viernes, enero 27, 2012

Mis 50 discos que te cagas (42): THE SMITHS – THE QUEEN IS DEAD (1986)


Aunque The Smiths más que un grupo de LPs era un grupo de canciones y singles toda su discografía merece ser reseñada en los anales de la música popular con letras de oro. Y de sus cuatro discos de estudio, The Queen is Dead es el más grande e inspirado, una pequeña obra maestra que demostró que eso del rock alternativo que acababa de surgir con todas las de la ley a mediados de los 80 era algo que merecía ser más que tomado en cuenta por que, básicamente, estaba dinamizando el rock mucho más que los solistas y  grupos mainstream. La banda que dirigían Steven Patrick Morrissey  (conocido artísticamente solo por su apellido) y Johnny Marr con Mike Joyce y Andy Rourke como talentudos comparsas se había convertido ya en la punta de lanza del pop rock alternativo británico, un estilo (o mejor dicho, una actitud ante el negocio)  que se postuló en las segunda mitad de los 80 como la continuación natural del College Rock independiente de la primera mitad de esa década y que en las postrimerías de los 80 llenó el panorama musical de autenticidad, una visión más artística que comercial y una actitud alternativa y diferente ante la industria, todo basado en el arduo trabajo de las compañías independientes y que es algo que seguirá perdurando hasta hoy día en multitud de artistas y sellos discográficos. Estos cuatro chicos de Manchester no duraron mucho (1983-1987) pero legaron un buen puñado de grandes e irrepetibles canciones muchas de ellas editadas en singles no incluidos en LPs (aunque si en recopilatorios y discos de rarezas que iban editando) y momentos de auténtico éxtasis musical por su exquisitez compositiva y su enorme talento en el estudio y en el escenario. Y The Queen is Dead, su tercer disco de estudio, es tal vez la mejor muestra de lo grandes que llegaron a ser The Smiths ,ya que es un disco que no ha dejado de influir a diferentes grupos alternativos de distintas épocas     

Cuando el álbum se publicó el cuarteto tenía serios problemas con su discográfica, Rough Trade, una pequeña compañía surgida a partir de una tienda de discos, y pese a completar la grabación del álbum a finales de 1985 no apareció en las tiendas hasta junio de 1986. El cantante, letrista y frontman Morrissey, ególatra y listillo pero carismático y con cierto encanto de locuaz alborotador vocacional con sus declaraciones polémicas sobre la Familia Real inglesa y su defensa a ultranza del vegetarianismo e incluso del celibato (y ya de paso, haciendo guiños a  una aún no socialmente aceptada en aquel tiempo homosexualidad y hasta a la pederastia), tenía un carácter demasiado fuerte para llevarse bien con los ejecutivos de las compañías de discos y con managers (de hecho el grupo nunca tuvo representante) y eso le dio pista libre a él y al genial guitarrista y maravilloso compositor de las melodías Johnny Marr para dirigir con insólita libertad las riendas del grupo, que ya en 1986 estaba muy quemado debido a su frenético ritmo de trabajo. The Queen is Dead fue producido por los dos líderes de la banda con la ayuda del ingeniero Stephen Street con un resultado final inmejorable. En los diez cortes del álbum se resumen todos enormes argumentos musicales del grupo: pop rock electroacústico de exuberante textura, melodías marcadas e inspiradas, ecléctica inspiración en ritmos como el rockabilly, la new wave, el postpunk o el pop acústico, letras entre irónicas, paródicas, críticas, poéticas y costumbristas con un poso culto, la voz imprevisible y con personalidad de Morrissey y los preciosos juegos guitarrísticos melódicos (acústicos y eléctricos) de Johnny Marr, uno de los guitarristas con mejor gusto de la historia del rock. El disco comienza con un tema tan rápido y enérgico como el que da título al LP y que no se corresponde con el tono más plácido del mismo, pero es una buena entrada para preparar al oyente para un viaje musical de primera categoría. Y así nos encontramos con maravillas como The Boy With the Thorn in His Side el primer single del álbum, precioso pop electro-acústico de arrebatadora melodía, espectaculares juegos de dibujo de guitarra y arreglos de cuerda además de una original interpretación vocal de Morrissey; y Cemetry Gates, maravilla semi acústica cuyo legado se podrá encontrar en creaciones posteriores de REM, Del Amitri, The Rembrandts o Texas (encantadora letra con “Keats y Yates están a tu lado / mientras Wilde está en el mío”). El marasmo continúa con Bigmouth Strikes Again (casi una autoconfesión de Morrissey), single estrella del LP que demostró como se podía hacer rock de guitarras desde un planteamiento cuasi pop algo bizarro pero sumamente sugerente: un tema de bandera.         

