lunes, diciembre 26, 2016

EL FARO DE LAS ORCAS




*** y 1/2

Una historia real es la base de esta estupenda coproducción argentino-española que muestra algunos de los complicados resortes de la relación hombre-naturaleza como también la complejidad de las relaciones humanas en situaciones límite. Aunque se trata de un relato de superación personal con un niño como epicentro, la película no cae en el sentimentalismo fácil ni en las situaciones impostadas, mostrándonos una historia imperfecta en su búsqueda de un final feliz que sin embargo resulta tan optimista y conmovedora que su credibilidad termina siendo enorme y gratamente reforzada. Con el  singular paisaje de la Patagonia casi como único escenario y una fotografía naturalista y que trata de trasmitir el mismo amor por las orcas y su mundo que siente su protagonista masculino, El Faro de las Orcas es un canto al entendimiento, al diálogo, a la lucha contra la adversidad, al amor por la naturaleza y al amor maternofilial con un nítido mensaje de esperanza y una alabanza al poder de la rebeldía, elementos que la película sabe retransmitir magistralmente gracias no solo a un guión sólido sino al buen hacer de sus intérpretes.      

Joaquín Furriel interpreta a Beto Bubas, un científico naturalista especializado en mamíferos marinos que ha dedicado gran parte de su vida al estudio de las orcas pagando por ello el precio de su relativa soledad –marcada por una tragedia personal- y que se encuentra inesperadamente con un acicate en su monótona existencia al entrar en contacto con la española Lola (Maribel Verdú) y su hijo Tristán (Quinchu Rapalini) un niño de 10 años aquejado de un autismo severo cuyas oportunidades de mejora de comunicación parecen residir en el contacto con las orcas, animales que él adora y por los que parece mostrar sus únicos sentimientos y estímulos tras verlos en un documental televisivo en el que aparecía Beto. A partir de allí y con el gélido pero bello telón de fondo de la Patagonia los tres van tejiendo una relación que al principio parecía imposible pero que va trasformándose poco a poco en una lucha común en el que el mundo de las orcas - animales considerados como letalmente peligrosos pero que para Beto no son tales- se convierte en la clave. Sin caer en el melodrama y con poca tontería, la película resulta inteligentemente conmovedora aunque tal vez su falta de ritmo y sus un poco sobrantes tiempos muertos narrativos lastran un resultado final que podría ser el de una gran película. Con todo, la película tal y como está es una estupenda historia que convencerá incluso a los más escépticos hacia el drama intimista con ron resonancias épicas.       

martes, diciembre 20, 2016

EL EDITOR DE LIBROS (GENIUS)




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 El mundo de la literatura en el cine ha tenido no muchas aproximaciones por lo que es de agradecer que se recurra a dicha temática en unos tiempos que corren en donde esto de la letra escrita y el leer no están precisamente en boga. Y cuando lo que se nos cuenta es una apasionante historia real en donde la creatividad, la pasión por escribir, las relaciones humanas tormentosas, los demonios personales y el negocio puro y duro están incluidos, estamos de enhorabuena ya que tenemos los mimbres de una gran película y por fortuna así ha sido. La legendaria historia de la extraña y difícil pero fructífera artística y comercialmente relación entre el editor neoyorquino Max Perkins (Colin Firth) y el escritor Thomas Wolfe (Jude Law) (El ángel que nos mira, Del tiempo y el río) se nos muestra en esta película de una manera perfectamente narrada y sin ninguna concesión comercial en forma de melodrama fácil y detalles manidos dentro del biopic cinematográficos. Con unos años 30 perfectamente retratados y una estupenda presentación de los personajes en donde destaca el sentido práctico pero claramente superado por las excentricidades de Wolfe del editor Perkins y el carácter vitalista, arrogante y caótico de Wolfe, Genios es una película que se deja ver con entusiasmo pese a que su ritmo no sea precisamente dinámico. Una soberbia puesta en escena y unos sublimes momentos interpretativos- especialmente a cargo de Jude Law-  realzan un filme que hará las delicias de las historias ambientadas en periodos históricos convulsos - como es el periodo de entreguerras- cuya impronta se dejaba ver incluso en la vida cotidiana.

En el eficaz reparto figura la cada vez más cargante pero aún buena actriz Nicole Kidman como Aline Bernstein, la amante y confidente de Wolfe cuya abrupta y un tanto absurda relación queda excelentemente reflejada en el filme, Guy Pearce como F.Scott Fritgerald, otro de de los geniales protegidos de Perkins y que para este representaba todo lo contrario del  extravagante comportamiento de Wolfe, Laura Linney como Elaine, la esposa de Max Perkins, y Dominic West como Hemingway, la tercera pata del triunvirato cuya obra Perkins financió y que se convirtió en clave en la historia de la literatura americana del siglo XX. Con momentos de drama psicológico y comedia y sobre todo un marcado enfoque en las relaciones humanas imposibles pero necesarias cuya descripción roza la perfección, Genius es un filme que no debe pasar desapercibido aunque ya se sabe que la falta de promoción de este tipo de películas, aún siendo producciones de Hollywood, juega en su contra.      

martes, diciembre 13, 2016

1898: LOS ÚLTIMOS DE FILIPINAS



 
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Uno de los hechos más sugerentes de la historia española vuelve a tener su revisitación cinematográfica esta vez en una versión menos mitificadora y patriótica que aquella producción de 1945 a comienzos del Franquismo. El Sitio de Baler y  su inútil resistencia que entre 1898 y 1899 llevó a cabo un destacamento del ejército español en Baler, Filipinas, coincidiendo con los últimos estertores de la Revolución Filipina y más adelante con el conflicto bélico hispano-filipino terminado y con resultado favorable de la colonia asiática frente a la metrópoli española (algo que aquellos soldados españoles desconocían y por ello seguían luchando) es un material dramático de primer orden y así lo ha entendido el realizador Salvador Cano que ha firmado un más que interesante drama bélico que sin ser ninguna obra maestra aúna  modestamente los aprendizajes del Francis Ford Coppola de Apocalipse Now o el Stanley Kubrick de Senderos de Gloria para hacer un filme de notable carácter antibelicista y de denuncia sobre la inutilidad de la guerra que se sigue con enorme atención y que presenta toda una galería de miserias humanas en situaciones límites en un contexto tan kafkiano como irrespirable, ambientes ambos perfectamente captados en esta película.

