martes, enero 31, 2012

El aparatito Lumiere LOS DESCENDIENTES (THE DESCENDANTS)




**** y 1/2

El que una película esté estructurada en torno a la labor y carisma de un actor  de relumbrón determinado no tiene por que significar que esa película sea mediocre o comercial. Esto lo demuestra con creces Los Descendientes, excelente mixtura de drama y comedia protagonizada por una de las estrellas interpretativas más celebres de los últimos años, George Clooney, quien consigue con su espectacular composición del perdedor de mediana edad Matt King  tal vez el mejor trabajo de su carrera. Precisamente el tema de los perdedores americanos que no son conscientes de su condición por vivir en un entorno o circunstancias que les reporta una ligero aunque impostado optimismo y un mínimo espíritu de lucha ya fue tocado por Alexander Payne, el hábil y más que interesante director de esta cinta, en su anterior Entre Copas (Sideways, 2004) película que le reportó el aplauso de la crítica y le postuló como un cineasta a tener en cuenta aunque desde esa película hasta ahora no haya dirigido ningún título. Con The Descendants Payne demuestra ser un gran cineasta y Clooney un actor como la copa de un pino por su enorme flexibilidad y su habilidad por hacer creíble un personaje tan humano y creíblemente imperfecto como el de Matt. Y en fin, The Descendants es un filme delicioso, sutil, mordaz, inteligente y cargado de ternura y diversos mensajes que no hacen más que poner en relieve lo poco consistente que es el ser humano cuando diversos problemas le ahogan y cuando entran en contradicción y colisión los sentimientos puramente humanos y los materiales.

El archipiélago hawaiano es el marco en donde se desarrolla esta historia en la que nuestro protagonista, un abogado de posición acomodada gracias a las herencias de su rica familia, se encuentra en un momento decisivo y delicado de su vida con su mujer hospitalizada en coma a causa de un accidente de lancha y ante la perspectiva  de hacer un gran negocio familiar con la vente de unas tierras. Pero la cosa, ya complicada de por si, se tuerce aún más cuando se entera que su mujer (con la que tiene dos hijas) le estaba siendo infiel durante y que veía a su matrimonio como irremediablemente roto. En ese momento, Matt intentará recuperar la unidad familiar asegurándose a trancas y barrancas el afecto de sus hijas- una adolescente rebelde y una niña bastante inteligente- y viendo como puede reconducir a toro pasado esa desagradable situación mientras trata que todo eso no afecta a un negocio que puede mejorar aún más su vida. Una especie de reafirmación personal es lo que busca Matt tratando de autoconvencerse de que hace y ha hecho las cosas de manera correcta, pero en esa búsqueda numerosas circunstancias pondrán en relieve que su vida no ha sido tan maravillosa como él creía. Una historia entre patética, divertida, tierna, cruel y melodramática que pone en evidencia que una gran historia puede ser una historia sencilla o cotidiana. Momentos muy naturalistas y creíbles realzan un guión verdaderamente encantador que además muestra al público internacional algo tan poco conocido fuera de EEUU como es la vida cotidiana en Hawai fuera de los tópicos turísticos. Una fotografía sencilla pero muy luminosa y colorista al mismo tiempo (un aire libre captado en su plenitud) y una puesta en escena magistral con interpretaciones de 10 y una excelente utilización del elemento anecdótico y el gaga de comedia realzan una película que roza la obra maestra y que sin duda gustará a un público muy amplio. Merece la pena.