miércoles, noviembre 21, 2007

El aparatito de Lumiere - ONCE

***y 1/2

En los tiempos corren dentro de la industria cinematográfica no es moco de pavo que alguien se atreva a hacer una película de este tipo y que además le salga bien la jugada. Ha resultado una grata sorpresa (como también lo fue en el festival de Sundance) esta pequeña producción irlandesa que da la vuelta de tuerca al cine musical, que parece que últimamente esta tan de moda con esas superproducciones hollywoodienses tan suntuosas, y con un presupuesto ínfimo y 17 días de rodaje ofrece una película llena de canciones que expresan fielmente los sentimientos mas íntimos de los dos protagonistas y hacen avanzar la historia de manera nada convencional, si comparamos la función de las canciones en un musical estándar (que no es otra que hacer una elipsis en la trama y entretener y deleitar la público con al tonada de turno). Nada de eso aparece en Once. Se nota además que su director, John Carney fue músico de profesión, ya que fue bajista de la banda irlandesa The Frames, la misma en donde cantaba el actor protagonista de la peli, Glen Hansard.

Once es una película realista, casi de documental, inmediata y social, rodada cámara al hombro en las calles de dubín y con escenas que parecen sacadas casi de extranjis, de hecho muchas tomas callejeras fueron realizadas sin que la gente que por allí pasaba se diese cuenta. Pero, ¿cómo se combina el cine musical con este tipo de dramas realistas y cotidianos que tan bien saben hacer en el Reino Unido y en Irlanda? Para responder, conviene referirse a lo que nos cuenta la historia: un músico callejero dublinés de unos 35 años, del que no conocemos el nombre (Glen Hansard), conoce a una joven inmigrante checa (Markéta Irglová), de la que tampoco sabemos el nombre que se dedica a vender flores por las calles y a limpiar casas. Ella se interesa por las canciones que toca él y comienzan a entablar una relación de amistad basada en la mutua admiración, la que siente ella por el talento musical de él, y el por el buen oído y la sensibilidad musical de ella, ya que entre otras cosas ella toca el piano y es capaz de cantar y escribir letras a algunas de las melodías que el compone. Así, mientras que tratan de conocerse mutuamente, comienzan a formar pareja artística y a compartir sueños, aspiraciones y a entenderse el uno al otro por medio de las canciones, compuestas casi todas por el chico. La joven entenderá que la guitarra y las canciones de él son la vía de expresión principal de un antiguo y doloroso fracaso amoroso, y eso aumentará la atracción de la checa por el irlandés, que será mutua. Y todo ello, basado en los fenomenales temas musicales que se oyen a lo largo de la peli, interpretados por sus protagonistas, temas de guitarra y piano, entre la canción de autor y el pop independiente acústico, algunos de ellos preciosos como el primero que interpretan juntos al pareja y que se oye también al final de la película. Estan compuestos por el propio Hansard.

Once es una película diferente, una película enormemente naturalista que trata de aquellas personas que desean romper con un pasado triste y oscuro y huir hacia un futuro mejor. Una pequeña obra maestra hecha de manera semidocumental que reivindica el papel de la música como expresión vital de sentimientos. Altamente recomendable.

domingo, noviembre 18, 2007

PHIL OCHS. EL TROVADOR ROJO DE AMÉRICA

En la década de los sesenta, cuando en Estados Unidos todavía alguien podía decir todavía que era de izquierdas y la lucha contra la guerra de Vietnam y por los derechos humanos forjó todo un estilo de vida entre un amplio sector de la población norteamericana, surgió un cantautor, que siendo un producto típico del Greenwich Village y del movimiento Folk norteamericano de los 60 que capitaneaba Bob Dylan, avanzó bastantes metros artística, intelectual, política y socialmente respecto al resto de sus coetáneos. Era Phil Ochs, un artista maldito y poliédrico, que movido por su convicción por el necesario cambio que debía vivir su país, se convirtió en uno de los activistas de izquierda que más quebraderos de cabeza causó a la administración Nixon. Su venerada y reivindicada obra musical es además todo un hallazgo de honestidad, espíritu contestatario e ironía, que ha dejado para la historia varios clásicos del folk de autor y de la canción protesta. Su apasionante historia, truncada por el suicidio a los 36 años, merece ser recordada.


