viernes, diciembre 25, 2020

MARTIN EDEN

 


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Curioso el experimento narrativo que se ha marcado el cineasta italiano Pietro Marcello con una curiosa adaptación semi libre de la novela de Jack London de 1909 Martin Eden. Su singularidad reside no ya solo en el traslado de la acción de Estados Unidos a Italia sino en su extraño juego con el marco temporal supeditado a lo que se desea enfatizar en la narración reforzando aún más si cabe la condición de historia de ideas del relato original. Nos encontramos en una Italia que al principio parecen los años 60 del siglo XX, para luego pasar a los 80, retroceder a los 30, después al principio de dicho siglo y así con continuos saltos para adelante y atrás concluyendo  en el comienzo de la II Guerra Mundial y todo con los mismos personajes y con una historia lineal. Por muy bizarro que parece dicho procedimiento el resultado es sencillamente magistral en su afán experimental y no consigue ninguna incoherencia de magnitud y si un más que interesante espectáculo cinematográfico aumentado además por sus imágenes deslumbrantes y su cuidado montaje. El León de Oro del festival de Venecia de 2019 avala la excelencia de este filme. 

Aunque la novela original no se desarrollaba en Italia como hemos dicho antes, el país mediterráneo parece el marco ideal y casi único para esta historia (y sin apenas cambar el enfoque), poniendo en relieve de manera crítica ciertas contradicciones históricas y sociales en la Italia del siglo XX que el protagonista del relato cataliza sin desdeñar un claro y universal mensaje social. El marino casi analfabeto Martin Eden, aquí italiano e interpretado con enorme fuerza por Luca Marinelli, desea ascender intelectualmente (y socialmente) por su amor hacia Elena Orsini (Jessica Cressy) una joven de familia pudiente y de tradición intelectual y tras aprender a escribir correctamente decide convertirse en escritor y más tarde y sorpresivamente tornará  en una intelectual significado alcanzando el éxito y la fama pero también generando enemistades por sus ideas sobre el individuo y sobre la moral al tiempo que su relación con Elena parece resentirse. Su ritmo un tanto rápido que casi reduce la narración al cuento simplificado y su querencia por los diálogos, tanto sencillos como intrincados, son recursos que demuestran funcionar y hacen que el espectador siga correctamente una trama que a veces puede resultar algo incoherente y forzada principalmente por su atemporalidad histórica (un elemento que refuerza el carácter de fábula). Siguiendo a su manera la estela del costumbrismo y del neorrealismo italiano, este Martin Eden es un filme original y vistoso y se echaban de menos en las pantallas películas así.