sábado, marzo 15, 2014

MONTXO ARMENDARIZ, ARTESANO DE LA IMAGEN (y II)




 Historias del Kronen (1995), chicos y chicas X

Tras Las Cartas de Alou, Montxo Armendariz se tomó el hasta la fecha más largo periodo sin dirigir ninguna película, concretamente cinco años. Pese a que su reducida filmografía de tres filmes era muy apreciada entre cinéfilos a principios de los 90 en España, el realizador navarro no firmó ningún titulo en el periodo entre 1991 y 1994. El retorno de Armendariz en 1995 fue con una adaptación literaria, la primera de su carrera. Historias del Kronen, estaba basada en la novela homónima del joven escritor José Ángel Mañas, publicada en 1994 y finalista del premio Nadal aquel año. La novela versaba sobre unos ajetreados días en la vida de Carlos, un joven veinteañero madrileño irresponsable, egoísta, irascible y hedonista cuyo principal estímulo vital es la vida al límite (coqueteo con drogas incluido) y el sexo fácil y que termina convirtiéndose en un sujeto peligroso. El libro en poco tiempo se convirtió en una novela juvenil de culto en España especialmente por sus conexiones con la teoría sociológica de la irrupción de la llamada Generación X en el mundo occidental a principios de los 90, una juventud despreocupada y sin referentes morales según los postuladores de dicha generación. Elías Querejeta se hizo con los derechos de la novela y encargó a Armendariz su plasmación en imágenes.         

El guión fue escrito entre el director y el autor de la novela José Ángel Mañas con  pese a todo varios cambios con respecto a ciertos detalles de la obra original. La elección Armendariz como director del filme fue aprobada por Mañas, director admirado por el escritor dándose además la circunstancia de que 27 Horas tenía cierto paralelismo temático con Historias del Kronen, algo que no pasó tampoco inadvertido para la crítica pese a la distancia temporal y generacional de casi diez años entre ambas historias (a fin de cuentas, ambas versaban sobre una juventud al borde del abismo). Para el reparto Montxo escogió un buen ramillete de jóvenes y prometedores actores y actrices con Juan Diego Botto, por entonces una gran esperanza en la interpretación, en el papel de Carlos y otros intérpretes como Jordi Mollá, Armando del Río, Eduardo Noriega, Nuria Prims, Aitor Merino, Cayetana Guillén Cuervo o Diana Gálvez, que falleció poco antes del estreno en mayo de 1995. Entre los intérpretes veteranos, Mercedes Sampietro y Josep María Pou como los padres de Carlos. Historias del Kronen resultó una película muy irregular aunque no se tratase de un filme deficiente. La crítica se dividió entre quienes valoraron su realismo y su valor sociológico como reflejo de un sector cuanto menos poco deseable de la nueva juventud española (destacando las escenas en donde los protagonistas juegan con el riesgo y las de los instantes finales en una salvaje fiesta)  y entre los que consideraron al filme como poco valiente y con excesiva moralina, algo que por otra parte no aparece en la novela original en donde el personaje de Carlos figura como un ser egocéntrico y sin sentimiento de culpa mientras que en la película el personaje parece experimentar un arrepentimiento por sus fechorías. Con todo, hubo unanimidad en considerar que esta había sido la película mas floja de Montxo Armendariz hasta la fecha y de hecho se puede considerar como el filme menos brillante de su filmografía, ya bastante por debajo de sus cintas anteriores. Al propio autor de la novela y coguionista del filme, Historias del Kronen no le satisfizo en aspectos como el diseño de producción o el vestuario.  

