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En toda esta vorágime de bipics de leyendas del rock era cuestión de tiempo que Bob Dylan tuviese su película. El mítico bardo de Minnesota no precisa de muchas presentaciones: huelga decir que el legado de su obra es de los más influyentes en la historia de la música popular, su carrera larguísima con momentos memorables y situaciones que influyeron por si solas en todo el devenir de la historia del rock y por ello cualquier película centrada en si figura sería inabarcable si tuviese que contarlo todo. No lo ha hecho (gran acierto) este A Complete Unknown ya que se ha centrado en los tres primeros años de carrera discográfica del músico que nació como Robert Allen Zimmerman, es decir, entre 1962 y 1965: unos años clave para él en donde nació y eclosionó como el cronista de la contracultura estadounidense, el gran renovador del folk norteamericano (que a principios de los 60 estaba renaciendo entre la juventud norteamericana) y en definitiva en un ídolo de masas con canciones con mensaje, contestatarias y que reflejaban los cambios sociales que se estaban dando no solo en EEUU sino en gran parte del mundo occidental. James Mangold, director todoterreno que comenzó como independiente y últimamente parecía centrado en franquicias comerciales (Lobezno, Indiana Jones) y que por cierto ya dirigió una biografía musical, la de Johnny Cash (Walk the Line, 2005)- quien también aparece en este filme- ha realizado un estupendo trabajo, el mejor suyo en mucho tiempo, sustentado en una cuidad y perfecta ambientación de la época, una preponderancia total de las canciones de Dylan durante todo el film, un estupendo guión (firmado junto con Jay Cocks) y la genial interpretación de esa realidad que es ya Timothée Chalamet, quien se emte literalmente dentro de Bob Dylan y a buen seguro ha conseguido un antes y un después en su carrera.
El leiv motiv de la historia de A Complete Unknown es mostrar como se forjó el propio Bob Dylan como músico y personaje trascendiendo lo meramente musical para ser un referente en aquellos primeros 60 en donde muchas cosas ocurrían en Estados Unidos, poco antes de la muerte de Kennedy. La película en ese sentido es más una crónica histórica con el paralelismo de la historia del propio Dylan y un momento clave eb su cerera: su paso en 1965 de cantautor folk acústico a iniciador del folk rock con guitarra eléctrica en ristre y una banda de rock and roll de acompañamiento, cambio que inicialmente no fue aceptado por gran parte de sus seguidores ni por sus allegados, pero que reflejaba la evolución que América experimentaba hacia los tiempos modernos en medio de una lucha por los derechos civiles y las libertades sin precedentes en la historia norteamericana que de alguna manera dejaba atrás el americanismo más tradicional. Chalamet, quien interpreta todas las canciones del músico en el filme y lo hace estupendamente, hace perfectamente creíble ese muchacho afectado, arrogante, un tanto indeciso, de trato no muy fácil tanto para parejas como para amigos y colaboradores y siempre muy, muy enigmático (sus primeros datos biográficos fueron falsos e inventados por él) pero siempre convencido de lo que hacía. La vida sentimental del cantautor parece aquí como clave en el moldeamiento de su personalidad: primero superado por una mujer inteligente y comprensiva, llamada en el filme Sylvie Russo (trasunto de la verdadera primera novia de Dylan Suze Rotolo) (Elle Fanning) que no pudo seguirle el paso, y después fracasando de nuevo con una joven de enorme personalidad y talento como Joan Baez (Monica Barbado) cuya admiración mutua no sirvió para consolidar la relación. La amistad y veneración de Bob a sus maestros musicales, Pete Seeger (un excelente Edward Norton) y el gran Woody Guthrie (Scoof McNairy) por entonces enfermo casi terminal, es tratada aquí también como clave, sobre todo con Seeger, quien vió en Dylan todo lo que él no pudo conseguir con su música.
Una estupenda recreación de los conciertos y actuaciones (incluidas las de las varias ediciones del mítico festival de Newport y el casi mitológico primer y accidentado concierto eléctrico de Dylan), una estupenda plasmación de las calles de la América de principios de los 60, muchos personajes de la escena musical popular americana de entonces, y sobre todo la presencia de temas míticos de Bob Dylan cantados por Timothée Chalamet (están casi todos los de aquella época: A Hard Rain is Gonna Fall, Masters of War, It Ain´t Me Babe, The Times They Are a- Changin, Blowin in the Wind, Maggie´s Farm, Like a Rolling Stone y muchos otros) dan alas a una película honesta y disfrutable que no requiere de la condición de ser fan de Dylan pero que posiblemente haga aumentar el interés por el legendario músico a nuevas generaciones: