viernes, junio 27, 2014

El Aparatito Lumiere THE INVISIBLE WOMAN



 

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Modesta pero esforzada película de época biográfica que marca el debut como director de Ralph Fiennes con interesantes resultados en esta traslación a la pantalla de un poco conocido episodio de la vida del escritor Charles Dickens. Fiennes, que también encarna aquí al mítico creador de Oliver Twist o David Copperfield, muestra habilidad narrativa y buenas dotes de director de actores en una historia tan bien contada como carente de desarrollo dramático propiamente dicho pero sin que esto sea un inconveniente ya que esta es una historia eminentemente psicológica y de sentimientos. Aquí se cuenta el romance de Dickens, ya un maduro y admirado escritor casado y padre de diez hijos con la joven actriz Ellen Ternan (Felicity Jones), a la que conoce cuando ella tiene 18 años. El idilio, que en la película vemos siempre bajo el punto de vista de la joven, tuvo que ocultarse por la condición de hombre casado de Dickens y por su fama lo cual termina por sumir a Ternan en una enorme desazón al sentirse ninguneada dentro del círculo de su amante y al tener que ocultar sus sentimientos a la sociedad constantemente mientras observa con sentimiento de culpa como el matrimonio de Charles Dickens se va a pique. Con parquedad de medios pero con una inmejorable ambientación y una más que correcta puesta en escena  -aunque tal vez sobre algún recurso cinematográfico poco oportuno en un filme de estas características como la cámara subjetiva-  la película triunfa su fin de tratar de mostrar los sentimientos de Ellen- algo en lo que ayuda una más que convincente interpretación de Felicity Jones- pero a costa de mostrar una historia más bien sombría, no muy sencilla de ver y con un ritmo bastante pausado.


Aunque hay momentos de cierta brillantez y la honestidad preside en todo momento el conjunto, da la constante sensación de que a la película le falta algo, llámese pasión, convicción o simplemente mayor ritmo. En no pocas ocasiones se echa en falta una mayor concretización de la trama y una presencia más efectiva del personaje de Ellen, que es realmente jugoso aunque al final el resultado no sea deficiente. Con todo, los amantes de la época victoriana y los admiradores de Charles Dickens disfrutarán con una película sencilla y emotiva que demuestra como se puede hacer un buen melodrama psicológico sin que la película sea un total tostón.

jueves, junio 26, 2014

SAN JUAN DE GAZTELUGATXE, UNA ISLA PRODIGIOSA EN EL CANTÁBRICO




La misteriosa isla de la ermita

Érase una vez una pequeña isla abrupta, montuna y rocosa que se encontraba a menos de un kilómetro de la costa y a la cual se podía llegar desde la orilla mediante un puente para después ascender a su casi inescrutable y exigua parte mas alta a través de una interminable escalinata, por la cual se llegaba a la diminuta ermita que corona la cima de la isla. Así podía empezar cualquier cuento o narración tradicional que describiese una isla fantástica o irreal, pero una isla así existe y ha sido nombrada en mayo de 2014 la primera maravilla natural de España en una votación popular por Internet. La isla de Gaztelugatxe se encuentra en Bizkaia, a orillas del mar Cantábrico en el límite de los municipios costeros de Bakio y Bermeo perteneciendo en realidad a este último. Gaztelugatxe o San Juan de Gaztelugatxe, la isla maravillosa vasca, es a todas luces un lugar singular por sus características  y dotado además de una increíble belleza natural que hace que sea necesario visitarla al menos una vez en la vida. Lugar sugerente, legendario e incluso enigmático, la isla de Gaztelugatxe y su característica y un tanto extraña ermita de San Juan coronándola posee un enorme poder de fascinación que la ha convertido en un lugar mítico además de ser todo un símbolo de Bizkaia y del País Vasco y uno de sus paisajes mas conocidos. Rayosc te invita a adentrar en su curioso mito forjado a base de leyendas, batallas inciertas, paisajes insulares, tempestades, tradición religiosa, espíritu marinero y afán de aventura.


