sábado, abril 06, 2013

JAUN ZURIA: UNA LEYENDA VASCA (I)




 

  
A finales del siglo IX de la era cristiana un misterioso caballero de origen escocés se convirtió en el Primer Señor de Vizcaya tras vencer a los intrusos asturleoneses en la batalla de Padura, creando así el régimen foral vasco. Las crónicas lo nombran Jaun Zuria, el Señor Blanco. ¿Existió realmente? ¿Era descendiente de los reyes de Escocia? ¿Tenía orígenes sobrenaturales? ¿Era un bravo guerrero que tras una cruenta batalla dio a los vascones una cierta independencia con respecto al Reino de Castilla? ¿Cuál fue su verdadero nombre? Más leyenda que realidad, el mito de Jaun Zuria ha atravesado la historia como un sugerente relato de aventuras, fantasía y caballerías aunque con algún sustrato histórico aún no muy claro. Una historia con elementos celtas, castellanos y vascones; históricos y fabulosos, heroicos  y corteses. Nos adentramos en la leyenda vasca por antonomasia    
 

La historia del Señor Blanco

El mito medieval de Jaun Zuria (el Señor Blanco en euskera) primer Señor de Vizcaya de origen británico o céltico, es el paradigma de la historia pseudolegendaria vasca en tanto que su leyenda cuenta (indirectamente) el origen de algo tan significativo y esencialista en la historia del País Vasco como son los Fueros (primero vizcainos y después vascos), las leyes que durante siglos -desde el alto medioevo hasta finales del siglo XIX- otorgaron de cierta autonomía política a las llamadas “provincias vascongadas” (Bizkaia, Gipuzkoa y Araba) con respecto a los sucesivos reinos y estados a los que ha pertenecido (Reino de Navarra, Castilla, y España desde el siglo XV) y además traza el comienzo de la genealogía de el linaje de los Señores de Vizcaya, los regidores feudales del entonces llamado “Señorío de Vizcaya” (territorio de la actual provincia vasca de Vizcaya-Bizkaia) entre lo siglos XI y XIV. Lo cierto es que aunque se considera al oscuro Iñigo López apodado Ezquerra como primer Señor de Vizcaya entre  la década de 1040 y 1071, nada claro dice la ciencia histórica sobre el origen de los Fueros Vascos como tampoco hay indicios de cómo surgió este título feudal, que muchos historiadores datan del siglo IX sin que haya apenas pruebas documentales de Señores de Vizcaya anteriores a Ezquerra. A falta de información histórica, como casi siempre ocurre, la leyenda hace su acto de aparición y es aquí donde nos encontramos con Jaun Zuria, el “salvador venido del extranjero” (las islas británicas), el supuesto primer Señor de Vizcaya llegado de tierras remotas y creador de los fueros vascos en el siglo IX de la era cristiana. Parece imposible la existencia del llamado Jaun Zuria sobre todo cuando se analizan las diferentes versiones de la historia, reelaborada en siglos sucesivos hasta encontrarnos con su versión literaria definitiva a finales del siglo XIX. Es la leyenda de Jaun Zuria, romántica, épica, patriótica, un relato que bebe de muchas fuentes y tradiciones y que solo por eso- mas allá de su nula verosimilitud, de su muchas veces interesada utilización política y lo escasamente estimulante y original de su historia- y por su sugerente trasfondo mítico que se alimenta de una gran variedad de mitos occidentales y clásicos (como ya han demostrado varios autores de diferentes épocas como Llorente, Mañaricua o Juaristi) merece ser considerado como un metarrelato indoeuropeo de primer orden, ya que elementos interesantes no le faltan, ya bien desde el punto de vista literario, el mitológico e incluso el histórico.   

Jura de un Señor de Vicaya o Jaun Zuria jurando defender la independencia de Bizkaia (1882) de Anselmo Guinea.  Casa de Juntas de Gernika.

La leyenda de Jaun Zuria, de origen incierto en la alta Edad Media, a partir del siglo XIX fue considerada como lo que es, una leyenda que muchos (incluidos algunos de sus últimos relatadores) han pretendido que sea historia siguiendo el modelo de los mitos del Rey Arturo, los romances históricos carolingios (La Chanson de Roldan) o el Cantar del Mio Cid. También desde el siglo XIX la leyenda de Jaun Zuria ha sido caracterizada como una historia exaltadora del nacionalismo vasco por parte de sus partidarios, algo a lo que se presta fácilmente. Este mito, que en su primera aparición escrita el siglo XIV fue narrado como crónica histórica aparentemente cierta, explica el origen del Señorío de Vizcaya y de los Fueros Vascos mediante elementos pseudo históricos la mayor parte de ellos inventados e inexistentes y en sus primeras versiones incluso fantásticos. Hoy en día, ni tan siquiera hay un acuerdo en el nombre de ese supuesto Señor Blanco identificado de nombre real como Don Zuria, Lope de Vizcaya, Lope Fortún, Lope López Zuria o Froom: los primeros nombres castellanos algunos de raíz euskérica (zuria es blanco en euskera) y el último de supuesto origen anglosajón, anglonormando o celta. Aunque ya ningún casi ningún historiador considera a este personaje como real no faltan investigaciones que indagan sobre una posible filiación del personaje Jaun Zuria en una figura de existencia real, algo que en el mundo de las leyendas orales no resulta nada raro.


