domingo, julio 13, 2025

SUPERMAN

 


**

Los continuos reboots de las franquicias de superhéroes- independientemente de su empresa creadora- resultan cansinos y poco útiles bajo cualquier punto de vista salvo tal vez el comercial (digo tal vez ya que esto de volver a repensar una saga en poco espacio de tiempo era algo impensable hace unos años) y la verdad es que da algo de pereza el aproximarse de nuevo a tal o cual superhéroe u a otro personaje surgido del mundo del cómic sabiendo de antemano que en realidad las posibilidades de que haya algo bueno o verdaderamente novedoso son mínimas. Superman, el héroe superdotado por excelencia, después de varias películas dentro de la productora de la editorial DC (DC Studios) en donde fue encarnado con cierta propiedad por Henry Cavill regresa en un nuevo reboot diseñado obviamente para atraer a una nueva generación de público y para tratar de poner al día el mito del hombre de acero, con unos resultados bastante discutibles. Vendida como un regreso al tono evasivo de las películas de los 70 y 80 protagonizadas por Cristopher Reeve, en realidad esto es otra cosa: si, se apuesta por el tono ligero y la aventura y la acción pero fijándose mucho (demasiado) en proyectos cinematográficos de sus rivales de Marvel y orientando a este nuevo Superman a una sucesión de escenas de catástrofe y acción muy estandarizadas que podían ir fácilmente inconexas, personajes muy cliché y sin carisma empezando por un Superman que según palabras de los responsables de este reboot pretendía librarse del tono afectado del de Henry Cavill (si, ya ves tu que afectación tenía aquel) y un guion deslabazado, simple y previsible. Si, se ha recuperado el tono de evasión del mítico personaje, pero eso no era óbice para un Superman tan previsible y con tan poco relieve. James Gunn, que ya dirigió el último Escuadrón Suicida y encandiló a un sector del público con Los Guardianes de la Galaxia no es ninguna lumbrera como director y solo puede elevar a este nuevo Superman a un entretenido divertimento y poco más.

El nuevo Hombre de Acero es David Coreswet, actor de escaso currículo que muestra ciertas dotes pese a lo limitado de su personaje. Un Superman/Klark Kent cuya caracterización mezclando elementos más o menos serios como el de su problemática implicación (no deseada por muchos) en la política internacional y en conflictos bélicos o sus dudas en cuanto a su verdadera misión en la tierra, con elementos de comedia muy tontos en cuanto a diálogos y supuestos gags – y no solo por la intervención del superperro Krypto, la primera en un producto de imagen real- , no resulta ni oportuna ni efectiva siempre dando la sensación de que todo iría mejor en esa peli si se hubiese aportado más decididamente por el primer elemento. Aparecen los personajes habituales del universo Superman con un Jimmy Olssen con eso sí más fundamento que en otras adaptaciones (encarnado por Skyler Gisondo), un intrascendente Perry Blake (Wendell Pierce), una interesante Lois Lane (Rachel Brosnahal) que teiene unos primeros compases de filme muy prometedores pero que termina diluyéndose y sobre todo un genial aunque irregular Lex Luthor al que da vida muy dignamente Nicholas Hoult y que es de lo mejor del filme: con gente en la política mundial como Donald Trump o Elon Musk es fácil pensar por donde tira este villano - del que parece haberse inspirado esa gente- un magnate de la tecnología en este filme cuya obsesión por destruir a Superman le lleva a poner en peligro toda la ciudad de Metropolis, utilizando además de imposibles y aparatosos medios tecnológicos fake newa en redes y manipulaciones varias. Algún otro momento aislado de lucidez, como los diálogos entre Kent y sus progenitores terrestres con Lois Lane retrotraen a algunos momentos del Superman de Richard Donner (homenajeado levemente en la grafía de los títulos de crédito y en la banda sonora) pero al final todo se empantana con momentos simplones y algunos de vergüenza ajena. La aparición estelar de varios superhéroes del universo DC como Linterna Verde (Nathan Filion), Hawkgirl (Isabela Merced), Mr. Terrific (Edi Gathegi) o Metamorpho (Anthony Carrigan) son pura pirotecnia mercadotécnica para atraer al público más joven en un filme que pese a la calidad de su efectos especiales y su buena factura técnica no llega al aprobado. Es cine de verano, tampoco podemos pedir más.