I Know it´s Over, medio tiempo con reminiscencias blues, es otro hito vocal de Morrissey con su peculiar voz arropada por una instrumentación efectiva: el grupo en una de sus mejores vertientes, la emocional, sensible y afectada aunque todo visto con el desden marca de la casa. Frankly Mr. Shankly muestra otra de las caras genuinas de The Smiths, la irónica con esta carta de dimisión de un trabajador ante su jefe que era en realidad un ataque encubierto al director de Rough Trade con una esclarecedora línea final (“danos dinero”) en medio de un pop cabaretero genuinamente british. Ya terminando el álbum, There Is a Light That Never Goes Out, uno de los temas más celebres de The Smiths lleva al oyente al séptimo cielo emocional-musical con un pop rock Indie de enorme gusto e inspirado estribillo y majestuosos arreglos de cuerda que sigue entusiasmando al personal año tras año hasta el punto de haberse convertido ya en todo un clásico atemporal. Cerrando, Some Girls are Bigger Than Others, uno de los temas más rítmicos de TQID enaltecido por los hermosos y sincopados punteos guitarrísticos de Marr que además crearon escuela en el rock alternativo y no tan alternativo de los años siguientes: realmente Johnny Marr era un fuera de serie, lástima que después del grupo se prodigase tan poco. Pocos discos resultan tan deliciosos como The Queen is Dead  y es que pocos grupos hubo como The Smiths, capaces de crear todo un mundo de perfectos sonidos y canciones sin fisuras paridas por dos luminarias como Morrissey y Johnny Marr y sin apenas videoclips y zarandajas promocionales a parte de las salidas de tono de Morrissey y las vistosas portadas de LPs y singles con fotos de iconos reales de la cultura pop británica y americana. En 1987 con la publicación de Strangeways, Here We Come  el cuarteto cerró la persiana y atrás quedaron varios años de fuertes emociones musicales, de las más intensas de la década de los 80 y probablemente de la historia del rock. Cualquier disco de The Smiths resulta maravilloso, pero The Queen is Dead es sencillamente una obra de arte, la obra maestra de un grupo irrepetible.

FICHA TÉCNICA

Géneros: Pop Rock Alternativo
Publicación: junio 1986
Sello original: Rough Trade
Producción: Morrissey y Johnny Marr
Duración: 37:07
Músicos:
Morrissey: voz, voces (acreditado como Ann Coates)
Johnny Marr: guitarras, harmonium,  instrumentos de cuerda sintetizados, arreglos de cuerda y flauta
Andy Rourke: bajo
Mike Joyce: batería

Track listing

1- The Queen is Dead
2- Frankly Mr. Shankly
3- I Know It´s Over
4- Never Had No One Ever
5- Cemetry Gates
6- The Boy with the Thorn in His Side
7- Bigmouth Strikes Again
8- Vicar in a Tutu
9- There is a Light That Never Goes Out
10- Some Girls are Bigger Than Others

miércoles, enero 25, 2012

El aparatito Limiere MILLENIUM: LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES (MILLENIUM: THE GIRL WITH THE DRAGON TATTOO)



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Sigue la imparable tendencia hollywoodiense de hacer remakes de filmes europeos (y de otros países) con éxito de crítica y/o público. Y cada vez se espera menos tiempo, como es el caso de esta nueva versión de la primera parte de la afamada trilogía literaria sueca Milleniu, uno de los fenómenos editoriales mundiales de los últimos años. The Girl With the Dragon Tattoo (yo no se como se traduce el título de la novela en sueco pero desde luego el título inglés no tiene nada que ver con el castellano) será la primera entrega de la segunda trilogía cinematográfica que adapta las tres noveles de Larsson, que en su primera versión autóctona sueca fueron rodadas en 2009 con dos directores diferentes y Naomi Rapace y Michel Nysquit como protagonistas.  El ínclito David Fincher (Seven, El Club de la Lucha, Zodicac, La Red Social) parecía el director idóneo para un thriller europeo lleno de crímenes, personajes oscuros, juegos de pistas y tecnología y no ha defraudado a las expectativas. Yo personalmente ni me he leido los libros ni he visto ninguna de las tres películas suecas de la saga y no puedo por ello hacer una comparación de este Los Hombres… con la versión original cinematográfica ni con el libro, pero  bien se puede ver que Fincher ha tratado de poner su impronta a  medio camino entre el thriller de autor y el cine comercial más efectivo y ha conseguido un más que correcto filme de intriga que se sigue con enorme interés gracias a una narración inmejorable y a una estupenda puesta en escena, algo de lo que no es ajeno su reparto encabezado por el británico Daniel Craig en el papel del persistente periodista de investigación de la revista Millenium Mikael Blomvist y la norteamericana Rooney Mara como la joven y habilidosa hacker, vengadora profesional e implacable justiciera casi ciberpunk Lisbeth Salander, un personaje realmente fascinante.

The Girl With the Dragon Tattoo es una película que no se detiene en detalles sin importancia y va al grano en todo momento conformando una narración ágil y dinámica. Fincher se ah currado una puesta en escena imponente en donde respeta en todo momento el origen sueco de la historia gracias en parte al hecho de seguir ambientando la historia en Suecia, aunque la mayor parte de los actores principales sean anglosajones y todos los textos que vemos escritos estén en inglés. Una atmósfera entre teatral y de pesadilla preside visualmente el devenir de la historia con una excelente fotografía a cargo  de Jeff Cronenweth apagada y grisácea y momentos de enorme tensión así como impactantes escenas lindantes con el slasher, algo característico del cine de David Fincher lo mismo que sus impresionantes títulos de crédito. No obstante, que nadie espere un peliculón ni una obra maestra del thriller: esta primera entrega americana de Millenium en realidad no hace más que seguir coordenadas mil veces vistas y no llega a un total climax en ningún momento con un guión interesante pero con relieve de mediano alcance centrado en las pesquisas de los protagonistas - una pareja profesional forzosa y al principio un tanto contrapuesta- por resolver una serie de crímenes ocurridos casi cincuenta años atrás y que de un modo u otro representan para ellos diferentes motivaciones y sentimientos y por que no, recuerdos. Rooney Mara, espléndida como Lisbeth Salander, esta por cierto nominada al Oscar a  mejor actriz principal; es cierto que tiene importantes rivales entre el resto de nominadas, pero esta interpretación será sin duda un acicate en su ascendente y prometedora carrera. Un thriller muy interesante que confirma que el a veces difícil maridaje entre el cine europeo y americano a veces puede dar productos más que estimulantes.     

lunes, enero 23, 2012

RALPH BAKSHI: SEXO, DROGA, FANTASÍA Y DIBUJOS ANIMADOS (y II)