La batalla de Padura: una crónica épica

¿Y que es lo que cuenta la leyenda de Jaun Zuria? Pues básicamente y de manera resumida lo siguiente: En el siglo IX (hacia 870) el territorio de Vizcaya, desprovisto de señor feudal, recibió la llegada de las tropas del rey de Asturias y León reclamando la dote periódica en especies que los vizcainos habían pagado al reino de Asturias desde tiempo atrás, pero estos se negaron reclamando su hastío de seguir dependiendo de los astur-leoneses. Encolerizado, el rey Alfonso y sus tropas arrasaron y quemaron varias zonas y poblados de la costa vizcaina matando a muchos de sus habitantes. Los vizcainos, quisieron responder al cruel monarca astur y el rey les declaró la guerra, pero dijo que solo lucharía contra un ejército comandado con alguien de linaje real. Tiempo atrás había llegado a la aldea de Mundaka (o nacido allí de una princesa extranjera exiliada) un joven noble escocés desterrado de Escocia por su hermano - o padre- el rey de los escotos (en algunas versiones es Inglaterra la que cumple la función de la patria de este noble o príncipe) que accedió a convertirse en el comandante de los ejércitos de Vizcaya ante la petición de los vizcainos. Sus nuevos vasallos le llamaron Jaun Zuria por sus claros cabellos rubios y su extremadamente blanca tez, inusuales para ellos. 

Ermita de Santa Katalina en Mundaka, Bizkaia. Allí comienza nuestra historia
Jaun Zuria comandó las tropas vizcainas contra las leonesas batiéndose en una cruenta batalla en el valle de Padura, un paraje cercano a  lo que más tarde será la villa de Bilbao. Sancho Estéguiz, poderoso Señor de Durango, luchó junto a Jaun Zuria pero cayó en la batalla, lo mismo que el bravo Ordoño, el hermano del rey Alfonso. Muchas fueron las bajas por ambos bandos y un espeso manto de sangre roja se esparció sobre el valle pedregoso, llamándose a partir de entonces la zona Arrigorriaga (Lugar de las Piedras Rojas), que en al actualidad es un municipio de la provincia de  Bizkaia. Aunque muchos astures trataron de huir del campo de batalla, los vascones vizcainos les persiguieron logrando matar a muchos de ellos, si bien otros lograron huir traspasando el límite de Vizcaya que establecía el llamado árbol Malato que separaba a Vizcaya de Álava en la aldea de Luyando, frontera que les estaba prohibida a los vizcainos para cualquier incursión bélica, y desde entonces a la sierra que atraviesa esa zona del Valle de Ayala en Alava por donde huyeron a salvo los astur-leoneses se le llama Sierra Salvada.  El Jaun Zuria desposó con la hija de Sancho Estéguiz y fue nombrado por su gesta señor de Vizcaya, ahora independiente de León. 

El Arbol Malato de Mamerto Segui
Esta a grandes rasgos es una síntesis de diferentes versiones sobre las leyendas de Jaun Zuria y de la Batalla de Arrigorriaga o Padura (a veces, aunque pocas, tratadas de manera independiente y sin que Jaun Zuria tome parte en la segunda). Como se ve, se trata de un relato típico de la literatura caballeresca y del romance medieval y que en un primer contacto se aprecian bastantes elementos en común con la mitología artúrica (un dux bellorum que es elegido para comandar unas huestes sin jefe frente al enemigo invasor) y con el relato oral, esto último bastante evidente (se sigue a grosso modo la estructura de varios cuentos y relatos tradicionales, como bien afirmó Jon Juaristi) lo que nos demuestra la filiación de la tradición oral en el relato de Jaun Zuria. Es curioso constatar como más que un señor feudal, Jaun Zuria es un caudillo militar (como lo fue el supuestamente auténtico  Arturo) o un caballero mercenario. También resulta significativo que pese a que muchos autores (apologistas y detractores) consideran a esta leyenda como una explicación del origen de los Fueros Vascos, nada se dice en realidad del origen de dichos fueros propiamente dichos, aunque sí se nos presenta el supuesto origen de los Señores de Vizcaya, o lo que es lo mismo, de los hacedores y espíritu de los Fueros.    

