domingo, mayo 05, 2019

LOS VENGADORES: ENDGAME (AVENGERS: ENDGAME)




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La verdad es que no dice nada bueno del estado de la industria del cine (y audiovisual en general) el ritmo de cadena de montaje con el que Marvel Studios pare sus películas además de todo la cansina y maquiavélica maquinaria de marketing con que arropa sus estrenos, por no hablar de cómo mediante contratos de infinidad de ceros ha conseguido una plantilla fija de estrellas que pululan por las diferentes películas basadas la mítica editorial de cómics y que años atrás cualquier productor o realizador hubiese deseado reunir en algún filme hasta darse cuenta de que aquello era imposible. Bueno, hasta que la ínclita división cinematográfica de Marvel (especialmente después de su compra por la no menos ínclita Walt Disney Pictures, compañía de la que por cierto podríamos redactar parrafadas sobre el dudoso beneficio que está generando últimamente a la industria del entretenimiento con su política de compra de firmas a lo bestia) impuso su modus operandi grandilocuente destinado a producir las películas más taquilleras. Y en ese sentido, esta cuarta entrega de la serie Los Vengadores - aunque cuarta entrega es un decir debido a las concomitancias de esta saga con cualquier otra película de héroes Marvel- trata de ser un filme definitivo dentro de su universo superheróico y un regalo para los fans de estos filmes y por supuesto con idea también de atrapar nuevos espectadores, esto último algo que la mayor parte de sus filmes anteriores en mayor o menor grado lo han logrado. Esto es un negocio, señoras y señores, y aquí ningún esfuerzo para lograr la máxima rentabilidad es lo suficientemente grande. En estos momentos, con una fanbase mayor que las versiones de sus personajes en tinta china (no cabe duda de que estos filmes han ampliando el espectro generacional de los seguidores del universo Marvel) y una positiva inercia en taquilla, Marvel Studios y Disney siguen dispuestos a ir a por nuestro dinero ofreciendo espectáculo y épica bélica- esto último vende inquietantemente bien en los últimos tiempos- sin que por desgracia se altere demasiado el concepto del arte cinematográfico y, lo mas chocante, nadie sienta más deseos de leer cómics.

Los hermanos Anthony y Joe Russo, currelas habituales de Marvel,  ciertamente se marcan un filme que desde el punto de vista técnico y pese a todo, funciona con solvencia y llega incluso a sorprender: escenarios creados virtualmente muy sugerentes, acción filmada con gusto y originalidad, escenas de guerras y combate (en especial la un tanto aparatosa batalla final) deslumbrantes y en definitiva  una puesta en escena destinada a embaucar al espectador que cumple con creces, pero por el contrario el guión, que parte desde donde finalizo Avengers Infinity War (2018), es previsible, simplón y tedioso. Aparecen aquí aparte de la “plantilla fija” (y superviviente respecto a la anterior entrega) de los Vengadores prácticamente todo el panteón de superhéroes Marvel con película encarnados por sus intérpretes de siempre, algunos en papeles mas largos o significativos, otros más fugaces y algunos simples cameos, algo que a buen seguro hará las delicias de sus seguidores. Un espectáculo de efectos especiales y dirección artística enormemente trabajado y poco más que a veces provoca fatiga precisamente por la aparición indiscriminada de personal en mallas o armaduras (Iron Man, Viuda Negra, Ant Man, los Guardianes de la Galaxia, Hulk, Thor, etc.) además de más y mas secundarios, y que por otra parte puede pillar totalmente desprevenido al espectador no familiarizado con los filmes de esta productora y su trama, ya que básicamente esta película es para fans de estos superhéroes