lunes, noviembre 18, 2024

LOS ÚLTIMOS ROMÁNTICOS

 


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Hacer un drama realista de tintes psicológicos no es cosa sencilla, como tampoco lo es hacer una adaptación al cine de una novela de esas características, pero David Pérez Sañudo, responsable de aquella pequeña grata sorpresa que fue Ane (2020), ha llevado todo a buen puerto en este filme intenso pero sencillo además de conmovedor pese a su parquedad y su escasa explicitud. Los últimos románticos, basada en la novela homónima de Txani Rodríguez, explora la situación interior de alguien que quiere ayudar a los demás y colaborar en todo lo que rodea- en realidad, lo más próximo- desde una condición de aparentemente escasas habilidades sociales y no demasiada integración en el entorno circundante. La protagonista, Irune (una Miren Gaztañaga soberbia) es una mujer de cuarentaytantos, soltera, con sus padres fallecidos y un tanto solitaria y taciturna que parece arrastrar una cierta silenciosa desdicha por su fracaso personal y por sus inciertas perspectivas de futuro. Pese a todo, Irune trata de ser lo más útil y solidaria posible con sus compañeros en una huelga en la empresa papelera donde ella trabaja y no duda en advertir a su madura vecina de los riesgos vivir con su hijo déspota y demente. No obstante, la mujer sueña con marcharse algún día de su pueblo en Euskadi aunque sea temporalmente y esto solo parece saberlo un teleoperador de la RENFE llamado Miguel María, su amor platónico, el cual Irune se imagina cada vez de forma diferente tomando en el filme los rasgos de tres actores. Pero todo puede tomar un nuevo y desagradable cariz cuando Miren se descubre un bulto en el pecho, algo que le mantendrá lógicamente preocupada influyendo en sus circunstancias.

El gran acierto del filme y la base desde la cual Los últimos románticos consigue ser una gran película es lo magistralmente que está presentado el personaje central de Irune, un ser solitario que busca el sentido a una existencia que ella percibe anodina mediante la entrega a diversas causas aunque no siempre salga bien y con una amenaza que podría dar al traste con una vida a la que ella quiere aferrarse pese a todo. Los silencios, la mirada y el rostro de Miren Gaztañaga se adueñan de la película y trazan una historia que combinando lo interior y lo exterior resulta enorme y deslumbrante. Detalles curiosos con tono de comedia (esa curiosa obsesión de la prota con los viejos videos de gimnasia ochentera de Eva Nasarre) y el aliento romántico-amoroso de la extraña relación a distancia de Irune con Miguel María - que brinda inteligentes insertos más o menos fantásticos en la historia- hacen de esta película una bonita experiencia en lo que es ya una de las mejores cintas españolas del año.

domingo, noviembre 17, 2024

MARCO

 


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Sigue con paso firme el triunvirato cineasta formado por Aitor Arregi, Jon Garañano y Jose Mari Goenaga, demostrando su oficio como directores y su habilidad narrativa aunque esta vez no estén tan brillares como en Handía o La Trinchera Infinita. Ocupando la silla directorial esta vez los dos primeros- siguiendo su política de dirigir en tandem alternamente- y como siempre con guion de los tres en esta ocasión junto con Jorge Gil Munárriz, Marco nos cuenta la insólita historia real de Enric Marco (1921-2022) aquel sindicalista catalán que durante más de cuarenta años aseguró haber estado internado durante la II Guerra Mundial en el campo de concentración alemán de Flossenbürg y llegando a ser incluso presidente de la Asociación Amical de Mathaussen hasta que en 2005 se descubrió que era una engañufla. Esta controvertida figura ya había sido objeto de un filme documental Ich bin Enric Marco (2009) y de una novela de Javier Cercas, El impostor (2014), ambas repudiadas por el propio Marco (y mencionadas significativamente en este filme), pero por primera vez se hace una película de ficción sobre el tema, con un importante esfuerzo a la hora de estructurar un guion que trata de ser ilustrativo y conciso sin necesidad de seguir una estructura lineal y un eficiente trabajo de ambientación pero con resultados aunque bastante dignos, faltos de emoción y de cierto dinamismo.

