sábado, abril 26, 2014

SHERPAS, EL PUEBLO DE LAS CUMBRES (I)




Conocidos mundialmente por ser la etnia nepalí de origen tibetano que ayuda a los escaladores de las altas cumbres de la cordillera del Himalaya en sus ascensiones (Lhotse, Kanchenjunga, Annapurna, Everest) y en cuya región de Solukhumbu residen, los sherpas son algo más que un pueblo de escaladores increíblemente habituado a la estancia y la resistencia en grandes alturas montañosas y con especial habilidad para la escalada. Aunque el término sherpa en el habla popular de cualquier idioma ha terminado asociado al ayudante o guía de los escaladores (generalmente en el Himalaya), sea cual sea su etnia, lo cierto es que el pueblo Sherpa es mucho más que eso. Con una cultura peculiar de raíces tibetanas (pero diferente dentro de la nepalí o la chino-tibetana) estrechamente asociada a la montaña y a su religión rama del budismo, los sherpas son una raza fascinante y peculiar que no deja indiferentes a etnólogos, geógrafos, historiadores, deportistas y turistas. 


La gente del este

Solokhumbu y el Everest
El término tibetano Sherpa significa “gente del este”: aunque siempre se ha pensado que esto es debido a que la mayor parte de los sherpas de Nepal se encuentran en el este del país en la región de Solukhumbu (Shar en idioma sherpa es este y pa pueblo o gente) lo cierto es que este nombre, como veremos luego, pudo tener otro origen. Se estima que hoy en día hay aproximadamente 180.000 sherpas, cuya mayoría (unos 155.000) se encuentran en Nepal. En la zona oriental de Nepal, en el distrito de Solukhumbu o Solu Khumbu y en el de Parak, es donde se encuentran la mayoría de sherpas nepalíes aunque también hay minorías sherpas al oeste de Nepal en el valle de Rolwaling y en la región de Helambu al norte de Katmandú. Fuera de Nepal hay población sherpa en la India, en su mayor parte en el distrito de Darjeeling (unas 20.000 personas) y en China, concretamente en la Región Autónoma del Tíbet (poco más de 2.000 Sherpas) Muchos sherpas, sin embargo, han emigrado a occidente en años recientes: en Nueva York reside la comunidad sherpa occidental más numerosa  con 2500 personas.  El idioma original de los sherpa es el sherpa, que pertenece al grupo lingüístico tibetano-birmano dentro de la familia de idiomas chinotibetanos (al que también pertenecen los idiomas chinos y tai) y es hablado aproximadamente por el 80% de la población Sherpa de Nepal -el resto solo habla nepalí, idioma oficial de Nepal de origen indoeuropeo y del grupo indo-iranio-.  El idioma sherpa, no obstante, resulta incomprensible para los hablantes de otros idiomas tibetanos ya que no se considera un dialecto del tibetano como el U-Sang de Lhasa o el Kham, ambos de la región de Tíbet en China, sino un idioma aparte, aunque por otro lado la mayoría de las lenguas tibetano-birmanas son totalmente ininteligibles entre sí. Los propios sherpas no escriben su lengua.    

El pueblo sherpa llegó a Nepal hacia el siglo XV procedente de Kham, una región histórica que por entonces aglutinaba a la provincia china de Sichuan (de donde se cree que partió la mayoría de los sherpas) y la Región Autónoma del Tíbet, perteneciente hoy también a la República Popular China, estableciéndose tras atravesar el Paso de Nangpala en las regiones montañosas del Himalaya en el noreste del actual Nepal, concretamente en las zonas central y sur himalayenses en la región conocida hoy como distrito de Solukhumbu. Los sherpas que llegaron al Himalaya eran un pueblo nómada de origen étnico tibetano que aunque lograron asentarse en Khumbu (la región más oriental de Solukhumbu, entre 3.300 y 4.000 metros de altitud) donde fundaron un enorme número de aldeas a los pies del sur del Everest continuaron expandiéndose hacia el oeste del actual Nepal hasta el siglo XVIII. Se dice que antes del siglo XV, las tribus de Kham que emigraron hacia el Himalaya eran llamados Shyar Khamba (gente del este de Kham en tibetano) y que de allí pudo venir el término sherpa una vez se asentaron en Khumbu. Convertida en una de las muchas tribus más o menos aclimatadas en el territorio que ya existían antes de la unificación del Reino de Nepal en 1768, los sherpa vivieron antes de la unificación durante largo tiempo de forma nómada dedicados al pastoreo de yaks y el comercio de trueque por toda la cordillera del Himalaya, aunque después se fueron dedicando a la agricultura (trigo principalmente) dentro de las fronteras de Solukhumbu, por entonces una región mucho más forestal de lo que es en la actualidad. No se conocen muy bien las causas del movimiento migratorio desde Kham, pero este prosiguió hasta el siglo XVI y se cree que en esa época pudieron influir conflictos religiosos relacionados con el Budismo Mahayana. En la actualidad existen más de 20 clanes sherpas según la tradición oral descendientes de cuatro subtribus que migraron en épocas diferentes. Desde el siglo XIX los sherpa de Khumbu mantuvieron cierta autonomía dentro del Reino de Nepal, pero desde la segunda mitad del siglo XX el gobierno nepalí ha ido ampliando sus competencias en el distrito de Solukhumbu debido al interés turístico de la zona.      