 
 

The Lord of the Rings (El Señor de los Anillos) (1978), ya está aquí la Tierra Media 

Ralph Bakshi pese a la tibia acogida de Wizards seguía firme a finales de los 70 en su propósito de llevar a la pantalla de forma animada The Lord of the Rings, la ya por entonces inmortal obra fantástica de J.R.R Tolkien publicada en tres libros entre 1954 y 1955. Se daba la circunstancia que la novela a finales de los 60 y principios de los de los 70 fue venerada por el colectivo hippy, al cual Bakshi tenía bastantes simpatías (y que era además seguidor de sus filmes), y este hecho junto al amor de Bakshi por el género literario de fantasía épica y por Tolkien en particular hace comprensible que el realizador de animación neoyorquino se pirrase por hacer su propio El Señor de los Anillos. Ya se había intentado llevar la trilogía de 3 novelas a finales de los 50  en una adaptación que iba a mezclar animación, miniaturas y acción real y que contó con el beneplácito del propio Tolkien, pero el proyecto se desmanteló cuando el escritor sudafricano desaprobó el guión. United Artists se hizo con los derechos de la obra en 1969 (siempre se ha rumoreado de un primer proyecto de la compañía con Kubrick y los Beatles)  y un año después encargó a John Boorman una adaptación de los tres libros en un solo filme, pero el proyecto progresaba poco aunque ya existía un guión y a mediados de los 70 se encontraba estancado. Bakshi se enteró de la idea y se dirigió a UA para solicitar comprar los derechos de la obra, finalmente adquiridos por el productor independiente Saul Zaentz por petición de Bakshi en 1976. Zaentz, antiguo empresario discográfico (había producido precisamente la BSO de Fritz The Cat), era en realidad un recién llegado en el mundo del cine pero tenía ideas muy claras sobre el negocio cinematográfico como ya demostrara con el filme de Milos Forman Alguien Voló Sobre el nido del Cuco, la película del año en 1975. Zaentz y Bakshi acordaron hacer una superproducción animada de 8 millones de dólares en dos películas: la primera abarcaría el primer libro La Comunidad del Anillo y parte de Las Dos Torres y la segunda parte de este segundo libro y la totalidad del tercero, El Retorno del Rey.

Desde el inicio Ralph Bakshi prometió ser fiel a la novela original y así se lo hizo saber a la hija del escritor, fallecido en 1973. LOTR iba a ser el reto más ambicioso y apasionante de toda su carrera y su intención era clara: hacer una obra maestra del cine de dibujos animados. Toda la producción comenzó a centrarse en la primera parte de la serie de dos películas, cuyo estreno Bakshi quería para verano de 1978, aunque finalmente se retrasó. El cineasta decidió rodar la película combinando animación e imagen real, aunque los personajes animados principales iban a estar enteramente filmados en rotoscopio utilizando actores y figurantes sobre los que iba a dibujar los personajes una vez estos fuesen filmados. Es decir, que básicamente lo que iba a hacer Bakshi era un filme en imagen real aunque en su mayor parte se iba a convertir en “animado” gracias al rotoscopio salvo algunas escenas. También se incorporó alguna secuencia en animación tradicional y varias escenas de imagen fija. El guión (en este caso adaptación) por primera vez no fue escrito por Ralph Bakshi, quien delegó esta tarea en Crish Conkling, cuyo guión fue revisado más tarde por el escritor Peter S. Beagle. Bakshi pretendió que la estética del filme estuviese inspirada en las ilustraciones clásicas de Howard Pyle y N.C Wyeth especialmente en cuanto a los personajes animados: prácticamente todos los personajes principales y con personalidad propia (Frodo, Gandalf, Aragorn, Legolas, Gollum, Saruman y toda la comunidad del anillo) iban a ser de dibujo animado (rotoscopiados sobre actores reales) salvo otros más incidenciales o grandes contingentes de extras (los jinetes de Rohan, los ejércitos de Orcos) que aparecieron directamente en imagen real. Era la primera vez que el rotoscopio se utilizó de manera tan extendida en un largometraje, y desde que el propio Bakshi anunció dicho propósito la expectación por la película, tanto durante su rodaje como a la hora del estreno, fue mayúscula entre la crítica y los aficionados al cine de animación, así como los fans de Tokien también esperaban con emoción esta primera adaptación a la pantalla grande de su totem literario. Bakshi pretendía un realismo acentuado en su adaptación animada y lo consiguió gracias al rotoscopio, ya que los personajes ejecutan movimientos sumamente realistas y sus gestos y  expresiones faciales exhibían un nivel de detalle hasta entonces nunca conseguido en una película de dibujos animados. LOTR fue de hecho el primer filme en el cual Bakshi se enfrentaba a un diseño realista de los personajes y la aventura se saldó con éxito ya que tanto la animación como la apariencia de los personajes fueron estéticamente inmejorables (excepcional paleta de colores), aunque con el tiempo aquel display de bellos dibujos no haya envejecido todo lo bien que se hubiese deseado.  Por otra parte, el hecho de que gran parte del filme estuviese filmado en acción real redujo los costes de manera notable.