¿Qué hay de verdad en esta historia? ¿Qué es lo que se sabe de Jaun Zuria como personaje histórico? ¿Fue un príncipe escocés o inglés llamado Froom el primer Señor de Vizcaya? Aunque de manera romántica se ha tomado como cierto el origen etimológico aparecido en estas leyendas de algunos nombres de la geografía vasca como Arrigorriaga o Salvada así como de diversos símbolos vascos (el escudo y la bandera de Bizkaia, como veremos luego), cada vez que se ha analizado el mito del Jaun Zuria especialmente desde finales del XIX siempre se ha llegado a la conclusión que todo este relato pertenece a la leyenda y la invención. Ninguna documentación histórica verdaderamente fidedigna habla de Jaun Zuria ni de ninguno de sus supuestos nombres castellanos o de otro origen bajo los se le conoce en algunas crónicas y también parece dudosa la existencia de la batalla de Arrigorriaga. Además, algunos primeros escritos sobre la leyenda presentan bastantes elementos fantásticos (intervención de seres irreales) que obviamente hacen caer al relato en el terreno de lo legendario y en la literatura de caballerías. Todo esto hace necesario un repaso por la evolución de la leyenda y por los cambios y aportaciones que se han ido sucediendo a lo largo del tiempo.                


La leyenda según Don Pedro Alfonso (1344): Froom, el héroe extranjero

La batalla de Arrigorriaga
La primera crónica escrita sobre la leyenda de Jaun Zuria aparece en 1344 y no fue en castellano ni en euskera sino en portugués. Se trata de una referencia que aparece en el Livro das Linhagens  (Libro de los linajes, también conocido como Nobiliario del Conde Don Pedro) un libro de recopilación crónicas y genealogías de linajes nobles, un tipo de literatura muy común en el siglo XIV, escrito por Don Pedro Alfonso, Conde de Barcelos (1288?-1354) hijo bastardo de rey Dionís de Portugal. El conde había estado exiliado en Castilla años antes de escribir el tratado y conocía de sobra los linajes castellanos, teniendo constancia además de la genealogía los Señores de Vizcaya gracias a su amistad con María Diez de Haro y Juan Núñez de Lara, a la sazón cabezas del señorío. En dicha obra no solo incluyó el supuesto origen de familias nobles portuguesas, sino que hizo lo propio con varias de la Corona de Castilla. Así, cuenta la historia del supuesto primer Señor de Vizcaya comenzando con esta reveladora frase “Biscaya fue Señorío antes de que hubiese reyes en Castilla y después estuvo sin señor”  Después narra que el conde asturiano Don Moniño exigió a los vizcainos pagar una dote anual de una vaca, un buey y un caballo blanco. Mas tarde llegó a Vizcaya en una nave ”un hombre bueno” llamado Froom, hermano del rey de Inglaterra y su hijo Fortún Froes (Fróez). Al enterarse de los problemas de los vizcainos con el conde, Froom se ofreció a defenderlos con la condición de que le aceptasen como su señor. Froom desafió a Don Moniño a que fuese a buscar el mismo el tributo pactado y este, aparentemente enojado por el desaire, compareció con su ejército batiéndose con los vizcainos capitaneados por Froom. Los asturianos fueron derrotados “cerca de la aldea de Vusuria” (Busturia). Según Pedro Alfonso, tras morir Froom, el primer señor de Vizcaya, le sucedió su hijo Fortún Fróez, del que nada se dice en versiones posteriores o muchas veces se confunde su nombre con el del primer Señor de Vizcaya (Fortún sería una castellanización de Froom). También cuenta el conde de Barcelos que se derramó mucha sangre y que “se dio al campo el nombre de Arrigorriaga” cuando poco antes este autor había asegurado que la batalla se libró en Busturia, una localidad que se encuentra a 25 km. de Arrigorriga.     

Históricamente no hay constancia del tal Don Moniño (que autores posteriores rebautizarán como Ordoño), así como la referencia al origen etimológico de Arrigorriaga (del que Pedro Alfonso será su primer cronista) parece geográficamente desconcertante a la luz del dato que antes hemos expuesto. Es posible que el noble autor portugués se esté marcando un farol sobre el origen de dicho nombre que el hubiese oído de sus amigos los Señores de Vizcaya sin que tuviese relación con la leyenda: piedras rojas, sí, pero ¿necesariamente por la sangre?. Además también hay que tener en cuenta que  siendo harri o arri piedra, gorri puede ser rojo o también abrupto o pelado, algo que casaría con el paisaje de la zona. Con todo, la explicación de Don Pedro Alfonso sobre el origen del topónimo fue aceptada por los continuadores del tema de Jaun Zuria así como en la tradición popular vasca. La cuestión de sí Don Pedro creó el mito del primer Señor de Vizcaya llegado del extranjero (aún no llamado Jaun Zuria) o se inspiró en leyendas anteriores de la zona de Vizcaya resulta interesante en tanto que todo parece indicar- como así lo afirman Labayru, Mañaricua  o Juaristi- que el portugués se inspiró en leyendas orales vascas y en algún elemento tomado de diversos relatos europeos.