Era Philip David Ochs (El Paso, 19 de diciembre de 1940 – Nueva York, 9 de abril de 1976). Nunca conoció el éxito masivo como cantante. En aquellos 60, Dylan, Joan Baez, Tom Paxton, Gordon Lightfood, eran los popes del nuevo Folk que había tomado el relevo de los legendarios Woody Guthrie o Pete Seeger, trasladando el retrato de la otra cara del sueño americano hecho en sepia o blanco y negro al colorido de los nuevos tiempos que corrían. Había muchas razones para sentirse airado con todo lo que estaba pasando, y Ochs fue el que más lo estuvo siempre. Nunca fue reconocido por el gran público pero se dejó notar entre la Nueva Izquierda norteamericana, aquella que Nixon y sus secuaces se esforzaron en borrar de la faz de la tierra. En sus canciones ejercía de auténtico cronista, por influencia de sus estudios de periodista. El mismo Bob Dylan le dijo una vez que no era un cantante, sino un periodista. Término mal, paranoico y depresivo, ahorcado con un cinturón en casa de su hermana. Una historia sin final feliz, como muchas otras en la historia de la música popular y en las de aquellos que no quisieron callarse nunca.

Ochs fue el reverso de Dylan, con quien estableció durante su vida una tortuosa y fluctuante relación, no llenaba tanto los auditorios como el de Minnessota, pero siempre fue, hasta su irreversible deterioro mental, mas accesible, humano y hombre de acción que el a menudo divo Bob. En realidad, Ochs vivió poco en su localidad natal tejana, El Paso, ya que de niño y adoelscente se mudó con su familia a diferentes ciudades: Far Rockaway (Nueva York), Columbus (Ohio), Staunton (Virginia). El escaso conatcto que tuvo con su padre, un médico maniaco depresivo, le marcó profundamente. El pequeño Phil se interesó pronto por al música y con 15 años tocaba el clarinete en la orquesta de la Capital University de Ohio. Por esos años (mediados de los 50) descubre el rock and roll; Elvis, Buddy Holly. Pero también el country, de la mano de Johnny Cash o Hank Williams. Tras terminar secundaria en Virginia, Phil regresa a Columbus para matricularse en la Ohio State University en la facultad de periodismo, en 1958. Solo aguanta un trimestre, se larga a Florida en plan vagabundo y en Miami es encerrado en la cárcel por dormir en un banco público. En esos quince días en el talego, Phil reflexiona y ve la luz: “Seré un escritor y una autoridad en periodismo”. Le sueltan y vuelve a Ohio a la facultad.

Durante sus años universitarios, Ochs desarrolla su curiosidad intelectual y se interesa por los autores de izquierda y por las políticas socialistas. Jim Glover, compañero de estudios y futuro cantautor, le pasa discos de Guthrie, Seeger, The Weavers, y Phil advierte la gran verdad que hay en el mensaje y letras de los legendarios folksters americanos. Aprende a tocar la guitarra gracias a Glover, y ambos forman un duo Folk, The Singing Socialists, en el cual los dos mozalbetes expresaban sus progresistas ideas políticas, ante el escándalo de profesores y parte del alumnado de la universidad. Además, Phil, edita su propio periódico The Word, en donde aparecen sus polémicos artículos políticos de tinte izquierdista (en el periódico de la universidad no le dejaban publicarlos). En 1960, Glover y Ochs, que pasaron a llamarse The Sundownwers, rompen su colaboración artística, ya que Glover se muda a Nueva York para iniciar una carrera como cantante Folk en solitario. Ochs comienza a actuar en público en Cleveland, Ohio, donde su familia se había mudado, en varios clubs. El movimiento Folk estaba bullendo en USA: jovencitos guitarra en ristre cantando a los desheredados y denunciando las miserias de al sociedad americana en combinación con antiquísimas tonadas también de denuncia social. En 1961, conoce a Bob Gibson, que se convierte en su mayor influencia musical, y un año mas tarde deja la universidad sin haber acabado la carrera: su futuro esta en la música.