De granjeros nómadas a escaladores

En 1880 se introdujo la patata en la comunidad sherpa y desde entonces el cultivo de esta ha sido uno de los modos principales de vida de los sherpas junto con la cría de yaks, bóvidos productores de carne y leche cuyo comercio ha sido desde tiempos antiguos una fuente de ganancias para los sherpas, además de servirles para el consumo interno. Aparte de la agricultura y la ganadería, la recaudación de impuestos fue otra forma de ganarse la vida para los sherpas, a la que por supuesto hay que añadir desde mediados del siglo XX  la guía de montaña, la labor por la que es más conocido en todo el mundo el pueblo sherpa. Los comienzos de los sherpas como guías y porteadores de montaña para los extranjeros en la cordillera del Himalaya datan de principios del siglo XX y están relacionados con los primeros contactos con población occidental (hasta entonces los sherpa fueron un pueblo prácticamente desconocido y aislado en las montañas y de hecho hasta 1949 Nepal tenía cerradas sus fronteras): los colonos ingleses de la limítrofe India británica precisaban de mano de obra para sus obras y construcciones en zonas como Darjeeling y muchos sherpas emigraron a dicha región India. A los británicos no tardaron en entrarles ganas de escalar el que ya era considerado (desde 1865) el monte más alto del mundo, el Everest encontrando en los sherpas a su servicio los guías perfectos como naturales y totales conocedores de la zona.


Hasta 1949 numerosos sherpas trabajaron de guías y porteadores para las expediciones inglesas al Everest y a otras cumbres del Himalaya, que por entonces se hacían desde el Tíbet debido al cierre de fronteras de Nepal. El químico y explorador escocés Alexander Kellas fue la primera persona que dio cuenta de un hecho singular: la fortaleza y resistencia de los sherpas escalando el Everest, así como otro elemento que ha acompañado siempre la caracterización del pueblo sherpa, el de su carácter afable, animoso y amistoso. Los aislados sherpas comenzaban a ser conocidos en todo el mundo. A partir de los años 50, la apertura de las fronteras en Nepal convirtió al territorio de Solukhumbu en el lugar de paso por excelencia para ascender a las cumbres del Himalaya y muchos sherpas comenzaron vivir de la guía y de la ayuda de montaña y del transporte de objetos como porteadores, algo que iba en aumento año tras año especialmente tras el punto de inflexión que supuso la conquista de la cima del Everest por primera vez en la historia en 1953 por parte del neozelandés Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay, el primer sherpa mundialmente conocido. De ello hablaremos más adelante; pero simplemente decir que desde ese momento los sherpas se convirtieron en los guías de montaña por excelencia, los más hábiles y animosos en un entorno especialmente difícil por sus bajas temperaturas a altas alturas como es el Himalaya.


La vida de los sherpas

Aldea sherpa

Desde la apertura de Nepal y hasta hoy día Solukhumbu fue cobrando enorme importancia como destino turístico en gran medida por el auge de las expediciones de montaña al Everest y a otras cumbres, a lo que hay que añadir desde 1976 la designación de la zona del Himalaya en Solukhumbu como Parque Nacional de Sagarmatha (el nombre nepalí del Everest), un destino turístico de primer orden – Patrimonio de la Humanidad desde 1979- en donde viven 3.500 sherpas dedicados al turismo de montaña. Los sherpas, aunque se han visto históricamente beneficiados por el turismo y la actividad montañista en su territorio- desde hace tiempo su principal fuente de ingresos- aún conservan su ancestral modo de vida de subsistencia basado en la agricultura y la ganadería (yaks). Solukhumbu, el hogar de los sherpas, es un territorio rocoso y con escasa vegetación en la actualidad, reducida a especies propias de paisaje rocoso como el junípero y el rododendro en la zona de Khumbu, aunque Solu es algo más fértil con pinos y cicutas. Desde sus primeros tiempos en Solukhumbu los sherpas comenzaron a dominar la montaña y a adaptarla a sus necesidades al establecer huertos en terrazas excavadas de forma de escalón en la roca de las laderas: es un hecho que allí los viven a mayor altitud que cualquier otro ser humano en el planeta y eso ha condicionado totalmente su cultura y su modo de vida. Cuando se dedican a trasladar el ganado o a desplazarse para intercambiar bienes para su comercio de trueque y subsistencia pernoctan en cabañas de piedra.


