lunes, marzo 04, 2024

DUNE: PARTE DOS (DUNE: PART TWO)

 


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Era prácticamente un hecho que tarde o temprano la segunda entrega de la nueva adaptación del inmortal de la ci-fi Dune por parte de Dennis Villeneuve- cuyo primer capítulo llegó en 2021- iba a asomar por las pantallas y también era totalmente esperable que su calidad iba a ser pareja a la de aquella magnífica primer parte. No solamente eso, se puede decir que esta Dune Parte Dos es ligeramente superior, algo en lo que influye también que se trata de la adaptación de la segunda parte de la primera novela original, el tramo más interesante de la obra que Frank Herbert escribió en 1965: la proclamación de Paul Usul Muad´Dib Atreides en líder de los Fremen de Arrakis/Dune y su caudillaje en la guerra contra los canallescos y siniestros Harkonnen y contra la corrupta casa imperial galáctica al tiempo que su viaje de iniciación y maduración personal parece concluirse, aún a costa de parecer un arrogante líder mesiánico destinado a gobernar todo el universo. El guion adaptado de Villeneuve y Jon Spaihts vuelve a ser esforzado y con enorme tino a la hora de abarcar la complejidad de una historia que une aventura, filosofía, religión o ecología y además triunfa a la hora de mostrar el devenir de la historia y sus varios recovecos, aún a costa de variar ligeramente algunos acontecimientos. Dennis Villeneuve demuestra ser un director con recursos y polivalente como muestra en en superproducciones como esta; está de todas formas por ver si se conducirá de modo similar en otro tipo de cine que no sea la ciencia-ficción o las grandes producciones, pero a buen seguro hará también allí buen papel puesto que en no pocos pasajes más dramáticos o intimistas de este filme demuestra buenísima mano.

Timothée Chalamet vuelve a encabezar el coral y eficaz reparto internacional en donde con respecto a la primera parte repiten Rebeca Ferguson (Dama Jessica), Javier Bardem (Stilgar), Zedaya (Chani), Josh Brolin (Gurney Halleck), Dave Bautista (Glossu Raban), Stellan Skarsgard (Barón Harkonnen) y Charlotte Rampling (Reverenda Madre Gaius Helen Mohiam) y se incorporan como rostros más destacados Cristopher Walken (Emperador Padishah Shadam IV), Florence Pugh (Princesa Irulan) , Léa Sydoux (Margot Fenrig) y el actor en alza Austin Bultler como Feyd-Rautha Harkkonen, sobrino del barón y malvado a machacamartillo que Butler interpreta con solvencia. De nuevo con escenarios y paisajes fastuosos (sobre todo los que se desarrollan el desértico planeta Arrakis) y escena de acción y batalla hechas con seso y con nada de la parafernalia barata que gusta de hacerse ahora, la película parece beber del encanto de viejas superproducciones como Los Diez Mandamientos o Cleopatra pero Villeneuve que es un tío listo y que además muestra ser un fan de la saga literaria no se queda en solo en eso sino que se permite insertar las diatribas filosóficas y oníricas de la novela original de una manera inteligente y magistral - en base a digresiones narrativas y consabidos insertos “visionarios” y de nuevo en el plano formal también nos regala curiosas y espectaculares secuencias como la filmada en blanco y negro que ilustra un combate de gladiadores, escena de la novela muy querida entre sus seguidores que por cierto David Lynch no pudo incluir por falta de tiempo en su adaptación de 1984 (¿homenaje al director de Montana?). Y por supuesto, una vez más, tenemos unos efecos especiales de los que quitan el hipo.

La renuncia a mostrar el acontecimiento apoteósico con el que finalizaba la novela y el hecho de que Lady Jessica no haya dado a luz a su hija Alia (ojo, sorpresa a con este personaje en este filme) indican que puede que haya al menos una nueva entrega de l nuevo Dune cinematográfico en forma de adaptación de las secuelas del primer libro, El Mesias de Dune e Hijos de Dune. Pues veremos, pero de momento, estas dos adaptaciones del primer título de la saga de Frank Herbert son verdaderamente excepcionales, esperemos que nuevas generaciones de espectadores y lectores sepan gracias a ellas que al ciencia ficción no es solo un espectáculo vacuo de buenos y malos.  


domingo, marzo 03, 2024

LA ESTRELLA AZUL

 