martes, julio 08, 2025

F1

 


***

Desde hace tiempo uno de los deportes más seguidos del mundo -pese a no ser precisamente nuevo- el automovilismo y más concretamente la Fórmula 1 ha cogido un espectacular auge con una considerable magnitud de dinero moviéndose alrededor de el por lo que no ha sido raro que se produjese una película que aspirase a ser el filme definitivo sobre la F1, y así ha sido: el propio mundo de la Fórmula 1 ha sido quien ha dado el espaldarazo a este proyecto, una esforzada superproducción que trata de mostrar los entresijos del mundillo de este deporte (en el plano del negocio y en el de la competición) con el veterano cuasi legendario Jerry Buckenheimer en labores de producción y la participación también en esta faceta del campeón Lewis Hamilton, en un filme muy correcto, efectista y comercial que aúna drama e historia de superación, algo muy típico del cine deportivo y por supuesto no se priva de grandes estrellas como protagonistas: Brad Pitt y Javier Bardem encabezan el reparto. Dirige el especialista en acción Joseph Kosinski quien realiza un trabajo muy esforzado e interesante desde el punto de vista técnico -carreras rodadas en algunos circuitos reales (otros no), GPs auténticos como escenario de diferentes escenas, imágenes de carrera trepidantes con cámara desde el monoplaza- en una película que no pasará a la historia pero que tendrá su público y no solo entre los seguidores de la F1- que gozarán de lo lindo- sino entre los entusiastas del cine épico pero con cierta chicha, los degustadores de dramas de superación y, en fin, los consumidores habituales del género de acción.

La aparición de cameos de diferentes automovilistas y personalidades del negocio del automovilismo interpretándose así mismos (Hamilton, Max Verstaapen, Fernando Alonso, Jack Doohan, Lawrence Stroll, Frank Brown y así hasta un sin fin) es un curioso aliciente que indica por supuesto que este es el filme oficial sobre la Fórmula 1 y en ese sentido con la presencia de todas las escuderías existentes, sus esponsors, y las diferentes carreras, da la sensación de que estamos ante un publirreportaje ficcionado del deporte. Y en realidad, así es: no se puede decir que el contexto- que se nos muestra hasta el más mínimo detalle- se coma a al historia pero al fin de cuentas es lo que más brilla teniendo en cuenta además que el guión de et filme es flojo y previsible. Como también es muy tópico el personaje protagonista que encarna Brad Pitt, Sonny Hayes, un ex conductor de F1 cincuentón caído en desgracia tras un prometedora carrera a principios de los 90 y que vuelve a alta competición por petición de un viejo amigo del alma para lanzar a una modesta escudería propiedad de este, Rubén Cervantes (Javier Bardem) y de paso servir de mentor a un prometedor piloto, el joven británico Joshua Pierce (Damson Idris). La relación entre estos tres personajes, con Hayes como vértice, a ratos funciona desde el punto de vista dramático pero no supera lo tópico y lo previsible, y es que la figura del perdedor redimido esta ya muy sobeteada. Hay muy buenos momentos de adrenalina pura en unas careras veristas y emocionantes (no hace falta ser forofo de la F1 Para disfrutar de ellas) y tras una primera parte tediosa la peli va retomando el vuelo aunque al final todo termine según lo esperable. Candidata a hacer buena taquilla en verano y en realidad poco más.

jueves, julio 03, 2025

JULIETTE EN PRIMAVERA (JULIETTE AU PRINTEMS)

 