La historia de Froom, tal y como nos la cuenta el Conde de Barcelos, guarda similitud con no pocos relatos de caballerías del ciclo artúrico protagonizados por Lancelot o por el propio Arturo, que durante los siglo IX y X penetraron en Europa procedentes de Francia y la Inglaterra Normanda en forma de romances, así como dicho relato sigue la estructura de narraciones de la mitología griega. Es muy posible que el autor portugués embelleciese y solemnizase con estos elementos algunas narraciones orales vascas que hubiesen surgido en los siglos XI o XII y en donde se habría narrado una mítica batalla de los vascones contra invasores leoneses que muy posiblemente nunca hubiese tenido lugar, y que de algún modo resulta cierta reelaboración de la mítica batalla de Roncesvalles (778) en donde los vascones de Navarra derrotaron a los carolingios y de donde está inspirada el célebre poema épico en francés La Canción de Roldán (siglo XI). Y es muy posible que la idea del “Señor extranjero” tuviese otra génesis folklórica popular diferente a la de la batalla, lo más posible una leyenda popular pagana, algo que en la versión de Alfonso no parece claro pero que en la reelaboración del siglo XV de la leyenda a cargo de Lope García de Salazar, que luego veremos, parece más notable. Con todo, el autor y noble portugués añadió evidentemente el componente épico, caballeresco  y heroico clásico que toda historia de legendaria preciase y más si figuraba en un libro genealógico donde a menudo se mitificaba el origen de los nobles emparentándolos con dinastías legendarias de la mitología Griega o del antiguo testamento: emparentar a los Señores de Vizcaya de la casa de Haro con Inglaterra era relacionar a dicha casa nobiliaria con el mítico Eneas, tal y como señala Jon Juaristi, ya que para la mayor parte de los historiadores de la  Baja Edad Media Bruto el biznieto de Eneas fue quién estableció la primera población en Gran Bretaña. Respecto a la etimología del nombre de Froom (¿nombre inventado por Pedro Alfonso basándose en la fonética de otros nombres anglosajones?) tema también interesante, decir que existen varias hipótesis pero todas farragosas y no convincentes. Constatar finalmente que el propósito del autor portugués para establecer el origen de los Señores de Vizcaya  fue sin duda el complacer a la casa de Haro enalteciéndola creando un origen mítico (que hundía sus raíces en la antigua Grecia) y además políticamente oportuno en el momento en que se narró la historia, ya que los territorios de Castilla eran favorables a una alianza con Inglaterra.  


Siglo XV: Las aventuras de Jaun Zuria el Caballero Blanco según Lope García de Salazar

Se puede decir a tenor de lo visto que D. Pedro Alfonso fue el padre literario del mito de Jaun Zuria aunque el aún no nombrase así al caballero británico que fue según la tradición elegido primer Señor de Vizcaya. Así, antes de detenernos en la versión que estableció en el siglo XIV el hidalgo e historiador Lope García de Salazar, será necesario recordar las fuentes en las que se basó  Alfonso y que son la base sobre la que se ha ido elaborando el mito.   
1) Relatos orales vascos sobre un hombre excepcional que vivió en la costa de Bizkaia (¿Busturia? ¿Mundaka?) y del que se suponía extranjero o al menos con rasgos físicos bastantes diferentes a los de los vizcainos; y sobre una legendaria batalla que enfrentó a vascos contra intrusos foráneos.
2) Relatos de caballerías, cantares de gesta, leyendas artúricas y romances carolingios varios.    
3) Leyendas clásicas sobre héroes de la antigua Grecia (Jasón, Perseo, Teseo)
4) Documentos pseudohistóricos sobre genealogías fantaseadas de casas nobiliarias europeas (Geoffrey de Montmouth)