La rueda no existe en la cultura sherpa, en parte debido a lo extremadamente irregular del terreno en Solukhumbu. Los carros, consecuentemente, no existen y por ello el desplazamiento de personas se hace a pie y el transporte de objetos se efectúa mediante bestias de carga (yaks) o incluso personas por senderos. Acostumbrados muchos sherpas a llevar pesados cargamentos (leña, material de construcción) desde temprana edad a veces recorriendo distancias kilométricas, estos han desarrollado una increíble habilidad como porteadores que históricamente les ha servido para desempeñar ese cometido en el mundo del montañismo. Los porteadores sherpas llevan una enorme cesta en su espalda sujeta a la cabeza mediante una cuerda en la frente que está atada a la cesta. Las mujeres sherpas tradicionalmente no se habían dedicado a la montaña o al porteo hasta fechas más bien recientes en que esto ha comenzado a cambiar; se ocupaban principalmente a las labores de granja y a cuidar de la casa y de la familia.


En general, la vestimenta tradicional sherpa recuerda a la tibetana. Los hombres visten una camisa larga llamada kitycow o el típico traje sencillo de faldón llamado chhuba, vestida sobre una camisa o raatuk y pantalones (kanam), además de una chaqueta ocasional llamada tetung. Las mujeres visten tongkok, vestidos largos, complementados en ocasiones con delantales delanteros y traseros. La mayoría de las ropas sherpas están hechas a mano con lana, aunque últimamente se utilizan prendas sherpas fabricadas en Nepal, lo mismo que ropa occidental. Las casas son de piedra, de uno o dos pisos y  presentan un amplio espacio alrededor. Todas ellas deben tener en su interior espacio (establos) para los animales domésticos y lugares de oración o lugar para las deidades. Los tejados son de dos aguas y están hechos de materiales naturales locales o de metal importado. El estilo arquitectónico de las casas es sencillo con base rectangular, pero con variaciones en sus dimensiones o disposición dependiendo de donde se encuentren: laderas de las montañas o antiguos asentamientos de ríos o lagos. Las casas se construyen como nueva vivienda cuando un hijo contrae matrimonio y en la construcción colabora toda la comunidad. Las casas pueden heredarse a la descendencia cuando son desocupadas y no pueden ser vendidas. La alimentación de los sherpas esta mayormente conformada mayormente por la patata, el trigo y los productos del yak: la carne, la leche y la mantequilla.

No hubo prácticamente educación formal en Solokhumbu hasta la década de los 60 del siglo XX cuando se fundó la Fundación del Himalaya de Edmund Hillary, que construyó 30 escuelas en la región. No obstante, aún hoy día existe un alto absentismo escolar debido a que los alumnos deben recorrer largas distancias para desplazarse a la escuela. El sistema sanitario está también pendiente de  desarrollarse completamente en el área aunque existen varios hospitales creados por la Fundación Hillary.


La legendaria habilidad de los sherpas en la montaña tiene una insólita explicación: su extraordinaria habilidad para soportar grandes altitudes sin un contingente de oxígeno adicional y sin padecer mal de altura, fenómeno que sigue fascinando a la comunidad científica. Aunque no se sabe a ciencia cierta la razón de este fenómeno, algunos estudios señalan que esto puede deberse a que los sherpas tienen más hemoglobina que transporta oxígeno en su sangre que otras personas, además de que esta etnia absorbe el oxígeno en su sangre de una manera más eficiente.  


CONTINUARÁ

martes, abril 22, 2014

El Aparatito Lumiere IDA




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Esta logrando mantenerse en las pantallas y con espectadores esta interesante y cuidada producción polaca que con escasos medios y una historia da calculada parquedad escénica y dramática consigue conmover y perturbar aunque eso sí, sin  ninguna emoción explícita. Ambientada en los 60 en plena etapa del régimen comunista en Polonia, la Ida del título (Agata Trzebuchowska) es una joven de unos 20 años criada en un convento de monjas que ejerce ahora como novicia a punto de tomar los votos. Antes de eso, ha de conocer a su única pariente viva, su tía Wanda (Agata Kulesza) una jueza alcohólica y desnortada pero admirada en el Partido Socialista por su trayectoria intachable en el pasado, que revela a la muchacha su condición de judía hija de un matrimonio ejecutado durante la II guerra Mundial. La búsqueda de el paradero del los cadáveres de los progenitores de Ida llevará a tía y sobrina a una extraña e inesperada alianza de tintes imposibles en donde Ida observa el mundo exterior alejado del convento con estupor y miedo, siempre con la figura de sus desquiciada tía como omnipresente y desagradable presencia-influencia. La indagación en el pasado empeorará las cosas para ambas mujeres, especialmente para Wanda, que verá como ¿olvidados? fantasmas reaparecerán clarificando a Ida el por qué del comportamiento de su tía.


Rodada en un bellísimo blanco y negro, esta película trata de saldar cuentas con el pasado más o menos reciente de Polonia y las múltiples contradicciones que vivió ese país especialmente durante la II Guerra Mundial, algo que el comunismo no fue capaz de mitigar. Más un drama intimista que un filme denuncia, las dos protagonistas están espléndidas cada una con momentos más que interesantes e incluso sobrecogedores. Con muchos espacios en blanco y sugerencias, el espectador debe en muchas ocasiones ir reconstruyendo la historia para terminar situando todo el contexto, sin que esto lastre en absoluto los logros de un filme muy recomendable.