Las críticas no excesivamente buenas no impidieron que la película fuese un éxito en taquilla y uno de los filmes españoles con más recaudación del año, gracias principalmente- y como era de esperar-  al público joven, que vio en este filme un retrato idealizado de la vida juvenil al límite, y claro está, estas cosas venden Armendariz, que ya tenía 46 años cuando se estrenó el filme, tal vez no fuese el director más adecuado para un filme de esas características, pero se esforzó en incluir una banda sonora con varios grupos españoles indies o urbanos del momento (Australian Blonde, El Inquilino Comunista), en ofrecer cuidadas secuencias imágenes callejeras y de conciertos y en mantener las referencia culturales de los personajes de la novela (el cine snuff, por ejemplo), pero el filme, aunque interesante y aceptable, no llega a ser en ningún momento una gran película. El tratamiento edulcorado hacia el personaje de Carlos no gustó a los lectores de la novela original y muchos en cierto modo se sintieron decepcionados con esta adaptación. Historias del Kronen consiguió pese a todo el Goya al mejor guión adaptado y durante un tiempo el status de filme de culto (más incluso que la novela) aunque después de varios años ambas hayan pasado al olvido. Muy poco acorde a la obra anterior del director- aquí el elemento antropológico-poético brilla por su ausencia así como poco se ve del personal estilo del director-  Historias del Kronen también decepcionó a los seguidores de Montxo Armendariz          


Secretos de Corazón (1997), el niño que mira


Tras el pequeño fiasco artístico de Historias del Kronen la credibilidad de Montxo Armendariz quedó ligeramente cercenada: ¿estaba el director vasconavarro en decadencia? Pronto se demostró que no, y ni mucho menos. El caso es que poco antes de embarcarse en el proyecto de Historias del Kronen, Montxo había escrito el guión para una nueva película, esta vez un drama intimista con niños como protagonistas pero con el rodaje de la adaptación de la novela de José Ángel Mañas Secretos del Corazón quedó postergada. Con ganas de hacer un filme de signo diametralmente distinto al de su anterior película, Armendáriz se puso manos a la obra poco después de Historias del Kronen, tal era el entusiasmo que le suscitaba este nuevo proyecto. El rodaje se llevó a cabo mayormente en Navarra concretamente en la zona de Baztán y en Tudela y por primera vez Elías Querejeta no se encontraba en la producción de un film de Armendariz, ya que fue producido por el director y Andrés Santana.  El presupuesto de la película, sin ser grande, fue hasta el momento el mayor en una película de Montxo Armendariz. Secretos del Corazón iba a ser básicamente la crónica del proceso fortuito de maduración de un niño de 8 años en los años 50 del siglo XX, huérfano de padre y enviado a la casa de campo familiar en donde asiste atónito al complejo mundo de los adultos tras convivir con sus familiares, todos ellos con extraños y oscuros secretos. Andoni Erburu, un pequeño gran actor navarro. dio vida a Javi, el protagonista absoluto de la historia secundado por un excepcional reparto: Carmelo Gómez (el tío), Silvia Munt (la madre), Charo López (la tía María), Vicky Peña (la tía Rosa), Joan Vallés (el abuelo) y Joan Dalmau (Benito) como personajes más o menos principales. Junto a Erburu, otros competentes actores noveles como el adolescente Álvaro Nagore (Juan, hermano de Javi) y el niño Iñigo Garcés (Carlos, amigo de Javi)      

Filmada con pulcritud y siguiendo con tiralíneas las circunstancias emocionales de su pequeño protagonista por averiguar los secretos de la casa y de su familia, Secretos del Corazón triunfa como drama intimista y como historia de aprendizaje y maduración sin desdeñar su aliento poético y simbólico y su poder emotivo. Estrenada en marzo de 1997, la crítica y el público pronto se vieron encandilados por una historia de alto octanaje emocional y medida sensibilidad que refleja excepcionalmente los miedos, deseos, anhelos y en definitiva, la visión de la infancia, dentro de un entorno tan extraño y represivo como la España franquista. Armendariz supo también captar muy bien la condición de nicho del entorno rural (la casa, principalmente) donde se desarrolla la historia ajena al mundo exterior pero inevitablemente por él influida. La cuidada fotografía de Javier Aguirresarobe, la lograda ambientación en la postguerra, la música de Bingen Mendizabal y las excepcionales interpretaciones realzan las cualidades de uno de los mejores filmes de la historia del cine español: Montxo Armendariz consiguió con esta película su obra maestra, superando incluso a Tasio, y hoy por hoy es su filme más preciado y conocido. Especialmente elogiadas fueron las interpretaciones de Andoni Erburu e Iñigo Garcés, de las mejores actuaciones infantiles que se habían visto en el cine ibérico. Andoni Erburu está sencillamente conmovedor en su papel de inocente testigo vicario de un mundo en descomposición y pese a que no haya seguido una carrera interpretativa llegado a la adolescencia y a la edad adulta, siempre será no solo el protagonista de Secretos del Corazón sino la película misma. Marcado inocentemente por la muerte de su padre y por el deseo de averiguar la verdadera causa de esta, Javi es uno de los personajes infantiles más deliciosos, complejos y fascinantes de la historia del cine en España   