Muchas de las escenas rotoscopiadas o reales se rodaron en parajes naturales, concretamente en España (en La Mancha) en 1977, en donde se reprodujeron las aparatosas batallas entre orcos y guerreros (que en el filme resultaron fascinantes) imposibles en aquel tiempo de ser filmadas de forma cien por cien animada. Algunas de esas secuencias de batalla se rotoscopiaron y otras se dejaron en imagen real pero al igual que las demás de ese último tipo, con una nueva peculiaridad técnica: la imagen fue recoloreada posteriormente (personajes, objetos y fondos) para que no desentonase con el look de la película, dando un efecto realmente vistoso y curioso que sorprendió a propios y extraños, especialmente en las últimas escenas de la película en la batalla del Abismo de Helm. Este tipo de técnica fue vendida en el estreno del filme como una totall innovación en el cine de animación, pero en realidad no fue tal: en 1968 el cineasta de animación español Francisco Macián rodó la escena final del filme pop Dame un Poco de Amoooor dirigido por José María Forqué y protagonizado por el grupo los Bravos y en ella retocó y pintó en psicodélicos tonos filmaciones de imagen real sobreponiéndolas en fondos dibujados e interactuando con algún elemento animado patentando una nueva técnica a la que llamó “M- Tecnofantasy”. Básicamente, Bakshi hizo lo mismo diez años después pero nadie advirtió de tal precedente. Como diferencia, las imágenes reales transformadas en cartoons del filme de Bakshi tenían unas tonalidades más pastel y concretas que las del clip de Macián. Si bien es cierto que Ralph Bakshi no inventó ni el Rotoscopio (creado en los inicios del cine de dibujos animados en los años 10 por Max Fleischer) ni el M-Tecnofantasy, ambas técnicas nunca habían estado tan desarrolladas como lo había hecho Bakshi con esta película. Bakshi además pudo eliminar varios defectos de la filmación en imagen real (se veían cables de la luz en la imagen) y depurar los detalles de cada fotograma en una laboriosa postproducción. Los efectos especiales se hicieron en el set de filmación real y no hubo ninguno directamente animado, para reforzar la sensación de realismo.

Dos ejemplos de imagen real "posterizada"
          
Aunque la mayoría de los personajes fueron interpretados en cuanto a interpretación corporal por actores y figurantes anónimos a los que después doblaron la voz, varios actores hicieron doblete de “cuerpo” y voz, como en el caso de William Squire (Gandalf) o Anthony Daniels (Legolas). El veterano actor enano Billy Barty  prestó su cuerpo a Bilbo Bolsón y a Sam, mientras que la actriz y bailarina Sharon Baird fue el modelo a partir del cual se animó a Frodo, cuya voz fue doblada por Cristopher Guard. El reparto de voces fue fundamentalmente británico y contó con varios intérpretes conocidos como William Squire o  Anthony Daniels (el C3PO de la saga Star Wars) además de John Hurt que prestó su voz a Aragorn y fue la estrella de la función aunque aún no era muy conocido fuera del Reino Unido. The Lord of the  Rings se estrenó el 15 de noviembre de 1978 en EEUU en medio de cierta expectación- que en realidad había comenzado ya durante su rodaje- tanto entre los seguidores de Tolkien como entre los amantes del cine de animación, deseosos de ver un espectáculo que se presumía novedoso; y como no, entre los fans de Ralph Bakshi, quien por fin estrenaba un filme para todos los públicos. En el momento de su estreno, Bakshi seguía con la idea de rodar la segunda parte, pero la distribuidora United Artists le aconsejó que no añadiese al título la coletilla Primera parte ya que el público no querría ver una película partida por la mitad. Lo cierto es que aunque la película trata de tener un final conclusivo (la épica victoria de la batalla de Helm) es visible que esto no ocurre incluso para quienes no conocen el libro ya que el desarrollo de la historia de los personajes queda interrumpido de cuajo así como el McGuffin de la historia, la destrucción del anillo único, queda sin resolver. En definitiva, los seguidores del libro se quedaron un tanto decepcionados por que la película se trataba de una adaptación de la mitad de la historia (luego se supo de la intención de hacer una segunda parte, finalmente desechada) y los que nunca habían leído la novela no entendieron ese final algo abrupto e incompleto.

La crítica en general alabó la pericia técnica del LOTR de Bakshi y su aspecto visual. Desde el Newsday se afirmaba que la película principalmente era “una experiencia visual incomparable con cualquier otra cosa hecha en otro filme animado hasta el momento”. No obstante también hubo críticas que censuraban lo hermético de una historia que muy posiblemente no dijese nada a quienes no habían leído el libro y de hecho así fue. Las impresionantes escenas de las batallas (rotoscopiadas o en imagen real pintada), las bellas imágenes y el bonito diseño de los personajes fue de lo más comentado por crítica y público. No obstante, los seguidores más acérrimos de la saga, a parte de no perdonar el hecho de desconcertarles con la no aclaración de si se trataba de una primera parte o de una adaptación unitaria de la trilogía, no aprobaron algunos hechos más o menos anecdóticos como la escasa relevancia de las criaturas arbóreas ents, el color rojo de las ropas del malvado hechicero Saruman el Blanco (blancas en la novela) o la caracterización del guerrero Boromir como un bárbaro wagneriano con casco de cuernos. La película, pese a todo, fue considerada por la crítica en líneas generales como la obra maestra de Ralph Bakshi hasta el momento y su recaudación fue bastante buena. Su distribución internacional fue la mayor de un film de Bakshi hasta el momento, aunque llegase con retraso de un año o más  a algunos países. En España, estrenada en navidades de 1979, se exhibió de forma bastante reducida para tratarse de una película de dibujos de fechas festivas pero disfrutó de cierto mini éxito y ayudó a popularizar El Señor de los Anillos en España, que había sido traducido y publicado en España solo hacía un año.  En general, el filme supuso un acicate para la revalorización y popularización del mundo de Tolkien en los 80      


