jueves, marzo 10, 2022

THE BATMAN

 


 ** y 1/2

La industria del cine se metió hace años en el infinito bucle de los reboots (especialmente de las llamadas franquicias), señal inequívoca de una falta de creatividad que esta convirtiendo al cine comercial en un artefacto previsible y por que no soporífero. El caso de la creación de cómic de Batman es un caso paradigmático y la Warner y su semi filial DC Films, división cinematográfica de la famosa editorial DC Comics, siguen explotando la rentabilidad del personaje del atribulado superhéroe nocturno cada cierto tiempo relanzando desde cero cada cierto tiempo sus aventuras cinematográficas para básicamente contarnos lo mismo una y otra vez con, eso si, algún elemento más o menos novedoso que bien explotado puede ser objeto de interés. Esto es lo que ocurre con este nuevo Batman, que aprovechando el acierto a todos los niveles que supuso The Joker (2019) trata de ofrecer un enfoque adulto similar al de aquella película (con la que, ojo, no guarda relación ninguna en cuanto a universo compartido) pero no solo no alcanza su nivel sino que se pierde en terrenos un tanto pretenciosos que terminan por oscurecer una historia y enfoque del personaje que, por que no negarlo, resulta estimulante y a ratos inspirada.

The Batman se sustenta en una premisa más propia del cine negro y de la trama detectivesca que del cine de acción o de héroes superdotados, algo que poseía el personaje de viñetas en sus inicios en los años 40. También hay elementos del relato de mafias y corrupción pero de una manera más bien esquemática, así como una crítica a la corrupción política, el principal elemento en el que se sustenta la historia,  que también peca de previsible y repetitiva. El director y coguionista Matt Reeves trata de tomarse en serio lo que cuenta y que el espectador así lo considere, pero decididamente al filme le falta algo. Robert Pattinson con todo es un Bruce Wayne/Batman muy creíble y con buenos momentos, así como el Batman que se nos presenta en su lucha interna por no caer en el mal defendiendo el bien es de los mejores que hemos visto en la pantalla sin que en este caso tampoco sea un dechado de profundidad. Y es que el supuesto tono filosófico de la cinta se queda a medias y no consigue destacar dentro de un conjunto en donde la intriga -muy bien planteada- prevalece y la acción, que surge menos frecuentemente que en otros filmes del género, a veces peca de ramplona y repetitiva pese a que la película pretenda plantearla aparentemente de otra forma. 

La confrontación de Batman en un Gotham postelectoral decadente y dominado por el crimen organizado con el misterioso Enigma (Paul Dano) un sujeto que trata de poner en jaque al héroe, a la policía y a toda la población de la ciudad mediante un juego de pistas con el que demuestra la conexión de gente aparentemente respetable con los más peligrosos villanos de Gotham (el capo mafioso Carmine Falcone (John Turturro) o el siniestro Oswald “Pingüino” (un irreconocible Colin Farrrell)) es puro cine neo noir con elementos de historias de serial killers que no funciona nada mal en no pocos momentos gracias a la inquietante ambientación de la película y su curioso realismo para un filme de este tipo, pero su farragoso desarrollo perjudicado además por  su larga duración echan al traste lo que podía haber sido una buena película. Tampoco se aporta nada nuevo a los personajes del mayordomo Alfred Pennyworth  (Andy Serkis) o al de Selina Kyle / Catwoman (Zoë Kravitz), esta última de nuevo apartándose de villana en el sentido estricto y aliándose con Batman. Los reboots en realidad es que rara vez aportan nada nuevo.       

domingo, marzo 06, 2022

LAS ILUSIONES PERDIDAS (ILLUSIONES PERDUES)

 


 **** y 1/2

El cine francés no se pone cortapisas de carácter comercial a él mismo y se atreve con clásicos literarios como este clásico del realismo del siglo XIX obra de Honoré Balzac, y con muy buenos resultados. Con una ambientación impecable y un guión adaptado que sin perder la esencia decimonónica y el espíritu del texto original se acerca con éxito a los cánones narrativos audiovisuales actuales, este es un filme elegante y perfectamente trazado que gracias a la intemporalidad de su temática (la corrupción y los las luchas por el poder aún en ámbitos espacialmente reducidos) y a su también transtemporal mensaje de la lucha por la incorruptibilidad y la integridad personal llevada por unos ideales y aspiraciones. El héroe de la historia, el joven poeta Lucién de Rubempré  (Benjamin Voisin, espléndido y prometedor) al principio idealista y dispuesto a abandonar su anodina vida de provincias en busca de convertirse en un importante literato y tras serle retirado el apoyo de su mecenas y fallida amante la baronesa Bargeton (Cécile de France) termina sucumbiendo -una vez instalado en París y reconvertido en periodista de un diario semi satírico- ante los placeres de la vida bohemia en la capital y la propia inercia corrupta y mercantilista de la misma donde la creación artística queda prostituida y malvendida en pos del éxito fácil y con la complacencia y ayuda de turbios personajes que sirven a grupos de poder enfrentados. Una fábula que por desgracia sigue vigente y que la película trata de modo elegante y narrativamente impecable plasmando los múltiples aspectos de la obra original: la crítica sociopolítica, la sátira, el romance, la historia de maduración, el relato psicológico, la enseñanza moral. En resumidas cuentas, una adaptación más que digna de un clásico literario universal. 

El filme apuesta por una puesta de escena y una ambientación prácticamente perfectas en donde nos trasladamos al París de principios del XIX con una atmósfera perfectamente creíble que solo los directores superdotados pueden conseguir. En ese sentido, Xavier Gianolli hace un trabajo encomiable. El largo reparto por su parte está también exquisito destacando la joven Salomé Dewaels como Coralie, la esposa actriz y Lucién y primera gran víctima del joven periodista, Xavier Dolan como Nathan d’Anastazio, némesis del protagonista y un recuperado Gerard Depardieu como el peculiar editor Dauriat. Excelentes diálogos, momentos memorables, y sobre todo una declaración de amor del cine a la gran literatura. Ni su larga duración resta un ápice de interés a una película elegante y recomendable que pone de manifiesto que no todo el cine es entretenimiento fácil.