***

El cómic no solo surte de superhéroes al cine: en toda la historia del séptimo arte se han adaptado géneros y temáticas variadísimas de hecho. La escuela francesa de la historieta, de las mejores de siempre y muy heterogénea y variada, también ha tenido sus adaptaciones fílmicas como en esta ocasión, en el que una novela gráfica de la reputada autora Camille Jourdy (cuyo célebre Rosalie Blum también conoció versión fílmica) Juliette, los fantasmas regresan en primavera es la base de esta comedia con tientes dramáticos que sin grandes pretensiones y con una buena pizca de sensibilidad y buen hacer toca correctamente los temas de las relaciones familiares y la realización personal, material intimista que en este filme trata de concentrarse en su protagonista, la joven ilustradora de literatura infantil Juliette, interpretada con soltura por Izïa Higelin. El entorno rural galo parece propicio para este tipo de historias y es allí donde nuestra protagonista inicia inesperadamente un proceso de autodescubrimiento pasando unos días con su un tanto disfuncional familia, la cual parece haber hecho de la ocultación de secretos una vía para superar dificultades y supuestamente alcanzar la felicidad, algo que Juliette no tarda en descubrir cuestionándose su propio lugar en su familia y en la vida.

Aunque son muchos los gags más o menos cómicos y las situaciones graciosas, esta no es una película en la que todo suponga broma o chanza en absoluto. Los intentos de Juliette por tratar de comprender a sus allegados y el por que de ciertos aspectos de su propia vida y de su comportamiento es un viaje que para ella no siempre resultará grato. La directora, Blandine Lenoir, se muestra segura en una historia que trata de tener miga aunque todo al fin de cuesta se toque sin demasiada profundidad. Tal vez demasiado teatral por sus escasos escenarios, la película no deja de ser algo de visión muy agradable demostrando como una historia a priori no muy amable puede ser algo grato y edificante.

sábado, junio 28, 2025

THE LAST SHOWGIRL

 


***

Todo ha sido una sorpresa con esta película: la confirmación de la benjamina del clan Coppola como directora (Gia Coppola), el excelente aprovechamiento de un tema poco tocado en el cine como es el del envejecimiento de la mujer relacionado con el edadismo y los cánones de belleza, y de manera significativa el un tanto tardío descubrimiento como actriz de la estrella televisiva de los 90 (y sex simbol) Pamela Anderson. Si, la que fuera reina de la pequeña pantalla en la mítica serie Baywatch y carne de la prensa rosa americana se reivindica como una intérprete sólida a sus 58 años haciendo un papel casi autobiográfico en una historia que podía ser una parábola de su vida: la caída de una bella estrella del espectáculo despreciada tras haber llegado a una edad. La protagonista de la historia, Shelly Gardner, es una bailarina de espectáculo de cabaret-variedades en un casino-teatro de los alrededores de Las Vegas que vivió épocas mejores. El cierre del complejo dejará sin trabajo a las showgirls, algunas aún jovencitas y otras muy veteranas como Shelly, otrora una joven despampanante y ahora una cincuentona que encontrará muchas dificultades en encontrar un trabajo similar, circunstancia que se unirá a otras también bastante desfavorables para la mujer como su ya de por si precaria situación económica y su mala relación con su hija de 22 años.

Pese a que Gia Coppola por su filiación familiar pertenece a una“realeza” de la cinematografía estadounidense ha seguido los pasos de su abuelo Francis Ford y de su tía Sofia iniciándose en el cine independiente y los resultados en este su tercer largometraje no distan mucho del mejor cine indie estadounidense de principios del siglo XXI con una impronta que remite a Sean Baker o yendo más atrás en el tiempo a los Hermanos Coen. The Last Showgirl es una película centrada en su protagonista y sus circunstancias y como todo le va afectando mientras trata de aceptar el paso del tiempo, las nuevas situaciones y un futuro que amenaza con ser caótico mientras se culpa de decisiones pasadas y del rumbo (equivocado) que tomó en su vida. Pero su afán de lucha contra viento y marea es el mensaje más positivista de un filme que quiere dejar claro que siempre hay esperanza pese a que vivimos en una sociedad que desprecia a las personas mayores y que no acepta los cambios inevitables por el discurrir de los años. Una fotografía imperfecta y granulosa intenta ser realista y nada agradecida con las mujeres protagonistas, seres metidos en un mundo un tanto cutre y decadente que choca con el sex appeal y el aparente glamour que ellas tratan de representar en su trabajo. Pamela Anderson está excelente como una mujer desesperada, desprovista de maquillaje en la mayor parte de las escenas del filme y dejando una doble patina de fortaleza-desvalidez que hacen de su personaje un auténtico hallazgo. Personajes como la veterana camarera que interpreta Jamie Lee Curtis, una mujer modelada en su pasota histrionismo por sus años de trabajo en el un tanto sórdido mundillo de los casinos de Las Vegas, el conciliador pero desnortado propietario del complejo encarnado por un Dave Bautista que demuestra que es buen actor o las jóvenes vedettes compañeras de Shelly dan contrapuntos muy interesantes a esta película. No es ninguna obra maestra pero supone un buena bocanada de aire freso para el cine americano.