Además de que comercialmente el filme fue un éxito siendo de las películas españolas más taquilleras del año, su cosecha de premios y reconocimientos internacionales fue espectacular: cuatro premios en el Festival de Cine de Cartagena (incluyendo mejor película), cinco premios del Círculo de Escritores Cinematográficos (mejor película, mejor guión  y mejor director entre ellos), dos premios de la Unión de Actores apra Charo López y Andoni Erburu, Premio Ondas a la mejor Película, Premio del público en el Festival de Chicago, mejor película europea en la Berlinale; cuatro premios Goya incluyendo mejor actriz de reparto (Charo López), mejor actor revelación (Andoni Erburu), mejor dirección artística y mejor sonido- obtuvo otras cuatro nominaciones incluyendo mejor película y mejor director-; y como colofón su nominación a la mejor película de habla no inglesa que finalmente perdió. Su carrera internacional fue también excepcional siendo estrenada en EEUU, Reino Unido, Japón y multitud de países siempre con críticas inmejorables. Montxo Armendariz consolidó- si quedaba alguna duda- su condición de uno de los mejores cineastas españoles en activo.      


Silencio Roto (2001), pasiones de resistentes

La resaca de Secretos del Corazón duró varios años y sirvió para que la comunidad cinéfila renovase su interés en la obra de Montxo Armendariz, de modo que fueron frecuentes a finales de los 90 y comienzos de los 2000 los homenajes y las retrospectivas dentro de festivales o desde instancias institucionales. Así, en 1998 el Gobierno de Navarra le concedió el premio Príncipe de Viana y ese mismo año obtuvo el Premio Nacional de Cinematografía. Las retrospectivas tuvieron lugar a lo largo y ancho del planeta: Festival de Málaga (1998), Festival de Baiona (1998), Cinemateca de Estrasburgo (1998), Festival de La Rochelle (1998), Festival de El Cairo (1999), Festival en el Lincoln Center de Nueva York (2001). Con el fin de lograr autonomía en el cada vez más difícil mundo del cine español, Montxo decide ayudar en 1999 a la directora de produccción Navarra y colaboradora de Armendariz en sus últimos filmes Puy Oria en la creación de una compañía de producciones cinematográficas independiente y así nace Oria Fils S.L, empresa con la que realizará sus hasta el momento últimos tres filmes. 



De nuevo el realizador navarro dejó pasar un largo lapso de tiempo hasta su siguiente película, la primera producida por Oria Films. Montxo Armendariz siguió en Navarra y en el pasado en su nueva película, Silencio Roto, ambientada en la postguerra española de los años 40 y que trataba un tema fascinante y escasamente conocido de la historia española contemporánea, el de los maquis, aquellos combatientes del bando republicano en la Guerra Civil que tras terminar la contienda en 1939 y sin haber sido apresados por el nuevo régimen fascista de Franco decidieron esconderse en montes y bosques donde vivían como furtivos valiéndose del pillaje y de la ayuda de lugareños de esas zonas mientras sorteaban como podían la búsqueda y “caza” de las fuerzan del orden franquistas. Armendáriz se interesó por los maquis cuando Carmelo Gómez le hablo de ellos en el rodaje de Secretos y posteriormente el director se documentó más a fondo de este episodio mediante libros de diferentes historiadores, decidiendo finalmente hacer una película sobre el tema. Armendariz se entrevistó también con guerrilleros supervivientes y se quedó fascinado del potencial dramático de esos relatos.  


