viernes, diciembre 24, 2010

RAYOS C EN LA OSCURIDAD OS DESEA....

FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO 2011!


Y QUE LOS RAYOS C SIGAN BRILLANDO ALLÁ DONDE VAYAIS 

martes, diciembre 21, 2010

El aparatito de Lumiere - BALADA TRISTE DE TROMPETA



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La obra maestra de Alex de la Iglesia.18 años después de su debut en el largometraje con Acción Mutante, el presidente de la Academia del Cine Español firma su filme más redondo y espectacular, un siniestro, cruel y surrealista drama mediante el cual se trata de hacer una caricatura critica tan despiadada como gruesa de la historia reciente de España y del carácter ibérico. La metáfora elegida, el mundo del circo y más concretamente, los payasos. Porque al cineasta bilbaino, según confesión propia,  desde pequeño siempre le ha aterrado los payasos y esto unido al hecho de que estos personajes tiene un potencial dramático y simbólico inconmensurable desde infinitas vertientes, y el que España siempre ha sido un país en donde la cultura payasil, entendida como se quiera, siempre ha triunfado, pues hacía indispensable la figura del clown para confeccionar esta especie de cartoon de carne y hueso, este espectáculo granguiñolesco de venganza, violencia, sadismo, odio, celos e irracionalidad que conjuga elementos de comedia negra con drama desde las tripas, mucha mala uva y ausencia total de mensaje positivo. Un cruel y acidísimo retrato de la condición humana que no reconforta en absoluto y que viene a decir que el hombre es un animal cruel y vengativo en todas sus facetas, incluso para provocar la risa es necesario el salvajismo.

Esta película es la más cara de las rodadas por de la Iglesia, pero aunque si bien es cierto que se apuesta por el espectáculo y la acción no es menos cierto que Balada triste de trompeta es en realidad un drama estructurado de una forma abrumadoramente simple en su planteamiento, nudo y desenlace pero con una enormidad de matices sorprendente en cuanto una historia de dos payasos de circo que se disputan el amor de una mujer, una bella equilibrista, se interconecta en momentos dados con el feroz retrato de la España tardofranquista (casi toda la acción del filme se sitúa en 1973) mostrado con todo tipo de recursos metafóricos y reescribiendo de manera esperpéntica episodios históricos de la época. De la Iglesia presenta con la tragicómica historia de enfrentamiento entre Javier el payaso listo (Carlos Areces) y Sergio el payaso tonto (Antonio de la Torre) a un país convertido en un patético guiñapo por culpa de la dictadura franquista, un ridículo y absurdo circo lleno de personajes esperpénticos pero que se han hecho fuertes con el uso indiscriminado del odio, la irracionalidad, y sobre todo, la fuerza bruta, el arma de los cobardes. La película se abre con un muy logrado prólogo ambientado en la guerra civil en donde asistimos al origen de las tribulaciones del personaje de Javier, marcado por el encarcelamiento de su padre (Santiago Segura) un payaso que no duda en unirse al ejército republicano en mitad de una actuación y dejar escapar su instinto más salvaje en una brutal carnicería contra los nacionales, motivo por el cual es detenido por los fascistas. Ya a principios de los 70, Javier adulto, también payaso como su progenitor se encontrará ante el mismo dilema de su padre: como hacer reír (o no hacer reír, siendo el “payaso triste”) viendo todo lo que hay delante de sus narices, empezando por su compañero Sergio, sádico y  psicópata, que no duda en maltratar y vejar a su mujer y amor prohibido de Javier, Natalia (Carolina Bang) 