martes, junio 17, 2025

LA RECETA PERFECTA (VINGT DIEUX)

 


*** y 1/2

Con planteamiento modesto, una historia sencilla y sin ningún actor profesional esta consigue ser una estupenda película que deja palpable que el cine costumbrista aún tiene vigencia y que cualquier entorno puede ser el escenario de una interesante historia. Un pequeño pueblo de Borgoña es la localización y el contexto es algo tan inusual como la elaboración del preciado queso de la zona, algo en lo que gira la cultura de esta región francesa de donde procede la directora de este filme, la joven Louise Courvoisier, una debutante que además cofirma el guión y cuya familia ha intervenido en diferentes aspectos del mismo (su madre y su hermano han compuesto la curiosa banda sonora, otro hermano es diseñador de producción); en esta ambientación rural discurre una historia de maduración y de paso fortuito de la adolescencia a la vida adulta, la que vive su protagonista el chaval de 18 años Totone (Clément Faveau) quien tras perder a sus padres tiene que lidiar con múltiples responsabilidades y hacerse cargo de su hermana de siete años, él precisamente que era un joven despreocupado y cabezaloca. La fabricación de un queso Comté para presentarlo en un concurso (y que gane) se plantea como una meta para Totone ya que con el dinero del premio podrá hacer frente a las dificultades económicas. A ello se dedicará con ahínco con la ayuda de sus (descerebrados) colegas del pueblo y la inesperada complicidad de una joven ganadera, Marie-Lise (Maïwène Barthèlemy) con la que vivirá una relación más allá de la instrumentalización sexual con las chicas a la que el muchacho está acostumbrado.

Totone es un inicialmente un antihéroe en esta historia, un chaval sin oficio ni beneficio y alocado cuya bravuconería y carisma le hace ser una de las personas más populares de su pueblo, pero pronto torna en un héroe a la usanza cuando una desgracia golpea su vida y entonces asume que debe luchar por el futuro de su hermanita y conseguir finalidades y objetivos, por una vez en la vida, nobles, que en esta película toman la forma de un tipo de queso del que Totone se propone elaborar la mejor versión posible. A ratos con tono de comedia, otros de melodrama, muchos de estudio psicológico de la adolescencia y siempre con la maduración como telón de fondo, Vingt Dieux es una película sencilla pero elegante -no todos los entornos rurales son capaces de alcanzar una estilización y un encanto similares al del campo francés- y que deja un buen sabor de boca a públicos variopintos por lo universal de su mensaje. Siempre se espera mucho del cine francés y sus mejores películas siempre cumplen.

lunes, junio 09, 2025

SIRAT

 


*****

Puede que no resulte muy fácil sumergirse en esta nueva demostración de la maestría fílmica de Oliver Laxe (Mimosas, O que arde), al menos al principio, pero conforme va transcurriendo el metraje uno, de un modo u otro, se va sintiendo más y más atrapado por un trabajo excelso, extraño, sugerente y poliédrico que según su director -un autor que no ha necesitado mucho ni tan siquiera pretenciosidad para alcanzar ese restringido título- pasa por ser su filme más político y poético de su aún no muy extensa filmografía. Pero más que esos dos adjetivos, que en realidad parecen cumplir una función muy contextual y simbólica, Sirat resulta una película onírica, social y con carácter de cuento-fábula. Si, es el mejor trabajo de Oliver Laxe hasta la fecha y por el momento la mejor película española del año, pero más allá de cualquier contexto espacio-temporal, Sirat resulta un filme poderoso e impactante con un mensaje universal que de nuevo nos pone en frente de las contradicciones de nuestra sociedad occidental. El Premio del Jurado en el Festival de Cannes de 2025 es un galardón más que merecido para esta inusual obra.