Aunque el trío realizador en su intento de mimetizar la invención vital de Enric Marco en esta película con aparentes trampantojos y recursos metacinematográficos (la claqueta vista al principio de la película, escenarios a veces intencionadamente impostados e irreales, la aparición del verdadero Marco en unas imágenes deIch bin Enric Marco vistas en el cine por el marco de ficción, material de archivo de la presentación de El impostor con el auténtico Javier Cercas mezclado con escenas rodadas con Eduard Fernández) logra ciertos momentos de genial e inteligente cine de recursos, gran parte del metraje tiene más bien tono telefílmico contrarrestando los momentos mas logrados de la película. Claro está que gran o tal vez la mayor parte de la responsabilidad del buen hacer de la película y de que el público logre conectar con sentimientos encontrados con una figura tan patética-antipática-contradictoria-esquiva como la de Enric Marco se debe al magistral trabajo de ese descomunal actor que es Eduard Fernández: totalmente mimetizado con el personaje al que encarna desde los 48 a los 93 años y explorando todos sus inquietantes matices. Los mejores momentos son los que tienen como epicentro los intentos de Marco por extender y tratar de convencer de la verdad de sus falsedades así como el momento en que todo se descubre, con un hombre dispuesto pese a todo a mantener su dignidad a toda costa aunque ya casi carezca de argumentos. Eduard Fernández puede tener su Goya por esta película.

domingo, noviembre 10, 2024

LA HABITACIÓN DE AL LADO

 


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A sus 75 años y tras varios coqueteos largo tiempo atrás, Pedro Almodovar dirige por fin un largometraje en inglés y en EEUU (aunque esta producción sigue siendo española) y con un resultado que pese a estar alejado- una vez más- de sus mejores momentos no resulta nada desdeñable. El manchego desde principios de lo 90 y sin necesidad de cambiar sustancialmente su idiosincrasia de eminente componente hispánico se iba internacionalizando cada vez más en sus películas -algo perceptible principalmente en lo universal de sus temáticas- pero sin atreverse a dar el gran salto de rodar en el extranjero; con esta La Habitación de al Lado se permite enviar un mensaje lo más global posible sobre una temática tan controvertida como es la de eutanasia con, lógicamente, una preeminencia como telón de fondo y verdadero tema motor del filme de la muerte y la manera de enfrentarse a ella. Un cineasta veterano y además brillante como él parece el adecuado para dirigir una película de estas características (veánse acometidas anteriores como las de Clint Eastwood) pero pese a no ser ni mucho menos una obra deficiente La Habitación de al Lado peca de cierto conservadurismo y falta de riesgo real a la hora de plantear la historia además de no logar transmitir la emocionalidad de un tema de tal calibre. Eso si, Almodóvar demuestra una vez más su total maestría del guión cinematográfico (aunque últimamente se le nota bastante acomodaticio y formuláico) y su dominio de la dirección de actores, sea cual sea el idioma en el que ruede. Rodada en Nueva York y La Mancha (haciéndose pasar esta última por un pueblo de noreste USA), la cinta logra en todo momento y pese a algunas irregularidad mostrar el drama puro y duro en la relación de amistad de dos mujeres maduras: una, Martha (Tilda Swinton),reputada reportera de guerra con un cáncer terminal que sabe que le queda poco ya de vida, y otra, su amiga Ingrid (Juliane Moore), una exitosa escritora que distanciada años atrás de Martha se reencuentra con ella en tal situación suponiendo esto un total vuelco a su vida y a su percepción de si misma y de todo lo que le rodea. Ambas mujeres además de reestablecer su vieja amistad se verán condicionadas totalmente entre ellas cuando Martha le comunica a Ingrid que quiere quitarse la vida antes de que su enfermedad empeore y que sólo ella lo sabrá, con toda la carga emocional que supone esto para ingrid.