Con un reparto eficaz y que hace perfectamente creíbles sus papeles- aunque a veces no parezcan especialmente fidedignos algunos comportamientos de los personajes, más propios de épocas contemporáneas que del siglo XIX- este es un filme en el que hay que tener en cuenta que no nos encontramos ante la crónica glorificada de una gran hazaña bélica ni de tampoco ante un filme de guerra lleno de batallas, combates y escaramuzas, sino más bien ante un drama de personajes con su tono naturalista, histórico y de denuncia (también, y por supuesto, al colonialismo) que descansa sobre todo en diálogos y en las relaciones de sus personajes. Narrada bajo el punto de vista de uno de sus soldados, Carlos (Álvaro Cervantes), un joven con ganas de terminar el conflicto de una vez por todas y que duda con la deserción junto con sus camaradas de armas Jose (Ricardo Gómez) y Juan (Patrick Criado), pronto se verá el conflicto de visiones e intereses de los soldados frente a los oficiales, con el teniente Cerezo (Luis Tosar) a la cabeza ,que cuenta con el apoyo del sargento Jimeno (Javier Gutierrez) y la tenue oposición del Dr. Vigil (Carlos Hipólito), mientras que el excéntrico religioso adicto al opio Fray Carmelo (Karra Elejalde) actuará como la torturada voz de la conciencia de Carlos. Bien filmada y con escenas y momentos más que interesantes con inspiración en el western crepuscular, el cine bélico clásico y los filmes antes mencionados, a la película le sobra sin embargo algún momento pastelón (la cancioncilla de la muchacha filipina) y un cierto desmañamiento en resolver la historia. Por lo demás, una más que correcta película.     

lunes, diciembre 05, 2016

AMOR Y AMISTAD (LOVE AND FRIENDSHIP)





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Jane Austen sigue inspirando a cineastas del siglo XXI y sus adaptaciones a la gran pantalla siguen gozando de relativo éxito pese a una calidad desigual. Y es que esto de los dramas y comedias (o mixtura de ambos) de época - siglos XVIII y XIX, preferentemente- siempre produce un grato esfuerzo en la industria cinematográfica (aún hoy en día) por aquello de poner a prueba las máximas habilidades profesionales en vestuario, decorados, ambientación y por supuesto, interpretaciones y dirección, y sin que sea necesario un presupuesto desorbitado. En lo que respecta a esta producción irlandesa con un competente reparto británico-irlandés-americano que adapta el relato de la Austen Lady Susan sin resultar absolutamente nada del otro jueves si que se trata de un filme esforzado, muy bien realizado y que cumple con creces su unción de mostrar la esencia del relato de la inteligente y manipuladora Lady Susan, una viuda  que desafía continuamente a las convenciones morales de su época (comienzos del XIX) tratando de vivir su libertad amorosa con un hombre más joven que ella anulando los rumores que sobre ella circulan en las altas esferas de la sociedad del sur de Inglaterra con rocambolescos y manipulativos planes que ponen en evidencia la necedad y la hipocresía de muchas sus adineradas amistades y contactos, tratando de conseguir de paso una buena posición para ella y para su hija veinteañera a la que pretende también buscar un buen partido. Huelga decir que aquí los diálogos y las situaciones se adueñan del conjunto para mostrar el devenir de un inofensivo folletín realzado por unas buenas actuaciones.

Kate Beckinsale se muestra muy segura como la astuta Lady Susan en la que tal vez sea su mejor interpretación hasta el momento, muy bien secundada por gente de la talla de James Fleet, Stephen Fry, Chloë Sevigny, Tom Bennet, Xavier Samuel o Jemma Redgrave en un conjunto de carácter más bien teatral que puede que no guste a todos los públicos. Lo poco dinámico de la historia y los farragosos enredos no obstante no consiguen enganchar al espectador y en no pocos momentos el tedio más absoluto hace acto de presencia, salvado por algún momento de cierta inspiración. Da la impresión de que se ha cuidado más el fondo que la forma- excelente ambientación- y al final la película no deja de ser un pequeño entretenimiento culto. Con todo, gustará a los amantes de las letras inglesas del siglo XIX y a los degustadores de dramas-comedias con cabeza.    

sábado, noviembre 26, 2016

LA LLEGADA (ARRIVAL)




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Dentro de la cada vez más insustancial oferta de cine de ciencia ficción de puro entretenimiento con acción, catástrofes, explosiones, épica pueril salva mundos y efectos especiales que compiten por ser los más (malamente) sorprendentes, más de un despistado acudirá a los cines creyendo que va a ver en Arrival un filme de estas características por aquello de la premisa de naves extraterrestres que llevan a la tierra, uno de los temas más estándar de la ciencia ficción de todos los tiempos Y se llevará un buen chasco ya que esta película recupera la ci-fi de visitas alienígenas más o menos intimista y con mensaje con una historia que con poso melodramático y cierta intríngulis de thriller que en realidad es un logrado trampantojo para ofrecernos el sentido de la historia. Una puesta en escena muy trabajada y una estética casi onírica gracias a la espectacular fotografía de Bradford Young realzan el encanto del filme para los amantes del género en su vertiente más sesuda, al mismo tiempo que el diseño de producción especialmente en lo tocante a las naves y a los propios extraterrestres se antoja original y fascinante para los degustadores entusiastas de la ci-fi. Una pena que en todo el metraje todo eso no se mantenga y cuando se recurre al mundo “terráqueo” se recurra a un tono de filme más convencional con tópicos comerciales del género incluidos, salvo en algunas secuencias que pretenden ser clave y que por cierto no consiguen del todo su propósito por bastantes vicios de forma y fondo.


