lunes, marzo 21, 2011

El aparatito de Lumiere - EN TIEMPO DE BRUJAS (SEASON OF THE WITCH)



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La verdad es que ya aburre el hecho de que la mayoría de las películas y series de televisión  ambientadas en la edad media parezcan casi todas clónicas (pero eso, claro está, también afecta a todos los medios que tratan de hacer ficción con esta época): casi siempre se recurre a cruzados (y si no templarios), brujería, ocultismo, y batallas sangrientas y aparatosas. De esto no se libra este filme, mezcla de aventuras, fantasía y cine de terror light que pese a atesorar buenos momentos, cae al final en un innecesario y gratuito exceso de pretensiones argumentales resueltas de manera un tanto chapucera. Parece evidente que esta película opta por escorarse más a la fantasía épica tipo Conan el Bárbaro (es decir, “espada y brujería”) que al rigor histórico a la hora de tratar uno de los temas más apasionantes del Medioevo: los procesos por supuesta brujería, pero la apuesta lo único que hace es banalizar una historia que podía haber sido un poquitín más compleja e interesante sin perder capacidad de entretenimiento y sentido del espectáculo, elementos estos dos de los que esta peli, por fortuna, no está falta, aunque en ningún momento creo que llegue a entusiasmar incluso al espectador más fanático de este tipo de historias.  

El director, Dominic Sena (Operación Swordfish) demuestra tener oficio y buen sentido estético ya que la película posee una buena fotografía y un cuidado diseño de producción, pero la historia, que tiene un planteamiento bastante interesante, termina por convertirse en algo bastante ridículo especialmente en los momentos finales, cundo se supone que tenía que ser totalmente inquietante. Nicholas Cage, en la peil del cruzado desertor Behmen, se encuentra correcto pero algo perdido, lo mismo que Ron Perlman, que interpreta a otro cruzado proscrito con el que lleva a cabo una oscura misión -junto con otros personajes- consistente en llevar a una joven acusada de brujería y de traer la peste y la desolación a una rica aldea (Claire Foy) a una abadía  en donde debe ser sometida a un secreto ritual de desencantamiento. A partir de allí, algún momento inspirado y otros olvidables, siempre con un correcto sentido de la aventura  pero ausente de épica. Vistosos efectos especiales, eso sí, y alguna y facilona reflexión sobre el papel de la iglesia en las cruzadas en una película que sirve solo para pasar el rato y entretener medianamente a los amantes del terror sobrenatural.

domingo, marzo 20, 2011

Mis 50 discos que te cagas (21): LOU REED – TRANSFORMER (1972)


 
Transformer es uno de esos discos que ha lo largo del tiempo han fomentado entre las gentes del mundo el amor al rock. Eterno candidato a entrar en los primeros puestos de los mejores álbumes de la historia, este LP supuso no solo el lanzamiento al estrellato de Lou Reed, hasta entonces el oscuro ex líder de Velvet Underground, banda en aquel 1972 totalmente desconocida para el gran público a excepción de los forofos del británico Glam o del yanki Sonido Detroit, sino la consolidación de una nueva forma de entender el pop y el rock a base de poesía urbana, sonidos inmediatos y pegadizos ritmos rockistas más allá de cualquier tentación de exhibicionismo progresivo o bluesero o tópicos hard o rollingstonianos, todo ello en clave de la música del momento: el Glam rock. Esto era algo que ya había iniciado la estrella del rock de moda, David Bowie, por cierto gran admirador de Lou Reed y de la Velvet y cuyo sonido en los primeros 70 estaba en muchos matices inspirado en el de la mítica banda de culto neoyorquina; de hecho fue Bowie el productor y padre estético de este segundo álbum en solitario de Reed. Lou Reed se encontraba viviendo en Londres desde 1971 en busca de un nuevo rumbo musical tras el fin de Velvet Underground y se encontró con un mundo de jóvenes con zapatos de  plataformas, mallas de colorines y boas al cuello que se maquillaban como divas de Hollywood y probaban todos los palos sexuales. Aquello se parecía mucho al ambiente que vivió en la Factory de Andy Warhol a finales de los 60 (pero con más luz y colorido) y fue entonces cuando su discípulo británico, que triunfaba con su Ziggy Stardust entró en contacto con él y ambos trataron de superar el fiasco del primer LP inglés de Lou, publicado epónimamente a principios de 1972 con material desechado de la época de la Velvet.  Es por ello que Transformer, puede ser considerado como una secuela o complemento a Ziggy Stardust dentro del ambiente triunfante del Glam rock, pero a la larga este disco se ha convertido en una obra maestra de enorme singularidad y por derecho propio.