 
Hay que empezar diciendo que el nombre toponímico de este islote es Gaztelugatxe aunque geográficamente y de manera generalizada se le conoce a la isla como San Juan de Gaztelugatxe en referencia a la ermita que se encuentra en ella dedicada a San Juan Bautista. La isla o islote tiene 158 hectáreas de extensión y una altitud de 50 m. sobre el nivel del mar. Es una isla de roca caliza con escasa vegetación que se encuentra a algunos metros de la costa a la que está unida por una vía artificial: un puente por el cual el viandante pude acceder hasta la isla y del que hablaremos luego que le convierte casi en una península artificial. Se encuentra en el municipio de Bermeo en su zona más occidental prácticamente en el límite con Bakio, por lo que también es común hallar fuentes que señalan que se encuentra en esta segunda localidad. La isla Gaztelugatxe, cercana al Cabo Matxitxako, es además un biotopo costero protegido junto con otros islotes contiguos de menor tamaño como el de Aketxe, Aketx o Aketze y el litoral de laderas y acantilados rocosos, todo el conjunto con un singular aspecto que no se encuentra en ninguna otra zona de Bizkaia y de Euskadi. En el biotopo se pueden observar aves marinas como el Paíño, la gaviota patiamarilla y el cormorán moñudo mientras que en las aguas que rodean a Gaztelugatxe y Aketxe abundan peces como lubinas, chicharros, fanecas o morenas y otras especies marinas como los erizos de mar, los percebes.,las actinias, las nécoras, los centollos, los pulpos, los carraspios o las julias. La escasa vegetación de la roca Gaztelugatxe se compone de especies adaptadas a la sal y los vientos marinos como el acebuche y el brezo. La abundancia de flora y fauna marina por la zona hacen que las aguas que bañan a San Juan de Gaztelugatxe animen a numerosos submarinistas a sumergirse en ellas siendo uno de los lugres de inmersión preferidos en la Comunidad Autónoma Vasca. Aún hay más: el islote rocoso cuanta en su parte baja con hermosos arcos y túneles naturales fruto de la erosión que hacen que la navegación en embarcaciones de recreo por esa zona sea una auténtica experiencia al poder pasar bajo dichos arcos, aunque no sea esta una práctica muy recomendable si no se es un navegante experto.     


Monjes en la costa de Bizkaia


El origen del nombre euskerico de Gaztelugatxe esta aún a debate: es evidente que el nombre incluye la palabra en euskera gaztelu (castillo) algo que concuerda con el hecho de que la parte más alta de la isla asemeja a un castillo o que, como luego veremos, pudiera haber habido allí un astillo o fortificación, pero no hay unanimidad a la hora de establecer de donde procede “gatxe”. Algunos sostienen que procede de aitz (peña), por lo que significaría “peña del castillo” aunque también se ha afirmado que el nombre procedería de “Gaztelu gatxe” (castillo malo o áspero o de difícil acceso si gatxe procediese de “gaitza”). Es muy posible que si Gaztelugatxe significa castillo de la peña haga referencia al monasterio benedictino de San Juan de la Peña (aunque efectivamente la isla sea también una peña): La fuente escrita más antigua donde Gaztelugatxe aparece nombrado es en el documento de donación de 1053 del señor de Vizcaya Don Eneko (Iñigo) López y su esposa Doña Toda Ortiz y por el cual estos donan el islote (que ya contaba con su ermita) al monje Zianno del monasterio de San Juan de la Peña en Huesca, aunque en el documento escrito en latín el lugar se nombra como Johannis de Castello (San Juan de Castillo). San Juan de la Peña - monasterio cuna del románico en la península ibérica- por entonces era ya el monasterio más importante del joven Reino de Aragón y pertenecía a la orden de los benedictinos (más tarde a la orden benedictina reformada del Cluny (cluniacenses)). Por esta donación la isla de Gaztelugatxe pasa a ser propiedad de la orden de San Benito y concretamente del Monasterio de San Juan de la Peña tras haber sido una posesión señorial. Otras fuentes históricas señalan que en 1071 las posesiones del monasterio de San Juan de la Peña en Bizkaia se ampliaron con la donación de un señor feudal, Garci González de Argamendi, de supuestamente tierras costeras en el litoral de la zona. Se desconoce cuando se construyó la ermita, pero es posible que fuese erguida en el siglo X DC. Su aspecto actual no es el original ya que el pequeño templo ha sido objeto de múltiples reformas, la más compleja en 1886 y en la cual la ermita adquirió prácticamente su apariencia externa actual aunque a decir verdad todo lo que hoy se puede apreciar de la ermita es de 1978 ya que un incendio intencionado en octubre de ese año solo dejó sus cuatro paredes por lo cual tuvo que ser enteramente restaurada y reinaugurada en 1980. Vándalos e ignorantes a la orden del día.        

