viernes, octubre 07, 2022

LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA

 


*** y 1/2

Cuando la honestidad y el realismo dominan en una historia cinematográfica casi siempre eso es sinónima de películas inusuales y a su manera, geniales. Esto es lo que le ocurre al torcer largometraje de Fernando Franco (La Herida), una pequeña gran  película que toca un tema desconocido y provisto de cierta incomodidad de una manera totalmente despojada de efectismo y de artificios melodramáticos: la asistencia sexual a personas discapacitadas. Pero no solamente se queda con eso, ya que La Consagración de la Primavera es una historia de maduración y de desarrollo moral y emocional, la que viven sus dos jóvenes protagonistas, Laura (Valeria Sorolla) y David (Telmo Irureta) cuya relación, fortuita e inusual, termina modificando ciertos aspectos de su vida y de su autopercepción, especialmente en el caso de la muchacha, el verdadero personaje central: una tímida universitaria fuera de su casa por primera vez y con cierta confusión vital especialmente en su relación con el sexo opuesto que accede a ser la asistente sexual de David, un joven tretrapléjico que vive con su madre , Isabel (Emma Suárez) y que además del sexo al que por su condición no puede acceder desea también algo más en la relación con una mujer. Laura en su relación con una persona como David, que para ella vive en un mundo parte irá descubriendo mucho y de una manera que ella no esperaba. Los dos actores que los encarnan están espléndidos con una Valeria Sorolla que lo da todo en un difícil papel lleno de silencios y cuya mirada refleja a la perfección no pocos estados anímicos y diferentes estadíos evolutivos emocionales haciendo avanzar literalmente toda la acción del filme. Y por supuesto Telmo Irureta resulta más que una revelación demostrando que un actor con parálisis cerebral puede estar más que dotado y haciendo además un papel casi autobiográfico en el que desprende valentía, humor y ternura. 

Las elipsis narrativas, lo nada anecdótico que resultan elementos que precisamente parecen anecdóticos (y que parecen pasar de puntillas), la aparición de personajes en un momento dado o lo casual de unos diálogos que en realidad encierran más de lo que parecen son muestras de lo bien que está planteada esta historia para conseguir una credibilidad naturalista e inmediata. Es cierto que el sexo es el elemento catalizador y en cierta medida Macguffin de la historia, pero su conexión con el aspecto amoroso y emocional y el devenir psicológico de la protagonista hace que esta sea una película más cerebral y sentimental  que sensual. Una historia no muy fácil que gracias a un excelente guión se hace sencilla y sobre todo muy agradable y emotiva. Otro nuevo acierto del cine español en este año y ya van varios.