domingo, junio 07, 2009

El aparatito de Lumiere - TERMINATOR SALVATION


* y 1/2


25 años después de que James Cameron firmase Terminator, pequeño clásico de la ciencia-ficción serie B y que inauguró toda una serie de filmes, llega la cuarta entrega de la franquicia, la cual, al igual que la tercera, Terminator: Rise of The machines (2003), no interviene su creador, ni tan siquiera en funciones de productor. Y, por supuesto, tampoco aparece el que fuese protagonista absoluto y principal atracción de las anteriores entregas, el excelentísimo gobernador de California Arnold Schwarzenegger, retirado desde hace de la interpretación, aunque curiosamente una virtual y rejuvenecida figura suya por obra y gracia de los efectos digitales y la infografía hace un significativo cameo. Ni la ausencia de Arnie ha sido impedimento para que la exitosa serie continuase (y, ojo, que se vislumbran posteriores entregas), lo que confirma el gran atractivo que el universo Terminator atesora para los seguidores de la ciencia ficción y del cine de acción: Sarah Connor, su hijo John Connor, los diferentes terminator, la Skynet Corporation y la guerra contra las máquinas sustentan la mitología de unas películas que, para que engañarse, hasta el momento básicamente ofrecían lo mismo. Esta Terminator Salvation, librada del cada vez más cargante personaje del Cyborg encarnado por Schwarzenegger, trata de ofrecer algo diferente; aunque el intento no colma en absoluto las expectativas. Por primera vez ambientada en la tan mencionada en los filmes anteriores guerra contra las máquinas de la Corporación Skynet, en el año 2018, era una buena oportunidad para mostrar el intríngulis de la historia, pero la película es floja y sin emoción.


McG, responsable de la adaptación cinematográfica de Los Angeles de Charlie, dirige de manera irregular una película excesivamente sustentada en aparatosas escenas de acción y multitud de maquinas, robots, naves y cachivaches que explotan y se destrozan cada dos por tres. La presencia de Christian Bale, encarnado a John Connor, el líder de la resistencia humana contra las máquinas y elemento a eliminar por los terminators en las anteriores pelis, cuando era niño, joven o simplemente un bebé aún no nacido, añade un toque de interés a una película que resultará incapaz de gustar a los no seguidores de la saga, ya que todo su argumento sienta su sustrato en torno a lo visto y oído en las otras películas. La historia intenta ser más épica y rica que el resto de la serie, con nuevos escenarios, nuevo planteamiento temporal y situacional y nuevos personajes, pero al final, el repetido y manido esquema del robot queriendo exterminar a un humano, vuelve a aparecer. A parte de con un treintañero Connor, nos volvemos a encontrar con su amada Kate, esta vez su esposa embarazada e interpretada por Bryce Dallas Howard, y con Kyle Reese, el transtemporal padre de John en la primera y mítica entrega que interpretaba en aquella Michael Biehn y en esta Anton Yelchin. El misterioso Marcus Wright (Sam Worthington), un joven que llega al Los Angeels del 2018 aparentemente “resucitado” de la muerte, es junto con Connor y Reese el otro personaje central del filme y de lo más potable de toda la función, aunque su personaje no da todo lo que pudiera dar de sí.


La película tiene una primera parte bastante tediosa en donde un cúmulo de situaciones forzadas y pésimamente resueltas enmarañadas con momentos de acción muy rutinariamente planteados no logran centrar al espectador. La segunda parte al principio promete, pero no tarda en pufar. Algún homenaje a momentos estelares de los otros filmes de la saga y leves despliegues de adrenalina consiguen divertir de vez en cuando, pero el guión tiene demasiados agujeros para ofrecer un buen entretenimiento.