*** y 1/2
Personaje de cierto renombre en la historia del fotoperiodismo pero no muy conocido a nivel popular, Lee Miller (1907-1977) tiene su biopic gracias a la productora y protagonista de este filme, Kate Winslet: una producción esforzada y cuidada que consigue poner énfasis más en los personajes y sus motivaciones (especialmente claro está, en la figura de la propia Miller) que en la propia acción y contexto aunque esto por supuesto condicione completamente ya que estamos hablando de la II Guerra Mundial. Hay que decir que tal vez esta película hubiese sido diferente sin la presencia de Kate Winslet, quien hace una magnífica composición de esta mujer, pionera en el periodismo de guerra femenino, gran innovadora del arte fotográfico y enigmática casi hasta sus últimos días: sus variadas facetas como artista, modelo, reportera, mujer reivindicativa, luchadora antifascista y también como mujer contradictoria e impulsiva aparecen muy bien reflejados por obra y gracia de Winslet que hace uno de sus mejores trabajos, aunque la película no desdeña al significación de otros personajes como su marido el artista, poeta y galerista Roland Penrose (Alexander Skasgard), el también fotógrafo y periodista David Scherman (Andy Samberg), la periodista francesa Solange D’ Ayen (Marion Cotillard), la editora de la revista Vogue Audrey Withers (Andrea Risenborough) o la musa del surrealismo Nusch Èluard (Noémie Merlant): bohemios y estetas en medio de un conflicto salvaje sin ningún atisbo de poesía.
Esta no es una película bélica en el sentido estricto de la palabra, es un drama más o menos psicológico con contexto histórico que pone de relieve las contradicciones del ser humano ante situaciones límite y el sentido del deber - en este caso, centrado en el compromiso de obtener la verdad como periodistas- en un entorno totalmente devastador. El filme esta muy bien rodado por Ellen Kuras, una directora que a sus 65 años debuta como realizadora de largometrajes tras un larga carrera como responsable de fotografía y directora de televisión y desde luego que deja su impronta en la faceta visual con unas imágenes muy realistas y unas estupendas recreaciones de algunas de las fotos más icónicas de Lee Miller. Por otra parte, tal vez la ausencia de un tono más lineal y de mayor amplitud de escenarios resten a la película bastantes enteros y por eso da la sensación de que tal vez podía haber sido algo más, pero tal y como está es una buena película. Y para que no falte de anda, su mensaje antibelicista es bastante oportuno en estos tiempos que corren.