Da la sensación de que se ha perdido una gran oportunidad para hacer una obra maestra de la ciencia ficción, y es que aunque el director quebequés Dennis Villenueve demuestra ser un cineasta fuera de serie al que habrá que seguir con detenimiento- dirigirá ni más ni menos que la secuela de Blade Runner- no consigue colocar al filme en un nivel de excelencia y esto es en gran medida por su apuesta en los compases finales por el melodrama más lacrimógeno pese a un curioso inserto en la segunda mitad del filme de un tempo narrativo supeditado a la concepción filosófico-temporal de la historia, tan interesante y en cierto modo apasionante como farragosa y posiblemente poco digerible para algunos espectadores. No obstante, el mensaje de la historia de que con la comunicación y el entendimiento todo es posible y su carácter antibelicista, son de recibo para estos tiempos que corren, auque no así el un tanto impostada temática de las segundas oportunidades vitales. Una profesora de lingüística con un drama personal (Amy Adams) y un astrofísico (Jeremy Renner) son elegidos por el ejército norteamericano para intentar comunicarse con los extraterrestres de una de las naves que han llegado a la tierra y cuyas desconocidas intenciones han provocado una gran crisis mundial. Mientras tratan de descifrar su complejo modo de comunicación escrito la Doctora Louise Banks, la lingüista, se dará cuenta que algo está cambiando en su percepción de todo. Tal vez un análisis más pormenorizado de la película pueda mostrar más matices en la compleja situación del personaje de Louise pero dudo mucho que el espectador medio desee devanarse mucho los sesos y aunque las conclusiones que pueden extraerse resultan cuanto menos interesantes y originales y en la línea de obras maestras del género como 2001 filme del que este Arrival parece beber en varios momentos. Con todo, la película gustará a los amantes de la ficción científica de toda la vida cansados de no encontrar en la cartelera nada realmente aprovechable dentro de este fascinante género.    

domingo, noviembre 20, 2016

EL CIUDADANO ILUSTRE






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Una curiosa y lograda disertación sobre el triunfo y sus consecuencias, los esfuerzos por llegar a lo más alto, los lastres del pasado, el cambio en las relaciones interpersonales y las envidias es lo que ofrece esta más que esforzada coproducción hispano-argentina dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat, una pareja profesional de directores cuya obra habrá que seguir con detenimiento. Con el premio al mejor actor en el Festival de Venecia de 2016 para un inconmensurable Óscar Martínez en un papel realmente goloso y lleno de recovecos y contradicciones que el intérprete argentino borda, El Ciudadano Ilustre  se postula como uno de los más brillantes filmes de este país sudamericano de los últimos años con su envoltorio de drama costumbrista con ribetes de comedia que esconde una crítica ciertas miserias comportamentales de de la condición humana como son los dobles raseros,  la hipocresía, la envidia y la ingratitud utilizando como elemento ilustrativo el regreso de un importante y exitoso escritor galardonado con el premio Nobel a su pueblo natal al que no había vuelto desde que se marchó cuarenta años atrás. Y es que la historia Daniel Mantovani durante los cuatro días que pasa en su pequeña localidad de Salas también sirve para hacer una metáfora de el poco esfuerzo que se ha hecho en Argentina por aceptar el triunfo de “ciudadanos ilustres” que han cimentado su éxito en países extranjeros. A veces agria, otras irónica, otras violenta y otras kafkiana y con un excelente uso del costumbrismo latinoamericano en su vertiente más rural que bebe de García Márquez o Juan Rulfo (aunque aquí desprovista de realismo mágico) y sin olvidar algunas pinceladas de Cortazar- la película en si contiene metarreferencias sobre la fabulación y la creación literaria-, el filme resulta poderosamente atrayente y se sigue con un interés pleno que solo se consigue con una historia casi prefecta que en definitiva es lo que ofrece.

Daniel Mantovani, en su regreso a Salas para recibir el título de ciudadano ilustre y ser objeto de una serie de homenajes, conferencias y agasajos varios se reencontrará con antiguos amigos y conocidos además de con algún amor de juventud y verá como en  un primer momento su condición de millonario triunfador en Europa (el escritor reside en Barcelona y ha vivido en diferentes países europeos) le proyecta como una especie de genio de lámpara maravillosa al que los vecinos del pueblo pueden pedir cuanto deseen y del que algunos parecen querer aprovecharse aunque las respuestas del literarato, agobiado por una responsabilidad inesperada y sobrevenido y por la incomodidad de estar en un pueblo con el que mantiene una recíproca relación de amor-odio, distan de ser las mas apropiadas. Posteriormente heridas mal cicatrizadas de un pasado y sobre todo el recelo de algunos vecinos que le consideran un renegado que en sus escritos se burló de su pueblo y de sus habitantes, convertirán su estancia en un infierno.  Un ritmo narrativo conciso y una puesta en escena muy natural y creíble trufada de más que correctas interpretaciones refuerzan los argumentos de este nuevo acierto del cine argentino, muy recomendable para sus incondicionales y degustadores de historias inteligentes y con poso humanista           

martes, noviembre 08, 2016

DR.STRANGE




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Ya no es suficiente. No basta con espectaculares efectos especiales, guiños más bien forzados a otros géneros más allá del fantástico por aquello de ganar credibilidad o intérpretes reputados a los que en ocasiones se une algún director de prestigio bastante despistado: las adaptaciones al cine de los supehéroes de Marvel Comics siguen siendo más de lo mismo y siguen cayendo la mayor parte de sus películas (salvo honrosas excepciones) en los mismos defectos, léase una supeditación al los efectos y al espectáculo puro y duro, guiones hechos con el piloto automático, un bajón considerable en el nudo de la historia con respecto al planteamiento y cada vez mayor sensación apatía a la hora de plantear las adaptaciones de los célebres cómics, y aunque en cada película se trate de insertar algún concepto nuevo que al principio podía resultar pero ahora ya no. En el caso de este Dr. Strange (conocido por aquí como Dr. Extraño) se ha querido de imbuir el mismo espíritu un tanto alejado de los comics Marvel de la historieta original creada por el gran capo Stan Lee y uno de sus secuaces más brillantes a los pinceles, el no menos grande Steve Ditko: una estética psicodélica (el personaje fue creado en 1963) y onírica con inquietantes escenarios fantásticos y un aire espiritual-místico-oriental mágico con elementos de ocultismo que hizo de Dr. Strange  una curiosa rara avis dentro del mundo de los superhéroes USA y un favorito de muchos de los seguidores del género superheróico aunque el personaje no ha adquirido tanta popularidad como otras creaciones Marvel. Esta esforzada pero rutinaria adaptación que dirige un director efectista pero del montón como es Scott Derrickson (Sinester) puede resultar a ratos entretenida y muy atrayente visualmente gracias a unos efectos digitales de puro lujo y unos escenarios y una estética diferente muy elaborada que captan fenomenalmente todo el universo trascendental y cosmogónico del personaje, pero pese a un inicio prometedor que parece más bien de un drama convencional y un engañoso escoraje hacia caminos temáticos no transitados por Marvel Studios, la película termina cayendo en lo de siempre, leches a mansalva incluidas.

El hecho de reunir en este filme a intérpretes más que eficaces como Benedict Cumberbatch (en la piel de un correcto Dr. Stephen Strange), Tilda Swinton, Chiwetel Ejiofor o Mads Mikkelsen como Kaecilius, el villano de turno, no ha aportado nada al filme salvo tal vez el trabajo del protagonista en un papel que le va estupendamente. Y es que Cumberbatch se esfuerza en aplicar cierta hondura al superhéroe-mago, inicialmente un prestigioso neurocirujano que buscando en Nepal una cura para sus manos dañadas en un accidente da con una extraña sociedad mística que le entrena para convertirse en un viajero interdimensional y con espectaculares poderes psíquicos  que deberá usar junto a sus nuevos camaradas para luchar contra el mal representado por un peligroso ente cósmico que quiere acabar con el universo conocido. Por el contrario la intervención de Tilda Swinton, como el gurú El Anciano (cambiado de sexo y origen étnico en este filme y llamado La Anciana) resulta a veces  cargante. En definitiva, entretenimiento con ciertas ínfulas pero poca chicha que sin embargo parece que será la tónica con la que siga Marvel Studios en su próximos proyectos.  

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sábado, noviembre 05, 2016

YO, DANIEL BLAKE (I, DANIEL BLAKE )







*** y 1/2

La ganadora de la Palma de Oro de Cannes de 2016 lleva el sello de Ken Loach. Aunque el cineasta británico ha hecho películas bastante mejores que esta se puede decir que Yo, Daniel Blake es una de sus películas más inmediatas y más asumibles por parte de un espectro de público más amplio que el habitual de este cineasta pese a que como se acostumbra en su filmografía no estamos hablando de un filme en absoluto comercial. Las contradicciones de las políticas de los servicios públicos y de las ayudas a desempleados, personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social (tomando como contexto ilustrativo el Reino Unido pero extensible a otros muchos países “desarrollados”) es el leiv motiv de este sugerente y crudo film denuncia con el reconocible carácter verista-documental de Loach y sus reconocibles situaciones. Lo ridículo de una burocracia enfangada en ridículos trámites tanto telemáticos como físicos que en nada ayudan a un usuario necesitado que solo desea ver paliada su muchas veces penosa situación económica y social es lo que crítica con inteligencia y saña este nuevo esfuerzo de denuncia cinematográfica de Ken Loach, con un mensaje claro: Las supuestas sociales ayudas gubernamentales pueden agravar la situación de las personas si se gestionan pésimamente.

El personaje central del filme es Daniel (Dave Johns, un cómico stand up sin previa experiencia en la gran pantalla y aquí además en un registro netamente dramático) un carpintero de 59 años que tras sufrir un infarto debe dejar la vida laboral y recibir un subsidio por incapacidad que sin embargo se le niega tras un examen médico ya que según este si es apto para trabajar. Un bucle contradictorio, paradójico y grotescamente absurdo del que Dan tratará de salir lidiando con la burocracia y sus no menos absurdas normativas y su falta de pericia en el mundo de la informática e Internet, algo que le supone un serio handicap y al tiempo que debe pese a todo buscar un nuevo trabajo que reactive su extraña e inmerecida situación. En otras palabras, Daniel debe replantearse su vida en la que no encuentra ningún asidero, aunque la irrupción de Katie (Hayley Squires) una joven madre soltera nueva en la ciudad, desempleada y viviendo en piso sin apenas luz y calefacción, le dará un cierto empujón a su existencia especialmente cuando ambos formen equipo ante la falta de tacto de las instituciones. Una historia desesperante pero suavizada por una (difícil) historia de amor, un oportuno sentido del humor británico y los enormes matices del personaje de Daniel Blake, un hombre que consigue meterse al bolsillo al espectador con su sencillez y ganas de lucha: un estupendo trabajo interpretativo de Dave Johns. Al final del filme, se capta la moraleja es clara y contundentemente, exactamente el propósito del filme, y es que Ken Loach pese a altibajos nunca ha dejado de ser uno de los más grandes comunicadores del cine de hoy.         

