jueves, marzo 04, 2021

DATING AMBER

 


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¿Esta llegando el cine de nostalgia noventera? Posiblemente. Pero no hay que olvidar que muchas veces filmes enmarcados en un marco temporal más o menos próximo a la fecha de producción de la película en cuestión son capaces de ofrecer grandes historias donde el ejercicio retro, si bien no necesario para la trama, constituye un elemento de valor añadido en términos narrativos y cinematográficos. Esto es lo que le ocurre a esta pequeña producción irlandesa que fluctuando entre la comedia teen, el realismo de las islas, la comedia, el drama y la reivindicación LGTB se alza como un trabajo agradable y delicioso rodado con pulso firme por David Freyne. En su condición de comedia-drama tal vez resulte un tanto incoherentes sus a veces un tanto forzados contrastes cuando se pasa de la caricatura a lo realista – en ese sentido hay bastantes influencias dispares que van desde Wes Anderson al Neil Jordan más proletario pasando por el Danny Boyle de Trainspotting o los hermanos Coen-  pero todo funciona perfectamente en Dating Amber, incluidas sus referencias a la cultura pop de al década de los 90 del siglo XX, aunque sean simples apuntes para una historia de tolerancia y amistad que gustará a público de diferentes edades.

Eddie (Fionn O’Shea), un adolescente gay que reprime su homosexualidad -ya rumoreada por sus compañeros de instituto- especialmente dentro de su tradicional familia católica irlandesa de los noventa (principalmente por que su padre militar quiere que siga su oficio), se alía con la rebelde e independiente Amber (Lola Petticrew), una chica de su centro etiquetada como lesbiana (y realmente lo es) para superar ambos el ninguneo y el bulling al que son sometidos haciéndose pasar por pareja hetero. Ese desesperado y forzado juego les traerá situaciones extravagantes que Amber trata de campear dignamente con su desparpajo y arrolladora personalidad pero que definitivamente superan al apocado e indeciso Eddie. Más que una buddy movie esta es una comedia dramática de sentimientos y de denuncia de injusticias sociales que utiliza sus a veces un tanto desmadrados momentos de comedia como expositores de la injusticia y la incoherencia de una sociedad como la irlandesa de finales del siglo XX  a la que le costó mucho entrar en la modernidad social a causa de su tradicionalismo católico que aún miraba con recelo la homosexualidad, sin olvidar tal y como nos muestra la película que el divorcio allí no se aprobó hasta mediados de los 90. No obstante lo más emotivo del filme es la relación entre sus dos jóvenes protagonistas, dos inadaptados que partiendo de una pantomima aprenderán a respetarse y a quererse como grandes amigos -chapó por Petticrew y  O’Shea, ambos magníficos- Más que una comedia y más que nostalgia, sin levantar la voz pero con total efectividad.

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