domingo, marzo 08, 2020

INVISIBLES



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Gracia Querejeta continúa demostrando que es una cineasta excepcional tanto como narradora cinematográfica como en la dirección de actores, talentos ambos que sustentan una buena película y con esta Invisibles pese a que no se trata de una película redonda vuelve a manifestar sus ganas por contar historias poderosas y atrayentes y esta vez con medios más bien poco convencionales. Un filme sustentado casi únicamente por tres actrices y con una inusual estructura espacial (prácticamente solo se desarrolla en un parque) consigue atrapar y convencer al espectador y sin que haya tampoco ninguna historia convencional en su estructura tradicional de planteamiento-nudo-desenlace: son los naturales y cotidianos (pero enormemente reveladores) diálogos entre las tres cincuentañeras protagonistas los que van tejiendo tres historias historia, las de cada una estas tres mujeres, sin que veamos una sola imagen de los hechos que acontecen y que son narrados por ellas. Pero ante todo, este es un filme reflexivo y reivindicativo sobre la posición en la sociedad de las mujeres en la cincuentena y los diferentes dilemas en los que se pueden encontrar como fruto de su bagaje, experiencias pasadas, situación actual y perspectivas futuras condicionadas por su edad (ni jóvenes ni mayores) y sobre todo por su condición femenina. Esta claro que Querejeta ha querido realizar un retrato generacional, entre tierno y amargo, en donde queda claro que las mujeres de dicha franja de edad se encuentran de partida en una situación incómoda: su invisibilidad. La rebelión de estas tres amigas, consciente o no, ante tal situación es lo que marca el devenir de lo que se nos describe. En ese sentido, el guión que firma la propia directora junto a su habitual colaborador Antonio Mercero (hijo) pese a que veces sea algo impreciso y caiga en convencionalismos de más resulta muy bien elaborado dentro de su disposición inusual y excelentemente dispuesto para el buen hacer de esas tres grandes actrices que son Adriana Ozores (Julia), Emma Suarez (Elsa) y Nathalie Poza (Amelia): un trabajo esforzado y deslumbrante.


Julia, una profesora de secundaria irónica pesimista y amargada decepcionada por su matrimonio y cansada de su trabajo; Elsa una profesional de éxito soltera convencida, atractiva y recelosa de todo lo que le rodea; y Amelia, aparentemente más frágil que sus amigas, recién divorciada y en una nueva relación donde el principal handicap es el rechazo de la hija de su pareja, quedan cada jueves por la mañana dar una vuelta por el parque, momento en el cual se cuentan su vida y sus preocupaciones;  se sienten cada vez menos convencidas de la idoneidad de sus vidas y ven como todo es cada vez más difícil al tiempo que al relación entre ellas parece entrar en una extraña crisis. La diferencia de caracteres entre las tres y sus distintos puntos de vista de las situaciones son en realidad lo que mueven el devenir de los acontecimientos que ellas nos cuentan y nosotros no vemos y que muestran unos retratos personales que literalmente llegan a estallar. El estudio psicológico está aquí íntimamente ligado con el pulso narrativo, que oscila entre el drama y la comedia con momentos de bastante pulsión emotiva. Una pena que en ocasiones la película no mantenga su intensidad y que esta precisamente vaya perdiendo fuelle en momentos que se antojan cruciales. Pero lo fundamental es que Gracia Querejeta vuelve a demostrar su gran talento en películas difíciles y constitutivas de reto.