La adaptación de The Lord of the  Rings puede ser considerada como la obra maestra de Ralph Bakshi y no ha envejecido del todo mal pese a que todas sus innovaciones técnicas y su estética estén hoy superadas. La imagen de algunos personajes como Gandalf o los hobbits pese a estar inspirada en le trabajo de ilustradores precedentes de la obra Tolkien resultó muy influyente en la imagen que en lo sucesivo se ha tenido de estos personajes. Las escenas los ejércitos de orcos y de la batalla de Helm continúan resultando fascinantes sobre todo por sus audacias cromáticas y además en general  se puede decir que la película respeta en todo momento la esencia del libro con su deliciosa estética entre cuento de hadas y filme de aventuras medievales. Por su larga duración para una película animada (más de dos horas) en no pocas ocasiones se hizo bastante aburrida para el público infantil y por ello y por su a veces tono lúgubre y la presencia de aparatosas batallas rodadas en imagen real a decir verdad no se sabe muy bien si se trata en realidad en una película para niños. Se puede decir también que ésta película influyó bastante en el aspecto estético de la magistral y multitaquillera adaptación a imagen real que Peter Jackson realizó con tres películas entre 2001 y 2003 y que ha quedado como la adaptación genuina de la trilogía de El Señor de los Anillos. Bakshi y su equipo se divirtieron bastante rodándola, pero una vez estrenada, el director no se sintió satisfecho especialmente por la decepción de parte del público con una historia inacabada debido a una falta de aclaración (el que se trataba de una primera parte) debida a una decisión impuesta por la distribuidora y con la que Bakshi discrepaba. Tampoco le convencieron muchos de los cambios (mínimos) que tuvo que hacer para acelerar la historia y esto le llevó a al decisión de no rodar la segunda parte y tampoco a adaptar en lo sucesivo obras y trabajos de otros autores en cualquier medio. The Lord of the Rings de Bakshi estuvo nominada a los premios de ciencia ficción y fantasía Hugo y Saturn y al Globo de Oro a al mejor banda sonora para Leonard Rosenman. Hoy en día este filme está considerado como una de las mejores películas de dibujos animados de la historia.    


American Pop (1981), un viaje musical

Posteriormente a LOTR, Bakshi quiso embarcarse en un proyecto más personal y decidió volver su mirada al aún impopular cine de animación para adultos pero ya dejando a un lado los excesos de violencia y sexo de los 70. A principios de la década de los 80 se estaba poniendo de moda el cine con banda sonora con multitud de canciones pop y rock (Fame, Quadrophenia, Saturday Night Fever) y el videoclip estaba pegando con fuerza en el mundo audiovisual y musical. Bakshi quiso hacer un filme de animación basada en canciones conocidas preexistentes orientado al público adulto en el que se contase una historia más o menos ilustrada por las canciones. Así nació la idea de American Pop, la historia de cuatro generaciones de una familia de músicos judíos rusos en EEUU desde finales del siglo XIX hasta principios de los 80 del siglo XX todo con música popular americana de diferentes épocas del siglo XX como fondo y casi hilo argumental.  El filme fue distribuido por Columbia Pictures y contó con un guión de Ronnie Kern basado en un argumento del propio Bakshi. El cineasta pretendía realizar una pequeña crónica de la historia americana en donde quedase palpable la influencia de la música popular estadounidense (jazz, blues, gospel, pop, rock, country) en el día a día del devenir histórico de EEUU. La historia de los Belinsky, que atravesaba la Gran Guerra, la Depresión, la II Guerra Mundial, el estallido del rock and roll de los 50, los años hippies y así hasta una gran número de acontecimientos es oscura y trágica (muertes varias, desamor, drogas) pero con un mensaje de cierta positividad brindado por la música, auténtica estrella de una  película nuevamente ambiciosa
 

Al igual que en LOTR, Bakshi utilizó extensivamente el rotoscopio rodando toda la película en este sistema pero de una manera aún más perfeccionada que en la adaptación de la obra de JRR Tolkien, ya que los dibujos se hicieron casi “de tiralíneas” respetando todos y cada uno de los perfiles de personas y objetos rodados previamente en imagen real. Un trabajo de chinos que además incluyó escenas con imágenes creadas por ordenador, acuarelas, imágenes en acción real y  elementos extraídos de posters, cuadros, fotos o dibujos preexistentes. El reparto de actores rotoscopiados y “dibujados” que además prestaban voz a los personajes era de rostros prácticamente desconocidos destacando Ron Thomson como los rockeros padre e hijo Tony y Pete.  American Pop contó con la participación de diseñadores como Barry E. Jackson quienes trataron de dar un look con personalidad a la película. En la banda sonora de este primer intento casi de cine musical de Ralph Bakshi se encontraban grandes temas de los Gershwin, Bob Dylan, Janis Joplin, Jimi Hendrix, The Doors o Lou Reed mientras que la partitura estaba firmada por Lee Holdrige. El estreno del filme tuvo lugar en febrero de 1981 y el filme tuvo en general buenas críticas y fue un éxito en taquilla que demostraba que Ralph Bakshi se encontraba en un buen momento de forma y además logró por fin consolidar comercialmente el subgénero de animación para adultos. American Pop resulta un filme de muy vistosa factura visual y un excelente ejemplo de cómo se pueden hacer excelentes películas de cartoons para adultos. Su cuidada y completísima selección musical en la BSO, como corresponde a un filme en donde las canciones son un elemento central, es un valor añadido. La película sin embargo no obtuvo tanta repercusión en otros países como en EEUU, y muchas veces quedó relegado al circuito de las salas de arte y ensayo debido a que una película de dibujos animados para el público adulto era una cosa aún muy extraña. American Pop es junto con el Señor de los Anillos la mejor película de Ralph Bakshi. Es una pena que por el tema de los derechos de las canciones su distribución en video haya sido tan deficiente   