domingo, octubre 30, 2016

ELLE





**** y 1/2

El regreso a Europa de un veterano todoterreno como el holandés errante Paul Verhoeven ha resultado un acierto en tanto que, como ya demostró en sus anterior  El Libro Negro (2006) y en la no estrenada en España Steekspel (2008), el realizador de 78 años ha podido volver a sus orígenes de aquella mezcla de cine social y psicológico-humanista con cierto elemento provocador en forma de un erotismo bastante salido de madre y un cruel componente crítico con la sociedad occidental, algo que se apreciaba en su ya legendaria Delicias Turcas (1974) y en otras cintas de culto como El Cuarto Hombre (1983). Elle, basada en una novela del francés Philippe Dijan, resulta una película que además de ser bastante coherente en la mejor filmografía de Verhoeven bien puede ser considerada como el mejor filme del director holandés en mucho tiempo. Rodada en Francia en régimen de coproducción entre Francia, Alemania y Bélgica y con un reparto galo en su mayoría encabezado por esa grandísima actriz que es Isabelle Huppert, la película no pudo ser producida en Hollywood - donde Verhoeven ha rodado filmes como Robocop, Desafio Total o Instinto Básico- por lo crudo del material de partida, la película sin dejar de ser un drama apuesta por cierto elemento de comedia (negra) insertado en un contexto no solo bastante incómodo argumentalmente sino esquivo e inteligentemente tramposo en su afán de mostrar engañosas apariencias, lo que da un resultado tan desconcertante como enormemente fascinante. Un excelente trabajo de narración y estructura de guión que convierte lo que debía de ser un drama personal en toda regla en una extraña historia psicológica de superación, relaciones personales y familiares, búsqueda personal, venganza, amor-odio y fascinación por el mal (uno de los temas preferidos de Paul Verhoeven) todo con clave de thriller y que no deja indiferente a nadie.

Michéle (Isabelle Huppert) una exitosa y económicamente bien situada ejecutiva divorciada de unos sesenta años es víctima de una violación en su casa por parte de un enmascarado. Sin denunciar la agresión y esperando unos días para contárselo a unos pocos allegados, Michéle decide convivir con su calamidad tratando eso si de dar con el misterioso culpable cayendo cada vez más en una poderosa y perversa atracción hacia dicha situación vivida y hacia la persona del violador que la mujer vive en en silencio, al tiempo que sus relaciones personales con compañeros de trabajo, amigos, su ex esposo, su madre, su hijo recién casado y su nuera llegan a una nueva dimensión en la que Michéle ya no parece tenerle miedo a nada al tiempo que su sexualidad se sublima hasta llegar a lo prohibido y su cruel sinceridad hacia el hipócrita entorno que le rodea le va creando no pocos problemas formando en ella un todo que la sublima como un ser un tanto amoral y ambiguo marcado por cierto por un terrible y oscuro pasado que parece resurgir y que podría ser en realidad el causante de la irrupción de la nueva Michéle. Ni que decir que Huppert es dueña y señora de la función como una mujer inteligente y aterradoramente cuerda y racional en contexto que volvería loco a cualquiera, dentro de un trabajo actoral en general más que eficaz. Un película tensa, perversamente arrebatadora y brillante que se queda a poco de ser una obra maestra y que pone en relieve lo buena que puede ser una película cuando hay una gran historia que contar

jueves, octubre 20, 2016

SING STREET




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John Carney ha completado con su nuevo filme una especie de trilogía- dentro de esta se encuentran sus títulos Once (2007) y Begin Again (2014)- con el mundo de la música como telón de fondo y con cierto tono social y costumbrista, que contemplado en su conjunto resulta una delicia pese a las diferencias entre los tres filmes. Así esta estupenda y simpática Sing Street, además de ser su película más autobiográfica resulta contener mayor número de elementos de comedia que las otras dos películas citadas y aunque no es tan brillante como aquellas (Once ya es un pequeño clásico del cine europeo de los 2000) demuestra una vez más la genialidad del director y guionista irlandés por dotar de enorme credibilidad y aliento emotivo a más que sugerentes historias cotidianas que oscilan entre la épica del día a día y un mensaje de esperanza que las hace particularmente entrañables y todo ello con la música y las canciones como hilo conductor y elemento principal y catalizador del filme.  En esta ocasión viajamos al Dublín de 1985 en una Irlanda por entonces azotada por la crisis y el paro donde Carney rememora sus recuerdos de adolescencia y sus primeros encuentros con la música. Conor (Ferdia Walsh-Peelo), el chaval de 15 años protagonista, sufrirá un inesperado proceso de maduración en un momento crucial de su vida cuando con sus padres al borde del divorcio y con la situación económica de su familia en estado precario decide montar un grupo de rock atraído por la efervescencia de la escena pop rock británica de mediados de los 80 y descubre el amor de su vida en la persona de Raphina  (Lucy Boynton) una aspirante a modelo de 16 años que anhela un futuro mejor en Inglaterra.

La película cumple con creces un triple propósito, por una parte trazar un retrato generacional de unos adolescentes confusos pero idealistas en un país problemático y acomplejado como la Irlanda de los 80 que parecía querer superar su gris perspectiva adoptando el colorista mundo de las bandas de los 80 y sus estilos mas en boga (New Romantics, Punk, Soul Pop, Postpunk, Synth Pop); por otra narrar una historia romántica de maduración y de búsqueda de un lugar en el mundo en donde la amistad y los lazos familiares (en este caso la relación entre hermanos) cumplen un papel fundamental; y finalmente llevar a cabo un homenaje al rock de los 80, su espíritu, sus ideales (que influyeron decisivamente en muchos jóvenes del Reino Unido y de Irlanda) y todos sus protagonistas por medio principalmente de el grupo que Conor y sus amigos de su nuevo colegio católico forman para realizarse personalmente y por que no, dejar de ser los más impopulares y pringadillos del cole: Sing Street. Adoptando diferentes looks y estilos musicales que homenajean a los protagonistas de aquella gran década en la historia de la música popular (Duran Duran, The Cure, Hall & Oates, Spandau Ballet), los chavales de Sing Street nos deleitan a lo largo del extraje con resultonas canciones-trasunto- alguna muy buena- e impagables videoclips caseros (son para partirse el culo) al tiempo que Conor, enamorado de Raphina, la musa del grupo y actriz de sus videos, trata de ubicarse en una relación con una chica idealizada y madura y que para él cada vez más es un amor imposible. Con un sano sentido del humor costumbrista al estilo de las islas y un tono emocional y verista, Sing Street es un filme degustable y más que entretenido que una vez más demuestra lo hábil narrador que es John Carney y lo excelentemente que transmite su amor a la música: además de los nuevos temas del grupo de ficción en el soundtrack del filme hay canciones de The Jam, Duran Duran, The Clash, Genesis, Motorhead y otros que harán las delicias de los nostálgicos de los 80. Una pequeña gran película.

