martes, junio 20, 2017

EL CASO SLOANE (MISS SLOANE)





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Siempre ha habido épocas en las que el thriller político se prestaba más por las peculariedades coyunturales de la situación internacional, y esta década de 2010 en donde la globalización ha producido muchos daños colaterales en interminables ámbitos y escalas, no es una excepción. Pero lo malo es que la creatividad cinematográfica y el sentido del riesgo en el cine actual no están en niveles excelsos que digamos  y no digamos ya cuando se puede insertar el elemento denuncia, algo que en otra época regaló no pocos thrillers políticos de este tipo más que interesantes: simplemente, se recurre al cliché de lo supuestamente políticamente correcto y ya está. De todo esto es lo que peca Miss Sloane, una película que sin embargo no debe caer en saco roto por su excelente guión, sus cuidadas interpretaciones y su tino a la hora de retratar la enorme confusión y ambigüedad ideológica y ética de cierta nueva clase política y empresarial condicionada por sus propios intereses personales y vendida a la refulgencia del dinero y siempre al servicio, directo o indirecto, consciente o inconsciente, de lobbys y grandes corporaciones. El personaje que da nombre al filme, Elizabeth Sloane, aparece un paradigma de la nueva praxis de los lobbys recurrentes en el mundo de la política en EEUU: una persona joven ambiciosa, sin límites profesionales, dispuesta a cambiar de principios y cambiar de chaqueta ideológica pisando a todo el que tenga delante y maniobrando de manera oscura e ilegal con tal de conseguir su objetivo. Si a ello añadimos que es mujer, solitaria y volcada con su trabajo tenemos ante nosotros a un personaje tan jugoso como poco empático para el público si bien  cumple con creces su rol de antiheroína del siglo XXI, algo a lo que contribuye decisivamente la esforzada interpretación de Jessica Chastain.            

John Madden, un director más efectista que otra cosa, dirige con oficio pero de manera rutinaria una película inteligente y hábil que no logra sin embargo atrapar como debiera al espectador por culpa de su poco estimulante puesta en escena. Sloane, una asesora política ambigua y con diferentes caras, se introduce en el eterno debate norteamericano de los límites la legalidad de las armas jugando a varias bandas y tocando las narices a compañeros, superiores y políticos rompiendo todos los límites de la ética, algo en lo que juega un papel fundamental el mundo de la tenencia de armas en EEUU y sus concomitancias morales y sociales. Su supuesta evolución ideológica y moral y sus consecuencias a varios niveles es lo que estructura esta película que muchas veces se pierde en unos giros e impulsos argumentales deficientemente estructurados y en una estructura narrativa de flashback que aporta más bien poco, algo que sin embargo no impide que el filme cumpla su función. Al final, da la sensación de estar ante una película esforzada y honesta pero lastrada por concesiones comerciales (un elemento thriller nada novedoso) y una falta de sentido del riesgo.