La ermita de San Juan en lo alto de la isla es sin duda el elemento más característico de San Juan de Gaztelugatxe al menos a primera vista. Se cree que la ermita estuvo originalmente construida sobre una fortificación (muchos defienden que de origen templario, pero este es imposible ya que la Orden del Temple fue fundada en 1119 y al ermita parece ser que data del S. X) algo que corroboraría el hecho de que la isla durante varios siglos cumplió una función militar estratégica relevante, como luego veremos. El misterioso origen de la ermita y el motivo por que se construyó un pequeño templo en una aislada isla sigue siendo algo evocador y sugerente que sin duda refuerza el encanto enigmático del paraje. Una teoría afirma que la iglesia no formó parte de ninguna construcción militar, sino que fue erguida por los campesinos de la zona como iglesia parroquial, algo de lo que no existe documentación escrita como tampoco figura nada sobre la supuesta fortificación original de la isla, que por otra parte justificaría la inclusión de gaztelu (castillo) en el nombre del lugar. También es posible que fuese levantada por los señores feudales propietarios de la isla en aquel tiempo. Con todo, en la época de la donación a San Juan de la Peña es cuando la ermita se empieza a conocer como San Juan, en honor a la Degollación de San Juan Bautista, santo patrón del monasterio oscense. Se ignora a que santo se dedicó la ermita originalmente y cuando los benedictinos perdieron la propiedad de la isla y sus alrededores, aunque se cree que fue hacia principios del siglo XII ya que en un documento de 1162 se consta que la isla (esta vez nombrada como San Juan de la Peña) pertenecía ya al Conde de Nájera y Señor de Bizkaia Lope Díaz de Haro, donando aquel año la isla a la orden premostratense, que mas tarde la perdería (tampoco se sabe cuando). Por otra parte, se han llegado a encontrar enterramientos medievales de los siglos X y XI en la explanada de la cima de la isla.



La iglesia marinera

La ermita, situada en el lado de la cima este de la isla rocosa con la entrada apuntando hacia el oeste, posee planta rectangular de una sola nave con ábside poligonal, muros de mampostería con contrafuertes y cubierta tejada a dos aguas con armadura de madera en su planta principal. Existe un pequeño pórtico en el lado meridonal cubierto también de tejado. Su austera  arquitectura y su aspecto de estilo indefinido evidencian que la ermita ha sido objeto de múltiples reformas fruto de múltiples saqueos e incendios a lo largo del tiempo. Un pequeño campanario corona el edificio en donde el visitante puede tañir la única campana con una cuerda. El portón esta coronado con un arco de medio punto y una ventana redonda en forma de timón de barco que anticipa lo que nos vamos a encontrar en el interior del templo. Dentro de la ermita de San Juan, que apenas cuenta con unos cuantos bancos corridos de madera, además de imágenes de San Juan Bautista y otros santos en el ábside o cerca de él hay un gran número de elementos no religiosos, concretamente marineros: cuadros con escena de mar o de marinos, timones, remos, relojes de barco, maquetas navales…son los exvotos que los fieles de la mar han donado a la ermita como señal de gratitud por protegerles San Juan de tempestades, inclemencias o por haber obtenido una buena pesca (la proa de una barca y una hélice presiden el altar). Se aprecia como esta ermita es un lugar de gran devoción entre las gentes del mar especialmente de la zona de Bermeo y alrededores. Su naturaleza de iglesia en medio del mar lo asocia irremediablemente con un constructo de “cristianismo marinero” existente en otros templos de lugares costeros pero que en esta pequeña capilla cobra una especial relevancia por lo insólito de su emplazamiento, una isla azotada por el mar. 