Lope Garcia de Salazar
En 1454 aparecerá la segunda crónica escrita conservada sobre el primer señor de Vizcaya esta vez con una intención claramente histórica y no pseudofabuladora, como lo fue la del conde D. Pedro y además originalmente escrita en castellano. Su autor fue un personaje tan singular como Lope García de Salazar (1399-1476), historiador vizcaíno natural de Musques (actual Muskiz) y señor banderizo con un destacado papel en las guerras de bandos o banderizas que tuvieron lugar en Vizcaya en la baja Edad Media. Salazar fue una especie de Sir Thomas Mallory vasco o hispano, un señor de horca y cuchillo, belicoso, ruin y patán pero con inclinaciones literarias y de cronista histórico. El valle de Somorrostro, las Encartaciones de Vizcaya y la villa de Portugalete, donde falleció, fueron testigos de sus correrías siempre enfrentado con diversas familias de hidalgos vizcaínas (aunque fuesen como él del bando banderizo oñacino) por ampliar sus posesiones territoriales. Salazar, personaje clave en la historia de Bizkaia, escribió a finales del siglo XV su célebre obra de 25 tomos Las Bienandanzas e Fortunas, un compendio de relatos supuestamente históricos y otros legendarios sobre la historia de Europa occidental y en especial de la península ibérica y en donde también tenían cabida mitos bíblicos y grecolatinos para explicar los primeros años de la humanidad. En esta magna y pintoresca obra y en la Crónica de Siete Casas de Vizcaya y Castilla (1454) Salazar narra la historia del primer Señor de Vizcaya siguiendo el modelo del relato plasmado en el Livro das Linhagens con algunas variaciones significativas. Es evidente que el autor vizcaino además de conocer el relato del conde de Barcelos ya era sabedor de las tradiciones que al parecer originaron el mito y que antes hemos enumerado, pero además añadió un nuevo componente a la leyenda que era el de la literatura de caballerías, muy en boga en Europa en el siglo XV y sobre todo en las letras castellanas. Lope García de Salazar era muy aficionado a las novelas de caballerías y muy posiblemente leía los romances carolingios y la literatura arturiana, sobradamente conocida en toda Europa en el XV. Era la literatura de caballerías proclive a presentar una Alta Edad Media irreal e idealizada donde se transgredían las leyes de la naturaleza y abundaban dragones, gigantes y encantadores además de invictos y heroicos caballeros andantes y princesas en apuros. La versión escrita anterior a la de Salazar de Jaun Zuria ya poseía, como hemos visto,  el componente épico de las novelas de caballerías tomado sin duda de los cantares de gesta medievales de diversa procedencia (Roldán, Mio Cid) pero le faltaba el elemento fantástico de la literatura de caballerías, algo que figurará en la versión aparecida en las Crónica de Siete Casas de Vizcaya y Castilla. También resulta asimilable que la historia del primer Señor de Vizcaya en el intervalo de tiempo de un siglo entre ambas versiones fuese conocida por el pueblo llano mediante la difusión oral y que es posible que algunas tradiciones orales también enriqueciesen la obra influyendo en la revisión salazariana.  

Princesa celta
La versión de Salazar, en la Crónica, sitúa el comienzo de la historia en Mundaca (Mundaka), en donde desembarcaron unas naos con la hija del rey de Escocia y su numeroso séquito, la cual huyó al no estar de acuerdo con que su hermano heredase el reino a la muerte de su padre. Los escoceses, al ver que el agua “que descendía de Guernica turbia” se aclaraba a la altura de una ría (la de Mundaka) exclamaron en latín aca munda (agua limpia), dando origen al nombre de la localidad de Mundaca. La princesa doncella escocesa se quedó a vivir en Mundaca con parte de su séquito (algunos se habían vuelto a Escocia al cabo de un tiempo), donde quedó embarazada de padre desconocido, según algunos de “un diablo que llaman en Bizcaya Culebro, Señor de la Casa”  dando a luz después a un hijo sano y hermoso llamado don Zuria o don Zurián que quiere dezir en castellano don Blanco“ En el libro XX de las Bienandanzas e Fortunas (1471), se cuenta como tiempo después, Don Zuria, ya un apuesto mozo arengó a los vizcainos a plantar cara al hijo del rey de León, que arrasó Bakio y diversas tierras costeras en lo que es hoy la comarca vizcaina de Busturialdea (Gernika, Busturia, Mundaka…) al no querer los vizcainos pagar tributo al invasor. El príncipe leonés fue sometido a un “juicio de Dios” en Gernika, pero el noble afirmó que el solo haría batalla contra un rey u hombre de sangre real.  Los vicainos, con Zuria a la cabeza y la ayuda de el ejército del Señor de Durango  Sancho Astegas (Estéguiz), libran batalla en Padura “acerca de donde es Vilvao”, donde cae Astegas y el príncipe leonés, resultando vencedores los vizcainos quienes nombran a don Zuria su señor tras la victoria (no fue nombrado antes de la batalla  por un pacto previo y condicionado de vasallaje, tal y como ocurría en la versión del conde de Barcelos) casándose con Dalda, la hija de Sancho Astegas. El relato finaliza con la asunción de don Zuria de su escudo de armas: dos lobos con sendos carneros en sus fauces que el observó cuando partía para la batalla; es decir, la supuesta génesis del escudo de Bizkaia (incluida la imagen de los lobos en muchos escudos de localidades vizcaínas).   Salazar alude también al origen del topónimo Arrigorriaga e incluye por primera vez el concepto del árbol de Luyando que separaba la frontera entre Vizcaya y Álava (perteneciente a Castilla en el S. IX)  al que llama árbol gafo (árbol maldito), ya que los vizcainos maldijeron el no poder seguir allí a los leoneses que huían rebasando el árbol. Salazar también establece por primera vez el origen del topónimo de Sierra Salvada (Gorobel)

