Puede que por su modelo narrativo y por otros motivos (un mopntaje que a evces no está a la altura, ciertos vaivenes de guión algo lógicos por la premisa) Pequeñas Casualidades no logre ser una gran película, pero desde luego que cumple su función de conmover y hacer reflexionar sobre ese asunto que es la vida.  La historia comienza en 1989 en plena caída del Muro de Berlín con una Julia de 17 años, una adolescente francesa con gran futuro como virtuosa pianista que queda fascinada por el acontecimiento hasta el punto de plantearse ir al la capital alemana con algunos amigos, aunque se sin permiso de sus progenitores para vivir el acontecimiento…y tocar el piano mientras las piedras del muro caen. Aunque en realidad la muchacha no llega a hacer tal cosa aquí comienza una de las otras tres posibles historias de la vida de la protagonista cuando asistimos al what if de una Julia que, efectivamente, consigue ir a Berlín de estranjis: todo hubiese cambiado para ella, lo mismo si no hubiese conocido a Paul (Raphaël Personnaz) de casualidad en una librería o hubiese conducido ella  la moto en lugar de su marido una noche. La coda del filme, catártico y emptivo –aunque tal vez algo forzado- muestra que la vida de la protagonista mereció la pena pase a las adversidades y sueños incumplidos y este es el mensaje final, trufado de esperanza y afán de superación.