En 1962 el joven Phil Ochs llega a Nueva York, la capital del movimiento folk y de toda la incipiente contracultura estadounidense del momento. Actúa en varios clubs de renombre dentro del circuito folkster y se integra en el Greenwich Village, donde comparte sudores con Dylan, Baez, Gibson y otros. En el periodo 1962-63 su figura empieza a ganar carisma entre la juventud progre neoyorquina: sus primeras canciones escritas hablaban de conflictos laborales, gente marginada, lucha por los derechos. Estaba mucho más cerca del gran Woody Guthrie que sus camaradas del Greenwich, en cuanto a la temática de sus canciones. Sus historias musicadas eran puro naturalismo social y crónica realista, era el “cantante perodista”. Escribe artículos para la revista alternativa Broadside, donde también aparecen publicadas las letras de sus canciones junto con las de artistas folk que ya habían conseguido grabar un disco. Es invitado al festival de Newport del 63 (comparte escenario con Dylan, Seeger, Paxton y Baez), donde el tejano se doctora ante una audiencia que vibra con sus canciones The Power and the Glory, The Ballad of Medgar Evers o Too Many Martyrs. En 1964 parte del concierto se publica en un LP con dos de las canciones de Ochs. Ese mismo año vuelve a actuar en Newport y Elektra, el sello puntero folk le ofrece un contrato.

All the New´s That Fit to Sing, su primer disco, es para muchos lo mejor de Phil Ochs en cuanto a LPs. No obtuvo apenas éxito popular, sin embargo, sus letras y su explicitud crítica no eran muy digeribles para la sociedad yanki. Era el cantautor folk más radical del momento. Hablar de la injusticia de la guerra de Vietnam, historias reales de trabajadores sociales, crónicas de mineros, la crisis de los misiles de Cuba o del asesinato del líder de la lucha por los derechos civiles Medgar Evers no solo no era muy comercial, sino que le ponía directamente la peligrosa etiqueta de “rojillo” en EEUU. En este disco, Ochs también incluye musicaciones de Poe (The Bells) y de Alfred Noyes (The Highwayman). En aquel año, Ochs comienza su activismo social con conciertos a favor de los mineros de Hazard (Kentucky) en huelga y en al gira Mississipi Carvan of Music, para animar a la población negra a usar su derecho al voto.

Su segundo disco, I Ain´t Marching Anymore (1965) le consolida como el cantante político por excelencia de América. Su relación de amistad con Bob Dylan se deteriora y comienza a actuar en los mítines políticos de la Universidad de Berkeley. Ese o se separa de su mujer Alice, con quien se casó en 1962 dándole una hija, Megan. En 1966 graba en el Carnegie Hall un concierto publicado como Phil Ochs in Concert (1966) que a parte de temas ya conocidos incluye nuevas canciones, algunas de lo mejor del repertorio del artista: Ringing of Revolution (con un inolvidable speech hablado introductorio poniendo a parir a John Wayne, su otrora ídolo del celuloide, dedicado a hacer películas pro-guerra como Green Berets) , Love me I´m a liberal (su crítica a la tibieza liberal). Ochs enriquece ahora sus letras con amarga y sardónica ironía.

1967 es un año clave para Phil Ochs. Rompe con su antiguo manager, Arthur Gorson, quien le había introducido en los ambientes de activismo político izquierdista, y con su hermano Michael como nuevo apoderado se marcha a Los Angeles, rompiendo con Elektra y fichando por A&M. Larry Marks produce su siguiente disco, Pleasures of the Harbour, sobreorquestado y malamente arreglado, que decepciona a los fans del músico por su sonido impersonal y escasamente folk. La crítica tampoco lo acepta, y el caso es que Ochs esperaba dar el salto comercial con este álbum, muy influenciado por el pop. No obstante, las letras de los cortes seguían con la beligerancia y emotividad habitual. The War Is Over, vuelve a los horrores de Vietnam, Crucifixion, hace metáfora sobre las muertes de Jesucristo y de Kennedy, Chords of Fame habla de los peligros de la fama y el éxito. La canción mas emotiva es sin embargo Outside of a Small Circle of Friends, inspirada en la escalofriante historia real de Kitty Genovese, una mujer neoyorquina que fue violada y asesinada brutalmente ante la mirada impasible de sus vecinos, quienes pusieron el volumen de sus teles mas alto para no oír los gritos. Este tema fue el que obtuvo el puesto mas en las listas de éxitos en toda al carrera de Phil Ochs:…el 118.