Hey Good Lookin’ (1982), greasers animados

Entre 1977 y  1981, mientras trabajaba en The Lord of the Rings y American Pop, Bakshi trató de ir recuperando el aplazado proyecto de Hey Good Lookin’ el filme sobre pandilleros de los 50 que había concluido sin estrenarse en 1975 y que era uno de los proyectos más personales del cineasta. Bakshi, que había rodado el filme como una mezcla de animación e imagen real, eliminó casi todas las escenas en imagen real y las remplazó por secuencias animadas por lo que Hey Good Lookin’ terminó siendo una película cien por cien de dibujos animados, estrenada finalmente en octubre de 1982. Bakshi echó en falta secuencias de imagen real en las que intervino el grupo New York Dolls y el actor afroamericano Yaphet Kotto y tan solo algunas escenas de imagen real (rotoscopiadas) permanecieron en el montaje final, concretamente unas en las que los miembros de una banda ejecutaban un baile similar al breackdance.    

La película era una surrealista y absurda crónica de cine negro, bandas callejeras, crímenes y rock and roll que remitía a las primeras películas de Bakshi - no en vano la película fue ideada y rodada en su mayor parte en la primera mitad de los 70- aunque eso sí con una mayor corrección política y menor carga de violencia. Bastantes líneas del diálogo fueron improvisadas por los actores Richard Romanus y David Proval, que doblaban a los dos greasers protagonistas, Vinnie y Crazy.  La película fue exhibida con muy pcoas copias en EEUU y pasó desapercibida, aunque logró una relativamente buena distribución internacional durante años sucesivos. Pese a que se trata de uno de los filmes más flojos de Ralph Bakshi con un guión pobre y una estética menos cuidada que en otras películas del director, a la larga se ha convertido en un filme de culto admirado incluso por Quentin Tarantino.


Fire and Ice (1983) (Tygra: Hielo y Fuego), conexión Frazetta; espada y guerreros


Pese al fracaso artístico y comercial de Hey Good Lookin’ Ralph Bakshi era aún una autoridad entre los cineastas de animación estadounidenses y sus seguidores esperaban con impaciencia un nuevo trabajo en la onda de The Lord of The Rings o American Pop. En ese sentido, Bakshi también deseaba hacer una  nueva superproducción animada y para ello convenció en 1982 a los inversores de   American Pop para que le financiasen una nueva película con presupuesto de 1,2 millones de dólares que iba rodar de nuevo con el rotoscopio como estrella absoluta. Bakshi decidió además que era hora de volver al género fantástico y/o aventurero que en 1982 estaba de moda y rompía taquillas con filmes como En Busca del Arca Perdida. Se daba la circunstancia que en aquel año resultaba comercialmente muy atractivo el subgénero fantástico de “sword and sorcery” (espada y brujería), no solamente en cine sino en cómics y en literatura merced sobre todo al éxito de filmes como Conan el Bárbaro (1982) y a la que le salieron varios imitadores todos ellos con guerreros musculados y en taparrabos, áridos y violentos mundos de fantasía de una era antigua imposible, hechiceros malignos, aparatosas espadas, criaturas monstruosas, luchas a tutiplén y nobles reinos con todopoderosos soberanos (en resumidas cuentas, fantasía épica en una especie de edad de bronce inventada). Bakshi decidió apuntarse a la moda del momento y se dirigió a su amigo el gran dibujante Frank Frazetta, especializado en temas de ciencia ficción y de fantasía épica, para trabajar juntos en una película de aventura y espada en eras remotas. Ambos artistas habían mostrado en reiteradas ocasiones el deseo de trabajar juntos y ahora Frazetta iba a tener la oportunidad de coproducir y concebir una película junto con su amigo Ralph Bakshi. Frazetta se iba a encargar del aspecto visual y del diseño de la producción de una película en la que iba a precisar de un especial cuidado en las escenas de imagen real que posteriormente se iban a “animar” ya que iba a ser la película de Bakshi con mayor número de escenas de acción. El guión de Fire and Ice lo firmaron Gerry Conway y Roy Thomas, dos guionistas de Marvel Comics que habían escrito los guiones de algunas historietas de Conan para la mítica editorial

Bakshi de nuevo pretendió hacer un filme para todos los públicos, aunque como en casos anteriores estaba más dirigido a los adolescentes- consumidores principales del género de espada y brujería en aquel tiempo-  que a los niños. La historia nos lleva a una era pasada (o futura) en donde Juliana, la reina del hielo pretende congelar toda la tierra y devastar el reino del fuego además de secuestrar a Tygra, la hija del rey del fuego, mientras en su ayuda acudirá el joven Lam. Combates, luchas a espada, romance y filosofía guerrera se dan cita en una película visualmente atrayente pero menos impactante que otros filmes de Bakshi y con un guión flojo y totalmente encorsetado en los tópicos más fáciles de la fantasía épica. La mano de Frank Frazetta se nota eso sí en el acabado final del filme sobre todo en paisajes y en el diseño de los personajes. En Fire and Ice, estrenada en agosto de 1983, intervinieron además artistas e ilustradores de renombre (James Gurney, Peter Chung) cuya impronta se ve en la factura formal del filme. Bakshu y Frazetta utilizaron por una parte modelos y figurantes que encarnaron a los macizos personajes en imagen real (Cynthia Lake prestó su cuerpo como base de la buenorra Tygra embutida en un pequeño bikini en toda la película) y por otra parte otros actores y actrices pusieron sus voces a los personajes en el doblaje. La película, además  de ser uno de los filmes más flojos de Bakshi obtuvo no muy buenas críticas y funciono discretamente en taquilla. De todos modos, sería injusto no reconocer lo bien trabajado que está todo lo relacionado con el rotoscopiado de los personajes (especialmente el de Tygra y Lobo Negro) y la realista animación de estos. En los últimos años Tygra: Hielo y Fuego esta siendo objeto de culto por parte de los amantes de lo fantástico y los cómics de Frazetta (su impronta es lo mejor del filme) pero no parece ser uno de los filmes mas queridos por el propio Ralph Bakshi, que años mas tarde se arrepentiría del abusivo uso del rotoscopio en sus películas de finales de los 70 y principios de los 80. 