Las principales novedades que el relato de Salazar presenta sobre el mito de Jaun Zuria son las siguientes: el nombramiento del Señor de Vizcaya como Don Zuria (llamado Zurián en castellano) o Jaun Zuria cuando se le nombra en euskera, el hecho de que el noble caballero hubiese nacido en Bizkaia, la aparición de la madre escocesa de Jaun Zuria y la fabulosa concepción de este, la inclusión en la leyenda de Sancho Estéguiz y su hija, el cambio de nacionalidad del protagonista (de inglés a escocés) y el nombramiento de Jaun Zuria como señor de Vizcaya tras su victoria, que se culmina con el casamiento de este con la hija de un noble señor fallecido en combate. A grosso modo, la versión de Salazar será para los nuevos narradores de la leyenda en épocas sucesivas el modelo canónico del mito de Jaun Zuria. Lope de Salazar además pretendió de imbuir carácter histórico y verídico a dicho relato, que el convirtió en una historia arquetípica de caballerías al gusto del siglo XV y en donde no falta el elemento sobrenatural pese a paradójicamente tratar de ser una crónica real. Parece evidente que tanto Salazar como muchos de sus contemporáneos- incluidos gente de letras-  tomaron por cierta la leyenda de Jaun Zuria que el Libro de los Linajes y supuestamente la tradición oral narraban, aunque el banderizo literato se tomó la licencia de bautizar al héroe caballeresco con un nombre propio de un caballero andante: el señor blanco, haciendo alusión a la blanca tez de su supuesto  origen celta. El hecho de situar a Escocia como la patria de nuestro héroe en lugar de Inglaterra puede que se deba a la influencia de los mitos arturianos (de origen galés pero con versiones escocesas) y a la conclusión a la que tal vez llegó Salazar de que un hombre extremadamente rubio y con la tez blanca debía de ser de origen celta si procedía de la Gran Bretaña y así convirtió al origen del linaje de Jaun Zuria en escoto. Por otra parte, la inclusión en la historia de una princesa escocesa se debe sin duda a lo sugerente que resultaba en la literatura caballeresca el personaje de una dama de origen gaélico como Ginebra, la Isolda de Tristán o Viviane la Dama del Lago, paradigmas de la belleza femenina (con connotaciones sobrenaturales) en el amor cortés.   

El íncubo y la doncella
Pero lo más llamativo en la versión de Salazar es sin duda la inclusión del elemento sobrenatural y fantástico, tomado tanto de las novelas de caballerías como de la mitología popular indoeuropea. Se narra, como hemos visto, que la princesa escocesa madre de Jaun Zuria yació (supuestamente nos dice el autor) con un “diablo llamado Culebro”  relación fruto de la que nació Zuria. Es decir, el héroe es hijo de un ser maligno sobrenatural que muchos han identificado con el ser mitológico vasco Sugaar, precisamente un Culebro maligno. Además de ser perfectamente creíble la influencia de la mitología vasca en esta parte del relato, no lo es menos la influencia del mito occidental del íncubo, el diablo habitante terrestre que mantiene relaciones sexuales con mujeres dando origen a hijos algunos con poderes sobrenaturales. Considerase Salazar al padre de Jaun Zuria un diablo íncubo o un Culebro (un dragón primitivo) está claro que ambas son representaciones del mal y que por tanto Jaun Zuria sería prácticamente el hijo de un diablo, como lo fue el mago Merlín: es muy posible que Salazar hubiese fusionado ese relato arturiano (el de la concepción de Merlín) con el de alguna leyenda de Mundaka o Busturia en la cual un Culebro (o un íncubo) engendró en una doncella un niño de belleza sobrenatural o que hubiese acometido hazañas extraordinarias. Como afirma Jon Juaristi, es más posible que Salazar para caracterizar a su Jaun Zuria tomase a Merlín de modelo, aunque puede que también con elementos de Arturo o del Cid Campeador. La cuestión de si Salazar pretendió agraviar a la casa de Haro emparentándola con el diablo no parece tal si tenemos en cuenta que ser hijo de un íncubo en la literatura popular medieval no equivalía necesariamente a ser una criatura maligna sino a ser un sujeto con poderes extraordinarios o gran sabiduría (como el hechicero Merlín). Decir además que Pedro Alfonso ya barruntó el parentesco de los Haro con el demonio haciendo a Iñigo López, el primer señor de Vizcaya documentado, en hijo de una “dama con pie de cabra” que resultaría ser un encantador o un demonio bajo otra forma (hay autores que identifican a este personaje con la diosa vasca Mari). Esta leyenda de indudable origen folklórico vasco también se encontraría en la génesis de la concepción prodigiosa de Jaun Zuria.  