jueves, octubre 13, 2016

UN MONSTRUO VIENE A VERME (A MONSTER CALLS)





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J.A Bayona se está consagrando como uno de los mejores realizadores españoles del momento y además con una enorme proyección internacional, algo que ya apuntó con el logrado terror psicológico de El orfanato (2007) o la un tanto pretenciosa Lo Imposible (2012). Ya con un pie en Hollywood- va a dirigir la nueva entrega de Jurassic Park- el mayor peligro es que este director se estandarice en la industria norteamericana, una vez disipados los temores de que caiga en la autocomplacencia y la mediocridad como otros directores españoles que en su día se encontraron en una situación similar como Alejandro Amenábar, ya que los argumentos cinematográficos del realizador catalán son de mucho más peso. Pero dejando a parte lo que pueda ocurrir en un futuro hay que disfrutar de Un Monstruo viene a verme, una producción española con notable participación norteamericana rodada en el Reino Unido en inglés y con la mayor parte del reparto británico. Basada en una sugerente novela para niños y adolescentes de Patrick Ness- que además firma el guión- , el filme resulta hasta el momento la mejor película de género fantástico que se haya producido en España. Una historia de maduración centrada en un chaval de 12 años, Conor (Lewis McDougal) que tiene que afrontar la enfermedad terminal de su madre (Felicity Jones) y lo que parecen los últimos días de ella en medio de otro drama personal, el del bulling que recibe por parte de compañeros de colegio, además de la ausencia de su padre (Toby Kebell), divorciado de su madre desde hace tiempo.  La llegada de una abuela estricta y severa (Sigourney Weaver) no facilitará precisamente las cosas. Confuso y aterrado por las circunstancias, Conor sueña con que el tejo junto al cementerio de su pueblo cobra vida y se convierte en un ser que el mismo ha inventado y dibujado, un monstruoso gigante arbóreo que se le aparecerá a Conor a una hora señalada durante días sucesivos contándole historias con descorazonadoras moralejas. 

Hay que tener en cuenta que la historia es una mera fábula, tan sencilla como profunda y sugerente al mismo tiempo, por lo que no procede que nadie se espere un guión excelso e intrincado. No es una historia apta para criaturas menores de 10 años pero es un relato que adultos pueden disfrutar siempre y cuando se despojen de prejuicios y mantengan una pulcritud infantil ante un melodrama fantástico conmovedor y poderoso en su sencillez que sabe combinar sin artificios y tretas del  cine más comercial lo tremendo e impactante con lo tierno y delicado. Un Monstruo viene a verme es un canto al derecho a la diferencia, a la esperanza y a la superación personal, una inteligente metáfora sobre el crecimiento y la maduración en un contexto dramático marcado por el miedo, tanto a la pérdida como a la agresión: al fin y al cabo miedo a lo desconocido y al día después. Y ante ello el mensaje que se nos da es claro: la imaginación puede con todo y el amor por los semejantes, mucho más. Con unos espectaculares efectos digitales y un imponente diseño del monstruo (con la voz de Liam Neeson en la versión original), la película cuanta también con una estupenda fotografía obra de Oscar Faura repleta de imágenes de notable belleza plástica y una  estupenda banda sonora del getxotarra Fernando Vázquez. También son de recibo las secuencias de animación que ilustran  las historias contadas por el monstruo, un homenaje al Ralph Bashki de El Señor de los Anillos y al René Leloux de Planeta Salvaje. Tanto Felicity Jones como Lewis McDougal están soberbios en su dramática relación materno-filial – que pivota el sentido de la historia- , aunque en el plano interpretativo tal vez hubiese resultado más acertado que en la versión española la voz del monstruo hubiese sido doblada por la voz habitual de Liam Neeson, Salvador Vidal, en lugar de Camilo García (Anthony Hopkins, Nick Nolte) quien pese a todo hace un excelente trabajo. A día de hoy por cierto este filme está haciendo una taquilla de órdago para una cinta de producción mayoritariamente española, en parte debido a la agresiva campaña de marketing que está teniendo y que se basa en su componente emotivo, algo que en realidad no necesita y que puede volverse en contra de la película. La modesta recomendación es que se vaya a ver Un monstruo viene a verme ya que nos devuelve la fuerza de las bellas historias.

sábado, octubre 08, 2016

EL HOMBRE DE LAS MIL CARAS






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Es una pena que el cine español basado en hechos reales- que tradicionalmente desde que comenzó a proliferar a partir de la Transición ha tendido al sensacionalismo y a cierto tremendismo- siga sin dar un buen número de películas de calidad. Y no será porque en la reciente historia española falten acontecimientos de variada índole con enorme potencial dramático y cinematográfico, como lo era a priori la historia del controvertido espía y agente del CESID Francisco Paesa y sus rocambolescas tribulaciones en las décadas de los 80 y 90, el asunto va más bien por la falta de ambición real de los proyectos y su proyección más allá de la comercialidad. En ese sentido, se esperaba más de un director como Alberto Rodríguez que ya demostró ser uno de los valores más interesantes del cine español de los últimos años con filmes como Grupo Siete (2012) o la excelente La Isla Mínima (2014), películas en las que el realizador andaluz demostraba tener un lenguaje cinematográfico original y con proyección internacional, pero parece que ante lo siempre goloso de un material más o menos polémico en un país en donde el morbo resulta un espectáculo de primer orden ha terminado por hacer que Rodríguez se escore más bien a un poco definido pastiche entre el cine político, el thriller de espionaje y el drama de personajes que resulta bastante poco convincente pese algún que otro momento aislado.