Había que acertar con las intérpretes y el cineasta de Calzada de Calatrava lo ha hecho de lleno: Tilda Swinton, que ya había trabajado con Almodóvar en el corto La Voz Humana- precisamente su primer trabajo en la lengua de Shakespeare- realiza un trabajo muy intenso y abrumador que resulta lo más conmovedor de la película aunque falte un punto de emocionalidad además de hacer también un sugerente doble papel mientras que Juliane Moore está muy resuelta y convincente como una mujer totalmente desorientada por una situación inesperada que le hace plantearse y replantearse muchas cosas. Como era de esperar, los mejores momentos son los que comparten ambas actrices y sus interacciones, con Swinton eso si acaparando con su carisma e imagen lo más llamativo del metraje. Como suele ser habitual en el cine de Almodóvar, los secundarios hacen intervenciones de carácter corta-pega pero con mensaje y significación, aunque esta vez lo que aportan es más bien poco: John Turturro y Juan Diego Botto cada uno se encuentran desiguales, el primero da prestancia a un personaje especie de consciencia de la situación socio política actual pero sin salir de lo previsible y el segundo manda un mensaje antibelicista que se irá desarrollando a lo largo del filme pero ni su papel ni su discurso llegan a ser preeminentes en la película.

En su segunda mitad el filme parece encaminarse a sus mejores momentos pero por una cosa u otra no termina de despegar, lo que no impide que allí encontremos el drama con mensaje propiamente dicho en todo su esplendor, lo cual el espectador agradecerá aunque se quede al final con la miel en los labios. Buenos diálogos, intimismo muy bien llevado, imágenes poderosas, Almodóvar sigue manteniendo y en su madurez reforzando sus ya estandarizadas señas de identidad aunque los resultados no alcancen del todo propósitos ambiciosos y honestos sobre todo en la temática. La Habitación de al Lado no estará entre lo mejor del director pero debes ser valorado en su justa medida un esfuerzo tardío pero sugerente y lúcido.

domingo, noviembre 03, 2024

ANORA

 



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La Palma de Oro del último Cannes se la llevó este curioso y estimulante filme independiente estadounidense cuyas principales cartas de presentación son su honestidad y su inteligencia a la hora de plantear una historia. Sean Baker, director que ya entusiasmó con su The Florida Project (2017) se está revelando como un excelente cronista del lado oscuro del sueño americano y de sus protagonistas demás claro está de un muy hábil y excelente cineasta que al memos por ahora no piensa en renunciar de su condición de director indie con producciones como esta llenas de nombres desconocidos para el gran público pero al fin que y al cabo resultan películas extraordinarias que por si fuera poco pueden congregar a un amplio contingente de público más allá de los consumidores habituales de cine independiente americano. Este octavo filme suyo probablemente marque un antes y un después en su ya dilatada y poco conocida carrera, no en vano se trata de su mejor trabajo: una especie de retorcido y engañoso cuento de hadas que desde el más estricto realismo social empieza como un drama amoroso (vamos, romántico, como siempre se dice) para tornarse después en una comedia alocada y terminar siendo ya un dramón de categoría. Sólo un director muy dotado puede permitirse filigranas estilístico-narrativas de ese calibre y en ese sentido Sean Baker demuestra ser un magnífico narrador que a su modo “engaña” y despista al espectador pero al mismo tiempo mantiene con él una total complicidad haciéndole participe de una historia que con su sustrato amargo y socialmente marginal puede desesperar y entristecer pero muy al contrario lo que hace en ciertos momentos es divertir y también conmover a base de un punto de ternura, aportado principalmente por la situación y las circunstancias a las que se enfrenta su protagonista.