La historia, escrita de nuevo en solitario por Montxo, está situada entre los años 1944 y 1948 en una aldea del norte de la península. Allí regresa después de nueve años la joven Lucía (Lucía Jiménez). Los habitantes del pueblo, aunque con algún partidario del régimen, viven en su mayoría con resquemor la represión que un destacamento militar ejerce sobre ellos, llevada a cabo especialmente sobre aquellos sospechosos de simpatizar en su día con “los rojos” y por el hecho de que algunos antiguos vecinos son parte de la resistencia clandestina en las montañas. Cuando el ejército pretende llevarse a Manuel (Juan Diego Botto), amante de Lucía y ex soldado del bando republicano, este huye al monte con los maquis sin perder la relación con Lucía, que le ayudará en todo momento.  Dos años después, los maquis consiguen tomar el pueblo ante el regocijo de los lugareños derrotando a los soldados, pero estos contraatacan aplicando su sentido de la “justicia”. A partir de ese momento, la vida de Lucía -embarazada de Manuel, que logró huir del contraataque de los militares- se convierte en una pesadilla en un ambiente local turbio y enrarecido por traiciones, rencillas, mezquindades y muertes en donde solo su amor por Manuel parece ser lo más puro incluso por encima de luchas e ideales. Un final trágico pondrá punto y final a una historia de amor y lealtad imposible.


Estrenada a principios de 2001, tal vez esta sea la tercera mejor película de Montxo Armendariz tras Secretos del Corazón y Tasio. Un guión sólido y una historia más que sugerente donde se dan cita el amor, la amistad, la traición, la esperanza y el engaño en un muy logrado tour de force de emociones. Muy bien ambientada y con un mensaje claro sobre la inutilidad de la violencia, la película presenta a los maquis como unos guerrilleros románticos que pese a todo no eran menos violentos que las tropas franquistas y a una población civil que muchas veces verá traicionada su confianza y admiración en los guerrilleros cuando estos se ven incapaces de defenderlos para salvarse a si mismos. Las traiciones y venganzas entre vecinos y familiares tiñen de dramatismo una historia en donde la relación amorosa entre Lucía y Manuel a duras penas puede mantenerse. Armendariz volvió a demostrar su dominio de la difícil técnica de ajustar las imágenes a los vaivenes dramáticos de una historia mediante la utilización del paso del tiempo en un relato y los cambios producidos en los escenarios. Para este filme, el director contó con un largo y muy eficaz reparto que a parte de los citados incluía a Mercedes Sampietro (Teresa), María Botto (Lola), Álvaro de Luna (Don Hilario), Rubén Ochandiano (Sebas) y María Vázquez (Sole). Por primera vez, Armendariz trabajaba en una película con gran número de actores y actrices que ya estuvieron bajo sus órdenes en otros filmes. Juan Diego y María Botto, hermanos en la vida real, también lo eran en esta película.  Patxi Bisquert y Andoni Erburu, los protagonistas de las dos anteriores obras maestras de Armendariz interviene aquí en pequeños papeles  

Silencio Roto obtuvo de nuevo muy buenas críticas y consiguió relativamente una buena taquilla. Se valoró el acierto de centrar la historia en los habitantes civiles, protagonistas y víctimas reales de aquellos episodios gracias a su ayuda a los maquis y su paciencia, en lugar de en los guerrilleros, así como su sentido lírico y humanista que no desmerecía nada del de filmes como Secretos del Corazón.  Sin embargo no obtuvo demasiados premios, destacando cuatro en el Festival de Cine Español de Nantes. Con el paso del tiempo, Silencio Roto sigue siendo considerada una obra maestra del cine español de los últimos 20 años y una de las mejores películas realizadas sobre la postguerra española.  


