jueves, septiembre 12, 2019

QUIEN A HIERRO MATA



 
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Con Quien a hierro mata, Paco Plaza ha firmado su mejor película aunque se trate de un encargo en lugar de un proyecto personal con guión del propio realizador tal y como ocurrió en su última- y hasta la aparición de esta, mejor película- Verónica (2017). Un soberbio libreto de Juan Galiñanes y el inefable Jorge Gerricaechevarria consigue un thriller intenso pero asequible en donde el elemento psicológico (centrado en el protagonista) es el pivote en torno al cual gira la historia pero en modo alguno se trata del único ingrediente de una historia intrincada y solapada en varios elementos pero de ningún modo extremadamente compleja. Con este primer alejamiento del género fantástico y terrorífico en 20 años de carrera Plaza ya puede presumir de tener sus primeros  galones de excelente director de películas serias aunque este thriller en realidad debe al cine de horror clásico más de lo que aparenta: el espíritu de Dario Argento o de Stephen King planean en una historia realista de mafias y venganza donde también hallamos trazas de Scorsese, Coppola, Peckimpah y por supuesto de Hitchcock dentro de los tensos momentos de suspense de la película.

La premisa argumental es una muestra de cómo la creación de ficción española ha encontrado un inagotable filón en el mundo del narcotráfico gallego y todo su oscuro entramado. Porque este filme rodado y ambientado en Galicia y cofinanciado por la Xunta pretende dar sin ambages ni dobles falsas morales una visión atroz de cómo el mundo del tráfico de drogas en dicho territorio entre otros muchos efectos negativos hizo tambalear los cimientos morales de muchas personas durante un largo tiempo, y esto es precisamente en lo se basa el filme, más que en retratar el mundo mafioso en si: el drama moral de una persona corriente, Mario (inconmensurable como siempre Luis Tosar) jefe de enfermeros en una residencia de mayores que inesperadamente se reencuentra con el más horrible drama de su pasado cuando un viejo y enfermo capo narco, Antonio Padín (Xoan Cejudo, un tardío descubrimiento) llega a la residencia directo de la cárcel. Mario se convertirá en una persona diferente a la que él y todos sus allegado creían que era mostrando un nuevo rostro dentro de una pesadilla que proveniente del sórdido mundo del narcotráfico ha tomado control de su existencia, ilustrada por la relación con su nuevo y siniestro paciente. Amenazas, oscuros planes, chantajes, violencia y en definitiva el mal más absoluto se dan cita en una historia que muestra que como desde un contexto apacible y en apariencia funciona todo puede tornarse en un auténtico infierno (la evolución psicológica del protagonista está muy bien conseguida). Es reseñable el empleo de la violencia explícita en este filme y de diversas caras del crimen y del odio, por lo que esta cinta no se antoja para espectadores sensibles. La película además no da tregua al espectador con sus momentos de angustia máxima más sacados del cine de terror, como hemos dicho antes, que del cine negro. Estamos ante una de las mejores películas españolas del año.


domingo, septiembre 08, 2019

TU FOTOGRAFÍA (PHOTOGRAPH)






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Ritesh Batra, un cineasta indio de proyección internacional como ya demostró en El sentido de un final y Nosotros en la noche, ambas producciones norteamericanas de  2017 (aunque su obra maestra sigue siendo Lunchbox (2013) filmada en su país) se confirma con esta Tu fotografía como un gran narrador, especialmente como un excelente relator de crónicas cotidianas demostrando- al igual que hizo en The Lunchbox- que los sentimientos y las historias de amor son transculturales. Apuntándose de nuevo al costumbrismo y al retrato de la realidad social de la India actual, Batra nos muestra un melodrama amoroso tomando como base una relación imposible, un romance falso entre dos jóvenes indios de diferente extracción social que parece devenir en algo real pese a su origen impostado. Rafi (Nawazuddin Siddiqui), un fotógrafo de turistas que malvive de su trabajo y que duerme en un barracón con unos amigos quiere agradar a su abuela, la mujer que le crió y que va a visitarle a Bombay, diciéndole que tiene una prometida, ya para ello convence a una joven de familia con posición más acomodada a la que hizo una foto, Miloni (Sania Malhorta) que finja ser su novia. Rafi forzará encuentros con Miloni y su abuela, pero la muchacha, tímida, preocupada por sus estudios y bastante abrumada por la insistencia de sus padres de concertarla un matrimonio, no parece sentirse muy cómoda en su nuevo falso rol, al menos en un principio. Rafi, empeñado en salir de la pobreza por cualquier medio, y Miloni, que desea un futuro como mujer más libre y poder tomar las riendas de su vida dentro de la tradicional sociedad india no obstante encontrarán puntos en común en esa descabellada situación que al final podrían llevarles a algo nuevo.

Es obvio que el filme bebe de los estándares del drama occidental (se trata de una coproducción con Alemania y EEUU) a la hora de plantar una película que en realidad tiene la misma premisa que muchas producciones comerciales de Bollywood, pero aquí no solo no se siguen las pautas del cine indio sino tampoco del cine hollywoodiense mas comercial: se apuesta por los ropajes del cine europeo más intimista  a la hora de manofacturar una convincente mezcla entre el melodrama de sentimientos y la crónica más social enfocada esta vez a la realidad de un país cambiante y con muchas contradicciones como la India. Tal vez se echa en falta un mayor compromiso pero la película, aunque sin arriesgar demasiado, cumple sus propósitos.