La película, con una muy enorme carga de adrenalina- especialmente en la segunda parte- apuesta por la acción y el cine espectáculo para reforzar su elemento caricaturesco y absurdo cercano a veces al cómic o los dibujos animados, además de con el recurso del gag de comedia absurda con momentos bastante cómico-patéticos.  El tono muchas veces oscuro se asemeja al del cine de terror especialmente cuando los dos protagonistas se transforman literal y físicamente (ya lo eran moralmente) en horribles monstruos sádicos con sed de sangre y venganza.  La ambientación de los setenta es más manierista que otra cosa pero esta muy lograda y se antoja creíble. Las interpretaciones son más que de recibo, con un Antonio de la Torre (Gordos, Azuloscurocasinegro) inconmensurable como siniestro payaso  psicópata y un Carlos Areces que puede tener su nominación al Goya como actor revelación, y eso que yo no estaba convencido de la idoneidad de este dibujante metido a actor en un papel protagonista y con un personaje tan complejo como el de un hombre que evoluciona desde lo tristemente anodino hasta el mal absoluto. La película tiene un largo reparto en donde se encuentran Manuel Tafallé, Manuel Tejada, Sancho Gracia, Alejandro Tejerías, Terele Pavez, Paco Sagarzazu, Enrique Villén, Fernado Guillén Cuervo, Fran Perea… y la también prometedora (y bella) Carolina Bang. De la Iglesia se marca algunas de las mejores escenas de toda sus carrera, como el espectacular final en la cruz del valle de los caídos o la recreación (la segunda en la historia del cine) del atentado contra Carrero Blanco- trufado de surrealismo y absurdo-  y demuestra ser un director con multitud de registros. La violencia en esta película, se advierte, es extrema y por ello puede que este filme no sea plato para todos los gustos, con mutilaciones, patadas, sangre, maltrato a mujeres y disparos por un tubo. Una película original, emocionante y sugestiva que disecciona lo más oscuro del alma humana y una época muy oscura de la historia de España de le mejor manera posible: contando una gran historia.     

domingo, diciembre 19, 2010

EL EXTRAÑO CASO DE WILL MORE



 
Responsable de una de las mejores interpretaciones de la historia del cine español, la que hizo en el mítico filme de culto Arrebato (1979) de Iván Zulueta, muy poco se supo entonces, se supo después e incluso se sabe ahora sobre el actor que respondía al nombre artístico de Will More. Muso efímero de Zulueta y el primer Almodóvar y con una filmografía reducida a tres escasos largometrajes y algunos cortos, Will More, personaje eso sí identificado entre los círculos de la movida madrileña de los principios de los 80, desapareció casi sin dejar rastro a principios de los 90 y solo hasta hace muy poco se ha vuelto a saber de él. La sociedad internetizada de la información global ha sacado a al luz nuevos e interesantes datos biográficos sobre este enigmático y fascinante personaje, tan arrebatador, encantador y oscuro como el Pedro que interpretaba en la obra maestra zuletiana. Actor, mito, enigma, icono de la modernidad española de principios de los 80, este es el extraño caso de Will More    


El chico moreno y delgado

En 1979 cuando Iván Zulueta comenzó en Madrid el rodaje de Arrebato (para más información sobre la película, ver en este blog el post Al borde del Arrebato) apareció por allí un joven moreno, enjuto y pálido pero atractivo, que al parecer iba a interpretar uno de los papeles más importantes de la película, el de Pedro, el enigmático amigo del protagonista, el director de cine José Sirgado (Eusebio Poncela); Pedro era un personaje verdaderamente inquietante y original, un joven de mentalidad infantil adicto a filmar con una cámara de cine súper 8 y que deseaba filmarlo todo, todo y todo. Era un adicto al cine, al celuloide (y también a la heroína), adicción que le generara una total dependencia que desembocará en le hecho de que la cámara llegue  incluso a alimentarse de él, literalmente a vampirizarle. Aquel joven actor tenía un supuesto nombre artístico de inspiración anglosajona,  Will More, pero nadie sabía como se llamaba en realidad, ni el mismo Iván Zulueta, director de la película y descubridor del actor. Una de las actrices de Arrebato, Marta Fernández Muro decía sobre “wilmor” (al parecer era así llamado por amigos y conocidos, juntando los falsos nombre de pila y apellido) que “nadie sabía de donde había salido”, ni entre actores ni entre técnicos ni entre productores. Solo su buen amigo Iván Zulueta parecía conocer el origen completo de un actor que se mostró como más que  talentoso, pero el realizador donostiarra se guardó da aportar mucha información tanto a su equipo como a prensa a buen seguro y se llevó a la tumba (falleció en 2009) muchas cosas que sabía sobre Will More, al que conoció a principios de los 70. Tras el plató, Will More pronto se mostró como un joven carismático, simpático, locuaz y buen compañero además de un gran profesional como actor, pero tras el rodaje del filme y algún acto promocional la mayor parte de  sus compañeros de reparto le perdieron la pista     



