* y 1/2
Steven Soderbergh es un director empecinadamente prolífico además de irregular. En su basta filmografía hay títulos de todo pelaje y género y pese a que haya algún clásico como su ópera prima Sexo, Mentiras y Cintas de Video (1989), Grey´s Anathomy (1996) o el éxito comercial Erin Brochovic (2000) predomina lo olvidable y lo irrelevante- este es su segundo estreno de 2024 tras la cinta de terror psicológico Presence, la cual pasó desapercibida como muchas películas suyas anteriores- aunque se siga esperando alguna sorpresa que no llega y ni tiene visos de hacerlo. Jugando engañosamente entre el mainstream y lo indie cuando en realidad es un director comercial, Soderbergh vuelve a estrenar -y se acerca al largometraje 40 en 36 años de carrera- y lo hace con un thriller de espionaje supuestamente psicológico escrito por el prolífico David Koepp (otro autor sobrevalorado) que sencillamente no convence. Entremezclándose con el drama amoroso y ciertos tintes políticos, Black Flag resulta un filme predecible y rutinario que no se encuentra así mismo en ningun momento. Si, es un acierto que trate de evadirse de la norma de un thriller al uso con un planteamiento de personajes concretos y casi teatral con profusión de escenas de interior (mucho se desarrolla en el hogar de la pareja protagonista), pero la manera de contarlo todo no tiene ninguna originalidad no como filme de intriga resulta atrayente ni emocionante, por no hablar de el elemento dramático que resulta muy poco relevante.
Al tratar de apostar por los actores, la película se ha rodeado de intérpretes eficientes que sencillamente cumplen en un pequeño desaguisado. Michael Fassbender interpreta a George Woodhouse, un agente del Servicio de Inteligencia británico al que se el comñunica que su esposa Kathryn (Cate Blanchett), otra agente del MI6, es sospechosa de traición. El matrimonio, que ya de pos sí tenía una relación anómala debido a su ocupación, entrará en un crisis aún mayor de la parecía comenzar a vivir y comenzará un juego al gato y al ratón en el que entrarán los amigos y compañeros de la pareja, todos llenos de secretos personales y profesionales. Pese algún momento de lucidez aislado, el filme no llega a despegar en ningún momento con unos minutos finales tediosos-. Es curiosa la presencia-homenaje de Pierce Brosnan como un jefe del Servicio de Inteligencia, aunque su papel no aporte mucho. ESsuna pena constatar en lo que se ha convertido la carrera de un en otro tiempo cineasta muy prometedor.
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