lunes, abril 29, 2024

CIVIL WAR

 


**

La premisa era atractiva: una hipotética futura guerra civil americana, entre dos facciones cuyas motivaciones e ideologías respectivas no conocemos durante todo el metraje, y todo lo que esto podía conllevar. Pero lo que podía ser una interesante película de distopía política-ficción con su lógico elemento bélico y un millón de aspectos de cualquier tipo por explotar (sociales, políticos, morales, dramáticos) se ha quedado en una película muy apañada y poco estimulante en donde y pese a que el elemento temático central (el periodismo) también podía dar muchísimo de si no se llega a nada con una historia con su intríngulis pero que no aporta nada más que cierta crítica a los límites de la profesión periodística a la hora de recoger y suministrar las noticias, algo que en los reporteros de guerra siempre es más notable. Más drama que acción y cine bélico y aparentemente más crítica social y humana que un vacuo espectáculo de tiros y bombardeos -que por otra parte hay muy poco de ello aunque si en varios momentos violencia más directa y explícita- Civil War pese a todo se queda en la mediocridad. El británico Alex Gartland demuestra ser un director con recursos en producciones más o menos exigentes como esta, pero no consigue que este filme sea ni mucho menos memorable.

La historia comienza cuando la guerra lleva ya cierto tiempo y solo sabemos que al igual que la Guerra Civil americana del siglo XIX hay varios estados “secesionistas” que han abandonado los EEUU y están en contra del gobierno norteamericano oficial. Una fotoperiodista de prestigio, Lee Smith (Kirsten Dunst), ante la inminente caída de Washington DC y del presidente, viaja a Washington para fotografíar todo lo posible de una guerra que parece ya acabar y para entrevistar al mandatario. Junto a ella se unirán su excéptico colega de Reuters Joel (Wagner Moura), el veterano periodsta Sammy (Stephen McKinley Henderson) y la joven aspirante a fotoperidosta Jesse (Cailee Spaeny). El viaje pondrá en relieve los peligros y las contradicciones del mundo del periodismo de guerra (en donde la lucha por conseguir la mejor imagen parece otra guerra en si misma) y los desastres de la guerra. Es precisamente en ste último aspecto donde la película peca de autocomplaciente echándose de menos una denuncia antibelicista más clara: y es que la dialéctica e interacción entre los personajes, muy bien llevadas, no tienen su correlato en una denuncia o al menos en un muestrario de momentos dramáticos o emotivos. Hay escenas impactantes, eso si, y momentos puntuales logrados, pero a media que el metraje va avanzando el sopor termina por adueñarse de todo. Una oportunidad desaprovechada apra hacer una buena película.

domingo, abril 28, 2024

SIEMPRE NOS QUEDARÁ MAÑANA (C´È ANCORA DOMANI)

 


****

Precedida por el éxito de taquilla cosechado en su país ha llegado esta sorprendente comedia italiana de época con ribetes de drama y repleta de curiosos insertos más o menos experimentales que la dotan de un aire excéntrico pero lleno de encanto. El debut de la excelente actriz Paola Cortellesi como directora- que además aquí ejerce de guionista y también de actriz principal- ha sido más que inspirado con una película de carácter historicista que con mensaje antimachista, feminista e igualitario ajustando las cuentas con un periodo crucial de la historia de Italia como fue la postguerra y los difíciles años posteriores a las II Guerra Mundial en donde un país derrotado y empobrecido lucha por entrar en la modernidad con el lastre de un enorme tradicionalismo y un desmedido clasismo. Para contar el relato la actriz metida a directora opta por un peculiar homenaje a la rica historia del cine de su país haciendo un pastiche de película neorrealista italiana de los 40-50- filmada significativamente en (un hermoso) blanco y negro- en donde para recordar las concomitancias con ciertos aspectos o secuelas en la época actual recurre a aparentes stravaganzzas como un banda sonora con música electrónica o hip hop y a efectos de montaje tarantinianos: unas geniales pinceladas que elevan el filme aún más si cabe de lo que da con su interesante historia y su exquisito acabado formal con una cuativadora fotografía bitonal. Todo resulta deslumbrante en una película que desde la comedia y la aparente ligereza se ocupa de cosas muy serias llegando a conmover al espectador.

La acción se desarrolla en 1946 en una indeterminada ciudad italiana en donde Delia, madre de tres hijos y casada con el déspota, egoísta y maltratador Ivano (Valerio Mastandrea) se desvive por sacar adelante a su familia trabajando en varios empleos por un mísero sueldo - lo que en la época les correspondía a las mujeres- para complementar las no mayores ganancias de su marido, mientras aguanta el carácter violento de este y sus continuas palizas y cuida también de su suegro enfermo. La inminente boda de su hija de 20 años Marcella (Romana Maggiora Vergano) con el primogénito de una buena familia otorga ilusión y esperanza a Delia y el resto de su familia, pero el lastre del clan es tan grande en todos los sentidos que las cosas tenderán al naufragio. El personaje de Delia es tratado como un heroína histórica en els entido de que ella y muchas otras italianas de su generación tuvieron que luchar lo indecible para conseguir su libertad y su posición en una sociedad machista y concretamente como en el caso de Delia (y su hija) muchas tuvieron que luchar contra la fuerza bruta de un patriarcado y machismo galopante en su entorno. El personaje de Ivano, un mala bestia disfrazada de aparentemente sacrificado padre de familia, encarna en la historia a todo aquello que combatieron muchas mujeres y su figura, entre la caricatura y el realismo, está muy bien plasmada en sus escalofriantes matices. La manera en que al directora nos muestra escenas como las del maltrato físico a la que es sometida por parte de su marido, rodadas como si de una coreografía se tratase, no es más que un indicativo simbólico de que aquellas situaciones eran casi un triste y siniestro ritual.

La combinación de momentos más serios y dramáticos con la tradición de la comedia costumbrista neorrealista italiana (los diálogos son impagables y el humor casi siempre ingenioso) y las pinceladas simbólicas y más o menos irreales hacen de Siempre nosquedará mañana una muy gata experiencia incluyendo un final con trampantojo pero muy sugestivo. Puede que algunos elementos de la trama se queden incompletosy que muchos personajes secundarios- la película atesora una interesante galería- hubiesen podido ser explotados en mayor medida, pero nada resta a la excelencia de esta película.