Según las notas de producción de Arrebato, Will More nació en Madrid el 27 diciembre 1949 (en 1979 aparentaba menos edad de los casi 30 años que tenía) y estuvo estudiando interpretación en EEUU donde ejerció como modelo, para después volver a Madrid donde al parecer se ganó la vida con el modelaje durante gran parte de la década de los 70. Zulueta contó con él por primera vez en el cortometraje  Mi ego esta en babia, en 1975 y posteriormente intervendría en otros tres más del iconoclasta y desgraciadamente toxicómano director guipuzcoano, Aquarium (1975), Complementos (1976) y Fiesta (1976). Hasta Arrebato, su primer largometraje, Will More no intervino en ningún otro trabajo cinematográfico firmado por un director que no fuese Zulueta. No cabía duda que Iván había encontrado en Will More su muso. En las notas de producción y la ficha promocional de Arrebato, el propio Zulueta no cita en ningún momento el verdadero nombre del actor, ¿lo sabía en aquella época? Es muy probable que el propio Will More no deseaba que nadie supiese su verdadero nombre y lo cierto es que lo ha conseguido hasta hace bien poco. Un dato que se ha sabido recientemente es que More pudo haber intervenido en una serie norteamericana en 1972 coincidiendo con su estancia en EEUU, The Fenn Street Gang, si es que  no hubiese habido un actor con ese mismo nombre aquel año.  


El enigma Willmore

La interpretación de Will More en Arrebato es sencillamente antológica. En un papel tan complejo como el de un joven con dos caras (una inocente e infantil otra afectada, pedante y filosófica) obsesionado con algo tan peculiar como el cine y la filmación, Will lo dio todo y compuso un personaje absolutamente fascinante e inolvidable. Pedro, auténtico yonki del cine y enigmático ser de maniático y a veces oscuro comportamiento, en realidad no difería mucho de la propia imagen de Will More, todo un enigma para quienes lo conocían ¿Cómo se llamaba en realidad?, ¿Quién era su familia?, ¿Por qué trabajaba tan poco en la interpretación, siendo precisamente un grana actor?. De hecho, desde Arrebato hasta su siguiente largometraje Entre Tinieblas (1983) de Pedro Almodóvar, Will More no realizó ningún otro filme, pero vivió en aquellos años su época de mayor popularidad, aunque dicha fama estaba prácticamente solo circunscrita a la ciudad de Madrid y al mundo de la mítica Movida madrileña, en el cual Will se convirtió en un personaje fundamental dentro de las noches, si bien ya desde finales de los 70 y antes de Arrebato, según se dice, ya se dejaba ver por locales como el Pentagrama. De su más o menos habitual presencia en la Movida surgieron todo tipo de leyendas cuando a principios de los 90 More desapareció de la villa y corte como por arte de magia y el creciente culto a Arrebato dio lugar a una febril obsesión entre los amantes del cine y de las modernidades audiovisuales por todo el mundo de Zulueta y sus satélites; ese fue el momento en el cual Will More pasó a convertirse en un personaje mítico en algunos círculos cinematográficos, culturales y periodísticos. 
W.More con Iván Zulueta
En Entre Tinieblas, Will More, (que se acreditó como Willmore, como en alguno de sus cortos) interpretó un papel secundario que no le permitió lucirse como el buen actor que era y ni mucho menos llegar a los niveles excelsos de Arrebato. Aunque no se sabe mucho sobre la vida del actor a principios de los 80, es seguro que durante al menos una vez en algún momento entre 1978 y 1983, Will More estuviese enganchado a la droga, concretamente la heroína. Su amigo Iván Zulueta fue heroinómano durante gran parte de los 80 y en Arrebato la droga cumple un papel fundamental, hasta el punto que Eusebio Poncela, cuyo personaje era levemente toxicómano, llega a inyectarse realmente en el rodaje de las escenas del filme. Poncela y la principal intérprete femenina de Arrebato, Cecilia Roth, coqueteaban con la heroína en aquellos años, junto con otros muchos personajes destacados de la Movida (músicos, artistas, escritores) en una época en la droga había penetrado con fuerza en varias capas de la juventud española. Es fácil imaginarse al escuálido pero elegante  Will More, vestido de negro y con gafas de sol buscando una dosis en algún garito de las noches madrileñas en donde los jóvenes gatos de la villa y corte que por el día tenían diferentes colores (muchachos y muchachas de barrios obreros, hijitos de papá, universitarios intelectualoides, adolescentes atribulados, músicos punkis, modernillos nuevaoleros y algún joven escritor neorimbaudiano) por la noche se tornaban todos pardos.  Sea como fuere y no se sabe si a  causa de la droga, por desidia, por falta de fortuna, de un agente artístico como dios manda o por lo que fuese, Will More solo protagonizaría hasta 1990 tres cortometrajes y un pequeño papel en un largo: Una Reina (1984) de Bruna Calderón, Patas en la Cabeza (1985) primer corto  de un joven y desconocido Julio Medem, Por los viejos tiempos (1990) de Miguel Ángel Toledo, y un pequeño papel en el largometraje Continental (1990), de Xavier Villaverde. Resulta también significativo el parón de cinco años entre Patas en la Cabeza y la película siguiente, como también es curiosa al presencia de la hoy olvidada modelo y actriz Cyra Toledo en Una Reina y Por los viejos tiempos. ¿Estaba viviendo Will una no publicitada relación con Cyra Toledo a finales de los 80? (nótese que los dos cortometrajes son de directores diferentes) No hay respuesta a esta pregunta. Hay que destacar en esta última corto-filmografía su interpretación en Patas en la Cabeza, cortometraje estructurado en torno a una conversación en donde el personaje de More lanza una rápida y nerviosa verborrea que en cierto modo recuerda a la del personaje de Pedro. Julio Medem siempre ha admirado el filme Arrebato y el trabajo de Will More y no dudó en contactar con cada vez más semirrecluido actor para su primer trabajo profesional. Después de 1990, pasaron algunos años hasta que a finales de los 90 Will More se dejara ver de nuevo, como mas tarde relataremos.         