Crisis, parón forzoso y exilio televisivo

En los años inmediatamente siguientes a 1983 Ralph Bakshi intentó llevar a cabo varios proyectos de películas de animación que fracasaron. Realmente era difícil producir largometrajes de dibujos en EEUU teniendo que competir con los todopoderosos estudios Disney. Además, las cosas no iban económicamente bien para los estudios de Bakshi. Entre algunos de los muchos de los proyectos irrealizados entre 1983 y 1986 se encuentran adaptaciones de Miedo y Asco en La Vegas o incluso El guardián entre el centeno, de J.D Salinger  que Bakshi pretendía dirigir mayormente en imagen real con algunas secuencias animadas, pero Salinger se negó en rotundo alegando que su novela no podía ser adaptada de ningún modo audiovisual. Nótese como Bakshi se había retractado ya de su intención de no dirigir ninguna adaptación. El cineasta tampoco encontró financiación para materializar un proyecto de película de imagen real que llevaba desarrollando desde su juventud en los 60,  la comedia If I Catch Her, I´ll Kill Her. En 1986 sale de su forzado paro para dirigir el videoclip de los Rolling Stones Harlem Shuffle que incluía imagen real y animales antropomórficos animados, un auto homenaje a sus tiempos de Fritz the Cat y Coonski . En este excelente video, que obtuvo bastante buena acogida, intervino como animador John Kricfalusi, futuro creador de Ren & Stimpy y discípulo aventajado de Bakshi. Bakshi y Kricfalusi escribieron en 1987 el guión de una película de animación para adolescentes, Bobby´s Girl, protagonizada por chavales en plena ebullición hormonal (el monotema de las comedias teen de finales de los 80) pero tanto este proyecto como otros de los estudios del cineasta fueron rechazados por las compañías de Hollywood.     

Bakshi a finales de los 80, semirretirado, se había convertido en una leyenda de culto pero nadie esperaba que hiciese nada nuevo. Los dibujos animados para adultos ya no interesaban (aún no habían llegado ni The Simpsons ni otros productos similares de los 90) y nadie se tomaba en serio aquello del rotoscopio ni todo el rollo hippy de los gatos drogatas y salidos y las macizas tetudas cartoon. Un aparentemente desahuciado Ralph Bakshi aterriza a principios de 1987 en la CBS con la intención de realizar una nueva serie sobre Mighty Mouse (Super Ratón) personaje cuyos derechos como todos los de Terrytoons pertenecían ahora a la mentada cadena.  El primer capítulo de Mighty Mouse: The New Adventures (Las Nuevas Aventuras de Super Ratón) se emitió en septiembre de 1987. John Kricfalusi fue el director supervisor de la serie, producida por Bakshi y emitida hasta octubre de 1988. Bakshi dejó su impronta en el trabajo más orientado al público infantil de los que había hecho hasta la fecha con un Super Ratón de peculiar diseño, pero muchos se preguntaban si el cineasta imprimiría su polémico sello de algún otro modo. Y aunque en la serie no había aparentemente  nada inadecuado para el público infantil la polémica no tardó en surgir: en un episodio,  Super Ratón “esnifa” una flor y la American Family Assotiation alegó que esa imagen hacía una velada alusión al consumo de cocaína, algo que ya había sido sugerido por algunos ejecutivos de la CBS antes de emitirse el capítulo y que Bakshi desmintió rotundamente. Aunque la polémica estalló meses después de que el capítulo fuese emitido, la controversia hizo cancelar la serie. Esto enturbió las relaciones de Nakshi con CBS que canceló un proyecto de serie inspirado en sus cómics de Junktown, aunque el episodio piloto se emitió en diciembre de 1988 con el título de Chistmas in Tattertown. Poco después, a principios de 1989, estrena un nuevo telefilme animado This ain´t Bebop una crónica de la generación Beat especialmente querida por el propio director. También en 1989  dirigió una adaptación televisiva del Dr. Seuss The Butter Battle Book y un olvidado Hound Town. Pero el ya cincuentón Ralph Bakshi quería volver al cine, la televisión no le resultaba satisfactoria.


Cool World (1992), Kim Bassinger a lapiz

En 1990 Bakshi concibió un guión titulado Cool World para una película de terror en donde se iban a mezclar dibujos animados y animación real. La historia se iba a centrar en un inquietante y vengativo híbrido femenino humano-toon fruto de la relación entre un hombre y una mujer de dibujos animados. Paramount Pictues dio luz verde en 1991 a un proyecto  que iba a suponer el regreso de Ralph Bakshi a la gran pantalla después de casi diez años. Pero mientras se preparaba la producción, la productora encargo en secreto a los guionistas Michael Grais y Mark Victor reescribir el guión y estos lo cambiaron radicalmente convirtiendo una original película de terror en una comedia. Bakshi tuvo que aceptar a regañadientes la nueva historia y la decisión de Paramount de contratar a una estrella taquillera para dar vida al personaje de una sex symbol que a ratos es una mujer de carne y hueso y a ratos es un cartoon: Kim Bassinger. No obstante conforme avanzaba el rodaje, Bakshi puso todo su empeño en que esa inédita mezcla entre dibujos e imagen real con tono sexy y de cine negro fuese una película exitosa. Los diferentes animadores que trabajaron en la película tuvieron libertad absoluta para concebir y dar vida a sus personajes y no se les entregó guión alguno. Ralph Bakshi prometía un filme alocado y tronchante en donde surrealistas, alocados y manieristas personajes animados inspirados en las creaciones de Max Fleischer o Terrytoons viajaban desde un universo paralelo de dibujos animados hasta el mundo real poniendo en aprietos a los seres de carne y hueso. Kim Bassinger, que encarnó a la rubia mitad dibujo-mitad humana Holly Would iba a ser el principal reclamo de una película en donde también intervenía Gabriel Bryne y un joven y desconocido Brad Pitt.