Tratar temas como la prostitución en clubes de Nueva York o el poder de las peligrosas mafias rusas en EEUU es algo que resulta áspero, pero su genial tratamiento en este filme consigue disipar cualquier polémica o sensacionalismo impostado al tiempo que la patina de realismo social (que ya imbuyó el director en cines anteriores suyos) hace que lejos de tomarse a chirigota muchos momentos de comedia (a veces con un tono engañosamente gamberro) todo lo que se nos muestra resulta serio o incluso inquietante. Anora “Annie” (Mikey Madison) es una chica de 23 años que ejerce la prostitución en un club de Brighton Beach, un barrio neoyorquino con una alta cifra de población de origen ruso; poco sabemos de ella y de su familia a parte que ella se muere por salir de su modesta condición económica y de la prostitución; una noche la muchacha conoce a Vanya (Mark Eydelshtein) un joven cliente de 21 años que resulta ser el hijo de una importante familia de capos de la mafia rusa, ambos sienten fascinación el uno por el otro, él le incorpora en su irresponsable y politoxicómano círculo de amistades juveniles hasta que poco después un día en Las Vegas llegan a casarse. Lo que para Annie parecía el comienzo de una nueva vida de lujo en en una enorme mansión además de permitirle abandonar su anterior ocupación pronto se tornará en una pesadilla cuando sepa que la familia de Vanya no aprueba el enlace y que los socios, matones y hentchmen de su padre, rusos y armenios, harán todo lo posible para apartar al inmaduro, consentido e irresponsable niño rico de Anora, sobrepasada por la situación.

Resulta una simplificación bastante burda el tratar de reducir este filme a una comedia de enredos o un filme sobre mafias, Anora es una película que ofreciendo un anti Pretty Woman trata de reflejar algunas realidades poco edificantes de la actualidad (las contradicciones de la prostitución, el consumo de drogas, la falta de perspectiva y valores de un sector de la juventud, la cultura del dinero fácil, la hipocresía social) tratando de hacer pensar al espectador además de conmoverle en algunos momentos, especialmente en lo más amargos tragos (aunque algunos a primera vista resulten más bien cómicos) de Annie, una joven que en su inocencia cree haber salido de la mediocridad y se ha metido en realidad en un buen berenjenal por confiar en la persona equivocada: Mikey Madison es un descubrimiento total, mueva ella sola gran parte de la película y desde luego que esta chavala puede llegar a ser una gran actriz. El resto del reparto también está estupendo, con una buena nómina de actores rusos y armenios que se adueñan del segmento más de comedia de la cinta, destacando Karren Karagulian, Vache Tovmasyan y Yura Borisov. Mark Eydelshtein, una especie de Timothée Chalamet ruso, también está sensacional en su descacharrante rol de cabezaloca y detestable joven heredero. Todo funciona como un tiro en esta película que no debería pasar desapercibida en cartelera y de hecho tengo el convencimiento particular de que no lo va a hacer.


domingo, octubre 27, 2024

RITA

 


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El debut en la dirección de la actriz Paz Vega no solo ha sido satisfactorio si no que también podría decirse que la intérprete andaluza puede tener un interesante futuro detrás de las cámaras. Rita es un interesante ejercicio que plantea el cine denuncia desde el recuerdo nostálgico que atraviesa la crónica histórica española situando la narración en 1984, una época en la que la aún joven nueva democracia española seguía arrastrando males endémicos de la sociedad de la dictadura y en la que la emancipación real de la mujer daba sus primeros pasos reales en el contexto de una recién aprobada ley de divorcio. Pero el principal atractivo (y acierto) del filme es situar esta historia de vejación y maltrato a una mujer en un barrio obrero sevillano bajo el punto de vista de una niña, la Rita del título, una pequeña de siete años que trata de vivir feliz el comienzo del verano del 84 junto con sus padres y Lolo, su hermanito de 5 años mientras con su inocencia es testigo del maltrato psicológico de su padre hacia su madre. Sofía Allepuz, pequeña gran actriz, está excelente como una cría que vive, disfruta, sufre y observa todo con meticulosidad en un barrio cuya modestia parece lastrar definitivamente las vidas y aspiraciones de su habitantes: un enorme trabajo el de la chiquilla, lleno de vitalidad y de ternura, que entronca con algunas memorables interpretaciones infantiles del cine español como la Ana Torrent de El Espíritu de la Colmena o Cría Cuervos y que consigue una total credibilidad como foco de la película y narradora indirecta, un metáfora de lo que era entonces una aún inocente sociedad española postfranquista y el estatus de la mujer en aquellos primeros 80 con aún muchas cosas por hacer. En general, las interpretaciones infantiles en esta película son para quitarse el sombrero, con un Alejandro Escamilla de cinco años también excepcional.