En la pequeña explanada de la cima de Gaztelugatxe además de la ermita se encuentra un refugio consistente en una construcción rectangular tejada sin apenas mobiliario en la que el visitante puede- teóricamente- pasar la noche además de resguardarse de la lluvia, comer y  hacer fuego en la chimenea que allí se encuentra; un lugar de clara inspiración marinera, peregrina  y “náufraga” acorde con lo elementos simbólicos principales de San Juan de Gaztelugatxe: la religiosidad, la aventura (marina), el viaje (ahora turismo) y todo el imaginario de inspiración marina, espíritu que por otra parte ya aparece en la propia ermita. Entre ermita y refugio una pequeña y coqueta plaza pavimentada suntuosamente con sillería (al igual que la escalinata) desde donde se puede apreciar un bello paisaje de marina del cantábrico que incluye el Cabo Matxitxako en Bermeo, Mundaka y el islote de Aketxe al este y otros islotes de espectacular belleza, la costa de Bakio y el Cabo Billano al oeste, extremo de la isla donde se encuentra una cruz de piedra. Dos hermosas comarcas vizcaínas costeras, Uribe Kosta y Busturialdea a los lados, esencia del espíritu marinero de Bizkaia, mientras que al norte la línea del cantábrico marca el horizonte. No solo el propio perfil de la isla atesora belleza.

  
3 pasos, 3 campanadas y 241 escalones

El medio que une la costa con la isla, como dijimos, es un puente que llega hasta la mitad de la altura de la isla; a partir de allí se asciende hasta la ermita por una escalinata-Vía Crucis. En total son 241 escalones, incluyendo los que hay en el puente, los que hay que ascender hasta llegar a la parte mas alta de Gaztelugatxe desde la orilla- inicialmente eran 231 pero tras unas reformas en 2010 se añadieron diez más- un esfuerzo que al final compensa. La larga escalera-Vía Crucis hasta la ermita ha sido siempre uno de los grandes retos para el visitante- un desafío de peregrinos y devotos, vaya, pero que ha devenido en un reto personal para cada visitante- y un gran atractivo del lugar. No se sabe ha ciencia cierta cuando se construyó el primer puente hacia Gaztelugatxe, pero es de suponer que cuando se levantó la ermita en el siglo XI ya existía un puente así como escaleras. El bello puente de sillería de dos arcos que convierte a San Juan de Gaztelugatxe en una península artificial consigue transformar al lugar en una pequeña versión vasca de Mont St. Michel, algo que advierten no pocos visitantes. La culminación del “peregrinaje” hasta la ermita de San Juan culmina para el viajero con una tradición, que es el tocar tres veces la campana de la puerta y pensar en un deseo. La  leyenda dice que siempre se cumple.  
 

