jueves, febrero 11, 2016

LA GRAN APUESTA (THE BIG SHORT)





** y ½  

La sensación que deja este ingenioso aunque algo irregular filme es de un empacho de pretensiones bastante notable: tratar de hacer un filme de ficción sobre el origen de la crisis económica actual desde su vertiente financiera y su estallido en la década de 2000 es un ejercicio tan valiente como cinematográficamente incierto y en ese sentido el resultado final ha sido más bien discreto y farrragoso desde el punto de vista artístico. Adam Mckay, un director de productos comerciales escorados al exceso y la comedia ha intentado hacer una película entre irónica, divulgativa crítica y desmitificadora apoyado por una elenco de conocidos intérpretes y un guión en donde el lenguaje y los conceptos económicos lo copan casi todo sumiendo en el despiste a los espectadores menos puestos sobre el tema y aunque se traten de explicar no pocos de dichos elementos mediante ingeniosos trucos metacinematográficos y una tendencia casi omnipresente a romper cuarta pared.

Pese a que The Big Short funciona como crónica dramatizada de acontecimientos históricos y su estilo entre documental, videoclipero y, digámoslo, tarantininano, resulta efectivo sobre todo por su tono irónico rayando con la comedia esperpéntica (aunque se describan hechos totalmente dramáticos) lo árido de su temática y la profusión de tecnicismos económicos no le confieren precisamente el estatus de filme ameno. Ryan Goslin, Brad Pitt, Steve Carell y un tremendo Cristian Bale junto con intérpretes menos conocidos se esfuerzan y mucho en mostrar las motivaciones, las taras, las ambiciones y sobre todo la doble moral de unos personajes reales que en su afán de lucro y codicia abocaron a la sociedad occidental a una crisis económica sin precedentes. Está excelentemente plasmado todo el mundo bursátil y bancario, pero la explicación (bastante compleja) de cómo los diferentes elementos se combinaron para llegar a una situación aparece excesivamente detallada para un filme de ficción. Una película necesaria pero excesiva.