El rol de la madre, encarnado por la propia Paz Vega (que es además guionista de la película) es sin embargo el rol clave, un ama de casa que trata de sacar adelante su familia cuya libertad y felicidad se ven condicionas por un marido irascible y despótico (Roberto Álamo) que la desprecia y la pone en ridículo continuamente mientras que Rita y Lolo, que sienten cariño por los dos y que ese verano sueñan con pasarlo en la playa, lo observan todo extrañados y consternados, aunque Rita trata de evadirse de cualquier forma que su curiosidad e imaginación le permita dentro de su barrio y con sus vecinos. Paz Vega demuestra tener buena mano para el cine costumbrista y se le nota que trata con mimo y cuidado todo lo concerniente al mundo de aquel barrio Sevillano similar al que ella creció trazando historias para personajes secundarios, por mínimas que sean y tratando de recrear lo más fielmente posible aquella atmósfera urbana y obrera de la vida de muchos barrios españoles en la primera mitad de los 80. Puede que en ocasiones el guion de pasos en falso o que haya algunos elementos o detalles innecesarios pero en general Rita es una película sugerente y honesta que sabe conjugar diversos propósitos y que consigue transmitir claramente su denuncia la poderosa perspectiva de la mirada infantil.

jueves, octubre 24, 2024

LOS DESTELLOS

 


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Pilar Palomero sigue sumando buenos filmes en su aún breve filmografía tras Las niñas (2020) y La maternal (2022) con este muy bien presentado drama intimista centrado en las temáticas de los últimos días de una persona, los cuidados paliativos y el duelo. No es este un filme muy ambicioso en su cometido discursivo sino más bien pretende ser un melodrama que toque la fibra del espectador presentado una situación que además de ser poco explotada en el cine aún supone un tabú y una fuente de incomodad para mucha gente. El proceso de vivir los últimos días por parte de un enfermo terminal que sabe cual será su destino es material muy delicado que la directora y guionista, sin estridencias pero con un gran aplomo y sobre todo con un demostrado oficio de narradora cinematográfica que sabe como contar historias con el equilibrio justo entre el costumbrismo, el intimismo y la fuerza dramática, sabe llevar a muy buen puerto. Narrar la historia desde la perspectiva de una tercera persona que desde hace tiempo ya no tiene a penas vínculos afectivos o personales con el moribundo es un claro acierto que hace del relato aún más rico e interesante.

Hay que destacar que Los Destellos es ante todo una película actoral en donde el papel protagonista encarnado por Patricia López Arnáiz es el rostro y la voz de todos los sentimientos reflejados en la película mientras que Antonio de la Torre pone el contrapunto y el argumento como la persona enferma: Isabel, una mujer de mediana edad divorciada con una hija universitaria y feliz con su nueva pareja accede a cuidar a su ex marido Ramón, enfermo terminal con un mal que no se especifica en la historia. Mientras Ramón, muy debilitado físicamente, parece vivir con naturalidad y cierta buena actitud sus últimos días, Isabel, que no esperaba verse en esa situación que además le ha devuelto su pasado con su ex, vive con una extraña mezcla de angustia y desconcierto esos días, sus silencios y sus reacciones muestran de alguna manera su para ella insólita situación que le hace encarar casi en primera persona la relación entre vida-muerte. El trabajo de López Arnaiz es enorme en la medida en que con gestos, actitudes y sin necesariamente exteriorizar pensamientos o sentimientos consigue transmitirlos plenamente, como también es de diez el estupendo y currado rol de Antonio de la Torre cambio físico incluido en un difícil papel: un actor que nos está acostumbrando a interpretaciones sublimes y de acto octanaje emocional. Y ya puestos, no hay que obviar el buen hacer de la joven Marina Guerola como una hija luchadora e incomprendida en medio de todo. Hacen falta más películas como esta.