Por otra parte la cronología que manejó (casi arbitrariamente) Salazar situó la batalla de Padura en el año 870 y la muerte de Jaun Zuria en 909. Según el cronista, Jaun Zuria tuvo un hijo con Dalda Estéguiz (identificado por algunos autores como Kepa de López) y otro con Iñiga de Cantabria llamado Munio López que heredó el señorío, aunque no se conoce ningún otro documento escrito sobre dichos personajes. Este Munio sería el padre de Iñigo López Ezquerra, que gobernó según Salazar hasta 956 aunque el verdadero Ezquerra ostentó el señorío entre 1040 y 1077.


Lope Fortún, Señor de Vizcaya (visiones en la Edad Moderna)

Tras la versión de Salazar, el mito de Jaun Zuria o don Zuria se popularizó en los siglos XVI y XVII  no solo en las provincias vascas sino en toda la península ibérica, ya aún cuando la figura del Señor de Vizcaya había desaparecido en un Reino de España resultante del matrimonio de Isabel de Castilla con Fernando de Aragón en donde los fueros aún persistían en las “provincias vascongadas”. En la España de los Austrias el relato, tomado como histórico por estudiosos e historiadores, sufrió sin embargo cambios en algunas crónicas como la del arcediano de Ronda Lorenzo de Padilla (1485-1540), que rebautizó a Zuria como Don Hortiz en su Crónica de la Casa de Vizcaya y lo hizo descendiente de godos en lugar de escoceses dada la anglofobia española en el siglo XVI tras el Desastre de la Armada Invencible. Otro autor de la Edad Moderna, Esteban de Garibay  (1533-1600), historiador guipuzcoano bilingüe (en castellano y euskera) que residió en Sevilla, Toledo y Madrid en sus Ilustraciones genealógicas de los Reyes Católicos de España (1595) llama al personaje Lope López Zuria y lo hace hijo de un tal Lope Iñiguez (no confundir con el Señor de Vizcaya real del mismo nombre), un noble señor de Altamira de Busturia que navegando hasta Escocia se enamoró de María, la hija del rey escocés secuestrándola y trayéndola a Vizcaya. Poco después daría luz a “Don Lope”, que según Garibay fue en realidad el sexto Señor de Vizcaya, versión esta que no tuvo éxito en versiones sucesivas de la leyenda.    

 Jaun Zuria (Casa de Juntas Gernika)
La castellanización del nombre del primer señor de Vizcaya como vemos no fue unánime: el nombre Lope Fortún (este segundo nombre ya aparecía con el conde de Barcelos) se extendió popularmente como el nombre del primer Señor de Vizcaya a partir de las crónicas de Salazar pese a que este autor no nombrase así al personaje. El hecho que el historiador vizcaino apellidase López a los supuestos descendientes de Jaun Zuria (siendo además ese el apellido de los primeros Señores de de Vizcaya de la casa de Haro) hizo creer a muchos que el nombre del primer Señor de Vizcaya era Lope- el sufijo -ez en el apellido originalmente significaba en castellano “hijo de”-, que unido al nombre Fortún que el conde de Barcelos atribuyó al hijo de Jaun Zuria (llamado por él Froom) dio lugar a Lope Fortún. Garibay y otros historiadores consideraron que el nombre de Lope originaba la casa de López de Haro y dieron por bueno ese nombre de pila aunque no hubo acuerdo sobre el apellido. Garibay le apellidó López tal vez para encontrar coherencia con su pretendida descendencia hariana -creando además el personaje de su padre Lope Iñiguez, del que se originarían todos los López sucesivos- añadiendo Zuria (el blanco) como el apodo puesto por sus vasallos, mientras que otros autores se abstuvieron de darle apellido y así en varios documentos del siglo XVII figura como únicamente como Lope de Vizcaya, a veces confundiéndose con el de su supuesto padre Lope Iñiguez.   