Eduard Fernández, actor camaleónico y eficaz, hace una buena interpretación de Paesa, en realidad un mercenario de inexistente catadura moral que lo mismo vendía armas a ETA que se dedicaba a organizar golpes contra dicha banda y que planeó y ejecutó no pocos trabajos sucios para el gobierno del PSOE en la época de mayor apogeo del GAL. Su momento estelar -la “protección” al más que corrupto director de la Guardia Civil Luís Roldán- es en lo que se centra principalmente este filme, que termina siendo a veces una suerte de buddy movie con Paesa y Roldán (Carlos Santos) imbuida de concesiones comerciales y hollywoodienses salvadas por momentos de buen thriller en un conjunto irregular con un guión desaliñado y poco cincelado. El hecho de que la película esté narrada (con voz en off) bajo el punto de vista del fiel colaborador de Paesa Jesús Camoes (José Coronado) es otra concesión de cara al cine de intriga barato que hace flaco favor al filme. Rodada en diversos países- por donde se movieron el bueno de Paesa y sus satélites-, se aprecia un enorme esfuerzo de producción que si que brilla en determinados momentos aunque cosas como la deficiente caracterización de Carlos Santos como Luís Roldán hacen que la película siga anclada en la mediocridad. Se espera con impaciencia al mejor Alberto Rodríguez.

domingo, septiembre 25, 2016

THE BEATLES: EIGHT DAYS A WEEK- THE TOURING YEARS





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Durante una semana ha permanecido en pantallas (por orden expresa de la distribuidora) este documental que como multitud de libros, películas, documentales, programas de televisión o productos varios desde finales del siglo XX se acerca a la figura de la más grande banda de la historia del rock: The Beatles. A estas alturas muchos se preguntarán si de verdad queda algo por contar, escrito, narrado o en imágenes, sobre el legendario cuarteto liverpooliano: pues por increíble que parezca aún se sigue hallando abundante material gráfico o sonoro de los Beatles y aunque este filme no es que utilice demasiado nuevo archivo sobre la banda ni tampoco cuente mucha novedad sobre su conocida biografía, la verdad es que se agradece por diferentes motivos: por acercarnos a la faceta más auténtica de los Beatles de la primera etapa (1962-1966) que era la sus giras por todo el mundo durante esos años- y que cesaron abruptamente en 1966 ya que aquello era una auténtica locura a todos los niveles- , por dejarnos uno de los mejores testimonios en imagen (tal vez el mejor y más completo hasta el momento) de la beatlemania y de la histeria de sus fans, y por ofrecernos una vez más la oportunidad de ver y oír a los Beatles en todo su apogeo en filmaciones de diferentes conciertos y actuaciones televisivas en el ya comentado periodo. Y es que es filme documental sobre las giras de los Beatles, que nadie espera una biografía exhaustiva sobre el grupo ni nada parecido, aunque también se hable de la grabación de sus primeros discos y de su trabajo en estudio    


Producida por Apple Corps, la propia empresa de los Beatles y por Imagine Entertainment, la productora del director de la cinta que no estro que el ínclito Ron Howard en su primera incursión en el documental para la pantalla grande, Eight Days a Week cumple con creces su objetivo de captar la esencia de los conciertos de The Beatles- en los cuales a penas se oía anda por los gritos de la gente y lo rudimentario de los equipos de amplificación de entonces- y de mostrar las relaciones entre John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr (siempre se escriben por ese orden, esto parece que nunca cambiará) con ellos mismos, con la prensa y con el público. Y, claro está, mostrar paralelamente lo que ocurría en un mundo en mundo en cambio en aquella primera mitad de los 60, algo de lo que los Beatles tuvieron su influencia como fenómeno sociológico de la década que fueron. Tal vez demasiado centrado en la visión norteamericana y en las giras por EEUU (Ron Howard ha querido jugar en casa), el documental obvia citar actuaciones en algunos países y no reseña hechos significativos y de interés como el hecho de que en 1964 el grupo utilizase a un batería sustituto, Jimmy Nicol, como sustituto de Ringo por enfermedad para sus conciertos en Dinamarca, Países Bajos y Australia. Con todo, ver muchos conciertos de The Beatles con un público plagado de quinceañeras con lipotimias y gente corriendo cual galgos hacia el escenario no tiene precio, así como resultan un primor los propios testimonios de McCartney y Starr entrevistados para la ocasión junto a periodistas de la época, colaboradores supervivientes del grupo (incluyendo testimonio grabado de Brian Epstein y George Martin, manager y productor respectivamente, ya fallecidos) y fans como Woopie Goldberg o Elvis Costello, además del director de los míticos filmes de los Beatles, el ya retirado Richard Lester. Y de propina, después de los créditos media hora del mítico concierto el Shea Stadium de Nueva Cork de 1965.en Puede que a la hora de leer estas líneas el filme ya no esté en pantallas, pero siempre quedará el recurso del DVD  

miércoles, septiembre 21, 2016

EL PRINCIPITO (THE LITTLE PRINCE)




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¿Es una adaptación de El Principito de Antoine de Saint-Exupery meterse en un embolado de no te menees? Si que lo es teóricamente si nos atenemos a que se trata de una novela singular y peculiar en su elemento poético-filosófico y en su juego de ser una obra dirigida a los adultos disfrazado de cuento para niños. Pero esta producción de animación francesa con participación norteamericana dirigida por el hábil Mark Osborne (Kung Fu Panda) ha sabido afrontar la empresa con solvencia deconstruyendo la historia original inventándose una nueva subtrama en lo que algo así como una adaptación “explicada y comentada” (aunque sin florituras) del inmortal y precioso texto original que desde 1944 lleva fascinando a multitud de adultos que buscan incesantemente el niño interior que todos por desgracia tenemos el peligro de perder para siempre. Una historia inventada para la película (hecha por animación informática) con una niña protagonista agobiada por la presión de sus progenitores para planificar su vida dejándola casi ningún resquicio para desarrollar su niñez  y diversos pasajes- no todos- de la novela de Saint-Exupery rodados en animación tradicional stop-motion que la pequeña protagonista descubre de la mano de su anciano vecino, un viejo y aparentemente demente aviador que no es otro que un trasunto del aviador que se amista profundamente con el protagonista del libro (alter ego a su vez del propio autor de El Principito), conforman la trama de una adaptación que si bien dista bastante de ser idónea o definitiva, no defraudará a los seguidores de la novela ya que pese a su carácter de versión más o menos libre contiene toda la esencia lírica y filosófica de la obra, aunque tal vez de forma demasiado esquematizada. 
 