jueves, octubre 17, 2024

LA INFILTRADA

 


**** y 1/2

Bastantes años después del fin de ETA las obras de ficción sobre la actividad de la banda van floreciendo lo cual es un indicativo de la adquisición de normalidad con respecto a una situación pasada que durante bastantes años fue insostenible y angustiosa. Una historia real es lo que ha dado base al nuevo largometraje- el quinto- de Arantxa Echevarría, la increíble crónica de una joven policía nacional que durante 8 años en la década de los 90 del siglo XX estuvo infiltrada en los ambientes de la llamada izquierda abertzale, concretamente en Donostia, colaborando decisivamente en la desarticulación del comando Donosti: El axioma “más increíble que la ficción” ha movido la narración de esta sólida película que apostando por recursos del thriller y la ficción policial pero sin olvidar de modo alguno el drama (social, por el contexto socio político de la historia, y psicológico, por las vivencias y dificultades internas y externas de su protagonista) y por supuesto el cine político consigue una historia mayúsucla y mucho más que interesante que refuerza la buena posición que esta adquiriendo Echevarría dentro del cine español. La realizadora bilbaina se esta revelando como una directora fuera de serie con muchos argumentos cinematográficos y demostrando ser además una eminente narradora a la que parece que no hay género que se le resista -aunque en la comedia, como la que cultivó en su anterior filme Políticamente Incorrectos estrenada también en 2024, aún le falte tino- y que sabe como hacer películas muy degustables por el público. La Inflitrada es por el momento su mejor película y tal vez también sea hasta día de hoy la mejor película de ficción que se ha hecho sobre ETA.

El papel de la agente de la Policía Nacional conocida en esta película como Mónica Marín que durante 1997-1998 vivió en la capital guipuzcoana como Arantza Berradre, (supuestamente una joven riojana antimilitarista que pretendía colaborar con la causa abertzale) esta bordado por Carolina Yuste, una estupenda actriz que ya aspira con este filme a su nominación al Goya: una joven en una situación compleja y al límite que a sabiendas que su vida corre serio peligro no duda en ser muy convincentemente otra persona adentrándose en una situación a veces kafkiana, delirante, contradictoria que de alguna manera y para el espectador muestra la situación demente y enrevesada de aquellos años. Al otro lado, el comisario Ángel Salcedo (Luis Tosar, grande como siempre) observa y controla a su pupila de la que muy pocos saben su misión dentro del cuerpo de una manera entre cínica, dominante, esperanzada, déspota y paternalista esperando que su actividad de sus frutos pero abroncándola vehementemente de vez en cuando ante cualquier error. El elemento humano de los personajes, por supuesto especialmente en el de Arantza, es el que predomina en el devenir de toda la película por más que la narración esté estructurada como una intriga policial en donde no faltan elementos de suspense y de tensión excelentemente resueltos: miembros de ETA de todo tipo y pelaje presentados en el filme algunos como luchadores convencidos pero cargados de debilidades como Kepa Etxebarria (Iñigo Gastesi) u otros como déspotas como Sergio Polo (Diego Anido, excelente en un registro inquietantemente siniestro), policías dispuestos a cualquier cosa por hacer cumplir su trabajo aunque sea violando principios morales, la situación en vilo de las familias en los dos lados. La película triunfa dondequiera que pone su atención y énfasis, señal de que se trata de una excelente obra, y esto incluye recreaciones de atentados (el de Gregorio Ordóñez), escenas de persecuciones y detenciones, momentos más melodramáticos, alivios de comedia- que los hay y muy bien resueltos- y una buena recreación de la época filmada con convincente realismo. La Infiltrada es una de las mejores películas españolas de 2024 y muestra una vez más la madurez que está adquiriendo el cine español.

lunes, octubre 07, 2024

ALAS BLANCAS (WHITE BIRD: A WONDER STORY)

 