Obaba (2005), el mundo de Bernardo Atxaga

El listón otra vez estaba muy alto para el veterano director: ya prácticamente no tenía nada que demostrar a sus más de 50 años y pese a haber dirigido solamente seis películas en 17 años. Tras dirigir el modesto documental Escenario Móvil (2004), en donde seguía el recorrido de un músico ambulante por diferentes pueblos, el director se puso a trabajar en su nuevo filme de ficción.  Para ello recurrió de nuevo a una obra literaria en la forma de una obra maestra de la narrativa de finales del siglo XX del calibre de Obabakoak de Bernardo Atxaga. Escrita y publicada originalmente en euskera en 1988, Obabakoak era una singular obra que combinaba la novela con los relatos breves en un poderoso ejercicio de metaliteratura que encandiló a la crítica y a lectores de todo el mundo ya que fue traducida a diferentes idiomas. Fue la primera novela en euskera que consiguió el Premio Nacional de Literatura y continua siendo la obra literaria en lengua vasca más conocida en el mudo. Las peculiares características de la obra (tres partes con historias diferenciadas pero con un mismo protagonista; relatos independientes dentro de la trama de la novela; flashbacks, memorias y recuerdos continuos; superposición de personajes y situaciones) hacían teóricamente imposible una adaptación cinematográfica de la misma, pero Montxo optó por un razonable e inteligente camino para conseguir esto tomando tres de las historias de la novela (más o menos concatenadas entre sí) para zurcir prácticamente una historia nueva con coherencia de planteamiento-nudo-desenlace. El esfuerzo de adaptación del cineasta navarro tuvo su recompensa en un guión ágil e interesante que estructuró una buena película que pese a todo se encontraba entre lo menos brillante de su producción hasta ese momento. Aunque se logró mantener el peculiar universo entre costumbrista, fantástico y onírico de Bernardo Atxaga ejemplificado en el ficticio pueblo de Obaba, un lugar extraño e intemporal (y eso no resultaba sencillo a priori) la película está a años luz de las excelencias del libro, y es que la empresa era demasiado ambiciosa y arriesgada.

Por tercera vez consecutiva, la Navarra rural fue el plató para una película de Montxo Armendariz. La película, al igual que la novela, se estructura a partir del personaje central-narrador de la mayor parte de la historia, con el cambio de que en esta adaptación en lugar de ser un hombre de trentaitantos (sin nombre en el libro, ya que estaba narrado en primera persona), se trata de una mujer joven de 25 años de nombre Lourdes e interpretada por una entonces desconocida Bárbara Lennie. En el filme, Lourdes, una estudiante de imagen llega al pequeño pueblo de Obaba con su videocámara para captar la vida diaria de sus gentes. El entorno de la localidad pronto se le presenta como un lugar donde sus habitantes parecen marcados por inquietantes sucesos del pasado que de alguna manera han condicionado el devenir de la historia de Obaba en los últimos años, algo que por otra parte terminará atrapando a la propia Lourdes. El guión adaptado de Armendariz convirtió a esta película -estrenada en septiembre de 2005- en una adaptación libre de la novela de Atxaga, algo que no satisfizo a los seguidores más acérrimos del libro pero tuvo su visto bueno por parte de la crítica aunque consideró a Obaba como su filme más flojo hasta el momento. Es cierto que las historias más o menos independientes están muy bien contadas -sobresale por su aparente descontextualización la del atribulado Lucas y su desconcertante experiencia en un restaurante- y que los personajes, muy, muy bien planteados siguiendo los cánones atxaguianos funcionan a las mil maravillas, pero la película se queda corta en niveles de emotividad y de elevar su potencial melodramático. Tal vez, el hecho de tocar una historia con ribetes casi fantásticos fue algo que desbordó a Montxo a la hora de dar su habitual empaque realista e inmediato a una película basada en una historia más bien de realismo mágico, tema extraño en su filmografía.    

Montxo Armendariz volvió a demostrar ser un gran director de actores en un reparto que además de Lennie incluía a Juan Diego Botto en su tercera colaboración con el director en el papel de Miguel, el cicerone de Lourdes en Obaba, Pilar López de Ayala como la sensible y superada maestra del pueblo en su juventud, Txema Blasco (Tomás), Héctor Colomé (Ismael), Lluis Homár (Esteban adulto), Peter Lohmeyer (Padre de Esteban), Ryan Lee Cameron (Esteban joven), Mercedes Sampietro (Madre de Miguel) y Eduard Fernández como Lucas. Menos premiada que otras cintas del realizador de Olleta (ganó el Goya al mejor sonido) la película pasó discretamente por taquilla en una época en donde el público ya había empezado a dar masivamente la espalda al cine español.           
 