La zona desértica del sur de Marruecos es el escenario íntegro de la historia (aunque además del país norteafricano parte haya sido rodada en Teruel y Zaragoza), todo en exterior, todo en parajes naturales y con estilo casi de documental geográfico, porque aquí el paisaje, el terreno cumplen el papel fundamental. Actores aficionados -en su mayoría de nacionalidad francesa- conforman el reparto donde un descomunal Sergi López- intérprete de hecho con bastantes vinculaciones con Francia- es el único intérprete profesional dando vida a Luis, el personaje central de la historia. El protagonista acude junto con su hijo menor, Esteban (Bruno Nuñez, pequeño gran actor) a una aislada rave en el desierto poblada de la consabida fauna pastillera y colgada bailando al son de una hipnótica música electrónica; su finalidad es encontrar a al hija mayor, una adolescente que se fue de casa un día sin decir nada y de la qque su familia piensa que tal vez se encuentre. El entorno al principio es extraño, marciano e inquietante para Luis y Esteban y también para el espectador, que asiste desde el comienzo a una sucesión de imágenes y sonidos (electrónicos) sin apenas diálogos que dicen bastante claro que va a comenzar un viaje alucinante. La búsqueda de la muchacha parece infructuosa pero Luis no se rinde y termina aliándose con un quinteto de ravers franchutes que se desenvuelven bastante bien en castellano: Stefania Gadda, Richard “Bigui” Bellamy, Jade Oukid, Joshua Liam Henderson y Tonin Janvier, todos ellos (excelentes) actores no profesionales que se interpretan a si mismos: una extraña troupe de outsiders que en si misma representa en el relato el lado más oculto, freak y alternativo de una sociedad que se nos presenta como fracasada. Junto con padre e hijo, conforman una especie de “seis magníficos” contemporáneos que irán en busca de una persona extraviada en una película cuya estructura y estética le debe mucho al western, pero también a William Borroughs, David Lynch, Alejandro Jodorowsky y Lars Von Trier. Hasta hay alguna traza del Bergman del El Séptimo Sello y la saga Mad Max. Pronto lo que parece la trama central del filme se revelará como un McGuffin tramposo mientras la película proseguirá con su carácter visual y simbólico mientras los personajes llevan a cabo su viaje hacia ninguna parte encontrándose en medio con la tragedia y el caos.

Es este un filme que fluctúa con mucha maestría entre lo mágico (en apariencia) y cálidamente humano y lo social y realista: la guerra de Marruecos con el Sahara aparece de refilón y también el tema de los refugiados, siempre con la visión generalista de los desastres de la guerra que poco a poco se va adueñándose de la historia hasta extenderse y engrandecerse con el mal producido por el ser humano en general. El dolor, la pérdida, la desesperación se irán apoderando de los personajes en un viaje espiritual que no sabemos muy bien a donde lleva y de hecho cuando finaliza la película seguimos sin saberlo. La crudeza de muchos momentos azota literalmente la película y nos hace partícipes de ese extraño viaje que cada vez es más hipnótico y también más desesperado, captado por una poderosa fotografía y un sonido alucinante -más allá de la machacona y a veces desagradable pero a ratos fascinante música trance electrónica que se oye- que convierten a esta película en un muy grata experiencia cinéfila. Totalmente recomendable.

miércoles, junio 04, 2025

LOS TORTUGA

 


****

Fue la película triunfadora en el Festival de Málaga y desde luego que merecidamente. Belén Funes, que con La hija de un ladrón (2019) entusiasmó a todos con su manejo del drama social en contextos más bien incómodos y de difícil narrativa en esta ocasión se doctora con un drama multitemático y muy bien ensamblado en sus aparentemente diferentes y heterogéneas piezas que conmueve y encandila y todo con mínimos estilísticos y narrativos eso si muy efectivos y con un enorme poder evocador y emocional. La inmigración (dentro de España y desde otros países), las dificultades de la España rural, la precariedad económica de muchos trabajadores, las dudas de la juventud, las relaciones familiares (y especialmente la maternofiliales), los desahucios y el duelo ante la muerte aparecen en este estupendo filme de una manera clara y muy directa (tal y como al directora hizo en su citada anterior película) y sin atenuantes. Diferentes escenarios geográficos (Andalucía, Catalunya), diferentes contextos (el rural, el urbano) y personajes casi todos marcados por el infortunio y la modestia económica conforman un retrato identificable convertido en una historia poderosa por su desagradable y verista sencillez. Belén Funes ya se postula como una gran directora.

