martes, octubre 21, 2014

El Aparatito Lumiere MAGICAL GIRL





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Una historia que aparece y otra que no. Una película que cuenta algo que es consecuencia de algo que no cuenta. Una historia de situaciones límite llevadas al extremo y de casualidades fatales que tejen un alucinante laberinto en donde la no explicación es lo más fascinante del devenir de una narración magistral. Magical Girl, segundo filme del madrileño Carlos Vermut, un hombre forjado en el mundo del cómic, y primer premio en el Zinemaldi de Donostia-San Sebastián ya se ha postulado como la mejor película española del año. No recaudará ni lo de Torrente 5, ni lo El Niño ni mucho menos lo de 8 Apellidos Vascos, pero a Carlos Vermut nadie le va a quitar ni el honor ni el orgullo de haber dirigido una película que será considerada todo un clásico del cine español. Así como suena. Un filme enigmático e intrigante que deconstruye el género del thriller para ofrecer una narración alucinante de engañosa simpleza pero provista de extraños e inusuales recursos conceptuales para modelar un trampantojo perverso basado en diferentes personajes cada uno en la más cruel de las derivas por diferentes circunstancias que de forma fortuita terminan abocándose en una espiral de situaciones que van desde lo dramático hasta lo inexplicable pasando por lo violento, lo enigmático, lo bizarro o lo terroríficamente percibido por el espectador. Porque este es un filme que necesita de la intuición y la imaginación del espectador para rellenar los muchos huecos que faltan (casi siempre en forma de hechos pretéritos a la narración) y así encontrar el sentido a la historia: en un momento del filme uno de los personajes no puede completar un puzzle porque le falta una última pieza, inteligente metáfora de la naturaleza de esta magistral Magical Girl.    



Sin ninguna concesión comercial y jugando genialmente con lo experimental desde el punto de vista narrativo y con un poder de atracción de las imágenes (perfectamente fotografiadas) que resulta sencillamente magistral en su intento y logro de convertir estampas domésticas, familiares y cotidianas en escenas inquietantes y provistas de cierto horror metafísico, Magical Girl no será pese a todo un film que guste y convenza a todo el mundo e incluso a muchos su visión se les hará incómoda, pero su solo existencia ya resulta una empresa loable y excepcional. La premisa argumental nos lleva a la extraña y desasosegante situación de sus dos protagonistas centrales: por un lado Luís (Luís Bermejo) un profesor de literatura en paro cuya hija de doce años, Alicia (Lucía Pollán) amante del manga y el anime japonés agoniza a consecuencia de la leucemia y que desea casi como última voluntad conseguir un exclusivo vestido cosplay de un personaje manga llamado Magical Girl, decide llevar a cabo cueste lo que cueste y a al desesperada el anhelo de su retoña; por otro lado Bárbara (Bárbara Lennie) una treintañera con evidentes desequilibrios mentales cuto matrimonio con un psiquiatra comienza ir a la deriva. El fortuito encuentro entre ambos les llevará a cotas inimaginables para ellos dos saltándose cualquier norma moral o social en una lucha encarnizada y animal tanto por la supervivencia como por los seres queridos. A partir de ese momento ya todo se mete en un confuso túnel donde parecen estar presentes Borges, Iván Zulueta, Godard o David Lynch (curioso que últimamente los cineastas españoles con pretensiones se miren tanto en Lynch) y en donde la cosa se ve a punto de estallar con la irrupción del personaje de Damián (José Sacristán, aportando todo su gran hacer de legendario veterano) el antiguo profesor de Bárbara en su etapa escolar que se antoja como la clave de muchos interrogantes. Una película de exquisita factura técnica, excelentes interpretaciones, sublime tempo narrativo y momentos memorables con excepcional manejo de lo inquietante y de la omisión. Carlos Vermut esta llamado  ser un gran cineasta, capaz de dar mil vueltas a  Amenabar y otros pseudoestetas del cine de género español. Imprescindible para todos los amantes del cine.