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El cine orientado al público adolescente no tiene por que ser comercial, de evasión, de acción, de fantasía, de comedia o en el peor de los casos idiota. A la largo de la historia del cine se han hecho y se siguen haciendo filmes dirigidos a una franja de edad entre los 12-17 años con estupendas historias con didactismo, pedagogía y afán aleccionador. Es el caso de la cinta que nos ocupa, una cuidada producción ambientada en la ocupación francesa en la II Guerra Mundial dirigida por el prolífico, todoterreno y muchas veces entonado Marc Foster (Monsters´s Ball, Cometas en el Cielo, World War Z) quien adapta una novela gráfica de R.J. Palacio, autora de la también llevada al cine Wonder y de la que esta historia es un spin off-secuela-precuela al centrarse el el personaje de la abuela de uno de los personajes secundarios de aquella, el bully Julian Albans (de nuevo interpretado por Bryce Gheisar) el chaval que atormentaba al deforme Auggie, ahora un adolescente que no se encuentra bien en el colegio de donde ha llegado rebotado y al que su abuela (una excelente Helen Mirren) una afamada artista plástica de origen francés tratará de redimir contando la historia de su adolescencia durante el infame periodo de la contienda bélica,cuya narración conforma el grueso de esta emotiva y amable película pese a su previsible crudeza. El mantener la esperanza en las situaciones más adversas, la no discriminación del diferente, el valor de la amistad, la razón y la sensibilidad frente a la fuerza bruta, la lucha contra el fanatismo y la intolerancia, el poder de la ayuda y la solidaridad y el triunfo del amor sobre la guerra son algunas de las enseñanzas del filme ilustradas a través de la historia de la joven Sara Blum (Ariella Glaser) una quinceañera judía que de una vida feliz con sus padres en una bonita casa campestre en el norte de Francia pasa al horror más absoluto con la ocupación nazi. En plena persecución a los judíos, Sara, una niña soñadora y con habilidades artísticas, se verá separada de sus progenitores y tendrá que refugiarse en el granero de la familia de un compañero de clase, Julien (Orlando Schwerdt) también despreciado por sus compañeros por su cojera debida a la polio. Entre ambos jóvenes, ambos en el ojo de mira por sus condiciones de judía y “lisiado” se establecerá una total conexión en una horrible situación límite. El símbolo del pájaro que vuela libre, será el vínculo emocional entre ambos. Sobra decir que este elemento poético cumple un papel fundamental en la historia y lejos de lo sensiblero o del empalago se encuentra estupendamente representado y presente en lo momentos más cruciales del relato.

La ambientación de época de la película es esforzada y bastante conseguida, tal vez algo minimalista si la comparamos con producciones ambientadas en esa época pero muy efectiva. El romance adolescente y el melodrama se encuentran muy bien insertados en el tono bélico y dramático general pese a algunas fallas de ritmo y un guión a veces algo desdibujado, pero la película cumple su función aleccionadora en todo momento. Algunos elementos más o menos simbólicos pueden resultar un tanto forzados (la presencia y ataque de los lobos) pero algunos otros momentos-homenaje, como el que se realiza a Charles Chaplin, son de recibo. Los jóvenes intérpretes, especialmente Ariella Glaser, están muy, muy bien y sus actuaciones aportan todo el sentido a la película. Muy recomendable para ver con niños y adolescentes para que tengan presente ciertos aspectos históricos que nunca han de repetirse. Por que en ese sentido el mensaje de la película es claro: las guerras, el odio, sobran.

lunes, septiembre 30, 2024

LA VIRGEN ROJA

 