Las dos actrices principales mueven la película compartiendo protagonismo y una relación entre sus personajes complicada y cambiante, como pueden serla las de una madre y una hija marcadas en un primer término por la tragedia (la pérdida del padre/marido) y también por diferentes circunstancia que han terminado en un cierto distanciamiento. Anabel (Elvira Lara) una postadolescente barcelonesa de 18 años vive dividida entre el recuerdo de su padre andaluz -fallecido tiempo atrás- junto con la sencillez de la vida en una aldea cuando pasa veranos en el pueblo de Jaén con su familia paterna, y la influencia de su madre Delia (Antonia Zegers), una inmigrante chilena que trabaja de taxista en la ciudad condal que con su carácter despreocupado parece no haber asumido ni valorado del todo la muerte de su marido y las necesidades actuales de su hija, una muchacha que aspira a ser alguien - estudia comunicación audiovisual- y superar sus penas, complejos y los problemas económicos de su familia. Planteada como una historia cambiante con variaciones inesperadas y siempre centrada en las dos mujeres (especialmente en Anabel), la película se deja ver con enorme interés gracias a la calidez e inmediatez de las situaciones, que si bien muchas veces parecen no llevar a ninguna parte hacen que las protagonistas, con gestos, reacciones y diálogos nos muestren los entresijos y claves de su incomoda relación. Tanto Lara como Zegers están las dos impecables. El filme va cobrando interés a medida que va avanzando y todos esos apuntes del natural que se nos presentan y que- muchas veces por desgracia- reconocemos no hacen más que hacerse ganar nuestra complicidad como espectadores. Una pequeña grata sorpresa en lo que llevamos de año para el cine español.


lunes, junio 02, 2025

LA TRAMA FENICIA (THE PHOENICIAN SCHEME)

 


****

Wes Anderson no solo se ha convertido en uno de los mejores directores de la actualidad sino que es ahora mismo uno de los cineastas con mayor tirón entre el público pese a lo aparentemente escaso comercial de su propuesta. Últimamente muy activo- sus últimas Asteroid City y el mediometraje de Netflix La maravillosa historia de Henry Sugar son relativamente recientes- Anderson deja un poco el perfil más modesto de Asteroid City para ejecutar de nuevo una obra ambiciosa que por supuesto contiene todos los elementos distintivos de su cine: imagineria artístico-manierista, colores chillones, encuadres estudiados, coreografiados y arty, inspiración comiquera, cierto surrealismo. No tan brillante como su obra maestra, La crónica francesa (2021) pero de nuevo una gran película, The Phoenician Scheme -echando mano otra vez de la ironía y la caricatura con afán de crítica- se sumerge esta vez en una visión bufa del capitalismo y la religión con unos resultados bastante sugerentes. El reparto coral de rigor del cine de Wes Anderson moviéndose entre engolados e imposibles escenarios que evocan a unos estéticamente unos exagerados años 50 en plena Guerra Fría nos regala personajes (ridículamente) muy interesantes e interpretaciones de chapó en una puesta en escena deslumbrante y divertida que consigue llevar a buen puerto una fábula muy gruesa y anecdótica en apariencia pero en realidad enormemente profunda y evocadora.

Hay que decir que el propio reparto hace destacar a tres personajes: Zsa-Zsa Korda (Benicio del Toro) un todopoderoso y realmente siniestro y despiadado magnate de un país indeterminado de Europa deseoso de eliminar a quienes precisamente tratan de eliminarle por su enorme poder, para, lógicamente, ver aumentada aún más su riqueza e influencia; su hija Liesl (Mia Theperton) una excéntrica novicia que se convierte en la principal aliada de su padre en su megalómano plan aunque hayan estado distanciados seis años, y el profesor Bjorn Lund (Michael Cera), un entomólogo noruego tutor de los hijos menores de Korda y tercera pata del vértice en los planes del empresario. Unas curiosas cajas con ciertos contenidos tienen la clave de los nuevos negocios de Korda, quien tras sufiir diferentes atentados contra su vida se encuentra casi siempre de paso en el Cielo y ante Dios en impagables secuencias de inspiración montypithiana, y una inexistente Fenicia del siglo XX será el país en el cual el millonario fije sus objetivos. Todos los entresijos del capitalismo en su mayor expresión aparecen caricaturizados en este perfecto grandguiñol de tiralíneas con explicaciones bizarras marca de la casa discurridas en el siempre pasmante espectáculo visual y narrativo de Anderson. Tampoco faltan críticas a la ambición humana, la hipocresía, la muchas veces apestosa relación entre política y riqueza, y el poder ambiguo de la religión tanto desde el aspecto personal-espiritual como el material.