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En la actual vorágine de bografías cinematográficas de músicos de rock tenía que haber sitio forzosamente para aquellos y aquellas situados en la categoría de los malditos; de momento no ha habido mucha película sobre estas figuras bastante abundantes en la historia del la música popular a excepción de Sixto Rodríguez, cuyo galardonado biopic documental Searching for Sugar Man (2014) es por cierto referencia hecha por la crítica española en relación a este sorprendente y muy logrado filme de ficción español que se acerca a la figura de un músico de culto no muy conocido pero con seguidores y muy talentoso: Mauricio Aznar (1964-2000), cantante, guitarrista, músico y poeta zaragozano cuya curiosa historia se nos cuenta en una película inclasificable y a caballo entre el docudrama y la ficción que de momento es una de las sorpresas más agradables de lo que llevamos de año en el cine español. Por supuesto, esperemos también que abra la veda a otros biopics musicales en el cine ibérico en años venideros, pero esta película hecha en coproducción con Argentina (en donde se ha rodado también gran parte) va más allá del biopic o del cine musical con una obra que en todo momento trata de huir del convencionalismo y que jugando con el drama, el costumbrismo y la comedia y con un constante enfoque antropológico y de retrato intercultural - en este caso entre Argentina y España focalizándose en la música- y con una sugerente utilización de la intertextualización metacinematográfica y de las fronteras entre lo real y lo recreado ofrece un espectáculo narrativo nada habitual en el cine comercial y que dejará con excelente sensación a cualquier gourmet cinéfilo. Javier Macipe, joven realizador forjado en documentales y cortometrajes, dirige magistralmente un filme que le augura un enorme futuro.

Esta historia de Mauricio Aznar, figura clave del rock aragonés, uno de los cabezas visibles del movimiento rockabilly en España, líder y fundador de la banda Más Birras y desde mediados de los 90 hasta su muerte volcado en difundir en la península el rico folclore argentino de la provincia de Santiago del Estero, esta centrada en la década de los 90 cuando precisamente Mauricio abandona la capital maña para viajar a Santiago del Estero para conocer de primera mano la música de ese lugar, que tanto le fascinaba y también para librarse de sus adicciones y tratar de reconducir su vida personal y familiar. Para ilustrar este aspecto que la película fija como clave se ha recurrido a las mismas y exactas localizaciones argentinas de la historia real con los mismos protagonistas sin trampa ni cartón: los Carabajal, la estirpre santiaguera de músicos que acompañó a Mauricio Aznar aquellos días ejerciendo en el tutela musical y personal y casi relación familiar se interpretan casi todos a ellos mismos, con el veterano cantautor y folclorista Cuti Carabajal interpretando a su hermano Carlos, mítico músico ya fallecido patriarca de los Carabajal y maestro de Mauricio. Ante estos datos, esta claro que estamos ante una película no muy usual en donde se recurren a todo tipo de recursos -dramáticos, poéticos, más costumbristas, y por no hablar de los momentos en los que se rompe la cuarta pared o la película de ficción se sale de si misma- para narrar un viaje inciático y de maduración, el de un ser desesperado en lo personal y superado por un negocio musical del que cada vez se siente menos parte que halla a bastantes kilómetros de su hogar el verdadero sentido de su existencia, unido a su cambio de percepción de la finalidad y la utilidad de la música y de la creación artística. Dentro de un casting lleno de juegos y trampantojos, Pepe Lorente, que encarna a Aznar, lo hace con solvencia, convicción y profesionalidad: se nota que el actor ha querido imbuirse del espíritu del personaje en una total inmersión - el mismo Lorente canta todas las canciones- y el resultado ha sido de chapó, con una interpretación matizada y prácticamnte diferente en cada uno de los instantes de la vida del personaje.

Con una excelente recreación de conciertos de Más Birras en los 90, una magistral oscilación y modelación dramática, unas interpretaciones de diez (con la mayoría no olvidemos actores no profesionales, especialmente los argentinos) y un especial cuidado en las escenas argentinas, La Estrella Azul ha resultado la sorpresa de la temporada. No faltan guiños como la presencia del no menos grande Gabriel Sopeña, gran amigo y colaborador de Mauricio, al final del filme o el cameo vocal de Enrique Bunbury, discípulo y admirador de Aznar, en forma de mensaje en el contestador. Una película que debe verse y degustarse.