**** y 1/2

Esta película constituye la mejor plasmación en ficción hasta el momento de la increíble y alucinante historia de Aurora Rodríguez Carballeira (1879-1955) y su hija Hildegart Rodríguez (1914-1933), una historia no lo suficientemente conocida incluso en España pero de la que una vez terminado el Franquismo ha habido sobre y basados en ella bastantes estudios, novelas, artículos e incluso algún filme como Mi hija Hildegart (1977) de Fernando Fernán Gómez. Tenía que ser una directora hábil, arriesgada y desde luego con mucha capacidad como Paula Ortíz la que haya llevado como es debido y con la intensidad merecida un relato en donde se cruzan el ansia de conocimiento, el papel de la intelectualidad en las primeras décadas del siglo XX, el afán de superación de la mujer en una época aún oscura, el delirio por lograr el ser humano perfecto, la posesividad de una madre al borde de la locura, la construcción de una hija hecha a medida, la incandescente situación política de la España de la II República...La Vigen Roja, apelativo por la que se llegó a conocer a la propia Hildegart termina siendo una película envolvente y fascinante donde más allá de la mera crónica histórica recursos poéticos y alegóricos y florituras narrativas propias de orfebre de la imagen y la narración culminan una obra que dista muy poco de ser una obra maestra. Concebida (por un pade que se mantuvo en el anonimato y resultó ser un sacerdote) y educada por su culta progenitora según teorías eugenéticas, niña prodigio que a los dos años sabía leer, hablante de varios idioma en su infancia, licenciada en Derecho a los 16 años, cono conocimientos de filosofía, medicina y sexualidad y militante de izquierdas inicialmente afiliada al PSOE partido en el que trato de influir sobre todo en lo concerniente al papel de las mujeres en la política y en la sociedad, Hildegart Rodríguez Carballeira fue diseñada por su obsesiva madre para ser la mujer del futuro pero siendo para Aurora poco más que su obra, una especie de “estatua de carne” tal y como ella la definió,la relación entre ambas mujeres, entre la creadora y la creación fue tensa, inquietante y tumultuosa con un trágico final. Se requería para esta historia dos actrices capaces de mostrar esa desasosegante interacción entre la rivalidad, la rebeldía filial, el delirio perfeccionista y la sombra imposible de la perfección humana y Najwa Nimri como Aurora- sencillamente sensacional- y Alba Planas como Hildegart- un descubrimiento que dota al insólito personaje de losmatices requeridos- cumplen más que de sobra.

El filme, con un magistral guion de Eduard Sola y Clara Roquet, se centra más en el personaje de Aurora como un Pigmalión feminista, intelectual y progresista del siglo XX que termina perdiendo el control de su creación ya que la adolescente Hildegart se rebela no solo contra el estricto control materno sino contra ciertos aspectos del pensamiento liberal de su madre que ella matiza, contra la mediocridad de lae ctividad política y se atreve incluso ir más allá que su madre en la lucha por los derechos de los mujeres, todo ello bajo una visión de una joven que pese a que lucha por llevar a la práctica todos su conocimientos sobre sexo (aunque paradójicamente nunca lo practicó), política y organización social, no se siente como una muchacha de su edad y lucha por ser aceptada y por encontrar el amor -en la película, en la figura del oven militante socialista Abel Velilla (Patrick Criado)- tratando de acabar con el yugo intelectual más que emocional que supone su madre. En el plano más psicológico y filosófico de la historia la película atina y triunfa gracias a imaginativos recursos como las imágenes símbolo (la estatua de mármol que se va desgajando), la hipérbole escénica (una desfile y celebración de la proclamación de la República rodado como un grand guiñol, una de las mejores escenas del filme), el inteligente apunte anacrónico (la fiesta a la que acuden Hildegart y Abel, más propia de bares y discos de finales del XX o principios del XXI) o apuntes más liricistas como el improbable vestido rojo que lució Hildegart en su no documentada escapada nocturna con su supuesto amado. Todo funciona como un reloj en esta película, muy bien ambientada en los años 30 pese a las comentadas licencias y que cuenta con una puesta en escena cuidada y meticulosa y sabe muy bien contextualizar el trasfondo social, político e intelectual de la España de la época pero sobre todo triunfa como un relato oscuro, desesperado (pero para nada sórdido) y fascinante. Poco importa a estas alturas el hecho evidente de que muchos pasajes que se nos muestran sean conjeturas o creaciones del propio guión o que la verdadera Hildegart apenas se parezca físicamente a la encantadora Alba Planas. El trabajo de Najwa Nimri como la madre desquiciada y ambiciosa pero sumamente inteligente es, insistimos, sensacional y ya apunta al Goya. Una de las mejores películas españolas del año que merece ser vista cuanto antes.