jueves, octubre 13, 2016

UN MONSTRUO VIENE A VERME (A MONSTER CALLS)





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J.A Bayona se está consagrando como uno de los mejores realizadores españoles del momento y además con una enorme proyección internacional, algo que ya apuntó con el logrado terror psicológico de El orfanato (2007) o la un tanto pretenciosa Lo Imposible (2012). Ya con un pie en Hollywood- va a dirigir la nueva entrega de Jurassic Park- el mayor peligro es que este director se estandarice en la industria norteamericana, una vez disipados los temores de que caiga en la autocomplacencia y la mediocridad como otros directores españoles que en su día se encontraron en una situación similar como Alejandro Amenábar, ya que los argumentos cinematográficos del realizador catalán son de mucho más peso. Pero dejando a parte lo que pueda ocurrir en un futuro hay que disfrutar de Un Monstruo viene a verme, una producción española con notable participación norteamericana rodada en el Reino Unido en inglés y con la mayor parte del reparto británico. Basada en una sugerente novela para niños y adolescentes de Patrick Ness- que además firma el guión- , el filme resulta hasta el momento la mejor película de género fantástico que se haya producido en España. Una historia de maduración centrada en un chaval de 12 años, Conor (Lewis McDougal) que tiene que afrontar la enfermedad terminal de su madre (Felicity Jones) y lo que parecen los últimos días de ella en medio de otro drama personal, el del bulling que recibe por parte de compañeros de colegio, además de la ausencia de su padre (Toby Kebell), divorciado de su madre desde hace tiempo.  La llegada de una abuela estricta y severa (Sigourney Weaver) no facilitará precisamente las cosas. Confuso y aterrado por las circunstancias, Conor sueña con que el tejo junto al cementerio de su pueblo cobra vida y se convierte en un ser que el mismo ha inventado y dibujado, un monstruoso gigante arbóreo que se le aparecerá a Conor a una hora señalada durante días sucesivos contándole historias con descorazonadoras moralejas. 

Hay que tener en cuenta que la historia es una mera fábula, tan sencilla como profunda y sugerente al mismo tiempo, por lo que no procede que nadie se espere un guión excelso e intrincado. No es una historia apta para criaturas menores de 10 años pero es un relato que adultos pueden disfrutar siempre y cuando se despojen de prejuicios y mantengan una pulcritud infantil ante un melodrama fantástico conmovedor y poderoso en su sencillez que sabe combinar sin artificios y tretas del  cine más comercial lo tremendo e impactante con lo tierno y delicado. Un Monstruo viene a verme es un canto al derecho a la diferencia, a la esperanza y a la superación personal, una inteligente metáfora sobre el crecimiento y la maduración en un contexto dramático marcado por el miedo, tanto a la pérdida como a la agresión: al fin y al cabo miedo a lo desconocido y al día después. Y ante ello el mensaje que se nos da es claro: la imaginación puede con todo y el amor por los semejantes, mucho más. Con unos espectaculares efectos digitales y un imponente diseño del monstruo (con la voz de Liam Neeson en la versión original), la película cuanta también con una estupenda fotografía obra de Oscar Faura repleta de imágenes de notable belleza plástica y una  estupenda banda sonora del getxotarra Fernando Vázquez. También son de recibo las secuencias de animación que ilustran  las historias contadas por el monstruo, un homenaje al Ralph Bashki de El Señor de los Anillos y al René Leloux de Planeta Salvaje. Tanto Felicity Jones como Lewis McDougal están soberbios en su dramática relación materno-filial – que pivota el sentido de la historia- , aunque en el plano interpretativo tal vez hubiese resultado más acertado que en la versión española la voz del monstruo hubiese sido doblada por la voz habitual de Liam Neeson, Salvador Vidal, en lugar de Camilo García (Anthony Hopkins, Nick Nolte) quien pese a todo hace un excelente trabajo. A día de hoy por cierto este filme está haciendo una taquilla de órdago para una cinta de producción mayoritariamente española, en parte debido a la agresiva campaña de marketing que está teniendo y que se basa en su componente emotivo, algo que en realidad no necesita y que puede volverse en contra de la película. La modesta recomendación es que se vaya a ver Un monstruo viene a verme ya que nos devuelve la fuerza de las bellas historias.