Si se conoce más o menos el cine de Wes Anderson, se pueden prever pistas falsas y trampantojos que estallan de manera magistral y no por ello dejar de disfrutarlas, pero es posible que el expectador neófito o no acostumbrado a este tipo de cine se vea un tanto desconcertado. Hay que dejarse llevar siempre por el estilo sublime, audaz y realmente sugestivo de este gran autor que ha conseguido fusionar como nadie el estilo del cómic (y la ilustración en general) con el del cine. Tom Hanks, Willem Dafoe, Scarlett Johannson, Mathieu Almaric, Jeffrey Wright, Charlotte Gainsboourg, Riz Ahmed, Bryan Cranston, Bill Murray, Benedict Cumberbatch o F. Murray Abraham desfilan también por un filme que como todos los del director conviene ver y degustar.

lunes, mayo 19, 2025

JANE AUSTEN ARRUINÓ MI VIDA (JANE AUSTEN A GÂCHÉ MA VIE)

 


***

Es increíble como la figura y obra de Jane Austen (1775-1817) sigue presente en la cultura del siglo XXI e incluso el mundo del cine sigue haciéndose eco de su legado. No son pocas las películas inspiradas en ella -incluso llevando su nombre en el título- a parte de biopics, y es que la autora de Emma o Sentido y Sensibilidad pese al paso del tiempo tiene en su obra tropos y temas que se han mantenido siempre, como las ansias de superación de la mujer joven o los dilemas del amor. En el caso de esta producción francesa debut en la dirección de la guionista Laura Piani (con algunos tintes autobiográficos) nos encontramos con la imposible traslación del mundo de la escritora británica a la vida de una joven parisina, Agathe (Camille Rutherford), bibliófila, culta, soñadora y admiradora de Austen, empleada en la famosa librería parisina especializada en literatura inglesa Shakespeare and Company, pero negada sentimentalmente e insegura pese a su brillantez intelectual. Aspira a encontrar el amor de su vida a la Austen y lógicamente esa meta por su dificultad no le plantea satisfacciones precisamente. Una gran oportunidad llega a su vida cuando se traslada a la campiña inglesa para participar junto con aspirantes a literatos e intelectuales en una residencia-seminario sobre la autora, gestionada por una familia de descendientes de esta. Allí Agathe conoce a Oliver (Charlie Anson) el hijo de sus anfitriones, un joven educado y muy british que parece mejor opción que Felix (Pablo Pauly), su no muy oficializado novio.

El filme supone una aproximación a manierismos del cine británico desde la óptica francesa en una operación que se salda con éxito y que no resulta ni paródica ni de homenaje complaciente. Moviéndose entre la comedia romántica (las más de las veces) y el melodrama, el filme está rodado con exquisitez y buen hacer con varios momentos muy bien llevados. Las escenas inglesas son casi siempre en interiores (los de la mansión de la residencia) en clara conexión con la tendencia inglesa a las ficciones audiovisuales sin apenas exteriores, algo en lo que fueron maestros -especialmente en televisión-en la segunda mitad del siglo XX. No obstante, lo mejor es todo lo que rodea a su protagonista y sus circunstancias, un pequeño y modesto estudio psicológico de la mujer del siglo XXI que desea vivir en el mundo de Austen de principios del XIX en lo tocante a las relaciones amorosas, ocasionando frustración, desarraigo y también por que no momentos divertidos. Una película modesta pero bonita, recomendable en tiempos tan poco edificantes como estos.