Precisamente en el XVII la historia de Jaun Zuria pese a considerarse real tenía un sustrato legendario y una ausencia de documentación histórica que cada vez la hacía menos creíble para muchos historiadores (y aunque algunos autores identificasen al monarca leonés hermano del príncipe que retó a Jaun Zuria como Alfonso III). De hecho, cada vez se considera más un mito y ya a partir de la ilustración del siglo XVIII los historiadores desechan el relato de Jaun Zuria considerándole una simple leyenda, aunque algunos autores como Iturriza aún harán crónica de ella: es precisamente la versión de Iturriza la que resultará definitiva en cuanto al intento de aproximación histórica a la leyenda, tomando como modelo la versión de Garibay pero considerando a Zuria como el primer Señor. En el siglo XVII, no obstante, los apologistas de los Fueros Vascos aún defendían la veracidad histórica de la figura de Jaun Zuria pese a que ya era considerado por muchos un mito y aunque la concepción fantástica del personaje por parte de un diablo o genio maligno propuesta por Salazar hubiese desaparecido de las versiones pretendidamente históricas del relato a partir del XVI. Un documento de gran valor significativo del siglo XVII es sin duda el cuadro que representa a Jaun Zuria dentro de la serie de los retratos de los Señores de Vizcaya que se encuentran en la Casa de Juntas de Gernika. La leyenda al pie del cuadro del caballero armado de una daga y con el escudo de los dos lobos junto con el roble de Gernika comienza con  Lope de Vizcaya, corsario, robó a Doña María hija del rey de Escocia (…)” Es decir, que al versión del marino vizcaino “ladrón” parece que satisfizo bastante no ya solo a las clases nobles vizcainas sino a las de toda la península ibérica.  

A partir del siglo XIX, la pérdida de los Fueros Vascos tras las Guerras Carlistas y el surgimiento del nacionalismo vasco, unidos al auge del romanticismo cultural y político harán resurgir la leyenda de Jaun Zuria, ya considerada un relato de ficción aunque de evocador poder romántico y con ciertas connotaciones sociopolíticas.


CONTINUARÁ

miércoles, abril 03, 2013

El Aparatito Lumiere GRANDES ESPERANZAS (GREAT EXPECTATIONS)






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Pasan los años y las décadas y Charles Dickens sigue siendo un filón de adaptaciones cinematográficas aunque ya pocas grandes historias suyas quedan sin traspasarse de un modo u otro a la pantalla, como tampoco resultan sorprendentes las últimas adaptaciones realizadas hasta el momento. Esta suerte corre esta última revisión de Great Expectations  novela por entregas (como casi todas las de Dickens) publicada entre 1860 y 1861 y que fue convertida en film previamente en varias ocasiones, la última en 1998 (una versión actualizada dirigida por Alfonso Cuarón) y la más notable la de 1946 dirigida por el gran David Lean protagonizada por John Mills Valerie Honson y Alec Guinness. En esta ocasión Mike Newell vuelve a narrar la historia del joven Pip Pirrin, un muchacho humilde aprendiz de herrero que de golpe y porrazo se ve introducido en la más alta sociedad londinense gracias a la herencia recibida por un benefactor misterioso: una historia de dudas morales, rencillas y venganzas; complicadas tramas folletinescas con golpes de azar y giros inesperados, y una difícil historia de amor entre dos jóvenes, Pip y Estella, cuyos destinos parecen guiados por la fatalidad. Sería injusto no reconocer la habilidad de Newell para seguir las esencias dramáticas dickensianas en toda la película de principio a fin así como resulta loable una puesta en escena poderosa y sugerente muy bien ambientada, pero la película en sí no pasa de ser una adaptación rutinaria que sin embargo se deja ver bastante y puede resultar estimulante para el público más joven para que se les pegue el gusanillo de Dickens y de la literatura realista del XIX  (aunque, claro está, hay mejores adaptaciones de esta y otras novelas del autor para esta función)

No hay nada que reprochar en unas interpretaciones esforzadas y bien adaptadas a las características de la obra original, aunque a los jóvenes Jeremy Irvine (Pip) y  Hilliday Grangier (Estella) carezcan de carisma y a veces de credibilidad. Como de costumbre en adaptaciones de clásicos, el peso en cuanto a nombres se deja caer en los personajes secundarios y así nos encontramos con un inspirado Ralph Fiennes como el inquietante Magwitch y a una un tanto forzada (como casi siempre) Helena Bonham-Carter como Miss Havisham, uno de los personajes dickensianos más complejos y curiosos. Una película agradable y honesta pero modesta que sirve para pasar un buen rato con el relato de uno de los mayores contadores de historias que haya existido nunca.           

martes, abril 02, 2013

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