El tono un tanto infantil de las secuencias filmadas por ordenador- demasiado atadas en guión y en estética a los usos comerciales del cine de animación de los últimos años aunque con algún detalle singular e interesante- puede al principio no parecer procedente a los seguidores de la novela pero a medida que la historia avanza los temores se disipan gracias a unos últimos veinte minutos sugerentes y poderosos en donde se justifica de modo brillante el significado y el por que de la inmortal historia de aquel niño rubio que vivía en un diminuto asteroide preocupado por su bella pero egoísta rosa y atribulado por el absurdo comportamiento de los adultos que conoció en su viaje a otras estrellas. Las bonitas y logradas escenas basadas en el texto original son de lo más destacable del filme, fielmente basadas en los inmortales dibujos de su autor-ilustrador y hechas con suma delicadeza y cierto encanto retro que dan que pensar que un filme únicamente basado en el argumento original hubiese sido posible y con buen resultado. Y aún hay más, ya que también hay escenas de animación de dibujos en donde las ilustraciones de siempre cobran vida situadas en estratégicos momentos del metraje. Aunque lastrada por las características de una historia bastante difícil de adaptar y con las consabidas concesiones a la comercialidad, este El Principito- y no siendo la primera vez que la obra llega a la pantalla grande- no será recordado como un clásico, pero ha conseguido homenajear con dignidad a una obra irrepetible de la cultura y del pensamiento universal y eso solo ya es motivo de elogios.

jueves, septiembre 15, 2016

GERNIKA





** y 1/2

Al fin el bombardeo de Gernika de 1937, uno de los episodios de la Guerra Civil española más cinematográficos y también de mayor proyección internacional, se ha llevado al cine tras años de falta de medios técnicos y artísticos para plasmar como dios manda una historia de tales dimensiones por parte del cine español. Pero lamentablemente, y aunque el resultado final no ha sido nada desdeñable, esta cara coproducción entre España, Reino Unido y Estados Unidos (estos dos últimos con participación económica testimonial) por sus demasiadas lagunas termina no estando a la altura de las circunstancias. Aunque Koldo Serra (Bosque de Sombras), un director que a trancas y barrancas después de diez años ha conseguido embarcarse en un nuevo largometraje (el segundo) tras infinidad de encargos televisivos, le ha puesto toda la carne en el asador y demuestra tener una enorme pericia técnica, Gernika solo consigue ser una correcta e interesante película bélica que, eso si, consigue avanzar muchos metros con respecto a los ya cansinos tópicos de los filmes sobre la Guerra Civil española, pero que no logra dar con el tono dramático requerido a causa de una historia deficientemente llevada dentro de las coordenadas del melodrama. Es notorio el afán de esta película por mostrarse como un producto exportable internacionalmente y que no desentone en el cine sobre la II Guerra Mundial (no olvidemos que aquí hay alemanes e italianos probando armas para una futura guerra y rusos en plena era estalinista) especialmente el hecho en los últimos años y mientras que lo segundo lo consigue lo primero puede que no lo logre por sus comentadas deficiencias.              

Con un reparto de intérpretes españoles, norteamericanos, alemanes y británicos, y rodada en su mayor parte en Bilbao, Gernika y otros escenarios de Bizkaia, el filme apuesta por la -aparentemente efectiva en el mundo del cine- crónica de tragedia real de proporciones épicas atravesada por el melodrama romántico de rigor, en este caso todo con un más que correcto trasfondo de cine bélico y sin desdeñar el rigor histórico aunque algunas licencias que se ha tomado la película sobre la historia real del bombardeo y del contexto del Bilbao de 1937 y los avatares del bando republicano y sus apoyos extranjeros en plena contienda bélica sea más que dudosas. Si bien por fortuna no se ha caído en la ñoñería a la hora de ilustrar el romance entre el escéptico y desaliñado reportero de guerra norteamericano Henry (James D´Arcy), inspirado en George Steer, el primer periodista que cronificó el cruel bombardeo de Gernika, y la censora republicana gernikarra Teresa (María Valverde), los vaivenes de dicha sub-historia son planos y desdibujados a causa de un guión un tanto presuroso y pese a que ambos intérpretes le ponen un más que correcto buen hacer. Y es que en general, todos los personajes no llegan a un nivel dramático acorde con las circunstancias y se antojan desdibujados: Jack Davenport, Alex García, Ingrid García Jonson, Bárbara Goenaga o Joachim Paul Assböck  consiguen buenas actuaciones que sin embargo se pierden por las limitaciones de sus roles y además en un conjunto con altibajos. No obstante, hay algunos buenos momentos: alguna intriga política (aunque deficientemente resuelta), todo lo concerniente a la preparación del ataque por parte de la Legión Condor alemana (pero con un estilo demasiado facilón y comiquero), las tiranteces político-profesionales-afectivas entre los periodistas de diferentes países  y sobre todo las escenas del bombardeo, veristas y espectaculares pero un tanto carentes del dramatismo requerido. La ambientación y la fotografía también son de recibo aunque la plasmación del elemento costumbrista no sea la adecuada. Una oportunidad perdida para hacer una gran película