Pleasures vendió poco, pero los conciertos de Ochs en aquel 1967 tuvieron éxito. Definitivamente, era un artista maldito, aunque las ventas de este album superaban ampliamente a las de los tres anteriores. A finales de 1967, Ochs se lanza al activismo social y político militante. Comienzan las fiestas “The War is Over”, celebraciones del ficticio final de la guerra de Vietnam en donde se trataba de hacer creer a la gente que, efectivamente, la guerra había acabado. El teatro callejero y las performances serán el arma. El carisma de Ochs era tal que muchos se tragaron el cuento. La cosa comenzó en Washington y a lo largo de 1968, siguió en otras ciudades. Ese mismo año, Phil apoya la nominación de Eugene McCarthy como candidato a la presidencia por el Partido Demócrata. Por otra parte, muchos de los jóvenes voluntarios que participaban como animadores en que los happenings de TWIO (hippies, claro) formaron un nuevo y pintoresco partido político: el Youth internacional Party (Partido Internacional de la Juventud), mas conocidos como los “yippies”, quienes se reían de los medios a la cara con sus simulacros de manifestaciones y desfiles y sus exhibiciones ante la prensa para llamar la atención sobre algo.

Ochs tenía muchas esperanzas puestas en McCarthy, el candidato mas izquierdista a la presidencia que había existido nunca, aunque al final fue ganado en las primarias del Partido Demócrata por Bob Kennedy, quien fue asesinado poco mas tarde dejando la candidatura a McCarthy. Los Yippies, capitaneados por Jerry Rubin y Abbie Hoffman, organizan mientras sus Festivales de la Vida que atraen a la izquierda contestataria americana, Ochs incluido. Los Yippies anuncian para el día 24 de agosto de 1968 una nueva edición de su Festival of Life, que coincide con una concentración de todos los grupos anti guerra del país en Chicago. Y, justo, en el mismo día y lugar en que el Partido Demócrata iba a hacer su convención anual. Ochs ayuda a los Yippis a comprar un cerdo de campeonato al que llaman Pigasus a un granjero de Illinois, y el surrealista partido le proclama candidato a la presidencia en una rueda de prensa el 23 de agosto. La policía disuelve la presentación violentamente. Los ánimos estaban caldeados, pero Ochs se traslada aquel día a Chicago para apoyar la campaña de McCarthy y para participar en las manifestaciones. La policía de Chicago actua con dureza ante 7.500 manifestantes, prensa, ciudadanos de Chicago, asistentes a la convención en una carga policial sin precedentes por su atrocidad. Ochs asiste atónito al espectáculo. En América no se puede ser progresista, piensa. Y con razón. Por si fuera poco, las fuerzas de seguridad impiden avanzar a los manifestantes hacia la convención. Phil canta entre los discursos de Allen Ginsberg, Dave Dellinger y otros bajo estricto control policial. Mientras entona I Ain´t Marching anymore, un joven trata de arrancar la bandera americana de un mástil y la policía le propina una buena somanta de hostias. Los disturbios se recrudecen, varios manifestantes tratan de tomar el Hilton mientras llueven piedras y gas lacrimógeno. Estos sucesos hacen perder la esperanza de Ochs de un levantamiento social progresista en EEUU: la ciudadanía esta totalmente controlada y reprimida por las fuerzas del “orden”, quienes ostentan el monopolio de la fuerza. Tras los incidentes, McCarthty rechaza su candidatura, que pasa al más moderado Humphrey. El sueño se esta acabando para Ochs.

Aquel 1968, a parte de sus otras actividades, Ochs volvió al estudio con Tapes from California, nueva producción de Larry Marks, no tan orquestado como el anterior pero mas rockista y eléctrico. Tal vez este sea el menor de los LPs de Phil Ochs. El cantante encarará 1969 con amargura por los acontecimientos del año anterior (que incluye el asesinato de Luther King) y por la elección del ultraconservador Republicano Richard Nixon como presidente. Ochs llega a la conclusión de que ha ganado lo que Nixon llamaba “la mayoría silenciosa”, y que la Nueva Izquierda norteamericana había fracasado en su intento de crear una mayoría social. A partir de ese momento, el tono político y crítico de sus letras se ablandará, ante el temor de ataques del nuevo gobierno. Rehars for Retirement (1969), su nuevo trabajo es uno de sus mejores discos. Su portada es significativa: Phil frente a una bandera rifle en ristre y con este pie; Phil Ochs (American). Born: El Paso, Texas; Died: Chicago, Illinois, 1968. canciones como Pretty Smart of My Part, en donde insinúa una responsabilidad gubernamental en al muerte de Kennedy, y The Doll House son crónicas del desencanto político de su generación, en donde critica fieramente ele estado de intolerancia asentado en la sociedad americana.

