miércoles, agosto 30, 2017

VALERIAN Y LA CIUDAD DE LOS MIL PLANETAS (VALERIAN ET LE CITÉ DES MILLES PLANÈTES)




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Ha resultado un tanto decepcionante esta adaptación del cómic francés Valerian et Laureline, personajes creados en 1967 por Pierre Christin y Jean-Claude Mezières protagonistas de imaginativos álbumes de ciencia ficción espacial que resultaron enormemente influyentes la historieta fantástica de los 70 (dicen que hasta el mismo George Lucas tomó nota de algunas ideas para su saga Star Wars). Luc Besson, director galo especializado en el cine de género con especial predilección por la ci-fi, vuelve a adaptar un cómic de su país (un filón de obras maestras de la viñeta)  tras Adèle y el misterio de la momia (2010), pero la cosa no ha salido excesivamente bien a causa de un ritmo narrativo irregular y dubitativo y al fin de cuentas inadecuado para una superproducción de ciencia ficción como esta, la película francesa más cara hasta el momento. Brillan los efectos especiales y sobre todo una fotografía e imágenes sugerentes y a veces muy bellas especialmente en los compases iniciales del filme gracias al buen hacer la recreación digital: se nos presentan planetas de auténtico ensueño, como el paradisíaco Mül y sus idealizados habitantes humanoides o estaciones espaciales-ciudad tan complejas como la base Alpha, con un espectacular megatravelling incluido en un momento del metraje. Esas audacias técnicas - realizadas lógicamente para lucir en la versión 3D- se quedan en nada cuando la película no sabe estar a la altura de sus sugerente e interesante argumento y empieza a hacerse farragosa a mitad del filme, pese a algún momento álgido puntual especialmente en los momentos finales del metraje. Luc Besson, que había sorprendido con su filme anterior Lucy (2014) ha optado como otras veces por hacer un producto comercial con la vista puesta en el mercado estadounidense (huelga decir que la mayor parte del reparto es anglosajón) aunque y como era de esperar con alguna seña de identidad europea de los modismos de la bande desineé francesa en el campo de la ficción científica. En definitiva, todo insuficiente y eso que se nota que visualmente el prolífico cineasta transpirenaico ha intentado transmitir su amor por el cómic original con un importante esfuerzo cinematográfico.

Inspirada en el álbum El Imperio de los Mil Planetas (1970), la historia nos cuenta como los jóvenes pero hábiles oficiales de policía intergaláctica el comandante Valerian (Dane DeHaan) y la sargento Laureline (Cara Delevigne)  se ven envueltos en una aventura instada a partir de un sueño de Valerian, según el cual él cree que debe hacerse con una pequeña criatura de un desconocido planeta paraíso capaz de reproducir unas perlas originales de ese planeta que según parece poseen una increíble energía. Pero unos extraños acontecimientos en la base Alpha, una gigantesca nave donde viven millones de seres de diferentes planetas, harán que las misteriosas perlas y todo lo que en realidad suponen pronto tomen inusitado protagonismo. A favor de la película se puede decir que prescinde prácticamente de la  violencia que últimamente se asocia a este tipo de cine y que su puesta en escena, como hemos dicho, resulta deslumbrante e hipnótica pero a los actores se les nota perdidos incluidos a los voluntariosos Dane Dehaan y Cara Delevigne que consiguen cierto carisma y química entre ellos que pese a todo se encuentra en las antípodas del cómic original. Por el contrario, Clive Owen, Sam Spruell, Ethan Hawke, Chris Wu o la cantante Rihanna no parecen estar excesivamente cómodos. Una oportunidad  perdida para reivindicar el cómic europeo de género como material de primer orden para el cine de entretenimiento.  




