viernes, abril 29, 2011

Mís 50 discos que te cagas (24): LOU REED –BERLIN (1973)

 

 
  
Berlín de Lou Reed, a parte de ser un ejemplo genuino de álbum de culto (en su caso por aceptación tardía tanto de la crítica como del público), es ya por si solo la obra maestra de Lou Reed y una de las grandes obras de la música popular de todos los tiempos. Un disco que demostró que las temáticas adultas, el drama y la crónica desesperada tenían perfecta cabida en el léxico del rock; si bien ya desde los 60 Bob Dylan y otros cantautores eléctricos habían cimentado este registro rockista a base de guitarra acústica, canciones desnudas y folk ocasionalmente fusionado con el rock, gente como Lou Reed, amplio conocedor del lado mas turbio de la sociedad, logró dar con un nuevo y genuino código expresivo que aunaba la canción europea mas oscura y comprometida (Jacques Brel, Kurt Weil) con la vanguardia musical de músicos como John Cage con un trasfondo depresivo y expresionista obtenido gracias a al recuperación de los pasajes más inquietantes de la Velvet Underground, tanto en lo temático como en lo musical. Porque Berlín, el tercer Lp en solitario de Reed, se planteó como una obra ambiciosa, un disco conceptual que contaba la trágica historia de Caroline y Jim, una joven pareja americana residente en la capital alemana y  realmente mal avenida: él un déspota maltratador, ella una prostituta, ambos yonkis. Una relación en donde el amor no puede tener lugar en medio de retiradas de custodia de los hijos, infidelidades, chutes de caballo, violencia de género, alcoholismo…y muerte. Y la metáfora de la división, la alienación y la incomunicación expresada en el Berlín de la guerra fría, dividido en dos por el muro.

Reed era ya una estrella gracias al éxito de su anterior álbum, Transformer (1972), todo un manual del Glam rock más rompedor, inteligente y genuino, y cuando todo el mundo se esperaba un LP similar, Reed dejó desconcertado al personal con este oscuro, tristísimo, deprimente disco de desagradable escucha  para el público de entonces. La crítica lo puso a parir y el público le dio la espalda. Reed pasó de interpretar las canciones de este LP maldito en las giras siguientes, pero en los 80, el movimiento afterpunk y del rock siniestro, propagado por Siouxsie and The Banshees, Magazine o Joy Division comenzaron a hablar obsesivamente de Berlín y pasó a convertirse en un disco de culto. Hoy día es considerado con todo merecimiento el mejor trabajo de Reed, peso a ser un disco difícilmente homologable estilísticamente a la obra posterior del músico neoyorquino. Producido por el genial Bob Ezrin y con un enorme elenco de músicos de estudio entre los que se encontraban Jack Bruce (Cream), Steve Winwood, Aynsley Dumbar o los hermanos Brecker, Berlín contiene 10 cortes cuidadosamente grabados algunos de ellos inspirados en melodías compuestas (pero no grabadas) en la época de la Velvet. La pieza que da título al disco lo abre con una lánguida pieza de piano de regusto europeo y que parece remitir a los años 30 y 40, una obertura que deja a las claras las intenciones artísticas del disco. Lady Day pone un tempo más rápido al LP con su Rythm & Blues tremebundo con potente saxo, todo lo contrario de al escalofriante The Kids  que mete al disco en sus compases finales en una desasosegante letanía con guitarra acústica y arreglos crepusculares con el llanto de los niños retirados de custodia de Caroline como escalofriante coda.

How do You Think it Feels fue una de las primeras canciones que tocaban a pecho descubierto y con realismo el tema de las toxicomanías, a base de guitarras duras y ricos arreglos de metal (un tema que anticipaba el rock urbano). Caroline Says, tema en dos partes (cortes 4 y 7) constituye momentos cumbre en el disco: Caroline Says I, tema de rock de guitarras con un enfoque más comercial que el resto de la obra, plantea la infidelidad en la relación de los protagonistas, mientras que Caroline Says II es una deprimente balada en donde Caroline muestra su desesperación y dolor ante los maltratos de Jim, una canción tan bello como triste y oscura. En línea parecida se encuentra The Bed (y en un registro más melódico), y poco después el disco concluye con Sad Song, el monólogo del indolente y soberbio Jim ante el suicidio de su chica con clasicistas arreglos de cuerda.          