La mutación del atribulado cantante, compositor y guitarrista neoyorquino en superestrella del rock y apóstol glammer fue totalmente exitosa aunque efímera  y solo un año después Reed se quitó el maquillaje blanco y los trajes de fantasía para convertirse en un turbio trovado en Berlin (1973), pero esa es otra historia. El caso es que Transformer fue y sigue siendo uno de los discos más influyentes, degustables y estimulantes de la historia del rock. Con Bowie en los coros en muchas de las canciones y la decisiva colaboración en la producción del guitarrista, arreglista y productor Mick Ronson, el hacha de Bowie en los Spiders From Mars, el disco contiene algunas de las mejores partituras compuestas jamás por Lou Reed en su vasta trayectoria (cuatro de ellas ya habían sido compuestas e incluso interpretadas en directo  en la época de la VU). Y es que hablar de Transformer es hablar de Walk on the Wild Side, Satellite of Love, Vicious o Perfect Day, es decir, palabras mayores en la historia del rock. Walk…    la canción más conocida de todo el repertorio de Lou, era una irónica y retorcida crónica de los años de la Factory y de toda su fauna (Dallesandro, Candy Darling, Holly Woodlawn), plagada de referencias sexuales y de humor negro y que creó escuela con su riff de bajo (cortesía del gran Herbie Flowers), la susurrante y sensual voz de Reed (su estilo vocal verdaderamente impactó) y esa curiosa y extraña lucidez melódica reforzada con el célebre “tuturuturu..” del final de las estrofas. Vicious es también otro guiño al mundo de Warhol y con su trasegada guitarra de Mick Ronson y su insistente batería parece remitirse a los temas más salvajes de la Velvet, sin duda un tema que puso las bases del Rock urbano, estilo que Reed estaba anticipando con este disco y su peculiar forma de fusionar el Glam rock con el rock más underground y callejero.             

Satellite of Love, otro de los temas inmortales de Lou Reed es uno de los momentos más poperos de Transformer y uno de los temas que resultan mas bowieanos del mismo, con encantadores coros y juegos de voces de Bowie (sin ellos esta canción no sería la misma) y constante ambiente “espacial” (curiosamente, esta canción fue escrita en la época de la VU). Perfect Day, una de las mejores baladas de la historia, demostró la variedad de registros compositivos de Lou Reed y aun pone la carne de gallina la afectada interpretación vocal de Reed, el emocionante estribillo y los hermosos aunque algo sobrecargados arreglos orquestales de Mick Ronson. Andy´s Chest demostró que Reed podía hacer deliciosas canciones de complejidad rítmica y lírica hasta entonces insólitas (desde el medio tiempo más plácido hasta el rock más guitarrero en un mismo tema)  sin salirse de las coordenadas del rock más comercial. Otros temas como I´m so Free  aportan un sanote, comercial y encantador despiporre Glam con guitarras perfectas y estribillos pegadizos (y Bowie de fondo con sus uh, uh). No faltan los momentos de cabaret-vodevil propios del Glam rock como Goodnight Ladies, el tema que cierra el disco, una especie de canto de dandy decadente bañado en jazz con un Reed en su vertiente más irónica y cínica, y New York telephone Conversation,  minuto y medio de curioso vodevil que refuerza la variedad del disco. Aunque la sombra de David Bowie es perceptible en todito el disco, Lou Reed parió solo todos los temas (si bien se dice que la rítmica Wagon Wheel fue compuesta junto con Bowie aunque sin acreditar)

Letras ricas e irónicas, ambientes cotidianos, peculiar sentido del humor…el universo de Lou Reed se estaba creando, aunque en años posteriores jamás  volvería a gozar de la popularidad que consiguió con Transformer. El éxito de ventas del álbum (que seguirá con el paso del tiempo) y el éxito en listas de temas como Walk on the Wild Side o Perfect Day supusieron cierto lastre para Lou Reed que siempre ha asumido que este disco es algo irrenunciable pese a sus cambios estilísticos en años posteriores despojados de comercialidad. Pero, definitivamente, discos así hacen la vida más agradable


FICHA TÉCNICA

Géneros: Glam Rock, Pop Rock, Art Rock
Publicación: noviembre 1972
Sello original: RCA
Producción: David Bowie y Mick Ronson
Duración: 36:40
Músicos:
Lou Reed: voz, guitarra, teclados
Mick Ronson: guitarra principal, piano, flauta, arreglos de cuerda
Herbie Flowers: bajo, doble bajo, tuba
John Halsey: batería
Ronnie Ross: saxo barítono
David Bowie: coros, voces
The Thunderthings: coros
Klaus Voorman: bajo
Barry DeSouza: batería
Ritchie Dharma: batería
 
Track listing

1- Vicious
2- Andy´s Chest
3- Perfect Day
4- Hangin´Round
5- Walk on the Wild Side
6- Make Up
7- Satellite of Love
8- Wagon Wheel
9- New York Telephone Conversation
10- I´m So Free
11- Goodnight Ladies