jueves, octubre 29, 2020

NO MATARÁS

 

 

 

*** y 1/2                                                                                        

El cine de género sigue evolucionando positivamente en España. Ya se puede decir que se hacen buenas películas de thriller, acción o fantasía con personalidad propia y recurriendo mínimamente a clichés anglosajones aunque persistan algunos tics que parece difícil prescindir de ellos; en este sentido No Matarás es una película de suspense envolvente y apasionante, tal vez sin un ritmo constante pero con un guión sencillo aunque lo suficientemente sólido para atrapar al espectador. David Victori se estrena como director de largometrajes después de dirigir cortos y televisión (Pulsaciones) y demuestra talento con este relato cuya acción se centra en unas pocas horas y que apuesta por el drama la angustia psicológica rehuyendo de golpes de efecto y de violencia barata aunque a decir verdad esta última abunda sobre todo en la parte final del filme, sin bien su magistral tratamiento y rodaje (coreografía y escenificación al más milimétrico detalle y realismo) la convierten en todo un espectáculo para los ojos. Pero la efectividad del film no hubiese sido el mismo sin la genial interpretación de Mario Casas, que poco a poco va subiendo sus enteros como actor y nos regala su mejor actuación hasta la fecha como un joven normal que se ve súbitamente metido en un desagradable embolado con un asesinato por medio del que él es culpable casi sin quererlo.

El desquiciado retrato psicológico momentáneo del Dani, el protagonista, y su descenso a los infiernos morales e internos al verse inesperadamente como un asesino es la base del filme, al tiempo que plantea cuestiones éticas y morales por medio del personaje principal que prácticamente deja sin respuesta en lo que a él atañe, pero es precisamente esa angustia vivida por él lo que el espectador capta gracias a la interpretación de Casas y en ese sentido la película no puede resultar más brillantemente desasosegante. El thriller, que en la película es puro y duro,  en realidad es una excusa estilística para mostrarnos una inquietante narración interior que no deja indiferente. Junto con Mario Casa brilla la joven Milena Smit  como Mila, una inquietante muchacha aparentemente al borde del colapso emocional que será la provocante y catalizadora de la acción: un papel difícil que Smit sencillamente borda. Por otro lado se encuentra Laura (Elisabeth Larena), la hermana abogada de Dani que intenta socorrer a su desbordado hermano con una ingeniería legal que parece chocar con la realidad y con las consecuencias de todo lo que sucede. Rodada principalmente de noche (y con ciertas reminiscencias e algunos momentos a Blade Runner) y con un montaje a veces frenético y otras contenido, No Matarás sin ser una absoluta obra maestra muestra la madurez del cine español a la hora de conseguir productos competentes y de vocación internacional que aúnan calidad y comercialidad.

domingo, octubre 25, 2020

FALLING

 


 ****                                                                                              

El debut detrás de las cámaras de Vigo Mortensen ha resultado ser un muy grata sorpresa y el intérprete americano-argentino-danés se postula como un director competente pese a lo tardío de su estreno como realizador. La vejez, las relaciones familiares, el peso del pasado, el amor paternofilial y la pesedumbre de la decrepitud física y mental son los ejes temáticos de este competente drama que no rehúye a la crudeza y se muestra poderosamente atrayente para el espectador. Un padre octogenario con demencia senil, Willis Peterson (Lance Hendricksen) complica cada vez más la vida y los sentimientos de su hijo a su cuidado, John (Mortensen), un piloto de avión cincuentón que además de con su padre convive con su marido Eric (Terry Chen) y su hija. Willis mantiene continuas pelas con su hijo que él y su familia intentan capear con estoicismo, pero las alusiones a eventos del pasado de la familia a la situación actual de John y sobre todo a las propias dudas y remordimientos del propio Willis hacen que su hijo sienta un profundo malestar y que al relación con su padre, difícil desde su infancia, continúe agrietándose más si cabe. Por medio de flashbacks conocemos las circunstancias vitales de un joven Willis (Sverrir Gudadson) con John: un hombre estricto, machista, déspota con su mujer (de la que terminó divorciándose) y sobre todo egoísta y orgulloso. John jamás toleró las actitudes y la trayectoria vital de su padre (que apenas aceptó la homosexualidad de su hijo) pero en el ocaso de su vida siente el deber de ayudarle.

El filme refleja excelentemente los sentimientos encontrados y las dudas del personaje del hijo, un hombre condicionado por la imperfecta figura paterna; para ello los abundantes saltos atrás en el tiempo cumplen una función narrativa fundamental que la película explota con maestría yuxtaponiendo de manera casi de espejo con la línea temporal en la que se narran los hechos de la historia. La interpretación de Lance Hendricksen es impresionante y conmovedora con un Vigo Mortensen que también echa el resto en una de las mejores interpretaciones que se le recuerdan. Hay mucha tensión dramática en las escenas entre los dos personajes principales y en las de las reuniones familiares (muchas familias en situación similar probablemente se verán reflejadas) con el momento culminante de la tensa discusión final entre John y Willis. Filmada con delicadeza pero de manera firme y sin edulcorantes este es un drama auténtico muy recomendable para cualquier amante del cine como reflejo de al realidad.