sábado, mayo 07, 2011

El aparatito de Lumiere - BEBES / THOR


BEBES ( BÉBÉS )


 
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Amable y entretenido documental de producción francesa que plantea algo tan sencillo como la visión cotidiana del primer año de vida de cuatro bebés de muy diferentes partes del mundo (de forma separada, por supuesto): Ponijao, un niño de una tribu de Namibia; Mari, una niña japonesa de Tokio, Bayar un niño Mongol que se cría en una choza-tienda en plena Estepa, y Hattie, una pequeña californiana. No se trata de ningún filme denuncia de las desigualdades entre diferentes partes del mundo (en donde Japón y EEUU representarían el desarrollo y Namibia y Mongolia la pobreza), sino más bien una visión antropológica del proceso de cría de los bebes y del universo referencial de las criaturas en diferentes culturas, en donde se llega a la conclusión que a fin de cuentas, el comportamiento y el pequeño mundo de los bebés en diferentes contextos y continentes, no es tan diferente. Que nadie espere un documento exhaustivo sobre el mundo de los bebés según el contexto cultural, ni ningún trabajo de pretensiones más o menos científicas: Bebés solo trata de ser un pequeño y modesto homenaje al bebé (al bebé “global” por así decirlo) hecho con pulcritud y sobriedad y sin ninguna interferencia, solo dejando que la cámara haga su trabajo filmando ya bien sea en un poblado africano, en el desierto mongol o en apartamentos de Tokio y San Francisco. Sin narración alguna y sin traducción, es un documento que llega totalmente virgen al espectador y en eso reside su indudable encanto    

El director, el francés Thomas Balmés se esfuerza no solo en captar buenas imágenes y situaciones de la vida cotidiana lactante (la mayoría de ellas encantadoras), sino en atrapar bellas imágenes que resumen todo el universo contextual en el que se crían los cuatro niños protagonistas, ya bien sea mediante paisajes o mediante encuadres vistosos. En definitiva, un filme documental sencillo y delicioso cuyo mensaje optimista (la felicidad e inocencia en los primeros compases de la vida)  es de recibo en estos tiempos que corren.
 


THOR (THOR)


 
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Una vez más, una adaptación de un personaje de la Marvel Comics, mítica compañía de tebeos que en los últimos 10 años se ha empeñado en llevar a la pantalla a todas sus creaciones de héroes superdotados mediante su creada al efecto productora cinematográfica. En esta ocasión se ha querido contar con un director de prestigio como Kenneth Branagh, quien pese a esforzarse por avanzar unos metros más del cine entretenimiento del resto de adaptaciones de los superhéroes Marvel (saga Spider Man, saga X Men, Hulk, Daredevil, Iron Man) al final no consigue un producto consistente debido a las limitaciones del material de partida y- como era de esperar- la total supeditación a los efectos especiales, que dicho sea de paso, resultan más espectaculares, inteligentes y convincentes que en la mayoría de las adaptaciones de superhéroes del cómic.        

El personaje de Thor, creado originalmente por Stan Lee y Jack Kirby, siempre fue un superhéroe peculiar ya que estaba basado en la mitología nórdica y no era otra cosa que la revisión del siglo XX del dios del trueno Thor, hijo de Odin, el dios supremo de la mitología escandinava y germánica. En esta ocasión se ha querido aprovechar bien el  sugerente elemento mitológico sin descuidar todo lo relacionado con la fantasía, la acción y la ciencia ficción con un cierto tono shakespeariano que realmente no aporta nada y que parece venderse como la aportación genuina de Branagh, pero ni por esas: Chris Hemsworth, famoso por aquí por ser el marido de Elsa Pataki, interpreta con cierta eficacia al cachas y rubio dios Thor, enviado por su padre Odin (Anthony Hopkins) a la tierra desde el reino de los dioses Asgard por su codicia y soberbia al haber comenzado una indeseada contienda contra los gigantes de hielo. Aterriza literalmente en un pueblo Nuevo Mexico (y paralelamente a él su mítico martillo indestructible) en donde deberá demostrar su verdadero valor y sus virtudes morales. Una joven científica, Jane Foster (Natalie Portman, ubicua últimamente), se interpondrá en su nueva vida terrestre.

La película alterna momentos interesantes y atractivos (la espectacular batalla contra los gigantes, el ataque del monstruo mecánico) con algún que otro pestiño impropio de un director como Kenneth Branagh. Cierto sentido del humor inteligente ayuda a hacer más digerible un conjunto que sin él serie una película más bien irrelevante y sosa, pero en ningún momento esta cinta logra salir de lo previsible. Por si fuera poco, los fans del Thor del cómic pondrán el grito en el cielo con los ligeros cambios en el aspecto del personaje (no aparece con su casco característico y además lleva barba), y con los fans de los superhéroes, ya se sabe. No obstante, es una beuna opción si se quiere pasar un rato entretenido, aunque eso si, es recomendable verla en versión 3D.