lunes, agosto 28, 2017

ABRACADABRA



 
*** y 1/2
        
Se esperaba con ansiedad el regreso de Pablo Berger con un nuevo filme después de la excepcional Blancanieves (2012), una película que dejó el listón demasiado alto y que tal vez ejerza una cierta presión sobre el cineasta en cuanto se le exigirá casi siempre películas magistrales. Pero lo cierto es que esta Abracadabra, sin ser ni mucho menos una obra maestra resulta una cinta curiosa, inteligente y con un punto de genialidad – aportado sin duda  por un director que está demostrando ser un fuera de serie como es el que nos ocupa- con su mezcla de géneros: comedia costumbrista, drama, fantasía, thriller e incluso terror se dan cita en una historia eminentemente ibérica que bebe de Berlanga y de Azcona y que no duda en recurrir al cine de género y a los clichés del cine comercial norteamericano- convenientemente satirizados además de adaptados al entorno socio-geográfico patrio- para ofrecer un hilarante esperpento que divierte inteligentemente y que puede gustar y entusiasmar a públicos variopintos      

El director bilbaino ha sabido rodearse de un reparto competente que dota de total credibilidad a unos personajes perfectamente identificables en su cotidianeidad con personas reales de la España actual en una historia que pese a su premisa sobrenatural y fantástica es una clara crítica-mofa de tinte realista y costumbrista a un país en donde los cafres, garrulos, machistas, horteras y despreocupados por todo por desgracia abundan. Así mismo, se lanza un velado mensaje de empoderamiento femenino en donde Carmen, el personaje de Maribel Verdú Carmen, una ama de casa cuarentañera con pocas perspectivas tiene la oportunidad de dar un vuelco a su vida, condicionada por su déspota y básico marido Carlos (Antonio de la Torre) y lo tratará de aprovechar por medio de una increíble situación. Carlos, en el banquete de la boda de un sobrino de Carmen, es hipnotizado por el primo de esta, Pepe (José Mota), un torpe aprendiz de hipnotizador: lo que aparentemente parecía no tener consecuencias dada la ineptitud de Pepe parece que ha abierto la puerta a la posesión de Carlos por parte del espíritu de un joven fallecido en 1983 en desagradable episodio. Carlos, con un sospechoso cambio de comportamiento y personalidad es durante determinados momentos una persona comprensiva, cariñosa, culta y atenta con Carmen y con su hija adolescente Toñi (Priscilla Delgado). Carmen y Pepe intentarán saber la historia real de Tito, el hombre que posee intermitentemente a Carlos, pero mientras tanto los sentimientos de Carmen acerca de la sobrenatural circunstancia empiezan a ser contradictorios. La película no trata de tomarse demasiado en serio a si misma y tampoco espera que el espectador lo haga pese a que sus mensajes son más bien serios en medio de un guiñol de comedia-drama fantástica.

Con influencias bien dispares de Woody Allen, los cómics de Bruguera, Stephen King, David Lynch o el cine slasher además de los ya mencionados elementos berlanguianos, Abracadabra, resulta un filme muy poliédrico y más complejo de lo que aparenta su engañosa simplicidad, incluyendo un final inquietante y ambiguo que esconde el verdadero sentido de la historia. Maribel Verdú esta maravillosa como una mujer de barrio harta de la simplicidad de su marido que va  experimentando una evolución en cuanto a su relación con el y con los hombres en general a causa de la irrupción del espectro de Tito. Antonio de la Torre vuelve a hacer una interpretación memorable en un reparto donde también figuran Jose María Pou, Ramón Barea, Saturnino García (antológica escena), Julián Villagrán, Janfri Topera, Javivi y Quim Gutiérrez. Momentos hilarantes y surrealistas mezclados o combinados genialmente con otros más bien sobrecogedores- incluyendo un homenaje al episodio de George Miller del filme En los límites de la realidad  (1982)-  y no poco certeros retratos del cutrerío hispánico en todas sus vertientes (los banquetes de boda, el horror…) apuntalan una película generosa y disfrutable que señala una vez más la genialidad de ese gran cineasta que es Pablo Berger.