Joaquín Vs. Will More

Durante varios años se ignoró por completo el verdadero nombre de Will More, pero desde finales de los 90 (coincidiendo con la nueva desaparición del intérprete tras un breve regreso a Madrid)  comenzó a circular un bulo en círculos periodísticos que daba auténtico nombre a Will More, del que siempre se sospechó (mejor dicho, se tenía la certeza) de que se trataba de un niño bien de buena familia, uno de esos muchos pijos rebeldes de la España transicional pre Movida que se rebelaron contra su semi aristocrático origen y contra los valores carcas de sus enmohecidos mayores, que no pocas veces repudiaron de sus vástagos cuando estos se hicieron rockeros, artistas, “titiriteros”  o se cambiaban de sexo o se hacían drogatas. Aquel supuesto nombre se confirmó hace ya algunos años y ya se sabe que el verdadero nombre de Will More es el pomposo y casi nobiliario Joaquín Alonso Colmenares-Navascúes García Loygorri de los Ríos. Lógicamente, era recomendable acortar el nombre. Este dato, a tenor de las fuentes consultadas, es muy posible que fuese conocido por varios camaradas de juergas en las noches madrileñas (Zulueta y Almodóvar entre ellos) y por periodistas especializados en cine y en cultura juvenil, pero no se hizo público hasta la década de los 2000 y que se sepa nunca ha sido conformado ni desmentido  por el propio actor. La prensa e internet en los últimos años también han arrojado datos muy interesante sobre la vida de Joaquín Colmenares-Navascúes/Will More. Su familia procedía de Donostia- San Sebastián y era de las más ricas de la capital guipuzcoana, especialmente por parte de la madre, de los García Loygorri de los Ríos. No parece muy claro, no obstante, que por parte de padre (Colmenares-Navascúes) el origen sea también donostiarra. Sea como fuere, a finales de los 40 estaban residiendo en Madrid, donde nació Joaquín Alonso y su hermana María del Carmen. La madre del clan, Mari Carmen, falleció a los 45 años de edad. En los 70, los jóvenes Joaquín y Carmen  (nacida a principios de los 50) empezaron a frecuentar los ambientes del nuevo Madrid de la tardotransición en el último tercio de los 70 y se hicieron muy populares, si bien no se ha sabido con certeza  hasta hace poco que la tal Carmen, una bella joven muy conocida en el Madrid joven de aquellos años, era hermana de Will More, que por su cuenta era ya toda una celebridad especialmente después de Arrebato. Ambos cayeron en las redes de la heroína y se cuenta además que Carmen, chica guapísima y según Alaska, que la llegó a conocer, alta y blanca como su hermano y con “unos tacones de impresión” fue novia a principios de los 80 de Antonio Vega, e incluso se dice que fue ella quien le inspiró la mítica canción Chica de Ayer.  Pero también se dice (Alaska entre otras personas lo afirma) que fue Carmen quien inició a Antonio en la heroína. Al igual que su hermano, Carmen Colmenares desapareció de Madrid, más o menos hacia 1984. El  hecho de que Carmen, que llegó a ser toda una musa de la noche madrileña, fuese bisexual (tuvo una rollito con una joven Alaska cuando esta andaba experimentando) esta conectado con la sospecha perenne de que Will More también anduvo probando de todo un poco, al igual que su personaje en Arrebato.         