Disco influyente donde los haya, Berlín consolidó el singular estilo vocal de Lou Reed (con intento de copia por otros en años venideros) y alumbró no pocos aspectos estilísticos y conceptuales del punk, el rock siniestro y gótico y el rock urbano. Todo un clásico que no ha dejado de ser un tótem sagrado en el mundo del rock, año tras año.


FICHA TÉCNICA

Géneros: Rock Underground, Art Rock
Publicación: julio 1973
Sello original: RCA
Producción: Bob Ezrin
Duración: 49:26
Músicos:
Lou Reed: voz, guitarra acústica
Bob Ezrin: piano, melotrón, arreglos
Steve Hunter: guitarra eléctrica
Jack Bruce: bajo
Steve Winwood: órgano
Aynsley Dunbar: batería
Michael Brecker: saxo tenor
Randy Brecker: trompeta
Tony Levin: bajo
Gene Martynec: guitarra acústica, sintetizador, bajo, arreglos vocales
Allan McMillan: piano, arreglos
BJ Wilson: batería
Dick Wagner: coros y guitarra eléctrica
Blue Weaver: piano
Jon Pierson: trombón

Track listing

1- Berlin
2- Lady Day
3- Men of Good Fortune
4- Caroline Says I
5- How Do You Think it Feels
6- Oh Jim
7- Caroline Says II
8- The Kids
9- The Bed
10- Sad Song

domingo, abril 24, 2011

El aparatito de Lumiere - CODIGO FUENTE (SOURCE CODE)


  
***
 
Tras sorprender hace 2 años con la curiosa cinta Moon, el británico Duncan Jones presenta su segundo filme, también enmarcado en el género de la ciencia ficción y al igual que aquella brillante opera prima, también con cierto componente filosófico y rebuscadas digresiones temporales. ¿Ha hecho la misma película? En absoluto, pero la sombra de aquella vistosa e inteligente paranoia que era Moon planea constantemente en Code Source, un filme con mayor presupuesto que aquel y planteamiento diferente que pese a todo le costará huir de las odiosas comparaciones.  Jake Gyllenhaal es el protagonista de esta complicada historia en la que encarna a un soldado norteamericano que tras haber sido destinado a Afganistan despierta sin saber como en el cuerpo de otra persona que esta viajando en un tren con destino a Chicago. Tras una explosión en el tren, vuelve a despertar esta vez en una especie de cápsula situada en el Pentágono en donde le comunican que ha sido elegido para formar parte de una misión ultrasecreta: impedir que unas bombas estallen en Chicago mediante una serie de viajes mentales temporales en los que asume la identidad de uno de los pasajeros del tren. El soldado Colter Stevens tendrá por tanto que agudizar su ingenio y observación en una serie de “viajes” de 8 minutos en los que estará siempre en el mismo momento temporal viviendo los mismos acontecimientos una y otra vez. ¿A que recuerda esto? ¿A una famosa comedia de los 90, verdad? La idea tal vez ya no sea tan original, pero el planteamiento y desarrollo del filme esta realmente logrado y sin recurrir a trucos manidos del género de ficción científica ni a maniqueísmos palomiteros, la tensión y la emoción se mantienen constantes durante algo más de hora y media de metraje.
        
Pueden resultar cansinos los efectos de imágenes y la repetición de situaciones (por clara necesidad de guión), pero esto no logra afectar a un conjunto visual bastante interesante. La cierta atmósfera claustrofóbica y lo kafkianamente desesperante que resulta la situación del protagonista tampoco son la alegría de la huerta, pero la película en ningún modo resulta agobiante. Que nadie se espere eso sí la típica película de “salvar el mundo” ni cosa parecida, teniendo en cuneta además que bajo el trasfondo de filme de acción hay una cierta crítica a las políticas bélicas, al secretismo gubernamental y también al forzado stress y la vacuidad (remediable) de la vida contemporánea. Al final, un cierto mensaje de esperanza alumbra una historia que a ratos puede parecer pesimista, aunque el epílogo sea algo impostado.

En resumidas cuentas, Duncan Jones (hijo del cantante David Bowie) puede ser llegar a ser un gran director pese a que esta película sea algo inferior en calidad a Moon y empiece ya a repetirse en temáticas demasiado pronto. Una película sin excesivas ambiciones pero recomendable.