miércoles, junio 04, 2025

LOS TORTUGA

 


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Fue la película triunfadora en el Festival de Málaga y desde luego que merecidamente. Belén Funes, que con La hija de un ladrón (2019) entusiasmó a todos con su manejo del drama social en contextos más bien incómodos y de difícil narrativa en esta ocasión se doctora con un drama multitemático y muy bien ensamblado en sus aparentemente diferentes y heterogéneas piezas que conmueve y encandila y todo con mínimos estilísticos y narrativos eso si muy efectivos y con un enorme poder evocador y emocional. La inmigración (dentro de España y desde otros países), las dificultades de la España rural, la precariedad económica de muchos trabajadores, las dudas de la juventud, las relaciones familiares (y especialmente la maternofiliales), los desahucios y el duelo ante la muerte aparecen en este estupendo filme de una manera clara y muy directa (tal y como al directora hizo en su citada anterior película) y sin atenuantes. Diferentes escenarios geográficos (Andalucía, Catalunya), diferentes contextos (el rural, el urbano) y personajes casi todos marcados por el infortunio y la modestia económica conforman un retrato identificable convertido en una historia poderosa por su desagradable y verista sencillez. Belén Funes ya se postula como una gran directora.

Las dos actrices principales mueven la película compartiendo protagonismo y una relación entre sus personajes complicada y cambiante, como pueden serla las de una madre y una hija marcadas en un primer término por la tragedia (la pérdida del padre/marido) y también por diferentes circunstancia que han terminado en un cierto distanciamiento. Anabel (Elvira Lara) una postadolescente barcelonesa de 18 años vive dividida entre el recuerdo de su padre andaluz -fallecido tiempo atrás- junto con la sencillez de la vida en una aldea cuando pasa veranos en el pueblo de Jaén con su familia paterna, y la influencia de su madre Delia (Antonia Zegers), una inmigrante chilena que trabaja de taxista en la ciudad condal que con su carácter despreocupado parece no haber asumido ni valorado del todo la muerte de su marido y las necesidades actuales de su hija, una muchacha que aspira a ser alguien - estudia comunicación audiovisual- y superar sus penas, complejos y los problemas económicos de su familia. Planteada como una historia cambiante con variaciones inesperadas y siempre centrada en las dos mujeres (especialmente en Anabel), la película se deja ver con enorme interés gracias a la calidez e inmediatez de las situaciones, que si bien muchas veces parecen no llevar a ninguna parte hacen que las protagonistas, con gestos, reacciones y diálogos nos muestren los entresijos y claves de su incomoda relación. Tanto Lara como Zegers están las dos impecables. El filme va cobrando interés a medida que va avanzando y todos esos apuntes del natural que se nos presentan y que- muchas veces por desgracia- reconocemos no hacen más que hacerse ganar nuestra complicidad como espectadores. Una pequeña grata sorpresa en lo que llevamos de año para el cine español.


lunes, junio 02, 2025

LA TRAMA FENICIA (THE PHOENICIAN SCHEME)

 


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Wes Anderson no solo se ha convertido en uno de los mejores directores de la actualidad sino que es ahora mismo uno de los cineastas con mayor tirón entre el público pese a lo aparentemente escaso comercial de su propuesta. Últimamente muy activo- sus últimas Asteroid City y el mediometraje de Netflix La maravillosa historia de Henry Sugar son relativamente recientes- Anderson deja un poco el perfil más modesto de Asteroid City para ejecutar de nuevo una obra ambiciosa que por supuesto contiene todos los elementos distintivos de su cine: imagineria artístico-manierista, colores chillones, encuadres estudiados, coreografiados y arty, inspiración comiquera, cierto surrealismo. No tan brillante como su obra maestra, La crónica francesa (2021) pero de nuevo una gran película, The Phoenician Scheme -echando mano otra vez de la ironía y la caricatura con afán de crítica- se sumerge esta vez en una visión bufa del capitalismo y la religión con unos resultados bastante sugerentes. El reparto coral de rigor del cine de Wes Anderson moviéndose entre engolados e imposibles escenarios que evocan a unos estéticamente unos exagerados años 50 en plena Guerra Fría nos regala personajes (ridículamente) muy interesantes e interpretaciones de chapó en una puesta en escena deslumbrante y divertida que consigue llevar a buen puerto una fábula muy gruesa y anecdótica en apariencia pero en realidad enormemente profunda y evocadora.

Hay que decir que el propio reparto hace destacar a tres personajes: Zsa-Zsa Korda (Benicio del Toro) un todopoderoso y realmente siniestro y despiadado magnate de un país indeterminado de Europa deseoso de eliminar a quienes precisamente tratan de eliminarle por su enorme poder, para, lógicamente, ver aumentada aún más su riqueza e influencia; su hija Liesl (Mia Theperton) una excéntrica novicia que se convierte en la principal aliada de su padre en su megalómano plan aunque hayan estado distanciados seis años, y el profesor Bjorn Lund (Michael Cera), un entomólogo noruego tutor de los hijos menores de Korda y tercera pata del vértice en los planes del empresario. Unas curiosas cajas con ciertos contenidos tienen la clave de los nuevos negocios de Korda, quien tras sufiir diferentes atentados contra su vida se encuentra casi siempre de paso en el Cielo y ante Dios en impagables secuencias de inspiración montypithiana, y una inexistente Fenicia del siglo XX será el país en el cual el millonario fije sus objetivos. Todos los entresijos del capitalismo en su mayor expresión aparecen caricaturizados en este perfecto grandguiñol de tiralíneas con explicaciones bizarras marca de la casa discurridas en el siempre pasmante espectáculo visual y narrativo de Anderson. Tampoco faltan críticas a la ambición humana, la hipocresía, la muchas veces apestosa relación entre política y riqueza, y el poder ambiguo de la religión tanto desde el aspecto personal-espiritual como el material.

Si se conoce más o menos el cine de Wes Anderson, se pueden prever pistas falsas y trampantojos que estallan de manera magistral y no por ello dejar de disfrutarlas, pero es posible que el expectador neófito o no acostumbrado a este tipo de cine se vea un tanto desconcertado. Hay que dejarse llevar siempre por el estilo sublime, audaz y realmente sugestivo de este gran autor que ha conseguido fusionar como nadie el estilo del cómic (y la ilustración en general) con el del cine. Tom Hanks, Willem Dafoe, Scarlett Johannson, Mathieu Almaric, Jeffrey Wright, Charlotte Gainsboourg, Riz Ahmed, Bryan Cranston, Bill Murray, Benedict Cumberbatch o F. Murray Abraham desfilan también por un filme que como todos los del director conviene ver y degustar.