 A finales de los 90 se produjo una breve reaparición de Will More con motivo de un reportaje documental televisivo sobre Arrebato en el cual se entrevistaba a los diferentes actores, productores y técnicos del filme de culto del cine español por antonomasia, Will More entre ellos. Un casi cincuentón Will More mostraba un aspecto algo más escuálido y el pelo algo encanecido, pero seguía manteniendo casi casi el poder de atracción del Pedro de Arrebato, su característico verbo fácil y su trato afable, en nada un inasequible divo recluido. Aunque no se llegó a saber nunca a ciencia cierta, Will More al parecer llevaba algunos años viviendo en algún país de Sudamérica. Después, nueva desaparición, ninguna noticia sobre él en varios años  y de nuevo todo tipo de hipótesis sobre su paradero y destino, hasta que en 2008 vuelve a dar señales de vida.    


Buscando a Pedro

En la década de 2000, con la revalorización de Arrebato, y el culto creciente hacia esta película, la figura de Will More comienza a ser también objeto de culto ferviente, no solo por su alucinante interpretación en el filme, sino por que la existencia de escasísimos datos biográficos sobre su persona y la ausencia de noticias sobre sus paradero le estaban convirtiendo en un personaje pseudomitológico y maldito, un bello enigma cuya resolución era todo un reto y el trazar hipótesis (por infundadas que fuesen) todo un placer mitómano (¿había sido atrapado por el celuloide, como su personaje en Arrebato?).  Así, en 2008, en algunos foros cinéfilos de Internet surgió la pregunta de que había sido de Will More y pronto aparecieron respuestas (bulos) de todo tipo: que si padecía el SIDA y había estado recluido en una residencia en Madrid (había incluso quien lo había visto en una de esas instituciones), si residía retirado y lastrado físicamente por las drogas en la capital de España (había quien hablaba con él “a menudo”), si había muerto, si vivía en Sudamérica. Muchas personas afirmaban que residía en Miami desde años atrás y lo cierto es que un 14 de septiembre de 2008, en un foro donde los usuarios se preguntaban por su destino (muchos dando por hacho que había fallecido), el propio Will More intervino de su puño y letra con estas palabras: Hola muchas gracias por recordarme. Aquí estoy yo vivito y colendo en mi casa de Miami Beach. Disfrutando de la vida. Will More. Era el verdadero Will More, estaba vivo.
 
 Will More en 2010

En Marzo de 2010 se produjo un hecho histórico, la reaparición física de Will More después de muchísimos años. El actor fantasma, el muso de la movida, el intérprete oscuro maldito del cine español, iba a concurrir en Madrid a una conferencia con motivo del 30 aniversario de Arrebato y en la que se iba a homenajear al recientemente fallecido Iván Zulueta en la Academia del Cine Español, junto con el productor del filme, Augusto M. Torres, y algunos intérpretes del mismo como Eusebio Poncela, Helena Fernán Gomez y el crítico Antonio Gasset. Will More, de 60 años, con el pelo blanco, bigote, tan delgado como siempre y lógicamente más avejentado, conservaba según los asistentes a la charla, su voz profunda y su decadente elegancia. Habló de sus primeros cortos con Iván Zulueta y de su amistad con el recordado cineasta guipuzcoano, con quien, según desveló, realizó viajes a Formentera, y a varias ciudades europeas además de Marruecos, donde ambos terminaron en la cárcel. Will More había llegado a Madrid procedente de Miami y allí volvió días después. Quienes le vieron  en ese acto han tenido la  suerte de por fin ver a Will More como un ser de carne y hueso, algo que muy poca gente, incluso hace 25 años, pudo hacer.

El mundo de internet ya ha desvelado mucho del enigma Will More, aunque aún quedan preguntas sin respuesta, como de que ha estado viviendo los últimos 20 años (a tenor de sus propias palabras, ya no trabaja en nada) y por que se prodigó tan poco en su carrera interpretativa. ¿La droga? ¿Otros problemas aún desconocidos? Sea lo que fuese, ya es una cosa pasada.  Lo que importa ahora es que Will More una vez nos dejó un trabajo exquisito como fue su Pedro de Arrebato  y nos sentimos al borde del arrebato total. Una estrella fugaz, una supernova entre Venus y Plutón que explotó para siempre, un extraño caso en la historia de la cultura española hermosamente oscuro.