sábado, julio 01, 2023

INDIANA JONES Y EL DIAL DEL DESTINO (INDIANA JONES AND THE DIAL OF DESTINY)

 



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Indiana Jones vuelve otra vez a pesar de los 81 años de Harrison Ford, de los  15 años que han pasado desde el anterior filme de la saga y de que Steven Spielberg ya no sea el director de una nueva aventura de Indy, de cuyo universo ahora es dueña la Disney, propietaria actual de Lucasfilm Ltd.(tanto Spielberg como George Lucas figuran ahora como productores ejecutivos aqunque sin ningún input en el guión).  No obstante, el legado que el personaje y su mundo han dejado al imaginario colectivo es tan enorme y sugestivo que si está en buenas y respetuosas manos el producto final no tiene por que ser malo y puede seguir teniendo ese encanto de la aventura clásica, las historias emocionantes, la sensación de subidón de adrenalina y la mezcla perfecta de fantasía, guiños históricos, héroes con encanto, lucha del bien contra el mal, imaginería exótica demodé, humor, drama, intriga detectivesca… todo lo que Lucas y Spielberg imbuyeron al personaje de Indiana Jones y sus aventuras hasta elevarlo al status de icono. Indiana Jones y el Dial del Destino podía haber sido un pastiche como muchas parodias o copias sobre la serie o peor aún un esperpento en donde la avanzada edad de Harrison Ford interpretando a un héroe de acción sería lógicamente el principal elemento que jugase en su contra, pero con la esforzada batuta del otras veces irregular James Mangold es una película que no solo responde perfectamente al universo Indy sino que lo homenajea con mimo y se adapta correctamente a los gustos del público actual en lo que respecta al cine de acción y aventura (y en esto sin caer en ninguna concesión). No llega al nivel de los tres primeros filmes (ni siquiera al de La Última Cruzada) pero supera la un tanto decepcionante El Reino de la Calavera de Cristal.  Más de lo mismo, si, pero ¿qué importa eso?

La película, con guión de Mangold, los hermanos Jez y John-Henry Butterworth y David Koepp nos presenta a un octogenario Dr. Jones en 1969 recién jubilado, recién divorciado de Marion y con su hijo Mutt fallecido en Vietnam: Este crepuscular Indiana vuelve inesperadamente a la acción a requerimiento de Helena Shaw (Phoebe Ealler-Bridge), una mujer treintañera con dudosas actividades hija de su fallecido colega Basil Shaw (Toby Jones), quien pretende hallar un fragmento del Dial de Destino, un artefacto inventado por Arquímedes en la antigua Grecia que podría ser capaz de cambiar el curso de de la historia y del que Indy y Basil llegaron a hacerse con el  antes de perderlo en los Alpes franceses en una lucha con los nazis (que por supuesto, también lo querían) en 1944. Huelga decir que el McGuffin recuerda horrores a otros de la saga y que de nuevo la presencia de nazis como villanos constituye un deja vu, pero el hecho de ambientar la trama en una época tan significativa históricamente como los finales de los 60 imbuye de una novedosa patina al mundo de Indiana Jones incluso cuando sus rivales son nostálgicos del nazismo que pretenden alterar la historia y ganar la II Guerra Mundial (algo que puede recordar a no pocos elementos actuales en la derecha más recalcitrante) o cuando volvemos a ver al viejo Jones transitar cuevas, escalar, huir en vehículos motorizados a todo mecha o entrar en combate eso si mostrando siempre sus achaques (buena aportación esta última, aunque a veces algo involuntariamente risible e impostada): es la aventura y acción de siempre, pero con el espíritu más descreído de los 60 y con un héroe entrado en años, gruñón y con problemas personales, como protagonista. En relación a todo esto, el inevitable prólogo de toda película de Indiana Jones- más largo de lo habitual- nos lleva a 1944 con una imagen rejuvenecida por ordenador de Harrison Ford (y con bastantes dobles y recreaciones digitales) luchando por la posesión del Dial del Destino en una emocionante y adrenalinítica escena a bordo de un tren, una estupenda idea para unir al Indy más clásico con el actual y mostrarnos los cambios en su carácter y sus motivaciones.