Phil Ochs siempre pensó que la única esperanza para América era una revolución, y que la única esperanza de revolución era que Elvis Presley se convirtiese en el Che Guevara. Phil decidió que el iba a ser el nuevo Elvis, el Elvis revolucionario. Mitad en serio, mitad en broma, decidió adoptar ese personaje para su próximo disco, en el que decidió volver a las raíces folkies, convirtiéndose en un cantante popular, para la gente. Si Elvis no se podía transformar en el Ché, entonces Ochs mutaría en Elvis. El sastre de Elvis le confeccionó un traje dorado de lamé al estilo Las Vegas, con el que posó en la portada de su Greatest Hits (1970), que pese al título no se trata de un disco recopilatorio. En la producción, Van Dyke Parks, quien consigue un sonido a lo Phil Spector. Decide irse de gira, esta vez con banda de acompañamiento, en donde a parte de canciones de su nuevo álbum, presenta versiones de standards, o medleys de Elvis Presley y de Buddy Holly. En sus primeras actuaciónes de la gira en el Carnegie Hall en el mes de marzo recibió división de opiniones de la audiencia. Phil increpó a parte del público: “nos seáis como los americanos duros de mollera”. En su actuación final en el Carnegie, consiguió por fin que la gente se volcase, pese a que hubo un apagón en mitad del concierto durante el cual el respetable pidió a gritos que reestableciesen la luz para continuar con el concierto.

Pero algo le ocurría a Phil. Las desilusiones políticas habían apagado su entusiasta y extrovertido carácter y cada vez se fue haciendo más huraño y depresivo. En la gira de 1970 comienza a tomar Valium para rendir mejor en las actuaciones. Posteriormente, se administrará Lithium y comienza a darle a la bebida. Aunque tras al gira decide (aparentemente) dejar de tomar píldoras, su problema con el alcohol es mas que evidente. A finales de 1970 las depresiones se suceden y Ochs ya nos e siente con ánimos de volver a grabar ningún disco, de hecho Greatest Hits será el último. No obstante, continuará con su activismo político, escribirá algún tema y hará conciertos ocasionales hasta su muerte en 1976, si bien su progresiva enfermedad mental (se el diagnostica trastorno bipolar) hará que sus apariciones públicas se reduzcan. En octubre de 1970 viaja a Chile donde conoce al cantautor Victor Jara, con quien hará un dueto en una actuación en aquel país. También participa en el concierto de Greenpeace en ese mismo mes junto con James Taylor y Joni Mitchell. En diciembre de 1971 actúa en el concierto benéfico “Free John Sinclair”, organizado por John Lennon (admirador suyo) en beneficio del poeta John Sinclair, condenado desproporcionadamente por tenencia de droga. Dicho concierto - en el que tomaron parte Stevie Wonder y el escritor Allen Ginsberg - fue además el de la vuelta a los escenarios de Lennon, cinco años después de su último concierto con los Beatles.

En 1972 rearregla y graba en single (su primera grabación después de dos años) uno de sus viejos temas Here´s To The State of Mississippi, convirtiéndole en Here´s To The State of Richard Nixon, una despiadada crítica contra Nixon y el vicepresidente Agnew. Ese año apoya al precandidato demócrata George McGovern, contrario a la guerra de Vietnam, pero no consigue salir elegido como candidato por el Partido Demócrata. En 1973 en una visita a Sudáfrica es atacado y agredido por unos ladrones, quienes le dañan las cuerdas vocales. Ochs se convence de que había sido víctima de un ataque del FBI contra su persona, ya que creía que estaba siendo investigado. Su paranoia aumentará a raíz de este hecho. Pese a todo, y con su registro vocal mermado, grabará algún que otro single más que pasa por las tiendas y emisoras de radio sin pena ni gloria.

