jueves, enero 17, 2019

COMO LA VIDA MISMA (LIFE ITSELF)




** y 1/2


Guión esforzado, buenas interpretaciones, interesante fotografía, un mensaje humanista curioso, pero falta algo. La verdad es que es poco reprochable el esfuerzo creativo en este drama estadounidense con una pequeña participación económica española (y rodaje de parte del filme en Andalucía) dirigido con solvencia pero de una manera mas bien previsible por Dan Folgelman, un director del montón que se inició con el cine de animación (Cars) y que demuestra en no pocos momentos que la película le viene grande en su condición de drama inusual con ciertas pretensiones estilísticas de cine independiente: tal vez otro director hubiese obtenido un resultado mucho mejor. Con todo, Life Itself es una película que se deja ver y se sigue con interés pese a su torpe pretenciosidad y algún que otro fallo de concepto, ya que el trabajo actoral es impecable (reparto yanki y español)  y sabe manejar bien el los elementos dramáticos.

Estructurada en cinco partes o episodios, la historia juega con el tiempo y el azar con un relato que abarca varios años y tres generaciones pero que paradójicamente  parece anclado en tiempo actual en cuanto a vestuario y ambientación en la época actual pese que puede transcurrir medio siglo. Tal vez este irreal recurso del tiempo estancado este concebido premeditadamente para otorgar un carácter de fábula o cuento de hadas a la historia donde tampoco faltan moralejas. Se empieza y termina en Nueva York, con un comienzo prometedor (la mejor parte del la película) donde un joven despechado, Will Dempsey (un excelente Oscar Isaac) acude a sesiones de psicoterapia con la doctora Morris (Annette Bening) por el aparente abandono de su mujer, Abby (Olivia Wilde) el cual le ha dejado literalmente al borde de la locura, pero en la historia de Will y Abby, aparentemente idílica, hay en realidad mucho más. Poco después la historia se trasladará a un cortijo en Andalucía, en donde viven los González, cuyo cabeza de familia Javier (Sergio Peris-Mencheta), se encuentra celoso por la influencia e su antiguo jefe y amigo Saccione (Antonio Banderas) sobre su mujer Isabel (Laia Costa) y su hijo Rodrigo (Alex Monner, en la etapa mayor del personaje). Las historias llegan a conectar pero curiosamente se percibe que de manera independiente tal vez pudiesen haber funcionado mejor como películas de pleno derecho, especialmente el primer segmento neoyorquino: posteriormente a este la película cae en intensidad de forma progresiva. Samuel L. Jackson, Mandy Patinkin y Olivia Cooke completan el reparto. Podía haber sido una película más brillante pero tampoco se puede objetar demasiado su interesante resultado final

domingo, enero 13, 2019

SOBRE RUEDAS (TOUT LE MONDE DEBOUT)



 **

Ha sido una de las películas francesas más taquilleras en su país en 2018 esta esforzada comedia romántica que juega inteligentemente con lo políticamente correcto y con ciertos estereotipos, tomando como punto de partida la realidad de personas con discapacidad física, en este caso en silla de ruedas, de un modo natural y desdramatizador. El cortejo de un egocéntrico, vanidoso y mujeriego ejecutivo parisino en la cincuentena, Jocelyn (Frank Dubosc, director del filme) con una atractiva e inteligente violinista y deportista cuarentañera, Florence (Alexandra Lamy) que está confinada en una silla de ruedas y que por un malentendido obliga a Jocelyn a ahcerse pasar también por discapacitado, es el punto de partida de una película que sin renunciar totalmente a los tics de la comedia francesa parece preferir los estándares de la comedia americana incluidos gags simples y diálogos y situaciones previsibles, aunque sería injusto no reconocer un buen desarrollo de la historia- que al final flojea irremediablemente- y una buena presentación de su mensaje. Los dos protagonistas son los que llevan el filme a buen puerto y se agradece su esfuerzo interpretativo y su comicidad (sobre todo en el caso de Dubosc) a la hora de hacer creíble la historia, ya que con unas interpretaciones del montón la película hubiese sido inevitablemente un bodrio.

Todo el quid de la historia reside en el engaño que el embaucador Jocelyn urde para hacer que Florence crea que el tampoco puede andar, poniendo en relieve que el pudiente hombre de negocios desconoce todo lo relacionado con las personas con discapacidad física con unos esfuerzos por integrarse en ese mundo y la vida de Florence verdaderamente tragicómicos. La historia de amor no está nada mal desarrollada aunque en los compases finales caiga en lo banal y previsible con algún exceso de almíbar arruinando lo que hasta el momento era un relato salvable. Es de recibo también su trasfondo social y su esfuerzo por hacer un retrato amable y sin tópicos de la discapacidad y su inserción en la sociedad, aunque al final unos u otros elementos no consigan conformar una gran película.