lunes, noviembre 09, 2020

SENTIMENTAL

 


 

 ** y 1/2                                                                                           

Intentar adaptar una obra teatral en la gran pantalla siempre ha sido un reto superlativo y apasionante para cualquier cineasta por la dificultad que esto entraña. Si se consigue con solvencia el resultado suele ser una obra maestra, si se fracasa oscilaremos entre la mera insuficiencia y el bodrio. Cesc Gay, realizador catalán con estupendas películas en su filmografía (En la ciudad, Una pistola en cada mano, Truman)  pese a partir de una obra de teatro propia (Los vecinos de arriba) y dominar tanto el medio teatral como el cinematográfico, por desgracia no ha conseguido ninguna obra redonda. Una pena porque el material de partida, una comedia de cuatro personajes en donde las relaciones de pareja y las diferentes maneras de vivir la sexualidad dentro de esta es el tema central era un buen punto de partida para un filme divertido y sobre todo inteligente dada la mordacidad de los diálogos, además de dar la oportunidad de presenciar esforzados tours interpretativos dentro de un reparto limitado y por consiguiente omnipresente. Pero Sentimental no sabe aprovechar la versatilidad de sus intérpretes, su estilo narrativo no resulta muy creíble y en definitiva y pese a contar con muy buenos momentos no termina de ser más profunda de lo que promete ser en varios instantes optando más por la caricatura que por la verosimilitud, aunque el costumbrismo realista, muy bien conseguido, esta presente en todo momento especialmente en los diálogos.

Las obras de teatro con matrimonios como protagonistas (dos a ser posible) han dado mucho de si y el séptimo arte ha tomado siempre buena cuenta de ello tanto en drama como en comedia. En esta ocasión nos escoramos hacia lo último sin desdeñar ciertos elementos dramáticos aunque sin la intensidad necesaria para lograr algo más que una comedia leve y simpática. Diversión no le va a faltar al espectador, pero si busca algo más una vez haya captado las premisas mas serias que la película plantea se sentirá decepcionado. El cuarteto de actores esta soberbio, eso si, demostrando la habilidad de Gay para dirigir intérpretes: Un matrimonio en plena crisis, el formado por Julio (Javier Cámara, actor fetiche de Cesc Gay) y Ana (Grisela Siciliani, actriz argentina que resulta todo un descubrimiento) ha invitado a cenar la no hace mucho instalada pareja de vecinos del piso de arriba Laura (Belén Cuesta) y Salva (Alberto Sanjuán) cuya única referencia para ellos es su frenética actividad sexual audible desde el domicilio de Julio y Ana. La invitación, idea de ana, es recibida con fastidio y resignación por Julio en un momento en que dicha pareja no pasa por el mejor momento en su relación. Ambos matrimonios, tratando de conocerse mutuamente en un ambiente entre hostil, hipócrita y cargado de cortesías impostadas descubren que tienen poco en común, pero la peculiar visión del sexo de Salva y Laura empieza a convertir la reunión en una bizarra bomba a punto de explotar.

La intensidad cómico-dramática del filme va subiendo conforme la trama avanza pero el climax final resulta flojo y sin chicha. Es perceptible que el reparto ha disfrutado de su trabajo pero la falta de verosimilitud de algunos momentos hace caer a la historia en el tópico y a veces en el estrambote. Con todo, la película entretiene bastante y se disfruta con su mala uva y su costumbrismo urbano fácilmente proyectable en la vida cotidiana de muchos. Una pena que resulte tan floja su faceta de exploración de las miserias de la vida conyugal, pero sólo por los motivos expuestos antes y por el trabajo actoral merece verse este filme aunque sea solo para pasar un buen rato.

 

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