En el nuevo filme Indiana Jones hay muy buenas escenas de acción (aunque la del prólogo se lleva la palma), efectos especiales que por fortuna aún tienen el regusto clásico de los 80, logrados escenarios exóticos de turno (esta vez la historia se desarrolla en Francia, EEUU, Marruecos, Grecia y Sicilia) y no muchas sorpresas salvo los consabidos giros de guión marca de la casa- que en esta ocasión puede resultar discutible su resolución aunque no tan desmañada como en La Calavera de Cristal- y algún Cameo en realidad previsible. Harrison Ford sigue siendo el Indiana Jones perfecto porque ya no es aquel intrépido aventurero de hace 40 años sino un héroe jubilado y por ello logra mantener su encanto. Además de una esforzada robaescenas como Phoebe Ealler-Bridge, una antiheroína que sabe meterse al espectador en el bolsillo con su aparente ambigua moral y que resulta una perfecta sidequick paranuestro protagonista, brillan Mads Mikklesen como el villano principal de turno, el científico nazi reconvertido en hombre de la NASA Jurgen Voeller, Boyd Holbrook como el matón de este y el retorno de John Rhys-Davies como el entrañable Sallah: También interviene Antonio Banderas en un breve papel como el capitán de barco español Renaldo y es necesario mencionar al jovencísimo Ethann Isidore como Teddy, un adolescente marroquí que ayuda a Indiana y Helena en su aventura: no tanto carisma como Tapón, pero se agradece un personaje así. Con toda seguridad se tratará de la última película de Indiana Jones (o al menos con Harrison Ford como protagonista). no es una coda perfecta ni mucho menos pero es más que digna. Y lo mas importante es que, una vez más, uno vuelve a disfrutar como un enano.    

lunes, junio 26, 2023

UNA VIDA NO TAN SIMPLE

 


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No se sabe si es difícil o sencillo o ambas cosas hacer una buena película desde planteamientos netamente costumbristas: tal vez la explicación resida en la enorme variedad de enfoques que se pueden dar (como en la vida misma, claro) y las múltiples aproximaciones desde el punto de vista cinematográfico las cuales pueden originar resultados dispares entre unas y otras películas. Sea como sea dentro del cine español siempre resulta grato encontrarnos con historias cotidianas y reconocibles con las que nos podemos sentir identificados y esto es lo que ocurre con el filme de Félix Viscarret, una dramedia sobre las dificultades de lograr un lugar en la vida y de alcanzar cierta estabilidad en todos los niveles, muchas veces persiguiendo un éxito que puede ser esquivo por imposible o ambicioso y que no siempre lleva consigo la felicidad. Un grupo de cuarentañeros que pese a su aparente estabilidad laboral y familiar se encuentran inesperadamente en una serie de encrucijadas entrelazadas que ponen en jaque su presente y su futuro es el punto de arranque de una película sencilla y honesta en donde el error humano, a veces llegando hasta el ridículo, es el elemento común entre los diferentes personajes y sus relaciones: un matrimonio aparentemente feliz formado por Isaías (Miki Esparbé) un prestigioso joven arquitecto  que pese a recibir premios se encuentra en crisis profesional y Ainhoa (Olaya Caldera) profesora universitaria que esta agotada de cargar con la crianza de sus dos hijos pequeños,m Nico (Alex García), el socio de Isaías quien encuentra alivio a su desazón sentimental con Ainhoa; y Sonia (Ana Polvorosa) la madre de un compañero del cole de la niña de Isaías y Ainhoa y que inesperadamente se convierte en interés amoroso de este, con sentimientos al parecer recíprocos.     

La película sabe combinar bien los diferentes registros situacionales de comedia y de drama y sobre todo saca partido de sus protagonistas, que se esfuerzan en hacer cercanos sus diferentes personajes dentro de un guión que triunfa en su intención de mostrar los sentimientos y contradicciones vivenciales y psicológicas de sus personajes. Ganar o perder, triunfar o fracasar, vida familiar feliz y éxito profesional son coordenadas que aparecen muy bien expresadas dentro de un conjunto al que tal vez haya que reprocharle que arriesgue muy poco, lo cual no debe impedir que sea considerado un filme más que correcto.