martes, marzo 03, 2020

LA LLAMADA DE LOS SALVAJE (THE CALL OF THE WILD)



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El clásico de Jack London escrito en 1903 recibe una enésima versión cinematográfica ahora que están tan de moda los filmes con animales…generados por ordenador.  En efecto, el legendario Buck, el perro doméstico mimado que aprende mediante el sacrificio y la interacción con el hombre a ser un can leal y heroico en las frías tierras del norte de EEUU, Canadá y Alaska (además de entablar contacto por vez primera con la olvidada naturaleza salvaje de los de su especie) es ahora un animal obra de la infografía (como prácticamente todo el resto de perros y animales que aparecen) y por primera vez y a diferencia de otras adaptaciones es igual que como se describe en la novela: un cruce de San Bernardo y Collie. Tanto Buck como el resto de cuadrúpedos están perfectamente conseguidos en una película que se apoya principalmente, además de en al fuerza de una historia que siempre será bellísima, en los hermosos paisajes y en su vistosa fotografía, con los falsos perros tratando de robar escenas con convicción pero delatando por lo poco creíble del estilo visual de sus acciones - y aunque en la propia novela de London apareciesen un tanto humanizados-su origen artifical. Y es que esta nueva versión dirigida con oficio pero de manera muy rutinaria por Chris Sanders no pasará a la historia por ser de las mejores. Muy abreviada con respecto a la fuente original y con bastantes cambios significativos en su mayoría dispuestos para dar mayor protagonismo al personaje de John Thorton, el último y mas devoto dueño de Buck, encarnado por Harrison Ford con su buen hacer habitual. Eso si, el mensaje y clímax final se mantienen en su esplendor: el regreso del perro doméstica a su condición de animal en equilibrio con el hombre y la naturaleza, más que dependiente del ser humano.

Aunque técnicamente el filme es impecable, las escenas de los trineos están muy bien rodadas y la ambientación histórica es más que correcta, falta más épica y más credibilidad en unos personajes presentados a todo correr (en la historia hay que tener en cuenta que hay bastantes, tanto humanos como perros) y en donde se han eliminado muchos con respecto al libro y los que quedan algunos presentan cambios bastante notables: no se trata ya del hecho de que en pos de la diversidad se haya cambiado de sexo o etnia a algunos (los mensajeros quebequeses, el ejemplo más notable) sino a que otros se les ha asignado ridículamente subtramas que nada aportan. Con todo, el mensaje no se resiente y la película se deja ver haciendo las delicias de los amantes de la naturaleza.