martes, marzo 26, 2013

El Aparatito Lumiere EN LA NIEBLA (V TUMANE)






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Nueva sorpresa proveniente del cine europeo, esta vez en forma de un amargo e intenso drama ambientado en la II Guerra Mundial que deja al espectador emocionalmente tocado no ya por la crudeza del conjunto (que es muy contenida y escasamente explícita) sino por la poco reconfortante moraleja de una historia que muestra la fragilidad e insignificancia del espíritu humano en situaciones extremas y enormemente desagradables. Esta coproducción entre Bielorrusia, Alemania, Holanda, Rusia y Lituania dirigida con clase por Sergei Loznitsa es un filme austero y narrativamente parco que con una estética hiperrealista muestra el eterno tema de los desastres de la guerra esta vez desde el punto de vista humano y centrándose en el drama interno de un joven miembro de la resistencia bielorrusa frente a los alemanes acusado por sus camaradas y sus vecinos de la aldea de traidor. La angustiosa presencia de la muerte y un esquivo sentimiento de culpa en los personajes parecen guiar el devenir de una película que bebe de Dostoievsky y del drama Shakespeariano y que se consume literalmente en una historia parece no tener escapatoria.

En realidad, el marco espacial y geográfico en el que transcurre el filme - una aldea de Bielorrusia en la II Guerra Mundial- podía ser transplantado a cualquier otro contexto y el resultado sería el mismo puesto que lo que se cuenta es algo universal e inextinguible, pero es un hecho que el propio paisaje de oscuros bosques y el ambiente frío de una pequeña y remota aldea captado todo con una fotografía gélida y realista es un elemento esencial y casi un personaje más sin el que este relato no sería el mismo. La primera hora de la película se desarrolla prácticamente a tiempo real en un extraordinario uso de la narración cinematográfica, para en el resto de la película ya bien sea con la narración con elipsis o mediante flashbacks mostrarnos el elemento clave de la historia, que enfrenta a sus dos personajes principales en  una relación antagónica que simboliza el propio espíritu de la sinrazón de la guerra. Puede que su ritmo mortecino y su minimalismo narrativo no sean del agrado de todos los espectadores pero la película triunfa en su propósito de transmitir un mensaje mediante una historia poderosa y sugerente, algo que desde luego es de agradecer en el cine de hoy.