En mayo de 1974 Ochs decide organizar un concierto homenaje a Salvador Allende, asesinado por los militares en el golpe de estado de Chile en 1973, donde también fue torturado y ejecutado su amigo Víctor Jara. El Madison de Nueva York será el escenario. “Una Noche con Salvador Allende”, incluía charlas y proyecciones de filmaciones sobre el presidente chileno, además de las actuaciones de leyendas de la canción protesta como Pete Seeger, Arlo Guthrie (el hijo de Woody) y Ramsey Clark. Pero los americanos estaban cada vez mas acojonados sobre estas actividades “rojillas” (hay que recordar que la CIA intervino en el golpe de estado de Chile) y las ventas de entradas estabn siendo tan pobres que se corría el riesgo de cancelar el evento. Bob Dylan decidió unirse al festival a última hora, con lo que las entradas terminaron agotándose. Esta deferencia de Dylan con Ochs reconcilió a ambos músicos, quienes no se trataban desde hacía años. De hecho barajaron la idea de ir de gira juntos.

En abril de 1975, Phil Ochs actuó en directo por última vez, en un “War Is Over” extraordinario para celebrar el fin de la guerra en Vietnam en el Central Park. 100.000 personas vieron por última vez cantar a Phil Ochs, quien ejecutó un dúo con Joan Baez, interpretando There But for Fortune, tema que Baez grabó en los 60 y que se había convertido en la canción mas popular de Phil Ochs. Durante el resto del año, los problemas mentales y el alcoholismo de Ochs se aceleraron y ya se podía hablar abiertamente de una enfermedad mental, que incluía un principio de esquizofrenia en el cual Ochs se llego a crearse una personalidad alterna, John Butler Train. Se encierra en casa y deja de ver a sus amistades. Tras varios incidentes, Phil Ochs se ahorca el 9 de abril de 1976 en casa de su hermana en Far Rockaway, Nueva York, siendo descubierto por su sobrino.

Posteriormente, se supo que, tal y como el propio músico creía, el FBI le estuvo investigando durante varios años. Militantes antibelicistas lamentaron la muerte de Ochs, así como políticos progresistas en intelectuales. Y como muchas veces ocurre, el interés y el culto por la obra de un artista fallecido se convierte en mas grande que cuando este aún vivía. Sonny, al hermana de Phil, organiza varias “Noches de Phil Ochs” en varias ciudades de EEUU, con actuaciones de músicos anónimos versionando al homenajeado. Artistas de todas épocas y estilos han versionado sus temas: Judy Collins, Pete Seeger, Harry Nilsson, Cher, Cilla Black, Billy Bragg, Teenage Fanclub, Marianne Faithfull, Diamanda Galas, Eddie Vedder, Ani DiFranco…,además de inclusiones de fragmentos de sus letras en canciones de The Clash o Pearl Jam, discos homenaje y referencias y tributos en múltiples temas (Billy Bragg, Tom Paxton, Latin Quarter). Aunque es muy difícil de localizar sus discos, siempre queda el recurso de las tiendas muy especializadas e internet. En 1997 se publica un cofre titulado Farewell and Fantasies, con la mayor aprte de sus grabaciones. Otro recopilatorio, de edición mas estandar, es Cross My Heart: An Introduction to Phil Ochs (2004).

Phil Ochs no fue un grande de la música del siglo XX al nivel de Dylan, Elvis, Beatles, Stones, pero su magisterio como cantante protesta izquierdista convencido y sobre todo, militante y comprometido con la sociedad que el tocó vivir, nunca ha sido igualada por ningún otro músico posterior. Su legado de canciones, una vez descubierto, resulta apasionante por la claridad y lo evocador de sus letras, amargas, lúcidas, sarcásticas. Ochs siempre creyó en América, hasta que América dejó de creer en él, en su gente y en sus ideales. Su lucha fracasada tal vez le costó la vida. Hoy en día, Phil Ochs no desentonaría en este mundo malamente globalizado que nos ha tocado vivir. Seguimos igual en muchos aspectos. Una historia de compromiso artístico ejemplar como la suya impulsaría nos dice que en cualquier situación habrá alguien dispuesto a decir algo y a decirlo lo mejor posible.