Cool World (Cool World, Una Rubia Entre Dos Mundos) se estrenó en EEUU en julio de 1992 con una gran expectación por parte de los fans de Bakshi. El cineasta prometió que iba a hacer un filme bastante más políticamente correcto que su producción de los 70, pero no exento de sus dosis de sexo y erotismo. Sin embargo, la sombra de Quien Engañó a Roger Rabbit (1988) dirigida por Robert Zemeckis y producida por Steven Spielberg era bastante alargada ya que aquel filme ofrecía algunas similitudes con Cool World pese a tratarse de un filme familiar: un mundo paralelo de dibujos animados, un personaje femenino sexy cartoon, una leve trama policial parodia del cine negro. Se publicitó erróneamente a Cool World como una versión adulta de Roger Rabbit y esto influyó de forma negativa en la recepción de la película. La historia nos presenta a Jack, un dibujante de cómics (Gabriel Bryne) que accede un buen día al surrealista Cool World un mundo de dibujos animados en donde se encuentra a Holly (Kim Bassinger) una curvilínea rubia que él había creado en sus cómics que quiere viajar al mundo real. Jack transgrede la prohibición del sexo entre humanos y toons y tras tener relaciones con Holly esta se convierte en humana y viajan al mundo real perseguidos por el detective Frank Harris (Brad Pitt), un humano que quedó atrapado en Cool World en los 40, y un pintoresco grupo de personajes animados. La película contó con un elaborado diseño de producción animado y unas escenas reales con una estética toon en los escorados consiguiendo un acabado visual bastante vistoso. No obstante, el guión es rutinario y flojo y el humor demasiado previsible y sin sentido sobre todo cuando se entremezclan las situaciones animadas y la imagen real. Eso si, el diseño de la Kim Bassinger animada realmente “mejoró” a la de carne y hueso (además de rejuvenecerla) y Holly Would se convirtió en uno de los personajes dibujados más sexys de cuantos habían existido.    

Cool World fracasó en taquilla y recibió malas críticas por su escasez argumental, sus pobres interpretaciones y su torpeza a la hora de ofrecer un filme de animación para adultos convincente. No obstante, hubo unanimidad en reconocer que en las secuencias animadas Ralph Bakshi había conseguido un importante hito al conjuntar perfectamente animación e imagen real. La banda sonora, que incluía temas de Moby, Ministry o incluso una canción nueva de David Bowie (Real Cool World) que fue el tema central de la película además de la partitura de Mark Isham, eso si, era de enorme calidad.


El genio retirado

El fracaso de Cool World provocó un alejamiento de Ralph Bakshi del mundo del cine y a mediados de los 90 se dedicará en cuerpo y alma a la pintura con trabajos audiovisuales esporádicos. En 1994 regresa para dirigir su primer trabajo cien por cien en imagen real Cool and the Crazy, telefilme inspirado en su ya viejo guión de If I Catch Her, I´ll Kill Her, un drama juvenil ambientado en los 50 con unos desconocidos Alicia Silverstone y Jared Leto.  En 1995 dirigió dos cortos de animación para el programa What a Cartoon! que se emitieron en televisión con bastantes cortes por parte de la productora Hanna Barbera y en 1997 en plena efervescencia de las series de dibujos animados irreverentes (South Park) crea Spicy City serie de capítulos independientes ambientada en un sucio y violento mundo futuro que fue la primera serie de dibujos exclusivamente dirigida al público adulto. Solo se hizo una temporada con seis capítulos que obtuvo una tibia acogida.    

Desde finales de los 90 Ralph Bakshi se encuentra prácticamente retirado con ocupaciones como profesor de animación de la Escuela de Artes Visuales de Nueva York . En 2000 llevó a cabo un intento de regreso con un filme inacabado, Last Days of Coney Island, una historia de cine negro descrita por Bakshi como su filme más personal; Bakshi nunca ha podido acabarlo. En la década de 2000, numerosos libros, retrospectivas, ediciones en DVD de sus películas y homenajes tratan de hacer justicia al legado de Ralph Bakshi, el hombre que anticipó cosas como Family Guy o South Park y ofreció un gran número de momentos memorables e innovaciones técncias en la historia del cine de animación. Un genio iconoclasta y maldito que demostró que los dibujos animados podían ser una cosa no solo de niños.


 
FILMOGRAFÍA (LARGOMETRAJES)

Fritz the Cat (El Gato caliente) (1972)
Heavy Traffic (1973)
Coonskin (1975)
Wizards (Los Hechiceros de la Guerra) (1977)
The Lord of the Rings (El Señor de los Anillos) (1978)
American Pop (1981)
Hey Good Lookin’ (1982)
Fire and Ice (Tygra, Hielo y Fuego) (1983)
Christmas in Tattertown (1988) (TV)
This Ain´t Bebop (1989) (TV)
The Butter Battle Book (1989)  (TV)
Cool World (Cool World, Una Rubia Entre Dos Mundos) (1992)
Cool and the Crazy (1994) (TV)