domingo, abril 07, 2024

PUAN

 


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Los cambios -casi siempre para peor- que están experimentando algunos países latinoamericanos están llegando a las temáticas de su cine. Argentina, un país siempre- y en especial en los últimos 25 años- con una cinematografía interesante y una industria cinematográfica que a trancas y barrancas y siempre con limitaciones económicas ha sabido abrirse paso incluso en los circuitos internacionales, esta viendo amenazado el futuro de su cine por la amenaza de la retirada de ayudas del gobierno ultraderechista de Milei además de otro tipo de recortes a la cultura y a al educación, que este inteligente y esforzado filme dirigido por la pareja María Alché y Benjamín Naishtat, denuncia y en cierto modo termina condicionando la trama. Pero Puan sobre todo es una entretenida y lograda comedia-drama de personajes que pone en solfa también los celos y las envidias profesionales y el cambio en los paradigmas de los modelos de líderes y de triunfadores; el contexto universitario e intelectual, concretamente en el ámbito de la filosofía, está también muy bien resuelto y se adecúa perfectamente al contexto y reflexiones del filme. El guion nos lleva a la facultad de Folosofía y Letras de una universidad bonaerense (sus modestas características a ojos europeos son una muestra más de la precariedad del mundo académico argentino incluso en estudios superiores) donde tras el fallecimiento de un catedrático el puesto parece que irá a su colaborador y amigo Marcelo (Marcelo Sibiotto), pero la súbita aparición de un antiguo compañero de Marcelo, el carismático, atractivo, embaucador y formado en Alemania Rafael Sijarchik (Leonardo Sbaraglia) con una visión diferente de la filosofía y el mundo universitario, pondrá en peligro dicha aspiración y Marcelo, un hombre de mediana edad enamorado de su profesión pero lleno de dudas morales y personales, ve su vida, sus principios y sus objetivos vitales tambalearse; ¿es el principio de un cambio?

La sobra de Woody Allen está muy presente en este filme, donde los actores protagonistas, de lo más selecto del panorama argentino, consiguen atrapar y convencer al espectador, especialmente Marcelo Sibiotto como retrato de un perdedor que jamar quiso ser tal y que se niega a serlo ahora. El resto del nutrido reparto por supuesto también cumple con interacciones y momentos sublimes. La aparición de viñetas y momentos de apariencia surrealista (las clases particulares de Marcelo sobre filosofía a una anciana rica o la bizarra fiesta que esta se monta con el profesor de improbable animador) no son más que ilustraciones de las contradicciones que el mundo intelectual parece vivir en ciertos contextos. En los momentos finales, la película muestra sus verdaderas cartas y asistimos a una catarsis-desenlace en los personajes que da sentido a toda la historia. Sin ser ninguna obra maestra, Puan cumple su objetivo de ser una película que hace pensar y además divierte

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