No tengas miedo (2011), regreso a la denuncia

Llegado a los 60 años en 2009, Montxo Armendariz es ya un director sin nada que demostrar con una relativamente breve filmografía en 25 años que ha continuado suscitando admiración y alabanzas por parte de cinéfilos, ejemplarizándola como una obra coherente y honesta hecha con mimo y dedicación de una manera modesta y escueta pero deslumbrante en sus resultados. La revaloración de su figura y su filmografía en los últimos tiempos ha sido una constante que ha hecho que se le “perdone” la no excesiva brillantez de filmes como Obaba o su último trabajo hasta la fecha, No tengas miedo (2011) Pero antes de su estreno, el director recibió varios premios, homenajes  y distinciones: en 2008 recibió el Premio Cine y Valores Sociales, el Premio Ciudad de Astorga del Festival de Cine de dicha localidad, el Premio Manuel Lekuona de Eusko Ikaskuntza como personalidad relevante de la cultura vasca y el premio  4D del Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro. En 2009 precisamente la sociedad de estudios vascos Eusko ikaskuntza publicó un monográfico sobre el director escrito por José Luis Rebordinos y Jesús Angulo y a finales de ese año con motivo del 25 aniversario de Tasio el Instituto Navarro de las Artes Audiovisuales y Cinematográficas organizó en Bakedano, el lugar donde se rodó el emblemático filme, un homenaje a donde acudió tanto el equipo técnico como el reparto casi en su totalidad. Una cena de confraternización entre vecinos de Bakedano y el elenco artístico-técnico del filme puso el broche de oro a los actos. Se editó también un libro conmemorativo, Tasio 25.  El carbonero de Urbasa ya es un mito.


Tras ser nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad Pública de Navarra en 2010 y ceder sus primeros cortos a la Filmoteca de Navarra (Barregarien Dantza, Carboneros de Navarra…) Montxo Armendariz estrena a principios de 2011 No tengas miedo, película con la que vuelve al tiempo presente en la totalidad del metraje  (algo que no ocurría desde Historas del Kronen) y al cine de denuncia social como en 27 Horas,  Las Cartas de Alou o en cierto modo en Silencio Roto. Protagonizada por el joven valor en alza Michelle Jenner y localizada en Madrid, se trata de la historia de Silvia, una joven de 25 años marcada por una infancia de maltratos que decide rehacer su vida enfrentándose a todo lo que ocasionó su malestar. Una película áspera y honesta que volvió a convencer aunque sin llegar a ser de lo más llamativo de la filmografía del director. Lluís Homar, Belén Rueda, Nuria Gago y Rubén Ochandiano intervienen también en el filme, que pasó con bastante e inmerecida discreción por las carteleras españolas. Sin llegar a hacer ninguna obra maestra, el viejo Montxo siguió demostrando su gran oficio como narrador y excelente captador de la realidad en una película con un tema espinoso como es el de los maltratos y abusos a la infancia. La excelente interpretación de Michelle Jenner fue muy alabada por la crítica así como el acierto del cine al alejarse del morbo efectista.


Cine inmediato, historias con mayúsculas

En 2014, 30 años después de su debut con Tasio, Montxo Armendariz aún sigue en activo esperando, quien sabe si en breve, ponerse detrás de las cámaras en una nueva película. Haga lo que haga será a buen seguro algo que de un modo u otro llamará la atención, gustará  y posiblemente conmoverá. Cineasta artesanal en lo técnico pero enormemente eficiente y narrador extraordinario, Montxo posee un universo poético-metacinematográfico propio basado en el sutil uso de las imágenes y de los recursos cinematográficos narrativos (elipsis, flashbacks) que pone al servicio de grandes historias contadas con pasión. Costumbrismo, antropología social, denuncia histórica y social, poesía narrativa, intrahistoria, crónica de la vida diaria, realismo semidocumental y pulso melodramático humanista se dan cita en una de las filmografías más regularmente brillantes del cine español. Un prodigio de sencillez que consigue relatos conmovedores y excepcionales. Esta es la obra de un genial artesano de la imagen.      


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