martes, enero 23, 2024

PERFECT DAYS

 


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A sus casi 80 años Wim Wenders no solo sigue aún firmando grandes películas sino que es capaz de seguir evolucionando e incluso experimentando, si bien esto último de una manera más bien contenida. Cierto que el mítico realizador alemán autor de El Amigo Americano, El Estado de las Cosas, Paris,Texas o El Cielo sobre Berlín ya no es aquel sorprendente artesano-filósofo de la imagen que tanto influyó en el cine europeo e internacional independiente de los 80 y 90, pero aún se muestra inquieto y con ganas de aprender de la cultura y cinematografía de otros países, como es en este caso el cine nipón aunque nos ea la primera vez que el cineasta se imbuye en el mundo japonés. Perfect Days es, efectivamente, una película japonesa (aunque en coproducción con Alemania) rodada en japonés con reparto de ese país y que a través del drama-comedia con tintes intimistas y el protagonismo de personajes extraños y solitarios marca de la casa Wenders explora la temática de la rutina de la existencia humana y de como una actitud más o menos entusiasta y dispuesta hacer todo lo mejor posible disfrutando de pequeños placeres de la vida aunque estos solo puedan ser nimios o incluso insignificantes puede llevar a la felicidad pese a que, en resumidas cuentas, todo sea una mierda. Una casi inapreciable e inconsciente rebelión contra la mediocridad y lo anodino de la vida llevada a cabo por un personaje, Hirayama (Koji Yakusho), que con su existencia solitaria, silenciosa y rutinaria consigue vivir su vida de un modo para él satisfactorio.

El curioso elemento que centra el devenir del filme es la ocupación profesional de Hirayama, que es la de limpiador de los sorprendentes y un tanto bizarros aseos públicos japoneses, atrea a la que se entrega en cuerpo y alma y que es la que principalemente le depara su más bien pobre contacto con la gente. Asistimos a diferentes días en la vida del protagonista en donde repite todo de manera ritual (su empleo por la mañana, su costumbre de recoger ramas y esquejes y guardalos en su apartamento, su gusto por oír todas las mañanas en su coche viajas cintas de cassette de clásicos del rock de los 70 y 80) haciéndola variar mínimamente. Naturalmente para que una historia así lleguea (muy) buen puerto se necesita un guion sólido y una puesta en escena impecable, elemntos que esta película cumple con creces y es que, claro está, detrás está todo un Wim Wenders. Un filme que presenta la cualidad más atmosférica e hipnótica de parte de su filmografía remozada con los tropos habituales del cine oriental actual -parquedad descriptiva, ritmo más bien pausado- en los que el veterano cineasta obviamente se desenvuelve con soltura. Como también es característico en el cine de Wim Wenders el uso prácticamente narrativo de la banda sonora, en este caso con clásicos de Lou Reed (como el temazo que da título al filme), Velvet Underground, Patti Smith, Van Morrison y otros. Otra gloriosa muesca más en la extensa filmografía de un mito viviente del cine.

domingo, enero 21, 2024

VALLE DE SOMBRAS

 


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Un nuevo buen intento de consolidar el cine de género en España, esta vez sin logros extraordinarios pero cumpliendo más que dignamente propósitos. Salvador Calvo, responsable que fue de Los Últimos de Filipinas (2016) parece empeñado en dotar de una patina internacional a sus producciones rodándolas en escenarios no ya solo no españoles sino alejados de Europa, en este caso presentando una historia (inspirada vagamente en un hecho real) que se desarrolla casi exclusivamente en la zona indio-afganesa del Himalaya. Mezclando una sugerente (pero algo forzada) historia de maduración personal con el drama y el cine de aventuras, Valle de Sombras es una película muy esforzada desde el punto de vista técnico y también bastante efectiva en cuanto a su argumento, pese a algunas irregularidades y el recursos a diversos tópicos. El rodar con gran parte del reparto procedente de la India, Pakisitán o Afganistan, en los idiomas locales y con localizaciones en (muy bellos) lugares reales de la cordillera Himalaya es otro reto que el filme ha superado con admirable eficiencia, con una fotografía obra de Alex Catalán verdaderamente de recibo y a la altura de las circunstancias. No obstante, es en gran parte de soberbia interpretación de Miguel Herrán lo que consigue que esta película posea credibilidad desde la vertiente humanística y dramática de su argumento pese a que la cinta en sí carezca de un clímax acorde a sus propósitos y que en algunas ocasiones se pierda por vericuetos que podían haberse evitado.

Herrán encarna a Quique, un joven que en mitad de un ambicioso viaje aventurero por la zona india del Himalaya junto con su novia, Clara (Susana Abaitua) y el hijo de esta, Lucas (Iván Renedo) ve como estos son atacados y asesinados por unos individuos cuando los tres pernoctaban en una tienda de campaña. Horrorizado, traumatizado y malherido, Quique corre a buscar ayuda por el remoto paraje hasta que es recogido y llevado a una pequeña aldea entre las montañas cercana a un monasterio budista. Los monjes le someten a su disciplina y a sus normas y le comunican que deberá esperar al invierno para salir de la ladea y denunciar en la ciudad el crimen, pero para ello deberá realizar un peligroso trayecto del que puede que no esté preparado. Una joven y enigmática monja budista, Prana (Alexandra Masangkay, un descubrimiento el de esta actriz de origen filipino) y un muchacho del pueblo, Hara (Stazin Gonbo), serán sus mentores en esos extraños días. Rodada con mucha precisión y oficio, Valle de Sombras constituye una nueva muestra de la positiva evolución del cine español en los que a grandes producciones se refiere. Y mencionar también que la música del gran Roque Baños es excelente. Salvador Calvo se postula cada vez más como un director excepcional.