Existen varias leyendas sobre el origen de la ermita y sobre la historia de la isla, las cuales unidas a acontecimientos históricos relacionados con San Juan de Gaztelugatxe -la mayor parte de difícil verificación y supuestos- conforman un sugerente corpus de relatos sobre el lugar que aumentan su halo mítico y legendario. Una temporalmente imposible leyenda cuenta que el propio San Juan Bautista viajó a Bermeo y llegó a la ermita dando tres pasos desde la localidad  y dejando tres huellas en diversos lugares distantes de Bermeo en donde existen “huellas” que fueron atribuidas a los pies del santo. La última de ellas fue trasladada desde el alto de Burgoa donde se “encontró” hasta el último escalón de Gaztelugatxe en 1982, en donde se colocó la inscripción “San Juan”. El parecido de esa cavidad con un pie humano es evidente, tanto que se trata indudablemente de una huella de pie, que pudo a ver sido lógicamente la de cualquier persona en el siglo XX y no la de un hebreo del S.I que nunca viajó a Europa. La tradición dice que introduciendo el pie en la “huella de San Juan”  se curan los callos. Siguiendo en el terreno de las leyendas y tradiciones religiosas hay que señalar que existe la costumbre entre los pescadores de Bermeo de realizar con sus barcos giros a babor y a estribor para que San Juan  les de suerte y así mismo las mujeres de la zona con problemas de fertilidad acuden a la ermita para pedir a San Juan que les ayude en la concepción de hijos, entre otras creencias-costumbres. Las festividades en la isla se celebran el 24 de junio (San Juan Bautista) y el 29 de agosto (San Juan Degollado).      


Historias de una isla

En cuanto a las crónicas históricas que han acontecido en la isla (algunas ciertas y otras especuladas) estas resultan muy sugerentes y provistas de no pocos elementos épicos y novelescos: batallas, reyes, piratas, saqueos, naufrágios. En 1334 se hicieron fuertes en Gaztelugatxe dursnte un mes siete caballeros vizcaínos y sus mesnadas, entre ellos el Señor de Vizcaya Juan Núñez de Lara, contra el rey de Castilla Alfonso XI quien quería conquistar las tierras bermeanas. El rey y sus tropas se dieron a la retirada ante la imposibilidad de tomar Gaztelugatxe. Al parecer en 1593 llegó el corsario inglés Sir Francis Drake, que saqueó y quemó la ermita, algo que también habían hecho otros piratas a lo largo del S .XVI.  En 1596 la iglesia fue nuevamente saqueada y expoliada por unos reos herejes a los que 14 navíos habían traído desde La Rochele en Francia hasta la isla de Izaro, lugar a donde habían llegado accidentalmente tras un motín y desde donde arrasaron con todo a su paso en Mundaka y Bermeo hasta llegar a Gaztelugatxe. Los reos llegaron incluso a despeñar al ermitaño que moraba en la iglesia. En el siglo XVIII la isla fue asaltada por tropas inglesas. También se dice que entre Gaztelugatxe y Aketxe una tempestad hizo naufragar y desmantelar un navío de la escuadra que llevó de Flandes a Laredo al príncipe futuro Felipe II. Ya en un terreno más legendario, se afirma que en las cuevas y túneles de la parte baja de Gaztelugatxe la inquisición encerraba a las mujeres acusadas de brujería.   


La imagen de una maravilla natural
 


Patrimonio histórico desde 1980, maravilla natural ibérica reconocida, lugar favorito entre los turistas que visitan Euskadi, uno de los lugares vascos más emblemáticos…pero por encima de todo un lugar mágico e insólito. Una sencilla belleza preside la imagen de San Juan de Gaztelugatxe, mucho más que una simple postal y un paisaje idílico. Pura leyenda y poesía hecha de piedra y agua, cielo y tierra. La mar se funde con el cielo, lo sagrado se zambulle en los mares y protege a sus gentes. El misterio se hace leyenda y la leyenda lega una realidad que regala al viajero. Ya no se buscan prodigios, pero no se cesa de pedir deseos en un lugar que aún inspira magia. El largo camino por la escalinata, vía crucis imposible que desafía al mar y que une con sigilo una isla con la tierra. Olas que se estrellan contra la roca y cuyo eco se escucha por los cuatro costados y en cuatro paredes. Benedictinos, templarios imposibles, señores feudales, ermitaños, piratas, saqueadores y soldados que precedieron a peregrinos y viajeros en busca de la paz y la belleza que puede ofrecer el mar desde una atalaya. Vista desde una distancia, imponente castillo de piedra y fortaleza eterna e inexpugnable, isla secreta y oculta que desde el mar saluda al visitante con su hermosa. Es San Juan de Gaztelugatxe.