viernes, noviembre 03, 2023

EL CHICO Y LA GARZA (KIMITACHI WA DÒ IKRU KA)

 


****  y 1/2

Cada vez que llega a las pantallas un nuevo filme de Hayao Miyazaki al amundo occidental no solamente la cada vez más amplia comunidad amante del manga se llena de emoción y regocijo, en los últimos años todos los amantes del cine de animación y prácticamente los cinéfilos en general muestran su entusiasmo ante un nuevos estreno del más grande creador de dibujos animados japonés vivo que una vez más ha firmado una excelente cinta. Aunque El Chico y la Garza no llega al magisterio de clásicos de Miyazaki como Nausicaä del Valle del Viento (1984) La Princesa Mononoke (1987) o El Viaje de Chihiro (2001), este es de nuevo un elaboradísimo trabajo que conjuga poesía visual con preciosismo narrativo en clave de mitología y simbolismo. Una nueva sugerente historia fantástica de regusto inequívocamente nipón que como siempre tratándose de de Miyazaki consigue atrapar al espectador desde el primer momento trascendiendo públicos y edades, y es que considerar la filmografía de Hayao Miyazaki como cine infantil es un rotundo error. 

Basada en una novela de Genzaburo Yoshino esta es una historia de maduración con trasfondo fantástico en donde el preadolescente Mahito, devastado por la pérdida de su madre en un incendio, debe iniciar una nueva vida junto a su padre en el Japón rural de 1943 (en plena II Guerra Mundial) abandonando Tokio. El progenitor de Mahito, un rico fabricante de munición, se ha casado con la hermana de su esposa fallecida, Natsuko, una mujer fascinante pero intrigante y el muchacho no parece adaptarse bien a su nuevo entorno. La llegada de una misteriosa garza parlante a la habitación de Mahito parece ser una especie de reto o prueba para el chaval y no tardará en surgir una misteriosa búsqueda que abrirá literalmente un universo paralelo (cuyo acceso está en una misteriosa torre que el tío abuelo de Mahito mandó construir mucho tiempo atrás) en donde los prodigios, los peligros y los encuentros con lo absurdo y extraordinario se suceden al tiempo que el protagonista irá descubriéndose a si mismo y a su destino al tiempo que averiguará  la verdadera historia de su familia en donde su madre, su tía- que ha desaparecido misteriosamente y su tío abuelo son la clave. Son muchísimos los símbolos, las sugerencias y los elementos y objetos poéticos de todo tipo que surgen por doquier en esta historia- siempre con una prestancia visual apabullante y bellísima- y ene se sentido el espectador que se entregue más o menos a ellos disfrutará de lo lindo. Sobra decir que nos encontramos con escenarios y fondos realmente grandiosos y de gran calidad artística donde fluye una animación casi perfecta y las vistosas  tonalidades cromáticas del anime japonés, aunque hay que señalar que la gran novedad -y una de las principales virtudes- en este aspecto es la fijación por el elemento arquitectónico (edificios) y decorativo (mobiliario, objetos, obras de arte) que preside gran parte de las imágenes, y sin olvidar por supuesto los paisajes naturales que una vez más cumplen un papel estelar.

El mensaje pacifista de la película (ambientada no olvidemos en una época de guerra en donde Japón sufrió bastante) resulta atemporal y universal muy adecuado también para estos tiempos: se recalca la necesidad de hacer el bien y de huir del mal y de la destrucción. Mahito deberá rechazar todo tipo de odio y de ambición y comprender el amor a sus seres queridos, siempre bajo el fantasmal recuerdo de su madrere que cada vez se le hará más real y aún teniendo que aceptar la compañía en su búsqueda de un ser aparentemente amoral y siniestro con un punto decididamente grotesco como esa garza semihumana que pretende ser su nuevo mentor. La verdad es que es necesario ver esta película si se quiere comprender realmente lo que significa más allá de las palabras. Una vez más Hayao Miyazaki vuelve a mostrar su grandeza. 

jueves, noviembre 02, 2023

VIDAS PASADAS (PAST LIVES)

  

*** y 1/2

Puede que parezca demasiado occidental para tratarse una película de Corea del Sur, pero Past Lives, coproducción surcoreana-estadounidense que triunfó en Sundance, como drama sentimental resulta más que convincente gracias a superar clichés del género (si, occidentales) por su trasfondo poético y filosófico. Y todo sin salirse de coordenadas costumbristas y mostrando un melodrama amoroso maduro y con su intríngulis. Celine Song, directora coreana afincada desde hace algunos años en EEUU y que cuenta con una reducida filmografía (este es su segundo largometraje) echa mano de datos autobiográficos -básicamente a la hora de componer a la protagonista femenina- para contar una historia de amor imposible en tres épocas y cada una de ellas con doce años de diferencia. Na y Hae, dos críos de 12 años que viven en Seúl están platónicamente enamorados pero cuando la familia de ella emigra a Norteamérica el contacto se pierde dejando a ambos devastados (sobre todo a Hae). Doce años después Ne se hace llamar Nora, es ciudadana estadounidense y es una aspirante a dramaturga. Hae se reencuentra con ella vía Facebook y ambos comienzan a contactar con frecuenta por Skype, con sus vidas totalmente diferentes la una de la otra. Ya doce años mas tarde, con 36 años y un cúmulo de vivencias detrás (con Nora casada) la pareja de amigos después de un largo periodo sin saber el uno del otro se reencuentra en Nueva York y todos los lo que puedo ser y no fue y todo el recuento de posibilidades perdidas empiezan a aflorar. El destino y la causalidad terminan emergiendo como los temas de la película, combinando discursivamente la filosofía oriental con el un racionalismo más práctico y sin en ningún momento comerse esa dialéctica la accesibilidad de la película, un trabajo que con sus diálogos sensibles y jugosos casa más con un drama tradicional de regusto intimista y lírico.

Greta Lee y Teo Yoo están perfectos en sus papeles de Nora y Hae adultos haciendo perfectamente creíble una historia de amor frustrado marcada por elipsis y también silencios de los personajes. Hay varios momentos de extraña y velada emotividad que resultan más gratos y sugerentes que cualquier aspaviento melodramático fácil  y conforme avanza la historia, ese puzzle sin completar que vemos durante toda la película si bien no se concluye va tomando cada vez más sentido. Rodada en inglés y coreano y con una suntuosa fotografía preeminentemente urbana, Past Lives apuesta por situarse dentro del cine independiente USA para en realidad hacer una película más bien oriental y la jugada ha salido muy bien. Puede que en algunos momentos flojee en su intensidad pero en su conjunto este filme deja muy buen sabor de boca